jueves, 30 de julio de 2015

CAPITULO 6

EL REGRESO




– ¿Qué harás al llegar a la ciudad? – me preguntó Austin sonriéndome mientras recostaba su cabeza en mi hombro, me quede solo mirando por la ventana del avión. Suspire. – No te prohibiere que vayas a verle, en cambió me comprometo a llevarte hasta allí. – suspiro. – Sí, por muy loco que suene eso. – sonrió. – Me comprometo. – deposito un beso en mi hombro, sonreí un poco, él era tan tierno. – Pero a cambio solo te pido una cosa.

– ¿Qué? – le dije en voz baja para que solo él escuchara.

–Que primero me permitas conocer a tu madre.

–Eso no es necesario que me lo pidas. – sonreí. – Lo primero que haré será correr a los brazos de mi madre.

–Podría jurar que si hubiera una forma de sacarte de esto lo haría. – me dijo en voz muy baja. – Si llegara a existir una forma de hacer que no te cases conmigo y que seas feliz… entonces lo haría.

–Soy feliz contigo Austin, ahora mismo lo estoy siendo…– comenté sin siquiera mirarlo, las palabras salían como si nada de mí boca, y solo miraba las nubes y las lejanas ciudades debajo de nosotros. – El hecho de que…

–Lo eres, pero no con la persona que quieres. – dijo sin dejarme hablar.

–El hecho de que me lleves con mi madre. – continué. Mi corazón por alguna razón dolía al pensar en Justin. – Eso es lo más hermoso que has podido hacer…– suspiré. – Y no tendría como agradecértelo jamás en la vida.

–Encontrare la manera que me pagues esto. – dijo riendo. Reí golpeándolo un poco en el brazo. Él río y luego volvió a recostarse a mí, sonreí. Cerré mis ojos mientras él jugaba con las pulseras en mis manos.



*JUSTIN.*

–De verdad no dejare decir que andas extraño. – lo miré por debajo de mis pestañas mientras me concentraba en abrir una lata de cerveza. – Pero más con Fabiana, la pobre ni siquiera se la pasa ya contigo…

–Es que la otra noche… discutimos, ya sabes. – dijo y tamboreó los dedos sobre la mesa. – Por sus cosas y sus programas de TV que le meten cosas en la cabeza. – dijo y me sonrió. Asentí, sabía que era eso, Susana cuando veía TV conmigo me explotaba de preguntas.

Destape la lata de cerveza y Fabiana entro a la cocina, me sonrió y camino hacia mi sin siquiera mirar a Ryan, me abrazo un momento quedándose pegada a mi pecho por un rato, sonreí, quizás se sentía mal y necesitaba un abrazo, la abrace sin decir nada mientras sonreía y Ryan nos miraba con recelo.

– ¿Todo bien? – le pregunte cuando se separó de mí, ella asintió sonriendo un poco.

– ¿Todo bien? – me preguntó ella.

Negué un poco con la cabeza pero sin dejar de sonreírle. – Al parecer Susana se va de viaje por una semana. – la miré e hice puchero. Ella sonrío, un poco sin ánimo, seguro por los problemas que había  tenido con Ryan.

– ¿Y a donde se va? – me preguntó.

–Va a visitar a sus padres… algo así me comento. – le dije. Ella asintió.

–Te dejo babe, te quiero. – dijo, me dio un beso en la mejilla y salió de la cocina sin siquiera mirar a Ryan.

Bueno, quien demonios sabía que había pasado con estos dos, pero yo estaba un poco triste porque Susana se iría por una semana, quizás más. No quería que se fuera, y aunque había planeado irme con ella los chicos me habían convencido de quedarme por los negocios por resolver y algunos trabajos por hacer, así que… no pude decirles que no, soy el macho alfa de la manada.

–Justin, amor. – dijo Susana entrando a la cocina. Ryan la saludo y se fue cabizbajo. – Quería decirte que… creo que mis padres vendrán a la ciudad, al centro de la ciudad, igual tendré que viajar pero en auto, ya no será a otro país, igual los planes son quedarme una semana junto a ellos. – me dijo colgándose de mi cuello. – Igual te extrañare demasiado.

Le rodeé con mis brazos abrazándola a mí. – Y quien se quedara junto a mí. – hice puchero ella sonrió dándome un pequeño beso en los labios. – Te extrañare demasiado, ¿lo sabes? – ella asintió, el brillo en sus ojos era hermoso. – Te quiero, linda. – ella sonrió, la abrace escondiendo mi rostro en su cuello.

