El celular comenzó a sonar con la alarma que me indicaba la
pastilla del tratamiento, fruncí mi ceño aun dormida y estire mi brazo hasta la
mesita de noche, tome el celular y apague la alarma, suspiré más adolorida del
cuerpo que el día anterior pero menos adolorida en mi vientre. Me gire aun con
mis ojos cerrados y extendí mis brazos para tocarlo, pero no fue así, abrí mis
ojos y fruncí mi ceño por la sorpresa, mis manos estaban sobre una hoja de
papel. Abrí mis ojos y la tome rápidamente para verla, o mejor dicho leerla.
“Linda, espero te sientas un poco mejor que ayer, no pude dormir, me
pase toda la noche pensando en lo que ha sucedido, y de verdad, lo siento
mucho, creo que debo darte tu tiempo, necesitas repararte, me gustaría
ayudarte, pero… me iré del país, buscare mejores cosas que hacer, deje mi arma
porque pienso no necesitarla, quiero prepararme y ser la persona que te
mereces, volveré, y para ese entonces, espero estés lista o dispuesta a empezar
conmigo. Te amo, jamás dejaría de hacerlo. Cuídate, te extrañare.” – JUSTIN.
Más debajo de la hoja de papel citaba unas palabras de una
serie que yo conocía. Fue eso lo que rompió mi corazón.
“Algo ha cambiado en
ti, por mí, estás distante, fría, y no sé qué he hecho, pero… te dejare sola
por ahora, si es lo que quieres, ¿es lo que quieres? ¿Sabes porque te dejare
sola? Porque me importan tus sentimientos, más que los míos.”
Me quede quieta, mantuve mi respiración, pude sentir mi
corazón terminar de romperse, mire a mi alrededor, el frío me inundo, me sentía
sola, deje escapar unas lágrimas, había dicho que no estaba bien con él, pero
si él se iba no estaría mejor. Solté un largo suspiro, sentí agujas en mi
garganta por aguantar las ganas de llorar y gritar como un bebé. Definitivamente
se había ido, suspire, no había nada de él a mi alrededor, solamente su arma en
la mesita de noche.
Me levante, todo a mi alrededor lo sentía frío, camine hasta
el baño, tome un aseo personal, lave mis dientes, salí y tome el tratamiento, fui
hasta la cocina. Unas palabras sobre una servilleta de papel “Cómelo
todo” lo tomé y debajo se encontraba una tortilla, unas manzanas
picadas junto a otras frutas como una ensalada, sonreí mientras derramaba unas
lágrimas, me senté allí, sola, mientras comía y permanecía en el silencio que
me rodeaba. Mi mirada se fijó en el arma ¿Qué haría con ella? No podía dejarla
allí, mi madre podría llegar y se asustaría demasiado…
Lo comí todo como decía la nota aunque no tenía mucho
apetito, era como recibir sus órdenes, camine hasta la cama acercándome a la
mesita de noche donde estaba el arma, fui hasta el closet y tome una caja de
zapatos, la guarde allí y guarde la caja donde nadie la pudiera agarrar, detrás
de otras. Me mantuve un momento allí y por algún error cayeron sobre las cajas
de zapatos las pequeñas cajas de pastillas abortivas, las mire un momento, las
tome y las lleve hasta la papelera del baño. No fue mucho lo que hice, solo
estar acostada y ver el capítulo de AHS, mi episodio favorito, el de Tate y
Violet. Llore cuantas veces lo vi, desee mil veces que la puerta de mi
departamento sonara y que Justin llamara, pero no podía hacer nada, lo había
sacado yo misma de mi vida. Llego la noche, me bañe, me coloque nuevamente la
pijama. Y volví a la cama, comí un poco de helado que había en el refrigerador,
suspire. Mi celular llamo, mire el número Lucky, no conteste, lo deje sonar, no
quería hablar con nadie, quería estar sola, realmente no, pero no quería otra
compañía que no fuera él, y me di de cuenta que no disfrute por completo los
momentos junto a él, deje que todo se metería en nuestras vidas, no me permití
ser feliz con él así lo mereciéramos o no, somos humanos, cometemos errores,
una y otra vez. Debí permitirle intentarlo, debí permitirme intentarlo cuantas
veces pudiera, sin importar salir herida una y otra vez, sería con él, pero
había aceptado el punto del cansancio, porque sabía que había pasado el punto
de soportar todo, pero si era por él… debí haber sabido que tenía que resistir.
Los días pasaron, faltaba una semana para noche buena, mi
mamá había venido un par de veces, su constante “No has comido te estas
rebajando de peso” no faltaba diariamente.
Yo solo, probaba la comida y la dejaba a un lado, Lucky… llego esa tarde
al departamento.
– ¿Qué me estás diciendo? – lo miré sorprendida.
–Tengo dos pasajes para Australia. – me miro a los ojos. –
No puedo dejarte acá ___, quiero que disfrutes, escuche el rumor de que él
salió del país, porque no puedes tu hacer lo mismo, darte la oportunidad… darnos
la oportunidad. – tomo mis manos mientras permanecía de cuclillas frente a mí.
Pensé un momento, Justin ni siquiera había contestado
algunos mensajes que le había enviado, ni me respondía las llamadas, suspiré
sin ánimos. – No tengo planes para noche buena. – dije encogiéndome de hombros.
–Perfecto…– sonrió él, le devolví la sonrisa sin mucho ánimo.
– Pasare por ti a las siete. – me dijo colocándose de pie y tomando mi rostro
entre sus manos para darme un beso en la cabeza, quise sonreír pero fue más una
mueca. – Empaca solo lo necesario. – dijo sonriendo, asentí sentada en la
orilla de la cama. Él atravesó mi apartamento felizmente y tomo su chaqueta que
estaba en la mesa de la cocina, lo escuche despedirse de mi madre y lo vi irse
cerrando la puerta tras de él.
