viernes, 23 de octubre de 2015

CAPITULO 21

–Deberías…– dijo mientras se mantenía cerca de mis labios. – Deberías llevarme a conocer a tu madre. – dijo y sonrió. Quedé con mis ojos abiertos de par en par.

– ¿Qué? – dije en shock.

–Sí, así como escuchaste. – me dijo sonriendo y se alejó un poco de mi para mirarme completamente.

–Bueno yo… no creo que sea un buen momento…– lo mire. – Sabes ella… escucho cuando mi padre dijo que tú eras un delincuente. – lo mire por debajo de mis pestañas. – suspire. – No es que me avergüence de ti ni que

–Entiendo. – dijo. Tomó mi mentón y me alzo un poco el rostro. – Entiendo perfectamente, no te presionare con esto. – dijo y deposito un beso en mi frente, sonreí un poco triste y apenada por él. – Está todo bien, no seas tonta. – dijo sonriendo. Suspiro y nos mantuvimos un momento en silencio. Miramos el lugar detalladamente, aunque el silencio no era incómodo para nosotros logre sentir que él si estaba algo preocupado o incomodado. Lo mire, él suspiro. – Nena… puedo preguntarte algo. – Pregunto con sus ojos u poco entrecerrados por la luz del sol que le molestaba. Asentí. – Bueno sé que… es algo extraño… pero siempre me lo pregunte. – me miro preocupado.

– ¿Qué es? – le pregunte sonriendo un poco.

–Alguna vez…– suspiro. – No quiero que te ofendas por lo que te preguntare…– me miro a los ojos, asentí. – ¿Alguna vez estuviste con Austin? – me pregunto mirándome a los ojos.

Asentí seriamente. Él me miro con sus ojos abiertos como platos. Rompí en risa. – ¡NO SEAS TONTO! – dije riendo. – Por supuesto que no…– dije riendo. Él relajo su posición, reí más.

–Ibas hacer que odiara al pobre. – dijo sonriendo y mirándome con ojos entrecerrados.

–No seas idiota. – dije riendo.

– ¿Supongo que si lo besaste o no? – dijo suspirando como si se resignara a un sí. Baje la mirada, me había llevado a recordar la última vez que lo vi.



“”
“–Estás loca. – dijo y tomo mi rostro entre sus manos para depositar un beso en mi mejilla como siempre lo hacía. Pero esta vez no gire mi cabeza y nuestras miradas se engancharon.

–Te quiero también. – le dije. – Te quiero demasiado. – él sonrió, supe por el brillo en su mirada que era algo que llevaba esperando. Sonreí y me coloque de puntillas pegando mis labios con los de él.
Él se mantuvo un momento quieto pero luego sus labios se movieron junto a los míos y supe que esto era lo que debía pasar, volví al suelo y él se inclinó hacia mí, se detuvo luego del beso y me miro a los ojos, sonreí y él hizo lo mismo. – Estás loca sabes. – dijo él en un susurró, reí.

–Lo sé. – dije.

Él colocó sus manos en mis caderas y me llevo hacia él, yo reí y me tomé de su cuello, comenzamos a besarnos nuevamente mientras sonreíamos a veces, sus manos apretaron fuerte mi cadera y mi cuerpo se estremeció un poco. Él me soltó y se dio la vuelta camino hasta la puerta de la habitación y pasó el seguro me miro y sonrió, reí traviesamente, estábamos loco por este paso que estábamos dando.

Él se apresuró a llegar a mí y me cargó, enrede mis piernas alrededor de él y caímos en la cama, reímos y continuamos besándonos. Él se encontraba encima de mí, acaricie su cuello y él mi cintura, continuó besándome y de repente en un momento… rompimos en risa, él se bajó de encima de mí y quedo acostado a mi lado. – No podemos. – dijo él sonriendo.

–Cierto. – dije y suspire luego de reírme. – ¿Cómo se supone que haremos en la luna de miel?

–Te eh dicho que he encontrado la solución. – dijo sonriendo.

–Bueno…– dije y suspiré. – Besas bien…– dije sonriendo.

–Tú…– me miro. – Estás loca. – dijo riendo. Reí. – Tú también besas bien. – me dijo y tomo mi mano depositando un beso en ella. Nos sentamos aun riendo y lo mire. – Debo irme. – me dijo. – Debo dejarte descansar…– me miro a los ojos. – Me alegra saber que me quieres tanto como yo a ti…

–Si…– dije en un suspiró.

–Bueno… descansa ¿vale? – me miro. – Mañana será un día duro. – dijo.

–Lo sé. – dije con un bostezo.

–Bueno…– me miro a los ojos. – Te quiero ___ Jess, eres la mejor persona que eh conocido. – dijo y deposito un beso en mi frente.

