lunes, 4 de enero de 2016

CAPITULO 31


– No Doctora. –  dije riendo nerviosa. –  Usted no me puede estar diciendo eso. –  negué con un movimiento de cabeza antes de caer en shock.

– Pues sí. –  me dijo ella sonriendo. –  Tiene un mes Señorita…

– No…–  dije y baje la mirada al suelo tomando mi cabeza. –  No es posible.

– Lo es. –  sonrió ella. –  Le recomiendo que se calme, vea, si no lo desea…–  la miré un poco calmada. –  Hay unas pastillas…–  comentó ella, anoto el nombre en una hoja de papel. –  Solo, piénsalo bien, no eres una chica de 17, 18 años. –  me sonrió asentí.

– Gracias doctora. –  dije y tome la pequeña hoja de papel y la guarde en mi cartera, me puse de pie y salí del consultorio.

No podía ser, abrí mis ojos,  terminé de salir del edifico y camine a una pequeña plaza que se encontraba allí, mire a mi alrededor, me estaba mareando, estaba sudando frio, no podía sentir el aire fresco de la tarde, me sentía como si fuese pleno medio día, yo no podía estar embarazada, no cuando había elegido tener otra vida con una persona que no fuera Justin. Tome mi celular y fui a marcar el número de Lucky pero recordé que estaba para Italia y regresaba en dos semanas, para la noche de navidad, mordí mi labio en desesperación, ¡MI MAMÁ! No, mi madre no, debo decirle las cosas en personas, y me obligaría a… JUSTIN, abrí mis ojos, ¿debería avisarle? Tome el celular y sin pensar más marque su número.

–  ¿___?

– Justin. –  logre decir.

–  ¿Qué pasa? ¿Te sucede algo?

– Sí. –  dije a punto de llorar.

–  ¡¿QUÉ?! ¡DIME! –  dijo ya alterado.

– Necesito verte, te lo diré en persona. –  dije.

–  ¡¿TE BUSCO?! ¡¿DÓNDE ESTAS?! –  pregunto.

– Yo…–  mire a mí alrededor.

–  ¿HEY? ¿NENA?

– Justin estoy en la plaza frente el edificio Rit-Mare.

– Estoy allá en un momento ¿puedes esperar?

– Si…–  dije. Él colgó la llamada y yo seque mis lágrimas. Busque un banco y me senté, abrí mi cartera y saqué los papeles que la doctora me había dado, la ecografía donde podía verse la pequeña bolsita con algo de forma. Comencé a llorar y guarde el papel en la cartera, coloque mis codos sobre mis piernas y mis manos tapando mi rostro mientras rompía en llanto.

Trate de calmarme y secar mis lágrimas, era 1 de diciembre así que me había tardado dos días en decidirme si venir o no al médico. Respire profundo unas cinco veces, y en cuestión de minutos escuche la bocina de un auto, mire hacia al frente, era Justin, tome mi cartera y me coloque de pie. Él bajo del auto apresurándose a llegar a mí, casi que corriendo. –  ¡___! –  dijo cuándo me vio más de cerca, le sonreí pero derrame algunas lágrimas al mismo tiempo. –  ¿Qué te paso nena? –  pregunto al llegar a mí. Yo me lance en sus brazos, rodeé su cuello y escondí mi rostro en su pecho. –  Dime nena. –  me dijo. –  ¿Qué te paso? –  me separo un poco de él, lo mire. –  ¿Por qué lloras? Dime. –  estaba preocupado. –  Habla, dime algo. –  me dijo tomando mi rostro. –  Dime. –  me dijo mirándome a los ojos.

Baje la mirada y me aparte un poco de él, saque la hoja de papel doblada dentro mi cartera y se la entregué, él sin entender la abrió, era la ecografía. Él abrió un poco sus ojos miro las imágenes un momento y me miro. –  ¿Qué significa esto? –  me pregunto.

Sonreí un poco mientras sorbía mi nariz. –  Estoy embarazada. –  dije nerviosa, sonriendo y derramando algunas lágrimas.