– ¡MI NIÑA ESTOY MUY FELIZ POR TI! – gritó mi madre casi que
corriendo hasta a mí y abrazándome. Entrecerré los ojos. – Me alegra que salgas
hacer algo con tu vida. – No le respondí, ella sabía que últimamente odiaba que
se comportara así, estaba comenzando aceptar a Lucky, hasta ella había hablado
de que podía casarme y hacer una familia, y todas esas cosas con él.
Me mantuve en silencio, no hable con ella, nada, en una
maleta guarde unos pantalones, unas camisetas, unos suéter y unas zapatillas.
Termine de arreglar la maleta y ya eran las 6:30pm, me quedaban solo 30
minutos, entre a la ducha me bañe, luego me vestí, me coloqué unos pantalones
con un suéter ajustado al cuerpo color blanco, coloque unos botines de tacón
alto color negro, y tome el sobretodo color negro, mire mi celular y lo guarde
en una cartera, donde llevaría mi cepillo de dientes, una crema dental, mis
pinturas, los auriculares, y el cargador, por supuesto.
La puerta de mi departamento sonó y fui abrirla, mi madre ya
no estaba en casa se había ido hace un par de horas. Abrí la puerta y estaba
Lucky sonriéndome, le devolví la sonrisa. – Espero ya estés lista. – me dijo
mientras me veía caminar hacia la peinadora.
–Ya casi termino. – le dije mientras recogí en mi cabello en
un moño algo desordenado, algo elegante, coloque unos aretes y lo mire. – Listo.
– le dije y tome mi cartera.
–Estás hermosa. – me dijo, sonreí, él tomo mi maleta y salió
de departamento, mire por última vez mi departamento antes de salir, apagué las
luces, cerré muy bien la ventana, desconecte todo menos el refrigerador, y salí
del departamento cerrando la puerta tras de mi con seguro. Camine por el
pequeño pasillo, baje las escaleras y vi a Lucky terminar de cerrar la maletera
de su auto. Me espero al lado del auto con la puerta abierta, sonreí, subí y él
cerró la puerta, paso por delante del auto y subió, suspiro luego de cerrar la
puerta. – Nos aventuraremos juntos. – sonrió. Asentí devolviéndole una pequeña
sonrisa.
*FABIANA*
–Fabi de verdad, necesito hablar contigo…– me miro Ryan
serio, reí era extraño verlo serio, al menos conmigo.
–Anda, dime. – le dije y tome la copa con agua para darle un
sorbo. Estábamos cenando en un restaurant muy elegante. – Si quieres un hijo…–
mire a mi alrededor. – Sabes que quiero trabajar, tener un empleo, mis casa…–
le dije, porque por algo se debía a que me sacara a un lugar tan caro.
–No es eso. – sonrió. – Bueno, no ahora. – Reímos. – Ve…– se colocó de pie y camino un poco hasta mí.
Me miro.
– ¿Me sacaras a bailar? – lo mire pasmada. – Sabes que no se
bailar bien, pasare pena…
–Cállate de una buena vez. – dijo sonriendo y negando con un
movimiento de cabeza. Lo vi suspirar y apretar sus manos, fruncí mi ceño, ¿me
daría un golpe? No le pregunte o volvería a mandarme a callar. Lo vi inclinarse
y ponerse sobre su rodilla izquierda. Abrí mi boca y mis ojos se cristalizaron
rápidamente. – ¿Quieres casarte conmigo? – mostró un pequeño cofre de
terciopelo rojo, lo abrió y se mostró un hermoso anillo, muy fino, color
dorado, con tres piedras pequeñas brillantes, comencé a llorar mientras llevaba
mis manos a mi rostro cubriéndolo. – Hey…– lo escuche decir, lo mire y él
sonreí.
–Si. – dije llorando de felicidad. Él sonrió, le di mi mano
izquierda y él coloco el anillo, lloré más, y escuche unos aplausos alrededor.
Él se colocó de pie al terminar de colocar el anillo y yo me levante para
abrazarlo. Él solo sonreía, yo no podía dejar de llorar, era hermoso lo que
estaba viviendo. – te amo. – dije llorando.
–Te amo más Fabi. – depósito un beso en mi cuello. Me separe
un poco de él para mirarle y darle un besos en los labios, escuche las personas
aplaudir y gritar, sonreí y me separé para verlos.
– ¡FELICIDADES! – se escuchó por varios lados, reí y asentí,
me senté y seque mi rostro, Ryan se sentó, esta vez rodó su silla para estar
más cerca de mí.
–Quiero que sea lo más antes posible. – me dijo sonriendo,
asentí. – La fiesta de compromiso será el día de noche buena, me parece buena
idea reunirnos todos por ser noche buena y por otra ocasión. – sonrió.
–Es demasiado rápido, no podre planearlo todo. – dije
preocupada.
–Nena, lo llevo planeando desde mucho antes, mis primas ya
casi tienen todo listo para noche buena. – sonrió, abrí mis ojos de la sorpresa.
– Solo… debes comunicarte con quien quieras invitar…– sonrió encogiéndose de
hombros.
–Es lo más hermoso que has hecho Ryan. – me incliné para
darle un beso. Él sonrió.
–Te lo mereces cariño. – acarició mi mano. Me encogí de
hombros mientras miraba el anillo en mi dedo.
–Es hermoso, gracias. – sorbí mi nariz para no llorar otra
vez.
*___.*
–Es hermoso. – dije fascinada mirando a mi alrededor,
estábamos dentro de la Opera de Sydney. Tan hermosa por fuera como por dentro.
–Dije que no te arrepentirías.
–El museo de ayer no me gustó mucho. – dije siendo sincera.
– Pero este lugar me encanta.
–Quería sorprenderte, tengo varios lugares planeados para
visitar. – sonrió. – Quiero que disfrutes este viaje. En noche buena, tengo
algo que te encantara. – me abrazó y yo
me encogí dentro de su abrazo. Me había hecho sentir muy bien, no había
olvidado a Justin del todo, pero… no me dolía recordarlo.
