LA INFORMACIÓN
*JUSTIN.*
–Hey
linda…– dije acercándome a ella, debía disculparme por lo de la noche anterior.
Ella se giró a mirarme dejando lo que estaba haciendo sobre la mesa. – Vengo a…
–Disculpado.
– dijo ella sonriéndome. Fruncí mi ceño pero con una sonrisa en mis labios. – Lo
se Just tú no puedes estar sin mí. – dijo sonriendo.
– ¿Cómo
estas segura de eso?– le pregunte entrecerrando mis ojos y rodeando su cintura
con mis brazos. Ella sonrió y acaricio mi mejilla con su dedo índice.
–Instinto.
– respondió. Bufé. Ella me miro con malos ojos y sonrió. – Creo que deberíamos
salir…
–Y si
mejor…– la mire al cuello y me incline para comenzar a depositar besos allí. –
Si mejor nos quedamos…– le dije. Ella se estremeció. Sonreí, siempre lo lograba.
– Eh escuchado que los chicos saldrán…
– ¿Estás
seguro?
–Completamente.
– sonreí. Ella puso sus manos en mi pecho y se separó un poco con sus ojos
entrecerrados. – ¿Qué pasa linda?
– ¿Cuándo
compraras una casa para ti solo?– me miro. Suspire. La tenía, si, aun la tenía,
pero después que ___ me había visto allí con una puta, y después de estar allí
con ella… esa casa era sagrada. Negué con la cabeza mientras le sonreía. –
Deberías comprar una para los dos… podemos casarnos pronto…
– ¿No
vas muy de prisa?– le pregunte con ceño fruncido pero sonriendo.
– ¡Just!–
dijo golpeando un poco mi pecho con la palma de sus manos. – Yo…– me dio malos
ojos. – Llevamos cinco meses juntos, sin contar los otros dos donde no éramos
nada.
–Bueno
linda, ni siquiera un año llevamos. – sonreí.
– ¡Bueno
ya!– dijo un poco molesta. – Al fin y al cabo nada te cuesta decirme que no
quieres en vez de estar poniendo tantas excusas.
– ¡Hey!
¡Hey!– dije tomándola mejor, ya que quería salirse de mis brazos. Ella no me
miro. – Sera luego, ¿vale? Necesito prepararme mejor… ya sabes…– la mire
sonriendo. – Además debo comprar una casa antes de que nos casemos…– ella
sonrió a medias. – Además. – dije y abrí mis ojos, ella rió. – debo
estabilizarme económicamente. – sonreí. Aunque sabía que las dos últimas, lo de
la casa y el dinero, eran una total mentira, la casa la tenía y el dinero me
sobraba.
–Espero
entonces…– dijo ella sonrió apenas. Sonreí. Deposite un beso en sus labios.
Escuche su risita.
–Broth
encontré información de…– dijo Ryan entrando a la cocina, se quedó en silenció.
– ¡Oh! Disculpen… disculpen si interrumpí algo. – dijo él dando algunos pasos
hacia atrás.
–Interrumpes
todo. – dijo Susana cruzando los brazos un poco molesta.
–No
interrumpes. – dije y me acomode el cabello. Le mire. – ¿Qué información
encontraste?
–Broth
yo…– lo note un poco nervioso. – Necesito que vayamos a la habitación de
reuniones. – dijo rascando su cuello. Una corriente de aire fría recorrió mi
cuerpo. De un momento a otro me sentí… ¿asustado? ¿Nervioso? Difícil de
explicar.
–Okey,
vamos. – le dije. – Vuelvo en un momento. – dije mirando a Susana.
–Saldré
hacer unas cosas. – dijo ella molesta, sin siquiera mirarme.
–Yo
podría acompañarte luego de esto linda…– le dije para no hacerla sentir mal.
–No
tranquilo, anda. – fingió una sonrisa. – De seguro es bastante importante eso
que no puedo escuchar.
–No te
comportes así…– le dije poniéndome un poco serio. – Son… negocios, no me gusta
que se metan en los negocios. Menos tú.
–Como
sea Justin. – dijo tomando las cosas entre sus manos y pasándome por un lado
camino afuera de la cocina. Suspire. Estaba molesta, muy molesta, siempre me
decía Justin cuando estaba molesta. Negué con un movimiento de cabeza y mire a
Ryan.
– ¿Vamos?–
le dije. Él asintió.
*___.*
–Y dime…
¿Cuándo te veo de nuevo?– me pregunto Austin sonriéndome mientras estábamos en
su auto frente a la casa de mi padre después de haber dado un lindo paseo en
auto por algunos lados de la ciudad.
Me
encogí de hombros con un poco de pena. – Puedes escribirme y así colocarnos de
acuerdo. – sonreí y le mostré su celular. Él sonrió.
–Bueno
apenas llegue a casa… te escribo. – dijo sonriendo.
Yo
asentí. – Gracias. – le dije y me incline para darle un beso en su mejilla. Él
era un milagro puesto en mi camino. Sin pensar que ya me agradaba después de
pasar casi todo el día con él en el auto conversando y paseando en la ciudad.
–Siempre
a tu orden. – dijo sonriendo.
–Bueno
hasta luego. – le dije mientras abría la puerta del auto. – Le hablare muy bien
a papá sobre ti. – dije sonriendo. – Háblale bien a tu padre de mí. – sonreí.
Él rió. – Recuerda la promesa. – dije mostrando mi menique. Él asintió
sonriéndome. – Gracias. – dije bajando del auto y cerrando la puerta. Moví mi
mano despidiéndolo y subí las pequeñas escaleras que había frente a la puerta
de la casa. Corrí y entre sonriendo.
Las
llantas del auto sonaron, sonreí. Se había marchado. Apreté su celular en mis
manos. Era feliz ahora. Lo abrace a mi pecho. Quería este chico, era lindo, y
muy, muy buena persona. Por fin podría comunicarme con Fabiana y Justin. Mordí
mis labios de la emoción.
No
espera, con Justin aun no, se arruinaría todo, podría ir preso… podría cumplirse
mi terrible sueño. Deje de sonreír un momento… me tendré que conformar con solo
saber de él a través de Fabiana.
–Al fin
llegas niña. – dijo mi padre arriba en las escaleras, brinque de la sorpresa,
le mire. – Eh tratado de ver cómo comunicarme contigo.
–Pues me
has quitado todo y no me has dado un celular. – alce mis hombros. – Él si me lo
ha dado. – se lo mostré sonriendo. Mi padre abrió sus ojos como plato. –
Olvidaba mencionar que…– mire a mi padre. – Que me perdones por ser tan terca y
desobediente padre. – dije comenzando a dar unos pasos hacia las escalera. – De
verdad que eh conocido a este chico y me ha encantado. – sonreí, esto lo decía
de verdad. – Ahora veo porque me has comprometido con él. Debo decir que eres
un padre excelente. – dije y subí los escalones. Mi padre sonrió. – Me ha dicho
que tenga su celular para así el comunicarse conmigo, es que tuvimos eso que
llaman chispa. – sonreí. Mi padre le brillaron sus ojos de felicidad. – Así que
me ha dicho que te ruegue que no me quites el celular, porque se decepcionaría
el no poder hablar conmigo todas las noches y cuadrar nuestras salidas cuando
queramos.
–Creo
que he hecho un buen trabajo. – dijo mi padre como si se sintiera orgulloso de
él mismo.
–Bueno
padre, descansare. – sonreí. – Creo que este paseo por la ciudad me ha dejado
cansada, al fin se en donde estoy.
– ¿Te
dio un paseo por la ciudad?– me miro con sus ojos.
–Solo
por algunos lugares, como un recorrido turístico, ahora sé que estamos en Denver,
Colorado. – sonreí. Él trago saliva. – Y me encanta esta ciudad, quede con él
en salir a conocer el resto y seguir conociéndonos, también hablo de
presentarme a su familia un día de estos. Pero no queremos ir tan deprisa para
no quedarnos sin cosas que hacer. – sonreí. Mi padre asintió más relajado.
–Me
alegra mucho que hayas aceptado todo esto que es por tu bien.
–Sí,
ahora sé que estar con él es mi bien. – sonreí. Por supuesto que es mi bien si
con él es con quien puedo salir de este infierno y tener comunicación con el
mundo exterior. – Bueno…– suspire. – Ahora iré a descansar, ya está
oscureciendo. – sonreí y pase por su lado camino a mi habitación. Vi cómo le
hizo seña al hombre grande que no me siguiera, sonreí, todo estaba funcionando.
Entre
casi que corriendo en mi habitación, cerrando la puerta tras de mí y pasando el
seguro sin que ninguna sombra con la que había estado el último año me
acompañara, si la chico y el hombre gigante, eran como mi sombra, pero ahora,
todo estaba haciendo un buen resultado, sonreí, me había librado de ellos.
Me lance
en mi gran cama y tome en celular, sonreí, estaba tan emocionada que no
encontraba que hacer. Recordé que Austin me dijo que era número registrado como
privado por ende si llamaba o mandaba algún mensaje de texto no le saldría a la
otra persona. Así que sonreí y leí un mensaje que tenía sin leer, el de mi
mamá. Sonreí emocionada al ver el número, el número de Fabiana.
Sonaría
tonto si no haría nada, así que actué como tal impaciente que soy y le di en
marcar al número. Sonó un par de veces el tono.
– ¿Hola?–
contestaron. Sonreí, las lágrimas salieron de mis ojos. Era ella, era su voz,
la reconocía, sentí como si fuera sido pocos días en que la había visto. Sonreí
mientras secaba mis lágrimas. – ¿Podría decir quién es? Este número sale registrado
como privado. – sonreí. Trate de escuchar si en el fondo no se escuchaban voces
o ruidos que indicaran que alguien estaba con ella.
Coloque
mi voz ronca. – ¿Esta sola señorita?
–Por
supuesto que si ¿Quién es?– dijo ella con su tono de obstinación.
– ¿Esta
segura que está sola?– pregunte nuevamente con mi voz ronca, me callé un
momento para no reírme en alto y continué. – Debo darle una información que
debe recibir sola.
–Lo
estoy, dígame Señora que información. – dijo en tono obstinado.
–Hola. –
dije con mi voz normal sonriendo.
–Hola,
¿Quién habla?
– ¡¿TAN
RÁPIDO TE OLVIDASTE DE MI PERRA?!– dije riendo, casi que gritando, estaba
segura que no me escuchaban, mi padre se había encargado de hacer paredes
dobles en mi habitación porque no podía soportar mis gritos y lloraderas.
No se
escuchó nada, lo sabía, se había quedado boca abierta, sonreí. – ¿___?– dijo mi
nombre tartamudeando.
– ¿Quién
más puede ser?– sonreí.
– ¡OMG!–
escuche que comenzó a llorar. – Como te eh extrañado maldita.
–Yo te
eh extraño a ti. – hice puchero. – Al fin logre como comunicarme todo un caso.
– dije pensando.
– ¿Estas
bien? ¿Dónde estás?
–Estoy
bien tonta. – sonreí. – ¿Cómo estás tú?– suspire.
–Estoy
bien… ¿Dónde estás ___?– preguntó.
– ¿___?–
escuche la voz de mi padre en el pasillo.
–Debo
dejarte se acerca mi padre. – dije en un susurró y colgué.
Corrí
hasta la puerta de mi habitación le quite seguro y fui hasta mi cama
nuevamente. Una llamada entrante estaba en la pantalla decía AUSTIN sin omitir
que salía una linda foto de él al lado. Sonreí. – Hola.
–Hola
linda ya llegue.
–ME
ALEGRA. – Dije sonriendo. – ME ALEGRA QUE HAYAS LLEGADO CON BIEN, YA ME
EMPEZABA A PREOCUPAR. – dije en voz alta y sonriendo. La puerta de mi
habitación se abrió mostrando a mi padre. – AUSTIN, ¿podrías llamar luego? Creo
que mi padre necesitar hablar conmigo. – le dije.
–No,
está bien. – dijo mi padre. – Solo venía a ver que sucedía que te escuchaba
reírte. – dijo, asentí. Se despidió con un movimiento de mano.
–Austin
no, mi padre ya no necesita hablar conmigo. – dije para que mi padre escuchar.
Él sonrió, de seguro se la estaba creyendo.
–Si
quieres bajas a comer…– dijo mi padre. Asentí. Extraño, siempre me llevaban una
comida asquerosa a la habitación. Sonreí con ganas. Mi padre cerró la puerta
tras él.
– ¿Hola?–
dije para asegurarme que Austin siguiera del otro lado de la llamada.
–Estoy
un poco confundido. – rió. – No sé si me contestaste con emoción porque llame o
por… ¿tu padre?– rió. – Es por tu padre ¿cierto?
–Cierto.
–reí. – Pero de verdad me alegra que hayas llegado bien, gracias nuevamente. –
dije en voz baja y tranquila.
–Gracias
a ti por… no lo sé, por aceptar conocerme.
–No
tenía de otra. – reí. Él rió.
–Bueno,
hablamos por mensajes, iré a cenar.
–Yo
igual…– sonreí.
–Bueno,
te escribo luego. – asentí. – No me digas que asentiste. – rió.
–Lo eh
hecho. – Dije dándome de cuenta que lo había hecho inconscientemente. – reímos.
– Iré a comer, bye.
–Bye. –
dijo él. Colgué la llamada. No me perdería de ver cómo era todo allí abajo. Yo
me encontraba en el tercer piso y último de la casa así que debería bajar hasta
la cocina a ver cómo era todo y a… al fin ver a mi padre y a la mujer por la
que mi padre dejo a mi madre.
*JUSTIN.*
–Dime. –
dije de pie en la habitación. Ryan estaba como nervioso y hacía que me sintiera
de la misma manera que él. – ¡DIME!– le dije apresurándolo.
–Bueno
Justin…– bajo la mirada. – Creo que esto…
– ¿Qué
es?– dije en un suspiro. – Dime de una buena vez, no estoy para jueguitos.
–Es
___... – dijo él. Sentí el tiempo detenerse. No sentí mis piernas, era como si
hubieran dicho que estaba allí afuera, quería correr a verla, pero mis piernas
no me daban, o tal vez ni siquiera quería ir a verla. – ¿Justin?– me miro Ryan.
– ¿Estas bien broth?– me preguntó.
– ¿Qué
paso con ___?– pregunte de forma seca, no quería hacerme ilusiones. De seguro
él mismo se había dado de cuenta que no la encontraríamos, no después de llevar
un año completo buscándola.
–Ella se
ha comunicado con Fabiana. – dijo mirándome a los ojos, él estaba nervioso,
asustado, de la misma manera en que yo me sentía. Mi piel se volvió fría.
Trague saliva.
–No
puede ser eso posible.- dije sin querer creer. Ella había aparecido justo
cuando estaba por aceptar todo con Susana.
–Lo
mismo dije yo Justin.
–Fabiana
puede haberlo inventado.- dije en terquedad.
–Vi el
registro de llamadas. Es un número privado. – trago saliva. – Justin ella…
–Puede
que no sea ella. – dije sin querer aceptar.
–Fabiana
está muy tocada, la ha reconocido, sabes cómo es Fabiana Justin, ella no
fingiría o cosa así. – lo mire. – Ella no ha dejado de llorar, me ha dicho que
por su cuenta la buscara y no nos dirá. – lo mire con mis ojos abiertos. – Esta
resentida porque la has dejado de buscar.
–Si es
___ entonces Fabiana no puede hacerme eso, ella sabe cuánto la eh buscado, y en
su momento, todos, TODOS, nos dimos por vencidos, hasta ella. – dije mirando a
Ryan.
–Yo
hablare con ella. – me respondió. – Pero… Justin… ella…
–Necesito
hablar con Fabiana.
–Luego,
deja que se calme. – me dijo Ryan mirándome con preocupación.
*___.*
La mujer
con la que mi padre ahora vive… la odio. Si, con el tan simple hecho de verle y
fijarme en su actitud, la odio. Es que creo que ha sido su idea de que yo me
comprometieras con Austin, y es que podría jurar que mi padre se ha vuelto un
títere de ella. No soporte la cena junto a ellos, así que tome mi comida y la
lleve a mi habitación donde revisaba con mucho cuidado todo, pero exactamente
todo lo que el celular contenía, encontré algunas fotos de Austin con otra
chica, no me ocasionaron celos, no, pero si me ocasionaron curiosidad, y mucha.
Deje el
plato de comida vacío a un lado de mí y me subí a la orilla de la ventana, me
senté allí con mis auriculares y los conecte a mi MP4 mientras continuaba
revisando el celular de Austin, que ahora era mío.
Me
sentía extraña, ahora que tenía celular, no sabía qué hacer, ¿por qué no estaba
como loca intentando llamar a Justin? ¿Por qué no estaba hablando con Fabiana
ahora mismo? ¿Por qué no me estaba comunicando con nadie ahora que ya tenía
como hacerlo? Sentía como si quisiera seguir así, encerrada, comprometida. Pero
eso es imposible, ¡POR SUPUESTO QUE LO ES! No cabe en cabeza alguna que yo
quisiera seguir con esto, no quiero, quiero mi vida de antes de vuelta, quiero
estar con mi madre, con Fabiana y por supuesto que con Justin, pero porque… por
qué me estaba sintiendo de esta manera. Estoy confundida.
Brinque
en mi lugar cuando llego un mensaje al celular. Fruncí mi ceño, no esperaba
mensajes de nadie, abrí la carpeta de mensajes y encontré un mensaje de Austin.
Austin:
¿Podríamos hablar?
¿Podríamos hablar?
Yo:
¿Sobre qué?
¿Sobre qué?
Austin:
¿Por qué tu padre te tiene así?
¿Por qué tu padre te tiene así?
Yo:
¿Así como?
¿Así como?
Austin:
Anda, no te hagas la que no sabes. Estas como…
Anda, no te hagas la que no sabes. Estas como…
Yo:
¿Presa en una cárcel?
¿Presa en una cárcel?
Austin:
Si, así mismo. ¿Por qué?
Si, así mismo. ¿Por qué?
Yo:
En otro momento te lo digo.
En otro momento te lo digo.
Austin:
¿Por qué no ahora?
¿Por qué no ahora?
Yo:
Porque voy a dormir…
Porque voy a dormir…
Austin:
Descansa entonces, nos vemos mañana.
Descansa entonces, nos vemos mañana.
Yo:
¿Mañana?
¿Mañana?
Austin:
Si.
Si.
Yo:
Bueno…
Bueno…
Austin:
Descansa.
Descansa.
Yo:
Igual.
Me mantuve allí mirando la pantalla del celular un momento. No llego otro mensaje. Solté un suspiro, me fui al lugar de llamadas, el número de Fabiana, no dude el marcarlo mientras quitaba uno de mis auriculares para así llevar el celular a mi oído.
Igual.
Me mantuve allí mirando la pantalla del celular un momento. No llego otro mensaje. Solté un suspiro, me fui al lugar de llamadas, el número de Fabiana, no dude el marcarlo mientras quitaba uno de mis auriculares para así llevar el celular a mi oído.
– ¿Hola?
¿___?
–Hola…–
dije y de inmediatamente las lágrimas comenzaron a salir.
– ¿Estás
bien? ¿Qué te sucede? ¿Dónde estás?
– ¿Es
ella?– dijo una voz masculina que yo
podía reconocer. Había alguien allí con Fabiana.
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