domingo, 5 de julio de 2015

CAPITULO 3

LA INFORMACIÓN



*JUSTIN.*


–Hey linda…– dije acercándome a ella, debía disculparme por lo de la noche anterior. Ella se giró a mirarme dejando lo que estaba haciendo sobre la mesa. – Vengo a…

–Disculpado. – dijo ella sonriéndome. Fruncí mi ceño pero con una sonrisa en mis labios. – Lo se Just tú no puedes estar sin mí. – dijo sonriendo.

– ¿Cómo estas segura de eso?– le pregunte entrecerrando mis ojos y rodeando su cintura con mis brazos. Ella sonrió y acaricio mi mejilla con su dedo índice.

–Instinto. – respondió. Bufé. Ella me miro con malos ojos y sonrió. – Creo que deberíamos salir…

–Y si mejor…– la mire al cuello y me incline para comenzar a depositar besos allí. – Si mejor nos quedamos…– le dije. Ella se estremeció. Sonreí, siempre lo lograba. – Eh escuchado que los chicos saldrán…

– ¿Estás seguro?

–Completamente. – sonreí. Ella puso sus manos en mi pecho y se separó un poco con sus ojos entrecerrados. – ¿Qué pasa linda?

– ¿Cuándo compraras una casa para ti solo?– me miro. Suspire. La tenía, si, aun la tenía, pero después que ___ me había visto allí con una puta, y después de estar allí con ella… esa casa era sagrada. Negué con la cabeza mientras le sonreía. – Deberías comprar una para los dos… podemos casarnos pronto…

– ¿No vas muy de prisa?– le pregunte con ceño fruncido pero sonriendo.

– ¡Just!– dijo golpeando un poco mi pecho con la palma de sus manos. – Yo…– me dio malos ojos. – Llevamos cinco meses juntos, sin contar los otros dos donde no éramos nada.

–Bueno linda, ni siquiera un año llevamos. – sonreí.

– ¡Bueno ya!– dijo un poco molesta. – Al fin y al cabo nada te cuesta decirme que no quieres en vez de estar poniendo tantas excusas.

– ¡Hey! ¡Hey!– dije tomándola mejor, ya que quería salirse de mis brazos. Ella no me miro. – Sera luego, ¿vale? Necesito prepararme mejor… ya sabes…– la mire sonriendo. – Además debo comprar una casa antes de que nos casemos…– ella sonrió a medias. – Además. – dije y abrí mis ojos, ella rió. – debo estabilizarme económicamente. – sonreí. Aunque sabía que las dos últimas, lo de la casa y el dinero, eran una total mentira, la casa la tenía y el dinero me sobraba.

–Espero entonces…– dijo ella sonrió apenas. Sonreí. Deposite un beso en sus labios. Escuche su risita.

–Broth encontré información de…– dijo Ryan entrando a la cocina, se quedó en silenció. – ¡Oh! Disculpen… disculpen si interrumpí algo. – dijo él dando algunos pasos hacia atrás.

–Interrumpes todo. – dijo Susana cruzando los brazos un poco molesta.

–No interrumpes. – dije y me acomode el cabello. Le mire. – ¿Qué información encontraste?

–Broth yo…– lo note un poco nervioso. – Necesito que vayamos a la habitación de reuniones. – dijo rascando su cuello. Una corriente de aire fría recorrió mi cuerpo. De un momento a otro me sentí… ¿asustado? ¿Nervioso? Difícil de explicar.

–Okey, vamos. – le dije. – Vuelvo en un momento. – dije mirando a Susana.

–Saldré hacer unas cosas. – dijo ella molesta, sin siquiera mirarme.

–Yo podría acompañarte luego de esto linda…– le dije para no hacerla sentir mal.

–No tranquilo, anda. – fingió una sonrisa. – De seguro es bastante importante eso que no puedo escuchar.

–No te comportes así…– le dije poniéndome un poco serio. – Son… negocios, no me gusta que se metan en los negocios. Menos tú.

–Como sea Justin. – dijo tomando las cosas entre sus manos y pasándome por un lado camino afuera de la cocina. Suspire. Estaba molesta, muy molesta, siempre me decía Justin cuando estaba molesta. Negué con un movimiento de cabeza y mire a Ryan.

– ¿Vamos?– le dije. Él asintió.



*___.*


–Y dime… ¿Cuándo te veo de nuevo?– me pregunto Austin sonriéndome mientras estábamos en su auto frente a la casa de mi padre después de haber dado un lindo paseo en auto por algunos lados de la ciudad.

Me encogí de hombros con un poco de pena. – Puedes escribirme y así colocarnos de acuerdo. – sonreí y le mostré su celular. Él sonrió.

–Bueno apenas llegue a casa… te escribo. – dijo sonriendo.

Yo asentí. – Gracias. – le dije y me incline para darle un beso en su mejilla. Él era un milagro puesto en mi camino. Sin pensar que ya me agradaba después de pasar casi todo el día con él en el auto conversando y paseando en la ciudad.

–Siempre a tu orden. – dijo sonriendo.

–Bueno hasta luego. – le dije mientras abría la puerta del auto. – Le hablare muy bien a papá sobre ti. – dije sonriendo. – Háblale bien a tu padre de mí. – sonreí. Él rió. – Recuerda la promesa. – dije mostrando mi menique. Él asintió sonriéndome. – Gracias. – dije bajando del auto y cerrando la puerta. Moví mi mano despidiéndolo y subí las pequeñas escaleras que había frente a la puerta de la casa. Corrí y entre sonriendo.

Las llantas del auto sonaron, sonreí. Se había marchado. Apreté su celular en mis manos. Era feliz ahora. Lo abrace a mi pecho. Quería este chico, era lindo, y muy, muy buena persona. Por fin podría comunicarme con Fabiana y Justin. Mordí mis labios de la emoción.

No espera, con Justin aun no, se arruinaría todo, podría ir preso… podría cumplirse mi terrible sueño. Deje de sonreír un momento… me tendré que conformar con solo saber de él a través de Fabiana.

–Al fin llegas niña. – dijo mi padre arriba en las escaleras, brinque de la sorpresa, le mire. – Eh tratado de ver cómo comunicarme contigo.

–Pues me has quitado todo y no me has dado un celular. – alce mis hombros. – Él si me lo ha dado. – se lo mostré sonriendo. Mi padre abrió sus ojos como plato. – Olvidaba mencionar que…– mire a mi padre. – Que me perdones por ser tan terca y desobediente padre. – dije comenzando a dar unos pasos hacia las escalera. – De verdad que eh conocido a este chico y me ha encantado. – sonreí, esto lo decía de verdad. – Ahora veo porque me has comprometido con él. Debo decir que eres un padre excelente. – dije y subí los escalones. Mi padre sonrió. – Me ha dicho que tenga su celular para así el comunicarse conmigo, es que tuvimos eso que llaman chispa. – sonreí. Mi padre le brillaron sus ojos de felicidad. – Así que me ha dicho que te ruegue que no me quites el celular, porque se decepcionaría el no poder hablar conmigo todas las noches y cuadrar nuestras salidas cuando queramos.

–Creo que he hecho un buen trabajo. – dijo mi padre como si se sintiera orgulloso de él mismo.

–Bueno padre, descansare. – sonreí. – Creo que este paseo por la ciudad me ha dejado cansada, al fin se en donde estoy.

– ¿Te dio un paseo por la ciudad?– me miro con sus ojos.

–Solo por algunos lugares, como un recorrido turístico, ahora sé que estamos en Denver, Colorado. – sonreí. Él trago saliva. – Y me encanta esta ciudad, quede con él en salir a conocer el resto y seguir conociéndonos, también hablo de presentarme a su familia un día de estos. Pero no queremos ir tan deprisa para no quedarnos sin cosas que hacer. – sonreí. Mi padre asintió más relajado.

–Me alegra mucho que hayas aceptado todo esto que es por tu bien.

–Sí, ahora sé que estar con él es mi bien. – sonreí. Por supuesto que es mi bien si con él es con quien puedo salir de este infierno y tener comunicación con el mundo exterior. – Bueno…– suspire. – Ahora iré a descansar, ya está oscureciendo. – sonreí y pase por su lado camino a mi habitación. Vi cómo le hizo seña al hombre grande que no me siguiera, sonreí, todo estaba funcionando.
Entre casi que corriendo en mi habitación, cerrando la puerta tras de mí y pasando el seguro sin que ninguna sombra con la que había estado el último año me acompañara, si la chico y el hombre gigante, eran como mi sombra, pero ahora, todo estaba haciendo un buen resultado, sonreí, me había librado de ellos.

Me lance en mi gran cama y tome en celular, sonreí, estaba tan emocionada que no encontraba que hacer. Recordé que Austin me dijo que era número registrado como privado por ende si llamaba o mandaba algún mensaje de texto no le saldría a la otra persona. Así que sonreí y leí un mensaje que tenía sin leer, el de mi mamá. Sonreí emocionada al ver el número, el número de Fabiana.
Sonaría tonto si no haría nada, así que actué como tal impaciente que soy y le di en marcar al número. Sonó un par de veces el tono.

– ¿Hola?– contestaron. Sonreí, las lágrimas salieron de mis ojos. Era ella, era su voz, la reconocía, sentí como si fuera sido pocos días en que la había visto. Sonreí mientras secaba mis lágrimas. – ¿Podría decir quién es? Este número sale registrado como privado. – sonreí. Trate de escuchar si en el fondo no se escuchaban voces o ruidos que indicaran que alguien estaba con ella.
Coloque mi voz ronca. – ¿Esta sola señorita?

–Por supuesto que si ¿Quién es?– dijo ella con su tono de obstinación.

– ¿Esta segura que está sola?– pregunte nuevamente con mi voz ronca, me callé un momento para no reírme en alto y continué. – Debo darle una información que debe recibir sola.

–Lo estoy, dígame Señora que información. – dijo en tono obstinado.

–Hola. – dije con mi voz normal sonriendo.

–Hola, ¿Quién habla?

– ¡¿TAN RÁPIDO TE OLVIDASTE DE MI PERRA?!– dije riendo, casi que gritando, estaba segura que no me escuchaban, mi padre se había encargado de hacer paredes dobles en mi habitación porque no podía soportar mis gritos y lloraderas.

No se escuchó nada, lo sabía, se había quedado boca abierta, sonreí. – ¿___?– dijo mi nombre tartamudeando.

– ¿Quién más puede ser?– sonreí.

– ¡OMG!– escuche que comenzó a llorar. – Como te eh extrañado maldita.

–Yo te eh extraño a ti. – hice puchero. – Al fin logre como comunicarme todo un caso. – dije pensando.

– ¿Estas bien? ¿Dónde estás?

–Estoy bien tonta. – sonreí. – ¿Cómo estás tú?– suspire.

–Estoy bien… ¿Dónde estás ___?– preguntó.

– ¿___?– escuche la voz de mi padre en el pasillo.

–Debo dejarte se acerca mi padre. – dije en un susurró y colgué.

Corrí hasta la puerta de mi habitación le quite seguro y fui hasta mi cama nuevamente. Una llamada entrante estaba en la pantalla decía AUSTIN sin omitir que salía una linda foto de él al lado. Sonreí. – Hola.

–Hola linda ya llegue.

–ME ALEGRA. – Dije sonriendo. – ME ALEGRA QUE HAYAS LLEGADO CON BIEN, YA ME EMPEZABA A PREOCUPAR. – dije en voz alta y sonriendo. La puerta de mi habitación se abrió mostrando a mi padre. – AUSTIN, ¿podrías llamar luego? Creo que mi padre necesitar hablar conmigo. – le dije.

–No, está bien. – dijo mi padre. – Solo venía a ver que sucedía que te escuchaba reírte. – dijo, asentí. Se despidió con un movimiento de mano.

–Austin no, mi padre ya no necesita hablar conmigo. – dije para que mi padre escuchar. Él sonrió, de seguro se la estaba creyendo.

–Si quieres bajas a comer…– dijo mi padre. Asentí. Extraño, siempre me llevaban una comida asquerosa a la habitación. Sonreí con ganas. Mi padre cerró la puerta tras él.

– ¿Hola?– dije para asegurarme que Austin siguiera del otro lado de la llamada.

–Estoy un poco confundido. – rió. – No sé si me contestaste con emoción porque llame o por… ¿tu padre?– rió. – Es por tu padre ¿cierto?

–Cierto. –reí. – Pero de verdad me alegra que hayas llegado bien, gracias nuevamente. – dije en voz baja y tranquila.

–Gracias a ti por… no lo sé, por aceptar conocerme.

–No tenía de otra. – reí. Él rió.

–Bueno, hablamos por mensajes, iré a cenar.

–Yo igual…– sonreí.

–Bueno, te escribo luego. – asentí. – No me digas que asentiste. – rió.

–Lo eh hecho. – Dije dándome de cuenta que lo había hecho inconscientemente. – reímos. – Iré a comer, bye.

–Bye. – dijo él. Colgué la llamada. No me perdería de ver cómo era todo allí abajo. Yo me encontraba en el tercer piso y último de la casa así que debería bajar hasta la cocina a ver cómo era todo y a… al fin ver a mi padre y a la mujer por la que mi padre dejo a mi madre.



*JUSTIN.*


–Dime. – dije de pie en la habitación. Ryan estaba como nervioso y hacía que me sintiera de la misma manera que él. – ¡DIME!– le dije apresurándolo.

–Bueno Justin…– bajo la mirada. – Creo que esto…

– ¿Qué es?– dije en un suspiro. – Dime de una buena vez, no estoy para jueguitos.

–Es ___... – dijo él. Sentí el tiempo detenerse. No sentí mis piernas, era como si hubieran dicho que estaba allí afuera, quería correr a verla, pero mis piernas no me daban, o tal vez ni siquiera quería ir a verla. – ¿Justin?– me miro Ryan. – ¿Estas bien broth?– me preguntó.

– ¿Qué paso con ___?– pregunte de forma seca, no quería hacerme ilusiones. De seguro él mismo se había dado de cuenta que no la encontraríamos, no después de llevar un año completo buscándola.

–Ella se ha comunicado con Fabiana. – dijo mirándome a los ojos, él estaba nervioso, asustado, de la misma manera en que yo me sentía. Mi piel se volvió fría. Trague saliva.

–No puede ser eso posible.- dije sin querer creer. Ella había aparecido justo cuando estaba por aceptar todo con Susana.

–Lo mismo dije yo Justin.

–Fabiana puede haberlo inventado.- dije en terquedad.

–Vi el registro de llamadas. Es un número privado. – trago saliva. – Justin ella…

–Puede que no sea ella. – dije sin querer aceptar.

–Fabiana está muy tocada, la ha reconocido, sabes cómo es Fabiana Justin, ella no fingiría o cosa así. – lo mire. – Ella no ha dejado de llorar, me ha dicho que por su cuenta la buscara y no nos dirá. – lo mire con mis ojos abiertos. – Esta resentida porque la has dejado de buscar.

–Si es ___ entonces Fabiana no puede hacerme eso, ella sabe cuánto la eh buscado, y en su momento, todos, TODOS, nos dimos por vencidos, hasta ella. – dije mirando a Ryan.

–Yo hablare con ella. – me respondió. – Pero… Justin… ella…

–Necesito hablar con Fabiana.

–Luego, deja que se calme. – me dijo Ryan mirándome con preocupación.



*___.*


La mujer con la que mi padre ahora vive… la odio. Si, con el tan simple hecho de verle y fijarme en su actitud, la odio. Es que creo que ha sido su idea de que yo me comprometieras con Austin, y es que podría jurar que mi padre se ha vuelto un títere de ella. No soporte la cena junto a ellos, así que tome mi comida y la lleve a mi habitación donde revisaba con mucho cuidado todo, pero exactamente todo lo que el celular contenía, encontré algunas fotos de Austin con otra chica, no me ocasionaron celos, no, pero si me ocasionaron curiosidad, y mucha.

Deje el plato de comida vacío a un lado de mí y me subí a la orilla de la ventana, me senté allí con mis auriculares y los conecte a mi MP4 mientras continuaba revisando el celular de Austin, que ahora era mío.

Me sentía extraña, ahora que tenía celular, no sabía qué hacer, ¿por qué no estaba como loca intentando llamar a Justin? ¿Por qué no estaba hablando con Fabiana ahora mismo? ¿Por qué no me estaba comunicando con nadie ahora que ya tenía como hacerlo? Sentía como si quisiera seguir así, encerrada, comprometida. Pero eso es imposible, ¡POR SUPUESTO QUE LO ES! No cabe en cabeza alguna que yo quisiera seguir con esto, no quiero, quiero mi vida de antes de vuelta, quiero estar con mi madre, con Fabiana y por supuesto que con Justin, pero porque… por qué me estaba sintiendo de esta manera. Estoy confundida.

Brinque en mi lugar cuando llego un mensaje al celular. Fruncí mi ceño, no esperaba mensajes de nadie, abrí la carpeta de mensajes y encontré un mensaje de Austin.

Austin:
¿Podríamos hablar?

Yo:
¿Sobre qué?

Austin:
¿Por qué tu padre te tiene así?

Yo:
¿Así como?

Austin:
Anda, no te hagas la que no sabes. Estas como…

Yo:
¿Presa en una cárcel?

Austin:
Si, así mismo. ¿Por qué?

Yo:
En otro momento te lo digo.

Austin:
¿Por qué no ahora?

Yo:
Porque voy a dormir…

Austin:
Descansa entonces, nos vemos mañana.

Yo:
¿Mañana?

Austin:
Si.

Yo:
Bueno…

Austin:
Descansa.

Yo:
Igual.

Me mantuve allí mirando la pantalla del celular un momento. No llego otro mensaje. Solté un suspiro, me fui al lugar de llamadas, el número de Fabiana, no dude el marcarlo mientras quitaba uno de mis auriculares para así llevar el celular a mi oído.

– ¿Hola? ¿___?

–Hola…– dije y de inmediatamente las lágrimas comenzaron a salir.

– ¿Estás bien? ¿Qué te sucede? ¿Dónde estás?


– ¿Es ella?– dijo una voz masculina  que yo podía reconocer. Había alguien allí con Fabiana.

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