Ya teníamos una semana en Australia Sydney, incluso nos
faltaban solo dos días para dos semanas y para el día de Nochebuena. Suspiré en
un abrazo de Lucky y le sonreí, él a veces me sorprendía, sabía lo que me
gustaba e incluso hablábamos de cosas que realmente me interesaban y no me
aburrían, él era algo… ¿Perfecto? Y por qué no, si tenía una carrera, era
abogado, era hermoso, un buen físico, conocía muchas personas, representaba… me
representaba, era alto, manos… no tan grandes pero eran lindas, olía bien, y…
me protegía, sabía que me interesaba y que no, ¿Qué más podía pedir? Él podía
ser el hombre perfecto para cualquier mujer.
El aire frío entro por debajo de mi vestido de algodón, era
largo hasta por debajo de mis rodillas, nos manteníamos afuera del mueso viendo
el hermoso puente que teníamos al frente. Me encogí de hombros y él como todo
un caballero quito su chaqueta y la coloco por encima de mis hombros sonreí. –
Me gustaría decirte algo…– comentó, subí mi mirada hasta él y asentí sonriendo.
Pero antes de que él pudiera pronunciar algo... mi celular sonó.
–Disculpa. – dije separándome un poco de él y dando unos
pasos hacia atrás mientras sacaba mi celular de la cartera y veía el número en
pantalla. – Fabiana…– susurré que solo yo pude escuchar.
– ¿Sí? – contesté.
– ¡___! – habló emocionada.
–Hola…– sonreí aunque no me veía, tome la barandilla fría.
– ¡Espero estés bien! ¡Estoy muy feliz!
– ¡¿Cuéntame por qué?! – pregunte emocionada.
– ¡ME VOY A CASAR! – gritó.
– ¡¿QUÉ?! – dije y mi mandíbula casi cae al suelo. –
¡CUÉNTAME! ¡¿CUÁNDO TE LO PROPUSO?!
–Hace días…– contesto más calmada. – Pero… te llamo para
decirte que serás mi dama de honor ¿quieres?
– ¡POR SUPUESTO QUE SÍ! – dije emocionada.
–La boda será en día de nochebuena, ese día… en la noche…
será la fiesta de compromiso…
– ¡¿TAN DEPRISA?! – me sorprendí más.
–Si. – contesto. – ¿Puedes verdad?
–Por supuesto. – conteste sin pensarlo. – Estaré allí el día
de tu boda. – sonreí.
– ¡BIEN! Porque ya tengo el vestido que usaras.
–Gracias. – dije sonriendo. – ¿A qué hora es la boda? –
pregunte.
–En la mañana, bueno a eso de las once… ya mediodía. –
asentí aunque ella no me veía.
– ¿Y dónde te veo?
–Ve al club “Casa Grande”… es como una cabaña y estaré allí,
en el patio trasero que es gigante será la boda así que debes alistarte conmigo
allí.
–Perfecto, estaré allí a primeras horas de la mañana.
–Te espero.
–No faltare por nada del mundo.
–Oka, te amo, bye. – me dijo haciéndome sonreír.
–Te amo más idiota.
– ¡El feo de Lucky no está invitado! – dijo antes de que yo
colgara.
–Con gusto ira, le diré. – dije y colgué. Me gire a mirar a
Lucky quien esperaba pacientemente recostado a la barandilla.
– ¿Nos iremos? – dijo con desanimo.
–Lo siento. – me encogí de hombros. – Mi mejor amiga se
casara. – lo mire a la cara.
–Está bien, saldremos mañana temprano para estar en la noche
allá. – me dijo sonriendo, asentí feliz.
–Perdón por arruinar nuestros planes. – lo mire.
–No te preocupes, los tendré en la lista por si volvemos a
venir. – me sonrió, asentí.
– ¿Qué es lo que me querías decir? – pregunté abrazándolo y
mirándolo.
–Nada. – negó divertido con un movimiento de cabeza. – Luego.
– beso mi cabello. – Deberíamos irnos a empacar las cosas…
–Creo que llevare una maleta de más con las cosas que me has
comprado sin necesidad.
–Te las mereces. – sonrió.
–Estás loco, pensare que estas obsesionado con las compras.
–Nada de eso. – rió.
++
El vuelo había sido algo largo, estaba sin dormir y ya era
de noche, Lucky me llevo hasta mi departamento, mire a mi alrededor, todo seguía
igual como lo había dejado, despedí a Lucky y fui hasta mi cama y me lance
allí, antes de quedarme dormida me quite algo de ropa y las botas, cerré mis
ojos pesados y deje de escuchar todo.
Brinque al escuchar la alarma de mi celular a las 6 am.
Estuve a punto de dar un gritó, el clima era algo cálido a comparación al clima
de Australia que era congelado, más en esta temporada de navidad. Me levante
algo dormida y fui hasta el baño, extrañaba mi departamento, encendí el
calentador de agua y me bañe rápidamente, lave mi cabello, mis dientes, todo.
Salí del baño, enrolle una toalla en mi cabello y me coloqué unos pantalones, las
botas, un suéter, solté mi cabello lo sequé un poco y coloqué un gorro tome mi
cartera guarde mi maquillaje y mi celular, tome mi sobretodo, fui a la cocina
rápidamente me hice unas tortillas, las comí, corrí al baño y cepille mis
dientes, tome mis cosas y salí de mi departamento cerrando con seguro la
puerta.
Baje rápidamente las escaleras y fui hasta la cera, espere
un taxi, Lucky me había escrito que no podía llevarme. Así que… me movilice
sola, aunque sospechaba que quizás él no asistiría a la fiesta de la boda,
incluso a la boda.
El taxi tardo un poco en ubicar el lugar hasta llegar
correctamente a la cabaña. Le entregue el dinero y le agradecí, baje del auto y
mire, la “Casa Grande” parecía una mansión, sonreí al ver a Fabiana venir
correr hacia mí. – ¡PENSE QUE NO VENDRÍAS! – dijo emocionada abrazándome y
derramando algunas lágrimas.
