*JUSTIN*
– ¡¿Y QUIEN DEMONIOS
ERES TU?! – le grite desesperado al
estúpido que no me dejaba a solas con ___.
– El padre del bebé
que ella tendrá. – me dijo muy
calmadamente, mi corazón se detuvo, la miré a ella tratando de ver sus ojos,
necesitaba que ella me dijera que eso no era así, ella no pudo haberse
entregado a otro hombre que no fuese yo… él puso su brazo por encima de sus
hombros y la llevo con él, bajaron las escaleras y se dirigieron al auto que
estaba estacionado a la orilla de la calle.
Me mantuve recostado a la pared viendo cómo se iba, el auto
tomo rumbo a algún lugar que yo no sabía, muy fácil podía seguirlos pero… debía
aclarar mi mente, sentía dolor, tristeza, rabia… no sabía que creer o que
pensar, me deje caer poco a poco por la pared hasta llegar al suelo y quedarme
allí sentado, sequé unas lágrimas que me traicionaron.
Era imposible que esto estuviera pasando, ella me amaba,
ella no podía irse de brazos con otro… ella era mía… golpeé el suelo con mi
puño cerrado, y luego di otros golpes seguidos, era un idiota ¡UN TREMENDO
IDIOTA! Por haber creído en Susana, por no saber si creer o no creer en ___...
Por qué realmente estaba deseando con todo mi corazón que ese bebé fuera mío y
no de otro.
*___.*
– ¿Ves que todo se
encuentra bien? – dije sonriendo de
regreso a casa después de pasar todo el día juntos en un parque.
– Me quedare con esta ecografía. – dijo sonriendo.
– No te encariñes tan rápido. – dije riendo.
– No será mío pero…– suspiró. – ya me siento papá. – dijo y rió.
– Lo sé. – suspire. –
esa sensación se da al ver la ecografía
en vivo. – reímos juntos.
– Lo importante es que los dos estén bien. – dijo y me guiño, sonreí y asentí. – Me preguntaba si…– suspiró. – Olvídalo.
– No, dime. – dije
queriendo saber de qué se trataba.
– Olvídalo ___. – dijo sonriendo.
– No lo haré. – dije
y cruce mis brazos.
– No lo sabrás igual.
– Recuerda que estoy embarazada. – dije sonriendo. – Debes decirme todo.
– ¡Por Dios! – dijo y comenzó a reír. – No puedo creer que hayas utilizado ese
pretexto. – continuó riendo. Reí.
– Anda… vamos, dime. – insistí.
– Bueno. – suspiró. –
Me preguntaba si podíamos pasar
Nochebuena juntos. – dijo y tenso su
mandíbula.
– No. – dije
mirándolo sería.
– Bueno yo…
– ¡MENTIRA! – dije riendo. – Por supuesto que sí. – palmeé su hombro. – No tengo con quien pasarla, estaba esperando
que dijeras eso. – dije riendo.
– ¿En serio?
– Bueno, mi madre me había dicho que si no tenía con quien
pasarla fuera hasta su casa…– lo mire. –
Pero tenía esperanza de tener otra cosa
que hacer.
– Bueno. – sonrió. – Veré que planeare para Nochebuena. – dijo y detuvo el auto, ya estábamos en casa. –
¿O ya tienes algo planeado? – me preguntó.
– Oh no, no, por supuesto que no, piensa, y dime que quieres
que hagamos luego. – dije sonriendo.
– Perfecto. – dijo él
sonriendo. Bajo del auto paso por al frente y luego abrió mi puerta, sonreí. – No podré venir más tarde. – me sonrió. – Pero escribe cualquier cosa, ya es de noche y
quede en una cena con unos amigos ya sabes de
– Hey. – lo
interrumpí. – No me des explicaciones. –
sonreí. Él sonrió asintiendo. – Gracias por hoy. – dije.
– De nada. – suspiró.
– ¿Te veré mañana? – me miró a los ojos.
– Claro. – me encogí
de hombros inconscientemente.