–Te quiero más Austin Norris. – dije y también deposite un beso en su frente haciéndolo reír.

–Estás loca. – me repitió sonriendo. – Adiós ___, te quiero. – dijo y me abrazo, lo abrace y se levantó de la cama.

–Te veo mañana. – dije y le guiñe el ojo y sonriéndole.

–Descansa. – dijo saliendo de mi habitación y cerrando la puerta tras de él.”
“”


–Si lo bese…– dije mirándolo. – solo una vez. – él me miro con sus ojos abiertos. – Fue la noche antes de la boda…– trague grueso y baje la mirada. – Al parecer él presentía todo. – lo mire.

– ¿Presentía? – preguntó. – Quizás ya él sabía lo que iba a pasar.

–No. – dije y sonreí con nostalgia. – Él supo lo que iba a pasar cuando se fue a su casa así que…– suspire. – Bueno…– sonreí mirando a Justin para no llorar. – Supongo que tu si has besado demasiado a Susanita. – dije sonriendo, él sonrió.

–Hasta más no poder. – dijo suspirando y sonrió satisfecho, abrí mi boca y lo mire. Él rio.

–Te matare Bieber. – le dije. Él rió y me tomo las manos cuando fui a darle unos golpes.

–No seas tonta. – dijo riendo. – ¿Qué se supone que hiciera? Soy hombre. – se encogió de hombros riéndose sin soltarme las manos.

–Suéltame. – dije comenzando a molestarme.

–Nena. – dijo halándome por las muñecas de mis manos hacia él. – Si lo hice, pero cada vez pensé en ti…– dijo mirándome. – baje la mirada molesta. – No le permitía dormir conmigo en mi habitación. – Me miro, le mire, eso había llamado mi atención. – Siempre la mantuve lejos de mi habitación, sien algún momento estuve con ella fue en donde ella se quedaba. – aunque él estaba siendo sincero sentía celos profundos porque se había acostado con ella. – Fue tan ilusa…– sonrió. – Ella quería que nos casáramos y todas esas cosas. – suspiró sonriendo. – Un día me pidió que comprara una casa para los dos, donde no estuvieran los chicos…

–Pero tú tienes tu casa…– dije en voz baja.

–Exacto. – dijo él, y soltó él agarre de mis manos pero las mantuve allí sintiendo sus caricias. – Pero jamás quise llevarla allí. – me miro a los ojos. – Tuve momentos contigo allí en esa casa que… ni yo los quería borrar…– suspiró. – Desde que tu padre te llevo… no eh pisado esa casa.

– ¿En serio? ¿Por qué? – pregunte asombrada.

–Porque sabía que me haría daño, más daño a mí mismo, ir y recodarte, no tenerte…– sonrió con nostalgia.

–Pero ahora me tienes. – dije sonriéndole, él sonrió con ganas asintiendo. Y verle así, me trajo un recuerdo a la memoria que me hizo encogerme de hombros.


“”
“Me desperté por la claridad que pegaba en mi cara, fruncí el ceño en mi habitación nunca me pega la luz en la cara. “¿Me habré dormido con la luz encendida?” respiré y abrí un poco los ojos. Mientras miraba a un lado y me encontraba con una gran ventana. Abrí mis ojos sin importar lo que la claridad me molestara, el aire frío entraba por la ventana moviendo sus cortinas. “Mierda. Mierda. No fue un sueño.” cerré mis ojos. Y tapé mi cara con mis manos. “Me eh jodido” dije. Y volví abrir los ojos y a mirar alrededor. Estaba sola. Mordí mi labio. ¿Dónde estará él? Deje salir una gran respiración y trate de mover mis piernas, lo cual me hizo sentir como si en cada una de ellas tuviera kilos de piedras, me dolían como si hubiese corrido un gran maratón. Y mi entrepierna me dolía como nunca. Pero un dolor que podía soportar. Volví a morder mi labio y me senté. Me dolía allí abajo, suspiré. “Te ha hecho mujer” me dije a mi misma, sonreí y me sonroje. Me fije que no estuviera mientras aun yo sostenía el cobertor a mi cuerpo. Mire mis piernas y me di de cuenta que llevaba sus bóxer. Sonreí y sentí toda la sangre acumularse en mis mejillas. Mire hacía al frente donde en un sofá estaba mi ropa interior ya seca. La tome en mis manos y me dirigí al baño con el cobertor enrollado en mi cuerpo. Luego de pasar un rato en el baño, donde aproveche de darme una ducha sin mojar mi cabello, secarme rápidamente y poner mi ropa interior. Me detuve en el lavabo y lave mi cara, luego tome un poco de pasta de diente y la metí a mi boca para luego restregarle contra mis dientes con mi dedo índice, enjuague mi boca y salí, aun enrollada en el cobertor.