– ¡Te dije que vendría! – La abrace fuerte.
– ¡VAMOS DEBEMOS ARREGLARNOS! – me tomo del brazo y me hizo
correr hacia adentro junto a ella.
Habían muchas personas en la habitación, y todos solo para
arreglarme a mí y a ella. Me sentí emocionada por el hecho de que ella se fuera
a casar, Ryan… él realmente era un buen chico y la amaba. Yo en cambio… Suspire
y recordé a Austin, me dio algo de nostalgia, pero no lo mencionaría, no era
momento para hacer sentir mal a la novia. – ¡HERMOSO CABELLO! – dijo un
estilista con acento francés cuando tomaba mi cabello en sus manos, sonreí
sonrojada, una coleta de medio lado, algunas ondas que caían sobre mi hombro
como cascada, unos aretes algo brillantes, un pequeño collar (regalo de
Fabiana) el collar mantenía nuestros nombres; un vestido color salmón que era
largo, se deslizaba por el suelo sin dejar ver mis tacones, sonreí feliz por
cómo había quedado, el maquilla y el peinado eran espectaculares, me quede un
momento mirándome en el espejo, no podía negarme a sentirme feliz por mi mejor
amiga. Suspire y mire mis manos, mire mi celular, ningún mensaje, nada. Apreté
mis labios y saqué todo de mi mente, no estaría mal, no estaría molesta ni
nada. Me fije en la hora y eran las 10:30am. – ¡FALTAN TREINTA MINUTOS! – gritó
el “jefe” de los estilistas que se encontraban allí, a Fabiana le estaban
terminando de colocar el vestido, sonreí al verle, ella dio un suspiro de
relajación y se dio la vuelta, le sonreí, ella apretó sus labios y respiró
profundo para evitar llorar.
–Amiga…– susurró.
–Estás hermosa. – dije derramando una lágrima y la seque
rápidamente, ella asintió, camine de prisa hacia ella y la abracé. – Toma. – le
dije y puse en su boca un trocito de chocolate para que le calmara los nervios.
Ella estaba hermosa, más hermosa que nunca, jamás la había
visto así, sus ojos resaltaban con el delineado, la mascarilla en sus pestañas
las alargaban, su cabello recogido con un hermoso moño, su velo hacia atrás,
sus labios color rosa, su vestido de princesa, del que siempre me ella me había
hablado… sus manos estaban sudorosa, incluso apenas lograba mantenerse en pie
por los nervios, estaba temblando, la cola del vestido era larga, ella tenía el
vestido de sus sueños, unos guantes del color del vestido, blanco, sus mejillas
rosadas por el color artificial y natural. Mirándola allí, me di de cuenta que
cualquier hombre que la viera la querría hacer su esposa, ella estaba hermosa
realmente, no solo físicamente sino también internamente. Apreté su mano para
darle fuerzas, ella estaba demasiado nerviosa, comentó algo de querer vomitar y
todos reímos, los nervios la pondrían loca, ella suspiro un par de veces y
asintió. – Estoy lista. – dijo al escuchar la música del piano. – No, no lo
estoy. – comentó y estuvo a punto de llorar.
– ¿hey? – le susurré. – Lo estás. – apreté sus manos. – Ese
hombre que está allí abajo… es el hombre perfecto para ti, te ama y lo amas. No
sientes más que nervios… eres tímida y caminar frente a una multitud de
personas allí para verte…– suspire. – No será nada fácil, pero a ti que te
valga mierda eso. – la mire a los ojos. – Lo amas. – le recalqué. – Y eso… eso
es lo que importa ¿okey? – la mire, ella asintió sonriendo y calmada. – Bien,
ahora no te pongas más nerviosa, mira que estaré yo más nerviosa después. –
sonreí. – Debo pasar frente a todos primero que tú. – la mire, ella rió. –
Bueno. – suspire. – Vamos que un novio espera por ti. – le sonreí, ella
asintió.
Baje con cuidado y me dirigí hasta la puerta trasera que
daba con el lugar donde sería la boda, Fabiana bajo con ayuda y la vi más
relajada, sonreí y la abracé. Ella asintió. Estábamos en un lugar alto así que
nos tocaba bajar poco a poco hasta llegar al lugar donde estaba Ryan
esperándola y el padre que los casaría, claro junto a las demás personas.
Suspire y mi “cabello” ya estaba listo, un chico que me ayudaría a bajar las
escaleras y me dejaría en donde comienza el altar para yo caminar sola todo
hasta el final, Fabiana era acompañada de dos chicos, en un comentario me di de
cuenta que los tres chicos eran primos de Ryan. El chico moreno me miró y
sonrió, me sonroje, me sentía muy nerviosa, el vestido tenía un descote en la
espalda, y me hacía sentir desnuda aunque no fuera así.
–Si yo soy tu dama de honor… ¿Quién es el padrino de Ryan? –
mire a Fabiana antes de aparecer frente a la vista de las personas y de todos.
–Justin. – dijo ella relajada y sonriendo bajo su velo. Abrí
mis ojos.
– ¡¿Qué?! – la mire. – ¡FABIANA! – me queje. Ella sabía que
yo sentí algo de rencor por Justin, él se había ido y me había dejado, aunque
yo le hubiese pedido que se fuera de mi vida… él no debió hacerlo, porque me
dio a entender que no le importaba.
–Si te decía tenía miedo que no aceptaras. – se encogió de
hombros.
– ¡JODER! – dije entre dientes. Ella me miro preocupada. –
Hagamos esto. – dije decidida. No dejaría mal a mi amiga. Suspire y tome el
brazo del chico para luego salir a la vista de todos.