– Hasta entonces. – saco la manos de sus bolsillos y tomo mis
brazos, me puse nerviosa, pensé que me besaría. – Buenas Noche Señorita Jess. – sonrió. Sonreí sonrojándome, él se inclinó y
deposito un suave beso en mi mejilla. Se separó, asentí y di unos pasos hacia
atrás, él comenzó a caminar hasta la puerta de su auto y yo camine hasta el
comienzo de las escaleras que daban con la entrada de mi departamento. Él
termino de subir a su auto y yo subí las escaleras, llegue al pasillo que a
unos escasos metros daba con la puerta de mi departamento, pero cuando enfoqué
la mirada no podía creer lo que estaba viendo.
Abrí mi boca soltando el aliento. Camine despacio y poco a
poco parpadeé un par de veces, esto no podía ser, no… podía creerlo. Llegue
hasta mi puerta y me detuve a mirarlo, mi corazón trataba de dar vuelta y
hacerme compadecer de él, me coloque de cuclillas y vi el rostro de Justin,
caía hacia un lado, sus ojos estaban cerrados, veía algunas ojeras… suspiré, vi
una de sus mejillas húmedas, no pude evitar derramar una por él, la sequé
rápidamente y me enderece, lo mire, de seguro se había quedado dormido allí
esperando. Estaba en el suelo con una pierna estirada y otra doblada, su
espalda descansando sobre la pared, sus brazos cruzados frente a su pecho.
Apreté mis labios y abrí la puerta de mi departamento y entre, cerré la puerta
tras de mí.
Realmente se lo merecía por ser tan imbécil, mi cuerpo se
estremeció y unas lágrimas cayeron ¿por qué no podía ser fuerte frente a él?
¿Por qué no podía ser cruel? Lo amaba, y odiaba eso, porque yo no podía dejar
de amarlo de un día a otro, no podía dejar de quererlo así de la nada, porque
fuera lo que fuera, me sería difícil sacarlo por completo de mi corazón.
– ¡JODER! – chille contra mi almohada cuando me sentía mal
por dejarlo allí afuera. Habían pasado solo tres horas desde que llegué a casa.
Golpeé mi cama y gruñí. – ¡QUE ESTÚPIDA
ERES! – me dije a mi misma, me senté en
la cama enfadada conmigo misma, aun no me había cambiado de ropa, mantenía mi
sobretodo puesto, mis zapatos, todo. Así que mire a mi alrededor, tome una
almohada y un cobertor, camine de mala gana hasta la puerta, abrí de mala gana
haciendo un poco de ruido y viéndolo a él levantar su rostro con sus ojos
entrecerrados, la furia desapareció, no del todo pero se calmó, era débil
frente a él, fruncí mi ceño. Tire sobre sus piernas el cobertor junto la
almohada. – Por si te vas a quedar allí
toda la noche. – dije y cerré la puerta
para no verlo más.
– ¡___ ESPERA! – escuche que dijo. Me mantuve pegada de
espaldas sobre la puerta, mordí mi labio para no ser tan débil. – Te estaba esperando. – susurró. Escuche un golpe suave sobre la
puerta, su frente. – No me iré de acá
hasta no hablar contigo. – escuche que
sorbió su nariz. – Necesitamos hablar,
necesitamos arreglar esto. – volvió a
golpear suave la puerta. – No dejes que
esto se vaya por la borda.
Abrí la puerta y casi él se me viene encima porque se
encontraba apoyado sobre la puerta, él abrió sus ojos por la sorpresa. – ¡YO NO TIRE ESTO POR LA BORDA! ¡FUISTE TU AL
DECIDIR QUEDARTE ESA NOCHE ALLÁ Y ROMPER LA PROMESA DE REGRESAR ESA MISMA TARDE!
– dije furiosa y sequé con rabia mi
mejilla.
– ___... – susurró.
– ¡¿NO LO VES?! – golpeé la pared con la palma de mi mano. – ¿CUÁNTO MÁS NECESITAS PARA SABER TODO EL DAÑO
QUE ME HACES? ¡ME JODES JUSTIN! ¡ME
JODES HASTA LA MIERDA! ¡ME HUNDISTE EN TODA TU MIERDA Y ME DEJASTE AHÍ! – mi puños se fueron contra su pecho. Él tomo
mis manos y yo gruñía de la rabia. Me llevo hacia adentro del departamento y
metió con él la almohada y el cobertor. Lo vi cerrar la puerta con seguro y
mirarme un poco preocupado.
– Lo siento ___... – tragó saliva.
– ¡SIENTES UN COÑO! –
dije y gemí. – ¡¿PUEDES SENTIR MI CORAZÓN EN ESTOS MOMENTOS?!
