miércoles, 13 de enero de 2016

CAPITULO 34 ~PARTE 2~


Brinque en mi lugar y abrí mis ojos cuando unos golpes se escuchaban sobre la puerta, mi madre termino de colocar el sándwich sobre el plato y me miró con los ojos abiertos, nos mantuvimos en silencio mientras tocaban fuerte y desesperadamente la puerta. –   ¿Abro? –   me susurró mi madre desde la cocina.

– ¡___ ABRE SOY YO, JUSTIN! –   mi corazón se encogió. Mire a mi madre y le negué rápidamente con  un movimiento de cabeza. Mi madre no me prestó atención y se apresuró rápido a ir hasta la puerta. Mordí mi labio queriendo salir corriendo y detenerla, pero solo di un suspiro de inconformidad. –   Hola Señora. –   le escuche decir, escuche a mi madre responderle e invitarle a pasar, volteé los ojos, no entendía porque tanto apreció hacia él. –   ___... –   me miró, me mantuve quieta y mantuve mi respiración por un momento al verlo con la misma ropa de la mañana, algo despeinado y sus puños cerrados, su cara demacrada… solté la respiración que contenía. –   ¿Estás bien? –   comentó moviéndose de su lugar y caminando hacia mí. Asentí sin mirarle a la cara.

– ___. –   llamó mi madre, la miramos. –   Acá dejo tu cena, tengo que irme, Frank me ha escrito. –   sonrió, la mire confundida, sabía que Frank odiaba los móviles como para comunicarse por mensaje, él solo utilizaba llamadas. –   Cuídala. –   le dijo a Justin mientras tomaba su chaqueta y salía del departamento. Cerro la puerta tras de ella y me quede sentada allí con ganas de matarla (solo un dicho) por esto que hacía.

Me mantuve en silencio mirando la Tv,                Justin permanecía de pie frente a mi cama. –   ___... –   Me llamo, suspire y apreté mis labios, lo quería, lo necesitaba, pero no quería aceptarlo. –   No te sientas mal por lo sucedido…–  dio unos pasos hacia mí. –   Todo estará bien…–  llego hasta la horilla de mi cama. –   Por favor… dime algo…–  soltó un suspiró. Apreté mis labios, no quería, sentía rabia y dolor por dentro, pero no podía meterme a la mente que esto era su culpa, la culpa era de la mujer esa, ella era quien debía pagar todo, aunque en parte ella entro en mi vida por culpa de Justin. –   No me tengas así…–  sorbió su nariz, lo miré un momento, tenía su nariz roja, estaba evitando llorar. –   Perdóname por no venir antes. –   me miró, deje de mirarlo. –   Te busque en el hospital y no supe que estabas acá hasta que tuve que amenazar a un Doctor para que me pusiera cuidado y me dijera que había sucedido contigo…

– ¿Qué hiciste qué? –   lo mire.

– Lo siento, estaba desesperado, tú no contestabas, nadie contestaba. –   agarró el cabello de cabeza como si aún permaneciera preocupado. –   Y fuera llegado antes. –   continuó. –   Pero los chicos me mantuvieron sedado.

– ¿Qué? –   lo mire sorprendida.

– Es que. –   soltó una bocana de aire. –   Estuve a punto de matar a la desgraciada esa. –   su cuerpo se tensó. –   Te juro que si ellos no estaban en casa ella ahora mismo esa perra estuviera muerta. –   derramó unas lágrimas, deje de mirarlo no quería verle llorar, terminaría yo llorando. –   Perdóname, te juro que la matare. –   sacó un arma de atrás de su espalda y la colocó en la mesita de noche, abrí mis ojos.

– ¿Qué haces con eso?

– La matare si se cruza en mi camino. –   sorbió su nariz y se arrodillo en el suelo quedando al lado mío.

– No quiero que mates a nadie Justin…–  lo mire un poco asustada.

Él sonrió como si su mente estuviera en otro lugar. –   Estuve a punto de usarla en el hospital. –   me confesó.

– ¿Te has vuelto loco? –   lo mire.

– Es que nadie me daba razón. –   se excusó. Suspire. –   Sabes que cuando estoy contigo no la utilizo, trato de ser la mejor persona para que estés conmigo…–  me miro, apreté mis labios y las lágrimas me traicionaron humedeciendo mis mejillas. –   No llores. –   seco mis mejillas él llorando.

– No seas estúpido y no me digas que no llore cuando tú lo haces. –   lo mire con rabia.

– No estés molesta conmigo ___–  me susurró tomando mi mano. –   Créeme a mí también me duele como a ti…–  negué con un movimiento de cabeza. –   Debemos superar esto ___. –   apretó mi mano. –   Sabes que podemos salir de esta, podemos intentarlo luego…–  me miró, sonreí sin ánimo. –   Sabes que es verdad. –   sonrió aun con sus lágrimas cayendo. –   Hagámoslo, salgamos de esto.