No quise mirarlo, pero fue inevitable, vi su rostro subir,
vi sus labios separarse, vi sus ojos abrirse un poco, pero me fije en Ryan
quien se mantenía nervioso esperando por su futura esposa. Le sonreí y le hice
saber que todo estaba bien, mire algunas personas del lugar, algunos me silbaron,
sonreí apenada y me apresure a llegar a mi lugar, evite mirar más allá de Ryan,
donde se encontraba Justin, aunque sentía su mirada estar clavada en mí.
La canción del piano comenzó a sonar y Fabiana salió a la
vista de todos, sonreí, Ryan sonrió con ganas y le secar una lágrima que
escapaba de su ojo, realmente se veía hermosa. Justin lo palmeó en el hombro
dándole ánimos. Era un momento muy emotivo en realidad, ella termino de bajar y
los chicos la dejaron, ella camino por todo el camino hasta el altar, sonreí
cuando se acercaba a nosotros, Ryan bajo un escalón y le entrego su mano, ella
la tomó, subieron hasta el lugar indicado, un escalón más arriba de nosotros,
Justin y yo, así que ignore el hecho de que Justin estuviera allí. Ryan quito
el velo de Fabiana y le dio un pequeño beso, el padre hizo la oración y comenzó
con la ceremonia para hacerlos hombre y mujer ante los ojos de Dios.
–Señor Blutter, ¿acepta usted por esposa a la señorita
Fabiana Frizeen hasta que la muerte los separe? – comenzó el padre a decir las
últimas palabras de la ceremonia después de que los chicos colocaron su sortija
(anillo).
–Acepto. – dijo con voz fuerte haciéndonos reír a todos.
–Señorita Frizeen, ¿acepta usted por esposo al señor Ryan
Blutter para honrarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?
–Acepto. – dijo asintiendo y con lágrimas en sus mejillas.
Sonreí y no pude evitar derramar una lágrima. Ellos se colocaron frente a frente.
–Bueno, en el nombre de Dios y con el poder que me concede
el estado, les declaro marido y mujer. – los señalo. – Puede besar a la novia.
– finalizo, Ryan sonrió y dio un paso pegándose a Fabiana para besarla mientras
se tomaban apasionadamente, todos comenzaron aplaudir, varios gritaban, reían,
mire a todos, incluso a Justin, y sin querer cruce una mirada con él. Espere
que Ryan y Fabiana bajaran y caminaran por el altar para yo ir tras ellos y
salir del lugar, iríamos al otro lado donde había unos galpones con techos de
tela, algunos globos, mesas adornadas, y todo para un gran almuerzo. Sentí
alguien apresurarse tras de mí y quise salir corriendo pero no podía empujar a
los chicos y quedar como una loca.
–___... – escuche en un susurró e intente ignorarlo como si
no lo hubiese escuchado.
Apresure el paso casi pisándole en vestido a Fabiana. Al
ellos cruzar hacia el lugar donde estaría la mesa del almuerzo yo seguí de
largo, subí rápidamente los escalones que habían allí y me dirigí a la
casa/mansión. Mis manos sudaban, quería llegar rápido a la casa para encerrarme
en un lugar o esconderme y evitarme verlo. – ___ espera…– escuche que dijo.
Apreté mis manos y trate de apresurarme, evitando caerme mientras caminaba con
tacones sobre la grama. Entre a la casa y tire la puerta tras de mí, subí las
escaleras y corrí a una de las habitaciones. –
¡___! – dijo Justin llegando a la habitación donde yo me encontraba. Me
mantuve de espalda a él. – Hey…– sentí sus dedos rozar mi brazo y me aparte
bruscamente dándome la vuelta y encarándolo.
– ¿Qué quieres? – dije furiosa, aunque mis ojos no pudieron
soportar y dejaron escapar algunas lágrimas. Él se mantuvo quieto mirándome con
sus ojos bien abiertos.
–No sabía que estarías acá…– susurró. Lo mire. – Si lo fuera
sabido…– suspiró. – Me fuera negado a venir. – se explicó. – Le pregunte mil
veces a Ryan si estarías acá y me dijo que no.
Lo mire, me dolía más, él no deseaba verme. – Lo mismo hice.
– lo mire a los ojos. – No hubiera venido de saber que estarías acá.
– ¿Por qué lloras?
– ¿Te importa? – le pregunte. Él asintió. – ¿Desde cuándo? –
fruncí mi ceño.
–Desde siempre…
–No me parece. – reí sin animo. – Él hecho de que te hayas
largado a quien sabe dónde… dejándome en el momento más difícil…– suspire pero
no pude contener mis lágrimas. – Eso me deja un punto de vista muy diferente…
–No es así, sabes que me importas, me fui porque tú me lo
dijiste… sentía que te lastimaba…
–Así fuera dicho que te odiaba con mi vida…– deje de mirarlo.
– No debías hacerlo.
–Lo siento. – bajo la mirada un momento y me miro luego. –
Realmente no debí asistir a esta fiesta.
– ¿Es porque perdí al bebé? – lo mire con rabia. – ¡¿ES POR
ESO?! – le grite, él negó con un movimiento de cabeza y dio un paso hacia mí. –
Porque si es por eso a mí también me duele. – le dije y busque aire en la
habitación.
–___....
– ¡ME LARGO DE AQUÍ! ¡QUÉDATE TU DISFRUTANDO CON TU AMIGO! –
le dije y le pase por un lado para salir de la habitación e irme.
– ¡NO! – me dijo y me tomó, rodeo mi cintura con su brazo
izquierdo mientras que con el derecho cerraba la puerta y le pasaba seguro. –
¡No saldrás de aquí! – Me dijo casi que gritándome.
– ¡DÉJAME! – pataleé.
– ¡NO! – me sujeto más. – ¡NO TE IRAS! – gritó y comencé a
llorar.
–Eres un imbécil. – golpee su pecho. – ¡te odio! Fuiste
capaz de dejarme en mi momento más difícil, momento que debías ayudarme a
superar. – lloré. – ¡TE LARGASTE DE PAÍS! – le golpee con fuerza. – Cuando más
te necesitaba…– llore. – Eres un maldito idiota, coloqué mis manos en mi rostro
para llorar sin detenerme.