–Todo está mejorando, ¿cierto? – me preguntó sonriendo, asentí sonriéndole. La tome por su cuello y la eleve un poco para poder besarla bien, ella sonrió y se haló de mi cuello, nos dimos un beso, dos besos, quizás perdí la cuenta, no quería soltarla, quería que se quedara conmigo.

–Creo que debería seguir empacando, debo marcharme en tres horas. – me dijo dándome un beso y saliendo me mis brazos, sonreí para ir tras ella y acompañarla.




*___.*

Luego de unas largas horas aterrizamos en Los Ángeles, me sentía cansada así que en el camino a casa logre dormir un poco, pero fue algo extraño despertarme y aun seguir en el auto, sonreí y mire a Austin. –Pensé que ya estaríamos llegando…– dije sonriéndole.

–Bueno pasó que…– se sonrió para sí mismo. – Me había perdido de dirección. – Lo mire con ganas de morirme de la risa. – Anda no seas mala, no conozco esto aquí y a ti es la única que se le ocurre darme una dirección y no guiarme. – dijo sonriendo, me reí.

– ¿Entonces donde se supone que estamos?– dije mirando a nuestro alrededor.

–Luego de preguntar a varias personas… eh logrado llegar a la interestatal que me llevara más rápido a tu casa. – sonrió.

–Eres buen viajero. – dije sonriendo mientras cerraba los ojos. – No necesitas de mí. – me arregle en el asiento para continuar durmiendo.

–Creo que yo necesito de alguien que me hable antes de tener un accidente por quedarme dormido. – lo mire, él estaba sonriéndome. Reí.

–Bien cuéntame algo… hablemos…– le dije.

–Estoy nervioso de conocer a tu madre…– dijo sin quitar la mirada de la calle.

–Mi madre es… es una mujer muy tranquila, por cierto no le dije que vendríamos, pensé que sería muy lindo una sorpresa…– sonreí.

– ¿Quieres matarla de un infarto al corazón?– dijo riendo. – Se morirá al verte.

–Es fuerte, ella resistirá. – sonreí. Él rió susurrando un “estás loca”.




Cuando llegamos a casa  baje del auto, camine rápidamente hasta la entrada, suspire, estaba nerviosa, las manos de Austin estuvieron sobre mis hombros, lo mire, me sonrió, me tranquilice un poco. Iba a tocar la puerta pero decidí entrar, para mi suerte estaba abierto, sonreí. Hice pasar a Austin, entramos en silencio, cerré la puerta tras de mi con fuerza para que sonara fuerte.
En menos de un minutó salió mi madre de la cocina corriendo, se detuvo un momento con sus ojos bien abiertos, sonreí encogiéndome de hombros. – ¡MI HIJA! ¡MI NIÑA!– gritó mientras corría hacia mí y yo hacia ella.

– ¡MAMÁ!– dije mientras llegaba a sus brazos y en cuestión de segundos mis mejillas estaban ahogadas con las lágrimas que las recorrían.

– ¡MI NIÑA! ¡MI BEBE!– dijo llorando, llore en sus brazos. – Mi niña…– repitió apretándome a ella. – ¿Cómo es que estas aquí?– dijo tomándome el rostro y dándome un beso en la frente, al final de sus ojos podía notar que ya estaba envejeciendo, unos 39 años y ya tenía algunas arrugas. Sonreí mientras no podía detener mis lágrimas.

–Mami te extrañe. – dije abrazándola. – Te extrañe demasiado. – lloré.

–Yo también mi niña, a diario quería verte. – lloró y me miro. – Pero… que es esto…– me miró con cara de preocupación cuando noto la pequeña herida en mi ceja y el moretón desapareciéndose de mi mejilla. Sonreí y negué con la cabeza mientras mis lágrimas salían.

–No es nada. – sequé mis lágrimas. – Debo presentarte a alguien. – dije y le tomé de la mano mientras la hacía caminar tras de mi hasta llegar donde estaba Austin. – Mamá, él es…

–Austin Norris. – dijo él extendiendo su mano para estrecharla con la de mi madre mientras sonreía. – Un gusto conocerla.

–Lily. – dijo mi madre mientras le sonreía.