Camine hasta él sofá donde estaba la franelilla que él me había ofrecido la noche anterior. La puse sobre mi cuerpo, me dirigí a la puerta de la habitación la cual estaba un poco abierta, salí y me dirigí a las escaleras. “¿Qué hora será?” me pregunte. En lugar de preguntarme donde se encontraba Justin. Termine de bajar las escaleras con la molestia en la entrepierna pero ya me acostumbraba. Fui hasta el mueble y me acerqué a mi sobretodo. – Buenos Días. – escuche detrás de mí, lo cual me hizo sobresaltarme. “Mierda” dije para mí misma. Me di la vuelta para tratar de localizarlo con la mirada, estaba a un poco de distancia, sentado sobre un banco de madera frente al mesón de lo que se veía como cocina. Deje salir mi respiración, yo necesitaba que no me viera con su franelilla. Pero no fue así.

–Ho.Hola... – le dije. Él sonrió, dejándome sin aliento. –Buenos Días... – le dije. Aun detenida en mi lugar, como una estatua de yeso.

Lo vi ponerse de pie y dejar la taza que porcelana que tenía en su mano sobre el mesón. Vi que se encontraba descalzo al igual que yo. Con unas bermudas. Las de anoche. Que le caían perfectamente en su cadera. Estaba sin camiseta. Tragué grueso. Él sonrió ya cerca de mí. – Aun te sonrojas nena. – dijo mirándome sin dejar de sonreír. – Anoche se me olvido decirte algo. – le mire sin entender. – Si hay algo que supere tu imagen en ropa interior. – sonrió tomándose la barbilla y luego me miro otra vez. – Tú en mi cama desnuda con mi ropa interior. – Asentí tratando de que no se notara que me afectaba sus anécdotas sobre mí. Él me paso por un lado, pero sentí su mano en mi abdomen, para luego sentir irme con él hacía atrás donde caí sentada sobre sus piernas. Y él sonreía. Me sentía como una prostituta. “Te lo dije antes de que te entregaras a él” me comentó mi conciencia. “Lo sé. Y decidí mandarte a la mierda, donde puedes irte ahora mismo”. Suspiré. – No estés nerviosa nena. – dijo. Le mire.

–Justin... – dije con un poco de preocupación y mucha pena, lo mire.

–Dime. – me dijo haciéndome hacía atrás dejándome acostada sobre el sofá. Y la mitad de su cuerpo sobre mí. Rozo sus dedos con la parte cercana a mis ojos mientras acomodaba un mechón de cabello. “Porque eres tan bello”.

–Yo... – lo mire. Trague grueso. – Bueno... yo…

–Dime lo que quieres decirme. – dijo ya serio, preparado para escuchar.

–Yo, no quiero que te lleves una mala imagen de mí. – dije rápidamente mirándolo.

– ¿Por qué piensas que será así? – preguntó con su ceño fruncido y se sentó.

–Sucede que... – me senté poco a poco, pero mis piernas aún permanecían encima de las suyas. – No quiero que pienses que me voy con cualquier en la primera oportunidad que tenga, lo digo por lo que sucedió anoche. – lo miré preocupada. – Yosoyviergen. – le dije rápidamente. Él me miro con los ojos abierto y una sonrisa comenzaba a formarse en la comisura de sus labios. – Bueno lo era, hasta ayer. – lo miré. Él asintió tratando de ocultar su sonrisa. Me sentía más que avergonzada ahora. – Es en serio Justin. – lo miré seria. Él reventó en risa. Me quede sin entender. Él puso su mano en su rostro mientras su piel se tornaba rojiza. Sus carcajadas se escuchaban en toda la casa. Fruncí mi ceño, empecé a sentir ganas de llorar, impotencia, pena por mí misma, hasta ganas de matarlo. – ¿Qué es lo que te causa tanta risa? – pregunté sería y pasmada.

–Nena... – rió. Y luego se calmó. – Nena yo lo sabía.

– ¿Que sabías? – le pregunté con mis ojos abiertos.

–Anoche. – me dijo ya tranquilo solo sonriendo. – Me di de cuenta que era tu primera vez.

– ¿En serio?

–Si... – dijo él respirando. Me miró. – Nunca me llevaría una mala imagen de ti, eres muy buena como para hacer algo malo, aparte de juntarte conmigo. – sonrió, mis labios formaron una leve sonrisa. – No te preocupes por eso, ¿vale? – me preguntó mirándome a los ojos mientras tomaba mi mentón para que lo mirara y sus cejas se alzaban.

–Vale. – dije tímida ante su mirada.

–Me alegra ser el primero en tu vida nena. – dijo y me dio un guiño.

–Oh, cállate. – dije riendo y lance mi mano hacía él. Él rió.”

“”