–  ¿Qué? –  dijo en shock, asentí sonriendo un poco. –  ¡No puede ser nena! –  dijo con sorpresa mirando otra vez la ecografía. –  Pero… nosotros… Oh por Dios. –  dijo sin aliento. –  Nena. –  me miro con sus ojos cristalizados y me abrazo con fuerza, reí derramando algunas lágrimas. –  ¡NO LO PUEDO CREER! –  gritó soltándome un poco. –  ¡VOY A SER PAPÁ! –  gritó con fuerza, me rodeo con sus brazos y me despego del suelo dándome vueltas. Reí. Me deposito en el suelo y por un instante todo se colocó en cámara lenta, vi su mejilla húmeda por una lágrima que la había recorrido, él brillo en sus ojos, la felicidad le salía por todos lados, el efecto de cámara lenta desapareció. –  Me harás el hombre más feliz del mundo. –  me dijo y sus labios se colocaron sobre los míos. Abrí mis ojos por la sorpresa pero los cerré inmediatamente, sus labios… extrañaba esos labios. Su mano derecha apretó en el centro de mi espalda pegándome a él y su mano izquierda tomaba mi cuello. Mis sentimientos hacia él no habían desaparecido del todo. Se separó de mí. –  Gracias nena, gracias. –  me dijo, sonreí un poco y sequé su mejilla. –  ¿Qué te ha dicho el doctor? ¿Está todo bien? ¿Él se encuentra bien? –  me pregunto.

– Está todo bien Justin. –  dije sonriendo un poco. –  Todo se encuentra bien.

– Debemos ir a casa y decirle a todos, subamos al auto. –  me dijo, me llevo hasta el auto yo subí y él también, colocó el auto en marcha.

Me mantuve en silencio, aún permanecía algo molesta, y por alguna razón me estaba arrepintiendo de haberlo besado, él de seguro se cree perdonado y yo… realmente no sé si ya lo hice. Sentí como él dio un apretón a mi mano, lo mire y me sonreía, sonreí sin ánimos.

Llegamos a la casa de los chicos, Justin bajo con prisa y yo baje con calma, me estaba arrepintiendo, por un momento no quería que nadie supiera y la idea del aborto se pasaba por mi mente y no podía mirar a la cara a Justin. Elimine esa idea, si Justin decidía tenerlo, yo lo haría. Entramos a la casa, primero él, luego yo. –  ¡RYAN! –  gritó felizmente, todos se encontraban en la sala menos ella. –  ¡CHICOS SERÉ PAPÁ! –  dijo casi que gritando, Fabiana tapo su boca y los chicos quedaron sonriendo y algunos con la boca abierta, yo me mantuve quieta en mi lugar sin decir o hacer nada.

–  ¿¡EN SERIO!? –  dijo Chas mirándonos a los dos.

–  ¡NOS ESTAS JODIENDO! –  dijo Christian negando con un movimiento de cabeza sin poderlo creer.

–  ¡NO LO PUEDO CREER! –  gritó Fabiana con lágrimas en los ojos, se levantó corriendo y me abrazo.

–  ¡EN SERIO BROTH! –  Reaccionó Ryan después de todos.

– SÍ, MIRA, MIREN. –  dijo abriendo la ecografía que traía en sus manos. Los chicos miraron, sabía que al igual que Justin no entenderían nada en la imagen. Justin sonreí feliz, los chicos se levantaron a felicitarle abrazándolo.

–  ¿Qué pasa? –  escuche la voz de Susana, mire por encima de Fabiana quien volteaba los ojos al escucharla. Susana nos miró a todos.

–  ¡___ ESTÁ EMBARAZADA! –  dijo Christian felizmente. Abrí mis ojos, Justin la miró, todos quedamos en silencio. Ella me miro con rabia.

–  ¿De ti? –  miró a Justin.

– POR SUPUESTO QUE SÍ. –  dijo él sonriendo.

– No es posible. –  dijo ella mirándolo con el ceño fruncido.

–  ¿Qué dices? –  dijo Justin sin entender.

–  ¡TE MIENTE JUSTIN! –  gritó ella histérica. Me miraron y luego la miraron a ella, Justin está a escasos metros de mí, mirándola a ella y dándome la espalda así que no podía ver su rostro. –  ¡TU MISMO DIJISTE QUE TE HABÍA DEJADO! ¿NO ES ASÍ? –  preguntó a los chicos. –  ¡DIJISTE QUE ELLA SE IBA A DAR LA OPORTUNIDAD CON OTRO! –  dijo. Todos me miraron. –  ¡NO ES TUYO JUSTIN! ¡NO SEAS ESTÚPIDO!

–  ¡CLARO QUE ES DE ÉL! –  dije molesta. Justin me miró como si se encontrara confundido.

–  ¡ES MENTIRA JUSTIN! –  dijo ella. Yo negué con un movimiento de cabeza, ahora todos me miraba  como si estuviese mintiendo, incluso Justin.

–  ¡ES DE JUSTIN! –  le dije a todos. –  ¡TENGO UN MES DE EMBARAZO! ¡EXACTAMENTE DESDE QUE ÉL SE QUEDO EN MI CASA EL DÍA DE LA GRAN LLUVIA! –  mire a Justin.