– Lloré. – ¡¿CREES QUE TODA ESTA MIERDA ME HACE SENTIR
BIEN!? – grité con dolor en mi garganta.
– ¡ERES UN IMBECIL! – lo empuje en su pecho. Él se quedó quieto,
esta vez no agarro mis manos. – ¡ME
ARRASTRAS CONTIGO A TU INFIERNO! – golpeé esta vez con los puños su pecho. – ¡¿Y SABES QUE?! – lo mire a los ojos. – ¡NO QUIERO ESTAR MAS EN TU VIDA! ¡NO TE QUIERO
EN MI VIDA! ¡PROMETI NUNCA IRME DE TU LADO! ¡¿ADIVINA QUÉ?! ¡PUES IGUAL QUE TU
ROMPO ESA PROMESA! ¡ME LARGARÉ JUSTIN! – no deje de golpear su pecho. – ¡DESEARÍA NUNCA HABER IDO A ESA MALDITA FIESTA
DONDE TE VI POR PRIMERA VEZ! – grite
llorando, sentía mi pecho lleno de presión a punto de explotar.
– No digas eso. – negó él con un movimiento de cabeza.
– ¡DIGO LO QUE
QUIERO! ¡ESTOY HARTA! ¡ESTOY HARTA DE TI! ¡DE TU MIERDA! ¡DE TUS PROBLEMAS!
¡¿CREES QUE NO TENGO PROBLEMAS?! – lloré.
– ¡ESTOY EMBARAZADA! ¡Y ES UNA
PORQUERÍA! ¡NO QUIERO! ¡NO QUIERO TENERLO!
– ¡PERO ESE NIÑO ES
MIO TAMBIEN! ¡NO PUEDES DECIDIR SOBRE ESO TU SOLA! – me dijo alzando su voz y haciendo puchero con
rabia.
– ¡¿AHORA SI LO ES?!
– reí con ironía. – PENSE QUE TU NOVIESITA TE HABIA DICHO QUE ES DE
OTRO. – lo mire a los ojos con rabia. – ESTE BEBE. – toqué mi vientre. – NO ES TUYO. – dije lentamente mirándolo a los ojos.
– ¿ES CIERTO? – me miro, vi su corazón romperse frente a mí,
sus ojos se oscurecieron.
– ¡POR DIOS! – bufé. – ¡LO ESCUCHASTE ESTA MISMA MAÑANA DE SU BOCA!
– ___ dime la verdad…– pronunció en voz baja.
– ¡ES LA VERDAD! – sequé mis mejillas.
– ¿Por qué no puedo
creerlo? – me preguntó, sus ojos estaban
vidriosos, tragué saliva.
– No te costó mucho hacerlo cuando ella te lo dijo. – dije y me di la vuelta para no mirarle y
dirigirme a mi closet.
– No le creí, solo me confundió…– susurró detrás de mí.
– Me acosté con él por despecho. – me di
la vuelta para mirarlo, él se detuvo con sus ojos abierto. – ¿Feliz? – lo mire a los ojos esta vez sin derramar
ninguna lágrima. – Este bebe no es tuyo
Bieber. – pronuncie lentamente mirándolo
a los ojos.
– Tú no hiciste eso. – comenzó a llorar. – No lo hiciste. – dio unos pasos hacia atrás, lo había herido
por completo mis ojos se colocaron vidriosos y mi furia seso. – No. – escuche su dolor desgarrar su voz. Tragué
grueso manteniéndome quieta donde estaba. – Tú…– susurró. Llego a las sillas que estaba
alrededor de la mesa en la cocina. Se sentó mirando a la nada. – Tú eras mía…– decía sin mirarme, toco su pecho. – Tú eres mía ___... – me miró un momento, tense mi mandíbula para no
derrumbarme junto a él. – Yo, realmente
quería que ese bebe fuera mío, algo que nos uniría de por vida…– bajo la mirada al suelo mientras lloraba. – No hiciste eso. – negaba con un movimiento de cabeza. Mi corazón
se rompía al verle así, pero necesitaba que él se sintiera un poco como yo me
sentía por dentro. – No hiciste eso. – decía, tratando de convencerse más a él que a
mí. – ¡NO! – gritó dando con su puño un golpe sobre la mesa
y haciéndome brincar en mi lugar. – ¡NO!