–Perdóname por dejarte…– acarició mi cabello.
– ¡NO ME TOQUES! – sacudí su mano. – Quien sabe a cuantas
putas te cogiste por allá…– lloré más. – ¡SUÉLTAME! – lo empuje, le vi sonreír
un poco y me sujeto más. – No seas un idiota. – me queje llorando.
–Te amo ___... – me susurró. Lo mire con mis pestañas
húmedas y la rabia estaba desapareciendo. – Realmente me fui porque pensé que
no me querías ver ni en pintura… pero me doy de cuenta que me equivoque…– sorbí
mi nariz, parecía una nena cuando están a punto de darle su regalo por el cual
peleo tanto. – Dije que saldría del país, pero realmente siempre estuve en mi
casa, Ryan era el único que sabía…– sonrió.
– ¡ERES UN IMBÉCIL! – dije empujándolo. Él rió y me soltó.
Sequé mis lágrimas.
–Tu una loca. – rió con más ganas.
– ¡TE NECESITE! – le dije quitándole el chiste. – ¡ERES UN
IMBÉCIL! ¡CAÍ EN DEPRESIÓN! – le grité.
– ¡¿DEPRESIÓN?! – me miro con su ceño fruncido como si no me
creyera. – ¡¿DEPRESIÓN ES IRSE DE VIAJE A AUSTRALIA?! – dijo mostrando un poco
de rabia.
– ¡AL MENOS ÉL HIZO ALGO PARA AYUDARME! – le restregué en la
cara.
– ¡ERES UNA LOCA! – me gritó molesto pero a la vez
divertido, se dio la vuelta dándome la espalda y lo escuche suspirar
espesamente y pasar las manos por su cabello. Camine con rabia hasta él y lo
empuje con todas mis fuerzas haciendo que se pegara contra la pared. Sonreí y
antes de que me viera me coloqué sería, él se dio la vuelta tocando su frente y
mirándome furioso. – No me eh equivocado en lo que eh dicho. – dijo molesto.
–PÚDRETE. – le dije y le hice la puñeta. Él abrió sus ojos.
–Vuelve hacer eso. – dijo acercándose demasiado a mí para
intimidarme. Lo mire a los ojos. Estaba muy cerca, así que subí mi mano con
cuidado y la puse frente a su rostro haciéndole la puñeta. – ¡TE VAS ARREPENTIR!
– me dijo y me levanto del suelo, di un gritó de sorpresa y comencé a
golpearlo.
– ¡SUÉLTAME INFELIZ!
– ¡LOCA! – me gritó. Y me pegó contra la pared. – ¡¿NO TE
ENSEÑARON A RESPETAR?! – me miró con su ceño fruncido.
– ¡MUÉRETE! – le dije y le di una bofetada, él abrió más sus
ojos, le había golpeado duro, su mejilla estaba roja y la palma de mi mano
ardía.
– ¡ESTAS LOCA DE REMATE! – me gritó y me empujo fuerte,
golpeé mi espalda contra la pared.
– ¡MARICÓN! – le grite. – ¡ME GOLPEAS COMO MUJER! – le dije
con rabia.
– ¡¿CÓMO DIJISTE?! – tomo el cabello de mi nuca en su puño,
incliné mi rostro un poco hacia atrás, y a pesar de tener tacones continuaba
siendo más baja que él.
–MARICÓN. – le dije lentamente y con mi mano libre le di
otra bofetada dejándole la otra mejilla roja. Luego tome su cabello con rabia y
lo halé. Él gruño y nuestras miradas chocaron.
Fue en un par de segundos cuando sus labios se encontraban
sobre los míos. Su agarré se suavizo un poco pero tomo más mi cabello, yo
continué halándole en cabello y pegándolo a mí, realmente extrañaba sus besos,
sus manos, su cuerpo, todo. Él me golpeó contra la pared y le halé más el
cabello. – Joder nena…– gruño, le volvía loco que le tomara el cabello de la
nuca. Sus manos bajaron por mi espalda y apretaron mi trasero, gemí, él
mordisqueó mis labios y yo halé su cabello y enrolle mis brazos alrededor de su
cuello.
Nos movimos hasta la cama donde caí, bueno me empujo él, y
sin pensarlo se tiró encima de mí, se colocó entre mis piernas y mi vestido
quedo enrollado en mi cadera, mis piernas descubiertas, él halo mi cabello y me
hizo inclinar mi rostro hacia atrás, dejándole así mi cuello libre ante él. Su
mano izquierda paseaba por mi pierna sin delicadeza y llegaba a mi trasero
descubierto y lo apretaba. – Cargas hilos ¿eh? – dijo con voz ronca. Mi cuerpo
se estremeció y asentí perdida en las sensaciones. – Lencería. – dijo halando
un poco la tela para dejarla caer luego contra mi piel.
Él dejo mi cuello y bajo apretó mis senos por encima de la
tela del vestido y luego se encontró dando besos en mi entrepierna, jadeé, tome
su cabello para traerlo de vuelta arriba pero fue imposible, sus dedos
juguetearon un rato sobre la tela de mi ropa interior y luego la hicieron a un
lado, espere sus dedos rosar mi intimidad pero en lugar de eso sentí sus labios,
jadeé y halé su cabello. Gemí y mordí mis labios, él con su mano derecha apretó
su agarré en mi cadera y metió más su rostro en mi intimidad. Jadeé y me
retorcí. Su lengua jugueteaba dentro de mi intimidad, chupaba y mordisqueaba. Mientras su lengua estaba en mi clítoris, sus dedos se introdujeron en mi
intimidad, jadeé y halé más su cabello. – Justin. – gemí. Él movió más su
lengua y sus dedos.