– Pero… dijiste que te ibas a dar una oportunidad con otro…–  comentó él, mi corazón se partió en pedazos, quede aturdida.

–  ¡EL ECHO DE QUE ME FUESE A DAR LA OPORTUNIDAD NO QUERÍA DECIR QUE ME IBA A IR A LA CAMA CON OTRO! –  dije y sequé mis lágrimas. –  ¡ERES UN IMBECIL POR CREER LO QUE ELLA TE DICE! –  lloré. –  ¡FUI UNA ESTÚPIDA EN CREER QUE ESTO PODÍA ARREGLARSE! –  lloré.

– ___... –  susurró él y dio unos pasos hacia mí.

–  ¡¿SABES QUÉ?! –  lo miré y camine hacia Ryan. Le quite la ecografía de las manos y fui hasta donde esta Justin, rompí la ecografía en pedazos. –  ¡OLVIDATE DEL EMBARAZO! –  dije llorando.

–  ¡NO!

–  ¡DEJAME EN PAZ! –  dije llorando y salí corriendo de la casa.

–  ¡VES LO QUE HACES! –  gritó Fabiana. Y la escuche venir tras de mí. –  ¡___! ¡___! –  Me gritaba. Me detuve a tomar un taxi. –  ¡NO LO ESCUCHES! –  dijo ella llorando.

–  ¡ESTOY CANSADA! ¡HARTA DE QUE ESA PERRA SE META EN MI VIDA! –  lloré. De reflejo vi a los chicos y a Justin de pie frente a la casa. –  Dile a Justin que se olvide de mí, no quiero saber nada de él. –  mire a Fabiana a los ojos. –  Esperaba más de él pero es una mierda. –  lloré.

– ___ no puedes hablar así del padre de tu bebe.

– Pronto no habrá bebe. –  dije llorando. Ella abrió sus ojos y me monté en el taxi.

–  ¡NO HAGAS NADA! –  dijo ella llorando.

– Apresúrese Señor. –  le dije al señor del taxi. Comencé a llorar, el dolor en mi pecho era demasiado, Justin ahora se había convertido en nada para mí.

Baje del taxi y comencé a caminar a mi departamento. –  ¡___! –  Escuche que me gritaron, era la voz de un hombre, así que continué sin querer saber quién era y que posiblemente fuese Justin. –  ¡___! –  escuche más cerca y me tomaron el brazo. –  ¿Hey? –  me dijo y me detuvo. Lo mire.

– Lucky. –  dije sin aliento.

–  ¿Qué te sucede? ¿Por qué estas llorando? ¿Qué pasa? –  Preguntó preocupado. No dije nada y me lance en sus brazos, la calidez de su cuerpo me cubría, me hacía sentir que todo iba a estar bien, llore como un niño en brazos de su madre. –  ¿Qué pasa? Me tienes preocupado, cuéntame.

–  ¿Quieres pasar? –  dije separándome de él y señalando las escaleras para subir a mi departamento.

– Por supuesto. –  dijo él y colocó su mano en el centro de mi espalda casi llegando al borde de mi costado. Subimos las escaleras y entramos al departamento, él se encargó de cerrar la puerta tras de mí. Camine hasta el sofá, y me senté allí a continuar llorando. –  Hey…–  susurró. –  Cuéntame. –  dijo mientas se colocaba de cuclillas, tomaba mis manos y me miraba fijo a los ojos. –  Anda…–  insistió.

A él no le podía mentir, menos sobre esto. –  Estoy embarazada. –  dije llorando. Lo miré sus ojos permanecían en mí y sus labios se abrieron un poco por la sorpresa. –  Lo siento. –  lloré más. –  Lo siento Lucky. –  lloré más que antes. –  No quería arruinar nada entre nosotros, esto fue imprevisto. –  lloré. –  Lamentó decepcionarte de esta manera. –  lloré. –  Lo siento.

– Hey. –  apretó un poco mis manos. –  Está bien…–  me miro a los ojos.

– No está bien, lo eh arruinado todo entre nosotros. –  lloré.

– No has arruinado nada. –  sonrió y secó mis mejillas aunque continuaban humedeciéndose.

– Quería que intentáramos algo, quería que esto funcionara, no contaba con esto y…–  comencé a llorar sin control.