– Justin… no es tan simple…–  suspiré. –   Verte… acá, esta noche, y pensar como estábamos anoche. –   sorbí mi nariz mientras derrama algunas lágrimas. –   Sabes, estoy hecha pedazos, necesito curarme, necesito arreglarme, me siento muy herida…–  deje de mirarlo. –   Yo necesito un tiempo. –   lo mire y tragué saliva. Él suspiró, se puso de pie y se sentó en la orilla de mi cama.

– No sé qué hacer ___. –   lo vi derramar algunas lágrimas y girar su rostro en otra dirección. –   Creo que estoy intentando todo con mi corazón. –   dejo salir aire. –   Pero… si tú aun te mantienes tan cerrada…. –   me miró. –   No puedo hacer nada contra de eso. –   mordió su labio inferior. –   ¿Quieres que salga de tu vida por completo? –   mordí mis cachetes y apreté mis dedos, no le respondí, no le mire. –   Tu solo dime que tengo que hacer y lo haré. –   sorbió su nariz y secó sus mejillas con el dorso de su mano. –   Solo dime que quieres que haga ___... –   lo miré, entendía que era un momento fuerte, me dolía a mí, y por lo que veía a él… pero realmente necesitaba arreglarme, reparar mis pedazos rotos.

– Necesito un tiempo Justin…–  susurré sin mirarlo.

– Prométeme que regresarás y te daré el tiempo que quieras. –    dijo soltando todo el aire dentro de él. Yo negué con un movimiento de cabeza, no podría prometerle eso. –   ¿Aún me amas? –   Asentí y sequé mis lágrimas. Respire profundo. –   Entonces tienes todo el tiempo que quieras. –   dijo y se puso de pie, lo mire. –   Regresa cuando me necesites ___... –   me miró a los ojos y miro a otro lado al derramar una lágrima, la seco y volvió a mirarme. –   Te estaré esperando esta vez. –   apretó sus labios, asentí. Tomo su arma y se la acomodó detrás en su espalda bajo su camiseta.

– ¡ESPERA! –   lo detuve agarrando su mano, me miró. –   Quédate esta noche. –   dije y derrame unas lágrimas. –   Por favor. –   le suplique. Él asintió y deposito su arma otra vez sobre la mesita de noche. Se sentó en la cama y yo me acomode para sentarme también. –   Lo siento. –   lloré. –   Realmente quería tenerlo. –   comencé a llorar, él me abrazo. –   Las palabras que dije ayer estando molesta contigo, fueron mentiras, de verdad quería tenerlo. –   lo abrace, él me apretó más fuerte.

Allí nos encontrábamos los dos llorando. Él, porque lo estaba sacando por un tiempo de mi vida, yo… por la pérdida que había tenido. Y aunque quisiera que él no saliera de mi vida… no quería ser lastimada nuevamente. Quería realmente ser feliz. –   Todo está bien. –   me dijo tomando mi mejilla y mirándome a los ojos aun así de cerca. –   No fue tu culpa. –   mire esos ojos claros, estaba sufriendo. Se fue acercando más a mí y estuve a punto de cerrar mis ojos para recibir su beso cuando él se detuvo. –   Te buscare la cena que tu madre te dejo. –   se levantó de la cama y camino hasta la cocina, lo mire sin entender, ¿realmente había aceptado irse de mi vida? –   Ten. –   me entregó el plato con el sándwich. –   ¿Puedo hacerme uno? –   me miro. Asentí secando mi rostro.

– Te haría uno pero. –   levante mis manos mostrándome. –   no puedo.

– Está bien. –   sonrió él, como si todo estuviese bien. Fruncí mi ceño algo extrañada, espere que su sándwich estuviera listo para que comiéramos juntos. –   ¿Subo? –   preguntó cuándo le señale la cama y asentí ante su pregunta. –   ¿Te gusta esa película? –   me preguntó mirando la Tv.

– Algo. –   respondí mientras daba un mordisco al sándwich, realmente no sabía de qué se trataba la película. –   Justin…–  dije sin mirarlo.

– Dime. –   contestó.

– Yo…–  suspiré. –   De verdad lo siento, por todo lo que está pasando…

– Está bien. –   me dijo. –   No te preocupes.

Comimos en silencio, él lavo los platos, camino hasta el diván. –   Dormirás conmigo. –   le dije arreglándome en la cama. Él asintió. Llego hasta la cama, quito sus zapatos y su camiseta quedando solamente en guardacamisa. –   Crees que…–  suspiré y mordí mis labios, estaba loca por lo que estaba a punto de decir. –   Puedes ayudarme a tomar una ducha…–  lo miré. Él abrió sus ojos, vi sus labios abrirse por la sorpresa. –   Tú… tampoco te has duchado. –   le sonreí, él asintió sonriendo un poco.

– Pondré a llenar la tina con agua tibia. –   me dijo y lo vi caminar hasta el baño.

Escuche la ducha botar el agua, suspire y me moví poco a poco hasta la horilla de la cama quedando sentada, suspire y mire a Justin quien salía del baño. –   Lo siento por pedirte esto. –   le dije apenada. –   Pero mi madre se a escabullido para dejarnos solos. –   él sonrió. – Ya te eh visto desnuda. –   se encogió de hombros, voltee mis ojos y sonreí.

– Pero esta vez…–  suspire. –   Mejor pon a calentar el agua de la ducha normal. –   le sonreí.

– ¿Por?

– Es que… estoy… aun…–  pensé en cómo decirlo. –   Aun estoy sangrando. –   baje la mirada.

– No te preocupes por eso. –   se fue al baño y cerro la llave de la tina y puso a calentar el agua. –   Es algo que todas las mujeres ven. –   dijo refiriéndose al periodo, asentí sonrojada. –   No seas tonta. –   se acercó a mí.

– Ven, ayúdame a levantarme. –   le dije sonriendo, él se acercó rápidamente a mí y me ayudo, caminamos hasta el baño y allí dentro… nos quedamos un momento en silencio. –   Vamos ayúdame. –   lo anime. –   No es como si no me hubieras visto antes. –   le dije, él sonrió, me ayudo a quitarme la pijama y luego la ropa interior aunque me sentí muy avergonzada al ver que el despegaba la toalla sanitaria de la pantis, me miró con asco en forma de broma, pero eso me hizo reír hasta hacerme doler más el abdomen. Me ayudo a entrar al baño y me metí bajo el agua caliente que caía mientras él quitaba su ropa. Cuando entro lo mire y me sonroje, sonreí y voltee a otro lado.

– No es como si no me hubieras visto antes. –   repitió mis palabras, comencé a reírme.

Él se acercó y sentí sus manos es mi espalda, me estremecí. Él suspiró y me abrazó, beso mi hombro y nos quedamos un momento allí esperando que el agua nos mojara completamente, él se separó de mí y tomo el jabón, comenzó por mi espalda, luego mis brazos y así sucesivamente, no tuvo una erección y tampoco demostró ganas de tenerla, solo estábamos… tomando un baño.

– Listo. –   susurró él cuando terminamos de ducharnos. Fruncí mi ceño por un dolor repentino y me aferre a sus hombros, él tomo mi cadera. –   ¿Qué pasa? –   me dijo. Negué con un movimiento de cabeza, realmente no sabía, lo tome fuerte hasta el punto de clavar mis uñas en su piel. Incline mi rostro hacia el suelo y vi unos coágulos de sangre, abrí mi boca botando mi respiración. Gemí por el dolor que sentía en mí vientre. Justin miro a donde yo miraba. –   Oh por Dios nena, vamos al médico. –   me sostuvo, negué con mi cabeza.

– Debía pasar, el doctor dijo. –   dije con los ojos cerrados mientras pasaba el dolor. –   Debo… acostarme. –   le miré. Él asintió, me vale con agua y luego salimos del baño. Me enrollo en una toalla y se colocó una alrededor de su cadera. Me tomó en sus brazos y me llevo hasta la cama, me dejo allí y fue hasta mi closet, lo mire sin saber qué hacía. –   Toma. –   me entrego mi ropa interior y una toalla sanitaria, arregle todo como iba y luego el me ayudo a colocármela, así mismo fue con la pijama. Luego él fue al baño, y regreso en bóxer, sonreí.

– Puedes pasarme mi cartera. –   le dije sentada en la orilla de la cama, él se volteó y le vi un momento el trasero.

– ¡HEY! –   me pilló, reí y me encogí de hombros. Me entregó mi cartera saqué el tratamiento que había enviado en doctor y la recetas de cómo debía ser, había una para el dolor, saqué la capsula y Justin fue por un vaso de agua, sonreí cuando me entrego el vaso de agua, bebí la capsula y luego le entregué el vaso, él aprovecho de asegurar la puerta del departamento y apagar las luces, cerró la ventana y apago la Tv, yo me acomode en la cama y me acosté, él hizo lo mismo y se metió debajo de las sabanas a mi lado, suspire. –   ¿Quieres que te abrace? –   me pregunto.

Asentí, él se pegó más a mí y me abrazo, suspiro y deposito un beso en mi cabello. –   Justin…–  susurré. Cerré mis ojos.

– Dime. –   dijo él sosteniéndose sobre su brazo y me miro en la oscuridad, aunque las luces de afuera, como la de la luna, alumbraba un poco.

– Bésame. –   dije mirándolo a los ojos, él sonrió, y se inclinó para así depositar sus labios sobre los míos y darme un suave y rico beso. Él se fue a separar y enrolle mis brazos en su cuello, él sonrió.

– Estás loca… puedes provocarme con esos besos y no podemos…


– No seas un idiota y contrólate. –   sonreí, él rió con su rostro metido en mi cuello, me dio un par de besos más y luego se arregló para abrazarme.

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