–Joder nena…– dijo colocándose de rodillas sobre la cama
quedando entre mis piernas frente a mí. Quito la chaqueta de su traje con
desesperación y comenzó a desabrochar la correa de su pantalón y los botones.
Me acomodé más arriba y le sonreí. – Estas jodidamente buena. – mordió sus
labios. Yo mordí los míos provocándolo más. Él sonrió mientras negaba con un movimiento
de cabeza, sabía lo que hacía.
– ¡¿JUSTIN?! ¡¿ESTÁS POR ALLÍ?! – escuche la voz de una
mujer. Abrí mis ojos y él se quedó quieto, se dio la vuelta y miro hacia la
puerta de la habitación yo me senté de golpe y acomode mi pantis (hilo). –
Necesito hablar contigo.
– ¡Viniste con una mujer! – Le dije molesta en susurró y lo
empuje.
–No, no es así. – trato de hablarme en susurró.
– ¡JODER JUSTIN! – me levante molesta y le di un par de golpes en el pecho.
– ¡Nena no sé quién es! – dijo agarrándome. – De verdad. –
me miro a los ojos. – Créeme por una vez en tu vida…
–Es por eso que estoy jodida. – le susurré. – Por creerte
siempre.
–Joder nena… la estábamos pasando bien. – me soltó obstinado
mientras señalaba la cama.
–En cuanto al sexo siempre es así. – me encogí de hombros. –
En cuanto a lo demás… todo es mierda. – lo mire de arriba abajo.
–No seas terca.
–Siempre eh querido conocerte Justin… ¿andas por allí? Me
han dicho que te vieron venir acá…– escuche la voz de la chica. Así que Justin
no la conocía.
– ¡VEZ! – trato de gritar en susurró. – No la conozco, me
quiere conocer. – me miro.
–Más te vale que la sacudas. – lo mire con rabia.
– ¿Estas celosa? – pregunto divertido.
–Puedes morirte aquí mismo y tirártela a ella si sigues así
de estúpido. – lo empuje, él rió en silencio.
–Saldré, ve al baño. – le dije mirándole el paquete que se
marcaba en su pantalón. Acomode la coleta mientras me miraba en un pequeño
espejo frente a mí, el labia rojo se me había caído así que salí sin maquillaje
de la habitación dejando a Justin en el baño. – Hola…– mire a la chica que
venía de regreso del final del pasillo. – Escuche que buscabas a Justin…– la
mire. Era chica, blanca, con pecas en las mejillas, un fucsia en sus labios,
pestañas postizas… cabello rubio, con muchas ondas, pero sus cejas eran
castañas, así que no era rubia natural.
–Si…– dijo ella sonrojándose.
–Le vi ir tras su amigo. – sonreí. – El novio. – coloqué mi
mano en su hombro para dirigirla hacia abajo conmigo.
– ¿Tiene novio? – pregunto pasmada.
Reí y un pequeño pensamiento de maldad me inclinaba a
decirle que sí, pero era muy estúpida y se lo creería. – No cariño…– le sonreí.
– El novio, el chico que acaba de casarse, del quien Justin fue padrino…– la
mire.
Ella sonrió y acomodó el cabello tras su oreja… no iba a
negar que era linda la condenada, pero a Bieber ya lo tenía yo. Le sonreí. –
Justin es hermoso ¿cierto? – me preguntó embobada. – No me imagino un hombre
tan hermoso… Mi primo Ryan nunca me ha permitido conocerlo, pero supe que
vendría a la boda y vine para verlo…
– ¿Tu primo Ryan no te contó que a Justin le gustan más los
hombres que las mujeres? – dije sorprendida como si sintiera pena por ella y
puse la mano en mi pecho. Realmente no podía dejar pasar la malvada idea. Reí
dentro de mí.
– ¿QUÉ?
–Bueno no se. – me encogí de hombros. – Es lo que todos
dicen…– la mire y le sonreí. – Iré a comer. – le dije y la lleve conmigo hasta
el lugar de la comida. La deje a un lado y fui hasta donde estaban los novios,
los recién casados. – ¡CHICOS! – les grité y extendí mis brazos a los lados
para abrazarlos a los dos. – ¡FELICIDADES! – le dije sonriendo y luego le di un
abrazo por individual. –De verdad les deseo lo mejor. – puse mis manos en mi
pecho mirándolos con felicidad.
– ¿Dónde estabas? Te
estaba buscando. – me miro Fabiana.
–Estaba hablando por celular…– me encogí de hombros.
– ¿Con quién? – escuche detrás de mí y abrí mis ojos. – Yo
te estaba buscando. – me gire a ver a Lucky. Le sonreí y luego mire a Fabiana
que me sonrió no muy satisfecha.
–Mi madre. – dije encogiéndome de hombros. – Eh venido
rápido porque muero de hambre les sonreí a los tres. Lucky sonrió y asintió.
Camine hasta la mesa vacía la más lejana. Y me senté junto a
Lucky. Nos trajeron de comer y comí con placer, nos mantuvimos en silencio
hasta que él hablo. – Tiene un olor a chico…– me miró un poco serio pero
sonreía.
–Es porque abrace a Ryan…– me encogí de hombros. – Bueno eh
abrazado muchas personas que conozco…– dije sin darle importancia.
De lejos vi llegar a Justin, él se colocó un poco serio al
ver a Lucky allí, me encogí de hombros y deje de mirarlo antes de que Lucky se
diera de cuenta. – ¿Estas aburrida? – me preguntó, negué con un movimiento de
cabeza aunque realmente lo estaba, quería ir a bailar y todo lo demás.
Vi que la chica se acercó a Justin y los dos sonreían, él le
acomodó el cabello detrás de la oreja mientras me miraba, fruncí mi ceño y él
se encogió de hombros, estaba vengándose. Paso su mano por su rostro, y se olio
los dedos disimuladamente mientras me guiñaba el ojo. Sonreí al recordar que
sus dedos habían estado dentro de mí, volteé a mirar a otro lugar sonrojada
completamente. Las horas pasaron lentamente, pero la tarde comenzó a caer y el sol se apresuraba en ocultarse,
mire el reloj de la mano de Lucky, 6:30, suspire. ¿No me sacaría a bailar? Su
celular sonó y desperté del sueño mental en el que estaba para mirarlo.