–  ¡Hey! ¡Hey! –  dijo y tomo mi rostro entre sus manos. –  Esta bien todo, ¿vale? No has arruinado nada entre nosotros. –  sonrió un poco. –  No niego que me has tomado por sorpresa. –  seco mi mejilla. –  Pero eso no quiere decir que… me vaya hacer a un lado con nuestros planes…

–  ¡No lo tendré! –  Dije llorando. –  Yo no lo tendré Lucky, no es deseado, no puedo tenerlo.

–  ¡¿Hey?! ¡Shuu! ¡Shuu! –  me dijo y lo mire. –  Lo tendrás y si el padre de esa criatura no lo quiere pues lo querré yo…–  abrí mis ojos. –  ¿Dónde está el padre? –  me preguntó.

–  ¡ES UN IMBECIL! –  lloré. –  Cree que…  ¡PIENSA QUE NO ES DE ÉL! –  lloré. –  LA TIPA QUE TIENE POR NOVIA LE METE EN LA CABEZA QUE ES DE OTRO. –  sorbí ni nariz. –  ¡ÉL CREE QUE ES TUYO! –  Lucky abrió sus ojos. –  BUENO… TUYO NO. –  dije. –  ES QUE LE DEJE EL OTRO DÍA, LE DIJE QUE ME DARÍA LA OPORTUNIDAD CON OTRA PERSONA QUE SI ME HICIERA FELIZ. –  lloré. –  ¡ÉL CREE QUE YA ME ACOSTE CONTIGO O CON ESA PERSONA! –  Lucky rió. Lo mire y deje de llorar. –  ¿Qué? –  le pregunte.

– Digámosle que es mío. –  me guiño el ojo.

– No Lucky, no lo tendré, no puedo, yo…

– Shuu… Te eh dicho que no digas eso. –  me miro a los ojos. Se levantó y se inclinó al nivel mío. –  Lo tendremos, los dos, porque esa criatura no impedirá que te des la oportunidad conmigo. –  dijo y guiño. Sonreí. –  Vez, así me gusta, verte sonreír. –  comentó y deposito un beso en mi frente.

–  ¿Qué haces acá? –  le mire recordando que él no vendría sino dentro de dos semanas.

– La Señora a quien le ayudaría en los negocios me aviso que ya no es necesario. –  sonrió y se encogió de hombros. –  Y creo que… es el mejor lugar donde puedo estar ahora. –  dijo, sonreí, él termino de secar mis mejillas.

–  ¡Oh por Dios! –  me queje y tapé mi rostro.

–  ¿Qué? –  preguntó él.

– Mi departamento está algo desordenado…

– No. –  sonrió. –  Está bien. –  lo mire relajada. –  Parece que paso un tornado pero está bien. –  dijo sonriendo, reí.

– Gracias…–  le comenté.

–  ¿Por qué? ¿Por estar acá contigo?

Asentí. –  Por no salir corriendo al saber que estoy embarazada. –  dije.

–  ¿Cuánto tiempo tienes?

– Un mes y algo más. –  le dije.

– Entonces…

– Fue tres días antes de caer en la cárcel. –  dije sonriendo sabiendo que él quería saber cuándo fue concebido. –  No tenía pensado conocerte y tampoco pensaba que él me sería infiel. –  sonreí.

– Idiota en fin. –  dijo refiriéndose a Justin, sonreí. –  Dejemos de hablar sobre él. –  sonrió, asentí con un suspiro. –  Ya está oscureciendo…–  miró hacia afuera por la ventana.

– Si quieres puedes quedarte. –  le dije mientras pasaba mis manos por mi rostro. –  No tengo problema con eso.

– Vaya Señorita Jess, segunda cita y ya quiere ir a tercera base conmigo. –  dijo. Lo mire sorprendida él rió y reí.

– No quise decir eso, me refería a que te quedaras

– Lo entendí perfectamente. –  rió él. –  No tengo problema con quedarme con usted. –  me miro sonriendo.

– Sonaba mejor cuando me tratabas de “tu” y no de “usted”.

– Lo hacía inconscientemente. –  me dijo, sonreí sin ganas. –  Pero si eso le hace-te hace feliz. –  se encogió de hombros.


Me levante del sofá y fui hasta la cocina, lave algunos platos sucios y me gire a ver el interior de mi departamento, internamente agradecí que no estuviera tan desordenado, mi ropa no andaba por allí en el suelo o donde no debía estar, lo único que se veía en desorden era algunas almohadas sobre el sofá frente al televisor. – Te prepararé algo especial de comer si me lo permites. –  dijo él sonriendo y llegando a mi lado, lo miré y antes de que yo respondiese sonaron unos golpes secos sobre la puerta de mi departamento. Abrí mis labios, mi corazón se aceleró, nos miramos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario