Brinque en mi lugar y abrí mis ojos cuando unos golpes se
escuchaban sobre la puerta, mi madre termino de colocar el sándwich sobre el
plato y me miró con los ojos abiertos, nos mantuvimos en silencio mientras
tocaban fuerte y desesperadamente la puerta. –
¿Abro? – me
susurró mi madre desde la cocina.
– ¡___ ABRE SOY YO, JUSTIN! – mi
corazón se encogió. Mire a mi madre y le negué rápidamente con un movimiento de cabeza. Mi madre no me
prestó atención y se apresuró rápido a ir hasta la puerta. Mordí mi labio
queriendo salir corriendo y detenerla, pero solo di un suspiro de inconformidad.
– Hola Señora. –
le escuche decir, escuche a mi
madre responderle e invitarle a pasar, volteé los ojos, no entendía porque
tanto apreció hacia él. – ___... –
me miró, me mantuve quieta y
mantuve mi respiración por un momento al verlo con la misma ropa de la mañana,
algo despeinado y sus puños cerrados, su cara demacrada… solté la respiración
que contenía. – ¿Estás bien? –
comentó moviéndose de su lugar y
caminando hacia mí. Asentí sin mirarle a la cara.
– ___. – llamó mi madre, la miramos. – Acá
dejo tu cena, tengo que irme, Frank me ha escrito. – sonrió, la mire confundida, sabía que Frank
odiaba los móviles como para comunicarse por mensaje, él solo utilizaba
llamadas. – Cuídala. –
le dijo a Justin mientras tomaba
su chaqueta y salía del departamento. Cerro la puerta tras de ella y me quede
sentada allí con ganas de matarla (solo un dicho) por esto que hacía.
Me mantuve en silencio mirando la Tv, Justin permanecía de pie frente a
mi cama. – ___... –
Me llamo, suspire y apreté mis
labios, lo quería, lo necesitaba, pero no quería aceptarlo. – No te
sientas mal por lo sucedido…– dio unos
pasos hacia mí. – Todo estará bien…– llego hasta la horilla de mi cama. – Por
favor… dime algo…– soltó un suspiró.
Apreté mis labios, no quería, sentía rabia y dolor por dentro, pero no podía
meterme a la mente que esto era su culpa, la culpa era de la mujer esa, ella
era quien debía pagar todo, aunque en parte ella entro en mi vida por culpa de
Justin. – No me tengas así…– sorbió su nariz, lo miré un momento, tenía su
nariz roja, estaba evitando llorar. – Perdóname por no venir antes. – me
miró, deje de mirarlo. – Te busque en el hospital y no supe que estabas
acá hasta que tuve que amenazar a un Doctor para que me pusiera cuidado y me
dijera que había sucedido contigo…
– ¿Qué hiciste qué? –
lo mire.
– Lo siento, estaba desesperado, tú no contestabas, nadie
contestaba. – agarró el cabello de cabeza como si aún
permaneciera preocupado. – Y fuera llegado antes. – continuó. –
Pero los chicos me mantuvieron
sedado.
– ¿Qué? – lo mire sorprendida.
– Es que. – soltó una bocana de aire. – Estuve
a punto de matar a la desgraciada esa. –
su cuerpo se tensó. – Te
juro que si ellos no estaban en casa ella ahora mismo esa perra estuviera
muerta. – derramó unas lágrimas, deje de mirarlo no
quería verle llorar, terminaría yo llorando. –
Perdóname, te juro que la matare.
– sacó un arma de atrás de su espalda y la
colocó en la mesita de noche, abrí mis ojos.
– ¿Qué haces con eso?
– La matare si se cruza en mi camino. – sorbió
su nariz y se arrodillo en el suelo quedando al lado mío.
– No quiero que mates a nadie Justin…– lo mire un poco asustada.
Él sonrió como si su mente estuviera en otro lugar. – Estuve
a punto de usarla en el hospital. – me confesó.
– ¿Te has vuelto loco? –
lo mire.
– Es que nadie me daba razón. – se
excusó. Suspire. – Sabes que cuando estoy contigo no la utilizo,
trato de ser la mejor persona para que estés conmigo…– me miro, apreté mis labios y las lágrimas me
traicionaron humedeciendo mis mejillas. –
No llores. – seco
mis mejillas él llorando.
– No seas estúpido y no me digas que no llore cuando tú lo
haces. – lo mire con rabia.
– No estés molesta conmigo ___– me susurró tomando mi mano. – Créeme
a mí también me duele como a ti…– negué
con un movimiento de cabeza. – Debemos superar esto ___. – apretó
mi mano. – Sabes que podemos salir de esta, podemos
intentarlo luego…– me miró, sonreí sin ánimo.
– Sabes que es verdad. – sonrió
aun con sus lágrimas cayendo. – Hagámoslo, salgamos de esto.
