MI PROMETIDO
*___.*
Baje del
auto, por supuesto que esta vez sí me dejarían ir sola, claro, me encontraría
con ‘mi prometido’. Baje la mirada, era un restaurant muy privado, había muy
pocas personas, suspire. Camine por los espacios que había entre las mesas y
sus asientos, ahora me sentía nerviosa, de seguro era un hombre un poco más
joven que mi padre, pero muy viejo para mí.
Mire a
mi alrededor, no había nadie en esta parte del lugar, era más solo y tranquilo.
Así que me di mi tiempo de caminar más lentamente, habían dos personas, dos
hombres, uno a mi lado derecho, y el otro a mi lado izquierdo. Así que el que
estaba a mí lado izquierdo estaba frente a mí, miraba por la ventana del lugar
que se encontraba a su lado, mantenía sus manos tomadas en un puño. Mayor, como
de 30 años o más. Quise negarme a la idea de que fuese él. Mire a mi derecha,
estaba el hombre de espalda, solo podía ver que vestía muy formal, como el otro
hombre, su cabello oscuro y liso, trague saliva. Quería darme la vuelta e irme,
pero no podía, estaba amenazada que si hacía algo que a mi padre le desagrade
dejaría a mi madre en la calle o no me daría más noticias sobre ella.
Pase
caminando por al lado de la mesa de mi derecha que estaba pegada a la pared,
dirigiéndome lentamente al señor que miraba por la ventana en espera de
alguien. Trague saliva.- ¿___ Jess?- dijo alguien detrás de mí antes de que yo
pronunciara un ‘Hola’ al señor de la mesa. Me gire inmediatamente ante la voz
masculina. Me fije que hombre de la mesa estaba de pie a un lado de la mesa
sonriéndome, abrí mis ojos, no era un hombre, bueno si, pero joven, como… como
Justin. Abrí mi boca dejando escapar el aire, era… No era viejo, era un chico
joven, era… era lindo, trague saliva, ahora sentía pena por mi vestimenta.
Anda ___ te vestiste así para no
gustarle para no comprometerte, para que él se arrepienta, tu no cambies de
opinión.
-¿___?-
pregunto nuevamente él. Asentí.- Hola…- dijo con voz varonil.- Mi nombre es
Austin Norris.
-Eh…
yo…- no podía articular palabras este chico tenía algo que me recordaba mucho a
Justin, no sé qué era pero lo hacía.- Yo…
-___
Jess.- dijo sonriendo.- Lo sé.- dijo sonriendo.- Un placer conocerte.- Extendió
su mano, hice lo mismo y estrechamos nuestras manos.- Toma asiento.- dijo
señalando el mueble que había alrededor de la mesa, asentí y me senté allí,
estaba anonadada, esperaba a alguien peor.
Él se
sentó frente a mi sonriendo, me di de cuenta que me miraba, si lo hacía,
detalladamente, estará pensando que soy una loca que consiguió todo en un
basurero, pero… así es mejor, que no le guste, no quiero casarme, no con él. El
chico mesero se acercó, también me miro de forma extraña, ahora si sentía pena,
no pensé en eso antes de actuar así, el chico dejo el menú de las comidas y
bebidas. Me mantuve quieta, suspire mientras fingía leer el menú.
-Creo
que… esto es algo…
-Extraño.-
dije.
-Si.- me
respondió. Asentí.- Creo que yo te conozco un poco pero tu…
-Vale
mira.- le dije mirándolo.- La cosa es así yo apenas me entre hace menos de dos
horas que estaba comprometida contigo, ni siquiera sé quién eres, ni siquiera
te conozco, ni siquiera quiero estar comprometida, y ni siquiera quiero
casarme.- le dije, todo rápido, pero muy claro. Él se quedó en silencio
mirándome sin entender, con sus ojos un poco abierto. Fruncí mi ceño.
-___...
pensé que…- suspiró.- Bueno yo lo se hace un mes, tampoco quería casarme.- Le
mire sorprendida.- Pero ahora que te estoy conociendo…
-Espero
que aun sigas queriendo no casarte.- dije. Él sonrió y negó con su cabeza.
-Bueno,
no hablemos de eso, no podemos hablar de compromiso cuando aún no nos
conocemos.
-Díselo
a mi padre.
-___...
creo que deberías tomarte el tiempo de conocerme.- lo mire un poco.- Puedo
posponer la fecha de la boda si quieres, pero tomate el tiempo de conocerme.
-¿Fecha
de la boda?- lo miré pasmada.
-Sí.
¿Acaso no lo sabías?
-Te dije
que me entere hace menos de dos horas que estaba comprometida.
-Bueno
ahora entérate que ya la fecha esta puesta.
-¿Para
cuándo?
-Octubre,
dos meses antes de navidad.- Lo mire con miedo, no quería casarme.
-Peor
estamos en Julio.- dije en shock.
-Lo sé.-
dijo él mirándome con preocupación.- Pero… puedo decirle a mi padre que
pospongamos la boda.
-Y eso
sería…
-En ese
tiempo nos conoceríamos… mejor.
-Posponla.-
le dije mirándolo con pánico.
-Hey,
tan feo así te parezco que tienes prisa en que la posponga.
-No eres
feo…- dije con la mirada baja.
-¿Entonces?
-No
quiero casarme…
-Yo
tampoco.
-¡Entonces
posponla!
-Debo
convencer a mi padre, créeme yo no esperaba esto, me estoy casando por el
negocio que hizo mi padre con tu padre.- lo mire, así que era por negocios.
-¿Qué
tipo de negocio?- pregunte.
-Tu
padre quiere ser socio de la empresa de mi padre, como un segundo presidente de
empresa, o una empresa compartida, pero para eso, la idea estúpida de mi padre
es que tú te cases conmigo.
No dije
nada, estaba siendo utilizada por mi propio padre, ¿Dónde estaba el padre que
de verdad me quería? Podía sentirme más que usada, pero por lo menos mi padre
no me estaba prostituyendo, o eso era lo que él me gritaba cuando estaba
furioso ‘¡POR LO MENOS NO TE ESTOY PROSTITUYENDO!
-Permiso,
¿ya eligieron?- dijo el chico retirando el menú sacándome de mis pensamientos.
-Podrías
traer solamente dos cafés y…- me miro y miro el menú.- Este postre.- dijo él
chico asintió y se retiró.
-Yo
debería… ofrecerte una disculpa.- dije con la mirada hacia la mesa.
-¿Por
qué?
-Me eh
comportado mal. Te eh dicho que no quiero nada, y aunque es así.- trague
saliva, si esto salía mal mi padre me mataría.- Pero… pido que pospongas la
boda.
-Hablare
con mi padre.
-Hasta
Febrero…- le dije mirándolo.
-Estas diciendo
que por cinco meses la posponga.
-Sera
suficiente para conocerte.- le dije llevando mi mirada hacia él.
-Tratare
de convencerlo.- dijo suspirando.
El chico
regreso con los cafés y unos pastelitos dulces, hice una mueca como una
sonrisa. El chico se retiró y nos dejó a solas nuevamente.
-¿Por
qué has pedido algo dulce en vez de comida?- le pregunte.
-¿Puedo
sentarme más cerca de ti?- me preguntó, le mire asombrada. Asentí lentamente.
Él sonrió y se rodó en el mueble de cuero negro hasta quedar a mi lado
izquierdo, no estaba tan cerca como para pegar nuestros brazos o chocar, no,
estaba cerca pero no tanto.
-No me
has respondido…- le dije.
-¿El
qué?
-¿Por
qué has pedido pasteles dulces en vez de salados o comida normal?
-Ah…-
dijo y sonrió.- Creo que estas como muy deprimida y necesitas algo de dulce en
tu cuerpo, te ayudara a sentirte mejor.- dijo sonriendo.- Toma.- dijo
entregándome un pastelito. Lo tome y le sonreí. No pronuncie nada mientras lo
comía. Él tampoco, bueno hasta que se decidió hablar nuevamente.- ¿Por qué
estas así, triste?
-Extraño
a mi madre.- le dije sin mirarlo.
-¿Y eso?
-Larga
historia.
-Tengo
tiempo para escucharla…- dijo. Negué con la cabeza.- Bien… ¿otro día?- asentí.
-Yo
también la extraño…
-¿A tu
mamá?- pregunte. Él asintió.- ¿Si la extrañas porque no estas con ella?
-No
puedo…
-¿Por
qué?
-Murió
hace cuatro años.- me respondió.
-Lo
siento.
-Tranquila,
se llevarlo.- me mantuve en silencio.- ¿Y tú?- me preguntó, lo mire sin
entender.- ¿Por qué no estas con tu mamá?
-No
puedo por algunas razones. Pero ella si está bien… bueno eso creo.
-¿Y
porque no la llamas?
-No
tengo celular.
-Ten.-
dijo poniendo su celular sobre la mesa frente a mí, lo mire sin entender aunque
moría por tomar el celular.- No me mires así, tómalo.- sonrió.
-¿En serio?
-Si.-
dijo sonriendo con ganas. Tomé el celular entre mis manos. Encendí la pantalla
y suspire, este era mi escape. El celular tenía contraseña ¿me estaba jugando
una broma? Lo mire y le mostré el celular.
-¡Ah!-
dijo recordándolo y sonriendo, es esta mira.- me dijo mientras hacía una figura
en la pantalla. Asentí. Él sonrió y el celular se desbloqueó.
Tome la
pequeña cartera de mano que traía y saque el chip de mi celular para ingresarlo
a su celular. Él frunció un poco su ceño pero sonrió.- Creo que venias
preparada.- dijo, asentí sonriendo. Luego de instalarlo mire los contactos, no
salían todos, solo dos, el de Fabiana y el de mi madre. Sin duda alguna
seleccione el de mi madre rápidamente y lleve el celular a mi oído. Él me
miraba sonriéndome. Yo… estaba nerviosa, no hablaba con mi madre desde que mi
padre me saco de la casa, siempre supe de ella porque mi padre me lo decía y
ya.
-¿Aló?-
contestó. Era ella, no había cambiado su número de teléfono. Sonreí.
-¿Mamá?-
dije y no pude evitar que una lágrima resbalase por mi mejilla.
-¿___?
¡___!- dijo y supe que había comenzado a llorar.
-Hola
mamá…- dije llorando.
-¿Estas
bien hija?
-Sí lo
estoy, ¿y tú, estas bien?- pregunte.
-Lo
estoy cariño.
-Te
extraño mamá.- dije llorando.
-Mi niña
también te extraño.
-Mamá,
volveré, no lo olvides, hare lo que sea para volver.- dije en voz baja. Él solo
me miraba con una pequeña sonrisa.
-Hija…
mis cartas… ¿te han llegado?
-No
mamá, papá solo me dice que estas bien…
-Mi
niña… te extraño.
-Y yo a
ti mamá…- dije sequé mis lágrimas.
-Fabiana
me dejo su número hace como tres meses, por si me comunicaba contigo te lo
diera.
-Eh… si
mamá, envíalo en un mensaje.- dije nerviosa ¿y si este chico le decía algo a mi
padre?- Debo dejarte mamá, es un celular prestado. Te amo mamá. Iré cuando
pueda.
-Cuídate
hija, Dios te bendiga, te amo…
-¡Mamá!
-¿Dime?
-Envíalo
en un mensaje. Ahora mismo.
-Está
bien hija.- dijo y colgó.
Comencé
a llorar con mi rostro escondido entre mis brazos que estaban sobre la mesa.
-Hey…
¿ella está bien cierto?- me preguntó él. Seque mis lágrimas asintiendo.- No
llores, si ella está bien, no llores.
-La
extrañaba…- dije mientras secaba mi cara.
-¿Desde
cuándo no hablabas con ella?- preguntó con una sonrisa.- ¿Hace una semana,
dos?- negué con mi cabeza.
-Desde hace
un año y cinco meses…- dije y las lágrimas amenazaban con volver a salir. Él
dejo de sonreír, se quedó quieto.- No te sientas mal.- sonreí, o fue más una
mueca.- Te entregare el celular en un momento…- le dije.- Espero un mensaje de
mi madre.
-Puedes quedártelo.
-¿Qué?-
lo mire sorprendida.
-Quédatelo.-
dijo.- Para que hables con tu mamá cuantas veces quieras.
-¿Estás
seguro?
-Tengo
otro en casa…- sonrió y alzo un poco sus hombros.
-Mi
padre no me permite tener celular.
-Dile
que te lo eh dado yo para que nos comuniquemos aunque no sea así.
-Podría
escribirte.- le dije.
-Entonces
déjalo para ti.- dijo sonriéndome.
-Gracias…-
le dije y sin poderlo evitar lo abrace, él sonrió y me devolvió el abrazo.
-¿Aun
quieres posponer la boda?- me dijo sonriendo.
-Si.- le
dije sonriendo.
-Bien.- sonrió. Suspiro y miro a su alrededor.- Deberíamos salir de acá y dar un paseo. ¿Te parece bien?- me preguntó. Asentí.- Bien.- dijo y se rodó hasta la otra salida del mueble se puso de pie y me dio su mano, sonreí, la tome y me puse de pie. Solté su mano no caminaría agarrada de la mano con él. Así que salimos del lugar, el saco unas llaves y desconecto el seguro de su auto, lo mire asombrada, mire a mi alrededor. No estaban mis guardaespaldas ni nadie, me habían dejado a sola con él.- No están, les eh dicho que se fueran.- dijo el sonriendo. Asentí mientras subía a su auto y el cerraba la puerta.
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