– volvió a gritar y al mismo tiempo
dando otro golpe. Me miró, mi piel se erizo, una sensación de miedo me invadió
el cuerpo. – ¡TU NO HICISTE ESO! – se puso de pie y camino hacia mí.
– ¡ALEJATE! – le grité asustada.
– ¡TU NO TE ACOSTASTE
CON ÉL! – dijo llorando y tomándome por
los brazos. – ¡NO LO HICISTE! – me sacudió.
– ¡JUSTIN! – grité asustada, momentos antes había dicho que
no quería estar embarazada, pero en estos momentos me preocupaba que me
lastimara a mí o al bebe.
– ¡DIME QUE NO FUE
ASÍ! – gruño y apretó su agarre en mis
brazos.
– ¡ME ESTAS
LASTIMANDO! – le grite mientras
comenzaba a llorar asustada. Él abrió sus ojos y me soltó, caí al suelo y de
rodillas fui hasta cerca de la puerta. Me coloque de pie y al tratar de abrir
no recordaba que él había pasado seguro. Me mataría aquí mismo. Pensé mientras
comencé a llorar desesperada.
– ___, mírame. – dijo
llegando a donde yo estaba, me gire para verle y asegurarme de que no se
acercara a mí. – No quiero lastimarte. –
él continuaba llorando. – Dime que no es cierto nada de esto…– gimió, yo no lloraba, ya él se había calmado.
– Lo único que te puedo decir es que él bebe no es tuyo. – dije sin mirarlo. Él cerró su mano en un puño
y golpeo la pared detrás de mí. Dejo allí su mano y su brazo estaba cerca de
mí. Comencé a temblar.
Tomó mi rostro entre sus manos mientras lloraba y trataba de
calmarse. Baje la mirada. – Dímelo
mirándome a los ojos y te dejare en paz. – susurró pegando su frente contra la mía, mis
lágrimas me traicionaron y humedecieron mis mejillas. – Dímelo y me borró de tu mapa ___... – insistió, su voz era ronca, su dolor salía en
cada palabra. – ¿Te acostaste con él? – peguntó a duras penas, no lo mire a los ojos,
no respondí. – Dime.
– Lo hice Justin. – traté de no llorar, yo misma lo estaba echando
de mi vida con una mentira.
– No…– susurró. – Mírame, mírame a los ojos y dímelo. – alzó mi rostro y me obligó a mirarlo, apreté
mis labios intentando no romper en llanto y derrumbarme ante él que
posiblemente era mi todo. – Dímelo ___,
y Justin Bieber desaparecerá de tu vida como si jamás lo hubieses conocido. – vi su lágrima caer por su mejilla. – Dímelo. – insistió, esta vez un río inundó sus mejillas.
– Anda dímelo. – su voz era más ronca y su dolor estaba en
todos lados, en su mirada podía ver lo que sufría, aunque no era más que mi
sufrimiento. – ¿Lo hiciste? ¿Te
entregaste a él? – preguntó nuevamente,
me dolía verle así, y cedí estúpidamente mientras miraba sus ojos.
Negué con un movimiento de cabeza y las mejillas húmedas. – No. – susurré.
Él comenzó a llorar más, su mano se fue hasta atrás de mi
cabeza y me apretó a él, me abrazo, gemía, como si su dolor fuera muy grande,
como si alguien se hubiese muerto. Yo me sentía mal por él, pero mal por mí, me
había vuelto vulnerable otra vez ante él. – Lo siento nena. – pronunció llorando y aferrándose a mí. – Perdóname por ser un maldito imbécil. – gimió. Guarde silencio mientras evitaba llorar
más. Se separó un poco de mí para mirarme a los ojos. – ¿Me perdonas?
– Justin…
– Seré lo mejor, esta vez lo haré…
– Terminaras en sus brazos…– dije sin ánimo de volver a una relación con él.
– Y aunque tú digas que no será así…– respire profundo. – No puedo volver contigo…
– ¿Lo quieres?
– Me has lastimado demasiado. – baje la mirada y me aleje de él. – Aun mantengo en pie la idea de darme una
oportunidad con él…
– Pero me amas…
– Lo hago. – acepté.
– Pero no puedo permitir que llegues
cuantas veces quieras. – comencé a
llorar. – Me lastimes y te marches…– trague saliva. – Quiero querer a alguien más, quiero sentirme
bien, no por unos días o unas semanas, quiero ser feliz por más de un mes o
tres meses…
– ¿Entonces si te
perdí? – me miró con las lágrimas
saliendo de sus ojos. Me limite a no decir nada sino encogerme de hombros. – Podemos con esto ___... puedo hacerte feliz
por más de tres meses si me lo propongo. – seco su mejilla pero sus lágrimas continuaban
saliendo. – Tu eres mi vida ___... – Baje la mirada y no dije nada. – Podemos irnos ahora mismo de este país,
podemos ir a otro lado del mundo, alejarnos de esto, de las cosas que nos
afectan…– sonreí sin animo. – Hagámoslo nena…
– Ya hable con él. – lo miré, sabía que me refería a Lucky. – Él ha aceptado… ser el padre del bebé…
– ¡NO DEJARE QUE OTRO
CUIDE A MI HIJO! – alzó la voz. – ¡NINGUN OTRO QUE NO SEA YO! ¡POR DIOS ___ SOY
SU PADRE! – rompió en llanto y cayó de
rodillas frente a mí. – No me apartes de
él… si quieres… te puedo dejar, aunque me duela en mi alma pero no me apartes
de él también…
– ¡Justin no lo entiendes!
– ¡¿QUE NO ENTIENDO?!
– se puso de pie nuevamente. – ¡¿EL HECHO DE QUE ESTAS TAN MOLESTA QUE TOMAS
DECICIONES ERRADAS?! – secó sus mejillas.
– ¡ESTOY AQUÍ ROGANDOTE PORQUE TE AMO!
¿Eso no significa nada para ti? – me
miro a los ojos.
– Él se ha encariñado Justin. – sonreí nuevamente sin ánimos. – Se ha comportado como un padre para el bebé.
– ¡¿CREES QUE NO
QUIERO DARLE MI AMOR Y MI VIDA A ESE BEBÉ?! – dijo alzando su vos. – ¡ESTOY AQUÍ POR USTEDES DOS! ¡LOS AMO! ¡LOS
QUIERO EN MI VIDA! – sus ojos estaban
traicionándolo con derramar lágrimas. – Sabes que eres lo único que tengo…– bajo su voz. – Los chicos son mis hermanos… pero tú… tú eres
mi vida, ustedes lo son. – dio un paso
hacia adelante y colocó su mano en mi vientre, me tomó por sorpresa y me quede
paralizada. – Nena, dame la oportunidad…–
me miro a los ojos. – Estás muy molesta y lo entiendo. – sorbió su nariz. – Pero danos la oportunidad de estar los tres
juntos. – di un paso hacia atrás, estaba
a punto de ceder, no podía ser tan estúpida. Él dio el paso hacia mí quedando
cerca otra vez.
– Creo que es tarde. – dije con la mirada abajo. – Puedes quedarte y dormir en el diván si
quieres. – me di la vuelta y me dirigí
al baño, cerré la puerta y comencé a caminar de un lado a otro sin saber qué
hacer. Tome mi cabello y suspiré, trate de calmarme, era una decisión errada,
lo sabía, pero quería dejar de sufrir. Baje la tapa del inodoro y me senté
allí, mordí mis labios pensando que podía hacer, dejar que se quedará en mi
vida… o darme la oportunidad de querer a
otra persona.
Quite mi ropa y deje todo en el cesto de ropa sucia, colgué
mi sobre todo en un gancho dentro del baño y tome mi pijama, un mono y una
camiseta de tirantes. Recogí mi cabello en un moño desordenado y salí del baño.
Todo estaba en silencio, Justin estaba sentado en la orilla de mi cama, tragué
saliva, él se giró un poco para verme, sonrió sin ganas, yo hice una mueca. Su
mirada viajo hasta mi vientre, sus ojos brillaron al ver el pequeño bulto allí,
me cubrí y me di la espalda arregle las sábanas de la cama y me metí en ellas.
– ___... – Susurró. Cerré mis ojos, estaba a punto de
ceder completamente si él decía algo más que llegara a mi corazón. Le vi
levantarse, dirigirse hasta quedar frente de mí y sentarse en el suelo dejando
su espalda recostada a la cama y por ende dándome la espalda a mí. – ¿Por qué me dijiste eso? ¿Por qué dijiste que
te habías acostado con él?
– Quería que supieras cuanto duele que la persona que amas
se entregue a otra…– le respondí y me
mantuve mirando sus cabellera clara.
– Duele, él solo pensarlo
– Imagínate verlo. – le interrumpí.
– Perdóname. – volvió
a decir. – Quiero hacer las cosas bien.
– suspiró. – Ese día no supe como termine allí…
– Igual estuviste con ella ¿sabes? Me quede esperándote. – sonreí con mis ojos vidriosos. – No fue nada lindo saber que no vendrías y
luego enterarme que estabas con ella.
– Quiero tener una familia contigo ___. – pronunció, abrí mis ojos un poco. – Estoy ilusionado con la idea de ser papá. – sorbió su nariz, estaba llorando. – Estoy ilusionado con vivir contigo el resto de
mi vida… deseo ser ese hombre que te haga feliz, no tres meses sino más, ser
esa persona que estará contigo, en las buenas y en las malas…– guardo silencio un momento y continuó. – Este bebe nos une ___... – escuche su aliento salir. – Déjame estar con ustedes…– se volteó para mirarme, apreté mis labios,
había dado en el clavo.
– ¿Quieres sentir? – le pregunte y me desarrope mostrando mi
vientre. Sus ojos brillaron, tragué saliva y me maldije por ser tan estúpida y
vulnerable con él. Él asintió y emocionado se colocó de pie y se sentó en la
orilla de la cama, extendió su mano y yo la tomé la coloqué en el lugar donde
se movía, apreté mis labios cuando sentí el tacto de mano. Me mantuve un
momento quieta, no había movimientos, hasta que sucedió, una pequeña ola
haciendo mover mi vientre como el mar y los ojos de Justin se llenaron de
lágrimas. Tense mi mandíbula para no llorar aunque mis lágrimas amenazaban con
salir.
– ¿Sabes que sexo es?
– me miro con sus ojos brillosos.
Reí mientras negaba con un movimiento de cabeza. – Esta muy pequeño…– suspiré.
– Quiero que sea una niña. – sonrió, hice una mueca parecida a una sonrisa.
– Que sea igual de hermosa que tu…
– Y tenga chicos a su alrededor peleándose por ella…
– Mejor que sea un niño. – dijo mientras sorbía su nariz y limpiaba su
rostro de las lágrimas. Sonreí.
– Que sea un policía…– dije para molestarlo, sabía que Justin odiaba
a todo aquel que fuer oficial policial.
– Mejor que sea niña y yo me la veo con esos chicos. – sonrió mirándome a los ojos. Desvié la mirada,
si lo miraba en este momento terminaría enamorándome de él, más. – Te amo ___... realmente quiero que estés
conmigo siempre…– me mantuve en
silencio. El vientre se volvió a mover y él se quedó en silencio, vi sus
lágrimas recorrer sus mejillas, sonreí con lastima.
– Asegúrate de que alguien me golpee por volver a caer en
tus brazos y tú me lastimes. – dije
dándome por vencida ante él, él sonrió y sorbió su nariz.
– Golpeare al que trate de intervenir en esto para evitar
que tú misma te golpees. – sonrió sin
animo.
– Ven acá Bieber. – lo llamé hacia mí y sonreí, sus ojos tenían
más brillo, tome su camiseta y lo halé hacia mí, él se detuvo un momento antes
de besarme.
– ¿Me has perdonado?
– ¿Qué crees tú? – susurré. Él sonrió y su mano dejo de estar en
mi vientre y subió a mi cuello, su dedo pulgar acariciaba mi mejilla mientras
me besaba, enrolle mis brazos alrededor de su cuello y continué besándolo sin
despegar sus labios de los míos se acomodó encima de mí, comenzó a besar y
cuello y comencé a reírme porque me ocasionaba cosquillas. Sus manos se fueron
por mi abdomen y tomaron mi cadera, rió, por alguna razón nos estábamos riendo
de todo. Él fue a levantar mi camisa. – ¡ESPERA! – dije y lo empuje quitándolo de encima de mí,
tape mi boca y salí corriendo al baño cerrando o tirando la puerta tras de mí,
me coloqué de rodillas frente al inodoro para comenzar a vomitar.
– ¿ESTAS BIEN? – escuche. – ¿Nena? – la puerta del baño se abrió. – Oh Dios…– llegó a mí y apartó el cabello de mi cara.
Termine de vomitar y baje la tapa del inodoro luego apreté el botón del agua
para que bajara todo, descanse mi frente sobre mi brazo, suspire. – ¿Te encuentras bien?
– No debiste ver eso. – le dije y me coloqué de pie con su ayuda fui
hasta el lavabo, enjuague mi boca, cepille mis dientes. – Creo que deberíamos dormir. – dije con un cansancio repentino.
– Vamos. – colocó su
mano en mi espalda y me guió hasta la cama, subí y entre bajo las sabanas. Él
se dirigió al diván
– Ven acá. – dije
palmeando la cama, él sonrió. Tomo el cobertor y la almohada, dejo el cobertor
en la orilla de la cama y acomodo la almohada, se metió bajo la sábana y me
coloqué de espaldas a él para que me abrazara, suspiré enrollada en sus brazos
y cerré los ojos quedando derrotada frente al sueño.
La alarma de mi celular sonó y brinque en la cama, abrí mis
ojos, mire a mi alrededor no estaba, Justin no estaba, fruncí el ceño y me
senté, tome mi celular 8:15am, tenía planeado ir con Lucky a comprar unas
vitaminas que el Doctor había enviado para los meses del embarazo. La puerta del baño se abrió revelando la
imagen de Justin que me sonreí, le devolví una pequeña sonrisa. – Te has despertado temprano…– comentó.
– Tengo algunas cosas que hacer
– ¿Puedo acompañarte?
– Iré con Lucky…– me
levante de la cama y me dirigí al baño.
– ¿Debo aceptarlo,
cierto?
– ¿El qué?
– No dejaras de verlo, aun no me has perdonado por completo.
– le escuche decir desde afuera.
– Estas a prueba. – sonreí porque él no me veía. Abrí la ducha, me
bañe, lave mis dientes, sequé mi cabello y salí enrollada en una toalla. Tome
unos jeans claros del closet, una camiseta fresca y mi ropa interior, fui al
baño, me vestí y salí, él permanecía sentado en el diván, quieto sin decir o
hacer nada. Tome unas sandalias bajitas y me las coloque. Fui a la cocina
prepare unas tortillas rápidamente, una para mí y tres para Justin. – Ven. – le llame y me senté en la mesa, él no decía nada,
sabía que no le gustaba la idea de que yo continuara con Lucky, pero no podía
botar a Lucky cuando él era quien me había apoyado todo este tiempo.
Terminamos de comer y lave los platos y los vasos. – ___... – susurró, lo miré. – ¿Aun me amas? – me preguntó mirándome a los ojos, sonreí un
poco.
– Lo hago. – me
encogí de hombros, él sonrió un poco.
– Yo también te amo y demasiado…– sonrió. Me acerqué a él y le di un pequeño
beso, él dejo caer sus manos en el centro de mi espalda y me mantuvo allí con
él, lo abrace y él soltó un suspiro, se estaba aliviando. – Todo estará bien. – comentó y deposito un beso en mi hombro,
asentí. Me separó un poco de mí. – Iré a
la casa de los chicos a sacar todas mis cosas y la llevare a mi casa…– asentí. – No quiero tener ningún otro problema contigo
nena…– me miró a los ojos.
– Está bien. – acaricie su nuca. – Ve tranquilo…– suspiré. Él sonrió y me dio otro beso esta vez
emocionado. – Anda ve…– sonreí y lo acompañe a la puerta, la abrí y él
salió, antes de irse se devolvió y me dio otro beso, reí. – Estás loco. – dije riendo.
– Por ti. – grito
cuando iba bajando las escaleras.
Suspiré y cerré la puerta tras de mí. Fui hasta la cama y la
arregle, arregle cualquier otra cosa desordenada. Mi celular sonó y conteste la
llamada que decía que era Lucky. – ¿Hola?
– Hola linda, ¿Estás lista?
– Sí, claro.
– Ya voy a llegar.
– Te espero. – colgué.
Fui a sentarme en la cama cuando tres golpes sonaron sobre
la puerta, fruncí mi ceño, de seguro se le había olvidado algo a Justin,
suspiré y me levante, camine hasta la puerta y la abrí. Abrí mis ojos. – ¿Qué haces aquí? – fruncí mi ceño.
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