Contestó rápidamente y luego colgó. – Deberíamos irnos…– comentó.
– ¿Qué? – lo mire sin entender.
–Bueno me han llamado, debo irme, no puedo dejarte acá. – se
encogió de hombros. – ¿Cómo te irías?
–De la misma forma en que vine…– lo mire intentando no ser
grosera con él.
–Bueno, pero…– suspiró. – Deberíamos irnos…– se colocó de
pie y me tomó del brazo.
–No iré a ningún lado contigo. – lo mire molesta y
soltándome de su agarre.
–___ por favor…– dijo suspirando fastidiado.
–No, por favor tú. – lo mire con ganas de matarlo. – Puedes
irte, te dije que intentaría esto… pero no funcionara si quieres mandar en mí.
–Está bien… no peleare contigo. – suspiro. Se inclinó y dio
un beso en mi frente. – Disfruta…– dijo en sarcasmo ya que todo lo que había
hecho era estar sentada.
–Con gusto. – le sonreí y deje que se fuera. Me acomode en
la silla. Luego de un momento largo buscando con la mirada, lo conseguí a
Justin bailando felizmente con la chica, suspiré… ya parecía haberse olvidado
de mí, le era tan fácil. Fabiana se acercó casi que corriendo y riendo, se
había escapado de los brazos de Ryan y se sentó a mi lado.
– ¿Te la pasas bien? – me preguntó sonriendo casi que en
gritos por debajo de la música de fondo.
–Estupendo. – le sonreí.
–Eh visto que has llegado sin maquillaje ahora. – sonrió, ya
estaba pasada de copas, pero aun en sus casillas. – Ya sé por qué has llegado
así. – rió y se acostó un momento en mis piernas.
–No sé a qué te refieres…– dije indiferente.
–Justin tenía, bueno aún tiene la pintura labial en su
camiseta. – rió. Abrí mis ojos. – Ve que si se. – se burló.
Asentí dándole la razón, ella sabía ya que el rato en que me
perdí había sido con él. – No importa lo que haya pasado…– la mire y luego mire
a la pista de baile. – Ve como se divierte…– lo mire con nostalgia, él reía y
bailaba con ánimo.
–Es porque estabas con el apático de Lucia.
–Lucky. – le corregí sonriendo cansada.
–Como se llame, me vale mierda, tu novio favorito para mí
siempre será Justin. – se encogió de hombro y suspiro mientras lo miraba. – Es
idiota y ridículo… pero tiene buen corazón, aunque a veces se pase de amoroso.
– dijo mientras él le decía algo al oído a la chica y ella asentía sonriendo. –
Pero te ama… ese idiota donde vaya y haga lo que haga te ama. – suspiro. Sin
más decir se levantó de la silla y se fue corriendo a brazos de Ryan, sonreí
con un poco de ánimo, realmente estaba muy cansada.
Bostece cinco horas después y continué mirando a Justin quien baila y bromeaba con
la chica, sonreí al verlo, se veía tan tierno… tan feliz… suspire. Tome el
último trago de mi octava copa de wisky y cerré mis ojos, a pesar de todo
continuaba siendo un poco amargo. Sorbí mi nariz, si continuaba allí sentada
terminarían sola llorando, mire a mi alrededor, todos se divertían, sonreí sin
animo para mí misma, quizás… fuera sido mejor irme con Lucky.
Me puse de pie y me maree un poco. Fruncí mi ceño por lo
rara que me sentía, camine entre las personas y logre salir de la multitud,
camine el largo camino hasta la casa y entre, subí a la habitación a donde
había llegado, donde me había arreglado con Fabiana, suspire al ver todas las
cosas, me dio nostalgia, a pesar de todo, Austin continuaba en mi corazón. Tome
una bolsa, metí mi ropa con la que había llegado esta mañana, me coloque mi
sobretodo encima del vestido, tome mi cartera, mi celular y salí de la
habitación, baje con cuidado los escalones hasta llegar a la parte de abajo. Salí de la casa y fui caminando hasta la
salida mientras llamaba un taxi. Vi a Justin sonreír y llegar hasta su auto, él
no me había visto aun, pero… la chica rubia… la que había pasado toda la tarde
con él… estaba riendo, Justin le dijo algo que hizo que ella tapara su cara
como si se sonrojara. Él le abrió la puerta como todo caballero, cosa que no
hacia conmigo, paso por delante de su auto y subió, lo puso en marcha
rápidamente. Camine lentamente, no me decepciono, para nada, por alguna razón
lo esperaba, a cualquier chica que él le hablara caía sobre ese hechizo del que
no podía librarse. Pero si me dolió, me dolió el hecho de que era noche buena,
el hecho de que al mirar a mi alrededor caí en la cuenta que estaba sola, un
frió entro a mi cuerpo a pesar de estar cubierta, una tristeza me invadió, y
termine de salir del lugar, el taxi no duro mucho en llegar, así que me fui sin
despedirme, sin decir nada, regresaría a mi departamento, y si Lucky no estaba
molesto por como lo había tratado hoy… intentaría las cosas. Pasaría al plano
de besos… y luego al siguiente plano si todo salía bien…
Navidades sola, ¿QUIÉN LO DIRÍA?, yo esperando pasarla de
fiestas, lo mejor del mundo, y la pasare en mi departamento, sola, quizás
viendo Tv, o durmiendo, pues estaba cansada, pero no era el caso, el caso es
que pensé que las cosas entre Justin y yo se arreglarían.
¿Quedarme Sola?
¿Quedarme con Austin?
Eso era lo que me cuestioné una y otra vez camino a mi
departamento.