– Justin… no es tan simple…– suspiré. –
Verte… acá, esta noche, y pensar
como estábamos anoche. – sorbí mi nariz mientras derrama algunas
lágrimas. – Sabes, estoy hecha pedazos, necesito curarme,
necesito arreglarme, me siento muy herida…– deje de mirarlo. – Yo
necesito un tiempo. – lo mire y tragué saliva. Él suspiró, se puso
de pie y se sentó en la orilla de mi cama.
– No sé qué hacer ___. –
lo vi derramar algunas lágrimas y
girar su rostro en otra dirección. – Creo que estoy intentando todo con mi corazón.
– dejo salir aire. – Pero…
si tú aun te mantienes tan cerrada…. – me miró. –
No puedo hacer nada contra de eso.
– mordió su labio inferior. – ¿Quieres que salga de tu vida por completo?
– mordí mis cachetes y apreté mis dedos, no le
respondí, no le mire. – Tu solo dime que tengo que hacer y lo haré.
– sorbió su nariz y secó sus mejillas con el
dorso de su mano. – Solo dime que quieres que haga ___... – lo
miré, entendía que era un momento fuerte, me dolía a mí, y por lo que veía a
él… pero realmente necesitaba arreglarme, reparar mis pedazos rotos.
– Necesito un tiempo Justin…– susurré sin mirarlo.
– Prométeme que regresarás y te daré el tiempo que quieras.
– dijo soltando todo el aire dentro de él. Yo
negué con un movimiento de cabeza, no podría prometerle eso. – ¿Aún
me amas? – Asentí y sequé mis lágrimas. Respire profundo.
– Entonces tienes todo el tiempo que quieras.
– dijo y se puso de pie, lo mire. – Regresa cuando me necesites ___... – me
miró a los ojos y miro a otro lado al derramar una lágrima, la seco y volvió a
mirarme. – Te estaré esperando esta vez. – apretó
sus labios, asentí. Tomo su arma y se la acomodó detrás en su espalda bajo su
camiseta.
– ¡ESPERA! – lo detuve agarrando su mano, me miró. – Quédate esta noche. – dije y
derrame unas lágrimas. – Por favor. –
le suplique. Él asintió y
deposito su arma otra vez sobre la mesita de noche. Se sentó en la cama y yo me
acomode para sentarme también. – Lo siento. –
lloré. – Realmente quería tenerlo. – comencé a llorar, él me abrazo. – Las
palabras que dije ayer estando molesta contigo, fueron mentiras, de verdad
quería tenerlo. – lo abrace, él me apretó más fuerte.
Allí nos encontrábamos los dos llorando. Él, porque lo
estaba sacando por un tiempo de mi vida, yo… por la pérdida que había tenido. Y
aunque quisiera que él no saliera de mi vida… no quería ser lastimada
nuevamente. Quería realmente ser feliz. –
Todo está bien. – me
dijo tomando mi mejilla y mirándome a los ojos aun así de cerca. – No fue
tu culpa. – mire esos ojos claros, estaba sufriendo. Se
fue acercando más a mí y estuve a punto de cerrar mis ojos para recibir su beso
cuando él se detuvo. – Te buscare la cena que tu madre te dejo.
– se levantó de la cama y camino hasta la
cocina, lo mire sin entender, ¿realmente había aceptado irse de mi vida? – Ten.
– me entregó el plato con el sándwich. – ¿Puedo
hacerme uno? – me miro. Asentí secando mi rostro.
– Te haría uno pero. –
levante mis manos mostrándome.
– no puedo.
– Está bien. – sonrió él, como si todo estuviese bien. Fruncí
mi ceño algo extrañada, espere que su sándwich estuviera listo para que
comiéramos juntos. – ¿Subo? –
preguntó cuándo le señale la cama
y asentí ante su pregunta. – ¿Te gusta esa película? – me
preguntó mirando la Tv.
– Algo. – respondí mientras daba un mordisco al
sándwich, realmente no sabía de qué se trataba la película. – Justin…– dije sin mirarlo.
– Dime. – contestó.
– Yo…– suspiré.
– De verdad lo siento, por todo lo que está
pasando…
– Está bien. – me dijo. –
No te preocupes.
Comimos en silencio, él lavo los platos, camino hasta el
diván. – Dormirás conmigo. – le
dije arreglándome en la cama. Él asintió. Llego hasta la cama, quito sus
zapatos y su camiseta quedando solamente en guardacamisa. – Crees
que…– suspiré y mordí mis labios, estaba
loca por lo que estaba a punto de decir. –
Puedes ayudarme a tomar una
ducha…– lo miré. Él abrió sus ojos, vi
sus labios abrirse por la sorpresa. – Tú… tampoco te has duchado. – le
sonreí, él asintió sonriendo un poco.
– Pondré a llenar la tina con agua tibia. – me dijo
y lo vi caminar hasta el baño.
Escuche la ducha botar el agua, suspire y me moví poco a
poco hasta la horilla de la cama quedando sentada, suspire y mire a Justin
quien salía del baño. – Lo siento por pedirte esto. – le
dije apenada. – Pero mi madre se a escabullido para dejarnos
solos. – él sonrió. – Ya te eh visto desnuda. –
se encogió de hombros, voltee mis
ojos y sonreí.
– Pero esta vez…– suspire. –
Mejor pon a calentar el agua de
la ducha normal. – le sonreí.
– ¿Por?
– Es que… estoy… aun…– pensé en cómo decirlo. – Aun
estoy sangrando. – baje la mirada.
– No te preocupes por eso. –
se fue al baño y cerro la llave
de la tina y puso a calentar el agua. – Es algo que todas las mujeres ven. – dijo
refiriéndose al periodo, asentí sonrojada. –
No seas tonta. – se
acercó a mí.
– Ven, ayúdame a levantarme. – le
dije sonriendo, él se acercó rápidamente a mí y me ayudo, caminamos hasta el
baño y allí dentro… nos quedamos un momento en silencio. – Vamos
ayúdame. – lo anime. –
No es como si no me hubieras
visto antes. – le dije, él sonrió, me ayudo a quitarme la
pijama y luego la ropa interior aunque me sentí muy avergonzada al ver que el
despegaba la toalla sanitaria de la pantis, me miró con asco en forma de broma,
pero eso me hizo reír hasta hacerme doler más el abdomen. Me ayudo a entrar al
baño y me metí bajo el agua caliente que caía mientras él quitaba su ropa.
Cuando entro lo mire y me sonroje, sonreí y voltee a otro lado.
– No es como si no me hubieras visto antes. – repitió mis palabras, comencé a reírme.
Él se acercó y sentí sus manos es mi espalda, me estremecí.
Él suspiró y me abrazó, beso mi hombro y nos quedamos un momento allí esperando
que el agua nos mojara completamente, él se separó de mí y tomo el jabón,
comenzó por mi espalda, luego mis brazos y así sucesivamente, no tuvo una
erección y tampoco demostró ganas de tenerla, solo estábamos… tomando un baño.
– Listo. – susurró él cuando terminamos de ducharnos.
Fruncí mi ceño por un dolor repentino y me aferre a sus hombros, él tomo mi
cadera. – ¿Qué pasa? –
me dijo. Negué con un movimiento
de cabeza, realmente no sabía, lo tome fuerte hasta el punto de clavar mis uñas
en su piel. Incline mi rostro hacia el suelo y vi unos coágulos de sangre, abrí
mi boca botando mi respiración. Gemí por el dolor que sentía en mí vientre.
Justin miro a donde yo miraba. – Oh por Dios nena, vamos al médico. – me
sostuvo, negué con mi cabeza.
– Debía pasar, el doctor dijo. – dije
con los ojos cerrados mientras pasaba el dolor. – Debo…
acostarme. – le miré. Él asintió, me vale con agua y luego
salimos del baño. Me enrollo en una toalla y se colocó una alrededor de su
cadera. Me tomó en sus brazos y me llevo hasta la cama, me dejo allí y fue
hasta mi closet, lo mire sin saber qué hacía. –
Toma. – me
entrego mi ropa interior y una toalla sanitaria, arregle todo como iba y luego
el me ayudo a colocármela, así mismo fue con la pijama. Luego él fue al baño, y
regreso en bóxer, sonreí.
– Puedes pasarme mi cartera. – le
dije sentada en la orilla de la cama, él se volteó y le vi un momento el
trasero.
– ¡HEY! – me pilló, reí y me encogí de hombros. Me
entregó mi cartera saqué el tratamiento que había enviado en doctor y la
recetas de cómo debía ser, había una para el dolor, saqué la capsula y Justin
fue por un vaso de agua, sonreí cuando me entrego el vaso de agua, bebí la
capsula y luego le entregué el vaso, él aprovecho de asegurar la puerta del
departamento y apagar las luces, cerró la ventana y apago la Tv, yo me acomode
en la cama y me acosté, él hizo lo mismo y se metió debajo de las sabanas a mi
lado, suspire. – ¿Quieres que te
abrace? – me pregunto.
Asentí, él se pegó más a mí y me abrazo, suspiro y deposito
un beso en mi cabello. – Justin…– susurré. Cerré mis ojos.
– Dime. – dijo él
sosteniéndose sobre su brazo y me miro en la oscuridad, aunque las luces de
afuera, como la de la luna, alumbraba un poco.
– Bésame. – dije
mirándolo a los ojos, él sonrió, y se inclinó para así depositar sus labios
sobre los míos y darme un suave y rico beso. Él se fue a separar y enrolle mis
brazos en su cuello, él sonrió.
– Estás loca… puedes provocarme con esos besos y no podemos…
– No seas un idiota y contrólate. – sonreí, él rió con su rostro metido en mi
cuello, me dio un par de besos más y luego se arregló para abrazarme.
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