–Mamá. – le dije, ella nos miró a los dos. – Él es…– lo pensé. – mi prometido. – me encogí de hombros.

– ¿Te casaras?– me miró sorprendida.

–Es una historia muy larga. – comentó Austin.

–Mamá ¿y Frank?– comente.

–Él está de viaje por unos días. – dijo sonriendo, salió esta mañana.

–Entonces dormiré contigo. – dije sonriéndole.

– ¿Por cuánto se quedan?– preguntó emocionada.

–Por el tiempo que ___ quiera. – dijo Austin mirándome y sonriéndome. Sonreí.

– ¡Oh! Que mal educada soy, pasen hacia la sala. – nos dijo mi madre sonriendo. Caminamos hacia la sala, Austin coloco las maletas a un lado de la sala y nos sentamos. – Les traeré algo de beber. – dijo mi madre secando sus lágrimas y luego pasando sus manos por el delantal. Me puse de pie y camine hacia ella. – No quédate allí querida.

–Mamá, soy tu hija, no una visita. – dije sonriendo y caminando con ella hacía la cocina.

– ¿Fue tu padre cierto?– dijo con la mirada baja mientras tomaba los vasos.

–Podríamos hablar luego de eso mami, no arruinemos el momento. – le sonreí y le di un beso en la mejilla. – Vamos, Austin espera por nosotras. – Ella sonrió y salimos de la cocina con los vasos llenos de limonada.



Estuvimos por horas hablando, ya comenzaba a caer la noche, mi madre siempre feliz, a pesar de que le habíamos contado todo lo que había sucedido, todo, la boda planeada, el maltrato de mi padre, la vida de Austin… y bueno como habíamos llegado a casa junto a ella.

–Subiré a la habitación donde dormirás hoy Austin. – le sonreí, él asintió mientras continuaba hablando de su madre, quien ya había fallecido.

Subí en silencio hasta la habitación, suspire y abrí la puerta mire a mi alrededor, un frió recorrió mi cuerpo, un montón de recuerdos vinieron a mi mente como una corta película.

La primera vez que él había entrado a mi habitación…


–No lo hagas. – una voz masculina hablo cuando estuve a punto de desabrochar mi pantalón. Me di la vuelta para mirar entre la oscuridad una silueta alta. Jadeé queriendo gritar. Pero aun así me quede en silencio tratando de ver de quien se trataba. – No te asustes, soy yo. – dijo dando un paso hacia adelante. Quedando más cerca de mí y siendo iluminado un poco por la luz que entraba por la ventana. Abrí mis ojos sin poder creerlo.

– ¿Qué haces aquí? – dije, sin saber si asustada o brava.

–Solo quise venir a verte. – se encogió de hombros.

– ¿Eres un psicópata lo sabes? – dije en un susurró lo suficiente como para que solamente él escuchara. – ¿Crees que el solo hecho de que me ayudaras en las dos situaciones que me eh encontrado... crees que al ayudarme en traerme a mi casa o tenerme cuando estaba drogada te dan derecho de entrar a mi casa, incluso a mi habitación? – dije alzando un poco la voz pero no tanto para que otros escucharan.

–EY. – dijo con los ojos abiertos. – Solo pasé a verte, ¿ok? No pensé que te molestara. Me marcho y te dejo en paz. – dijo recalcando la última palabra. Trague grueso, a veces él me causaba escalofríos.

–Espera. – dije mirando al suelo pero luego lo mire, él permanecía allí de pie frente a mí. Fruncí mi ceño. – ¿Por dónde entraste?

–Por la puerta principal. – dijo él relajado. Yo abrí mis ojos y fruncí más mi ceño. – ¿Eres tan estúpida para hacer esa pregunta? – me dijo. – se supone que entre por la ventana. – dijo finalizando. Yo asentí.”


Su parecida escena de celos… Y nuestro primer beso…

Colgué la llamada y mire a mi Acosador quien sonreía. – ¿Por qué sonríes? – le dije sería.

–Me has elegido.

–Yo no te eh elegido. – dije frunciendo el ceño.

–OH, claro que sí. – sonrió más. Dio unos pasos hacía mí. – has preferido quedarte acá conmigo que dejar entrar a tu noviecito. – dijo con su aliento chocando en mi rostro.

–Te eh dicho... – respire. – te eh dicho que no es mi novio.

–Entonces no deberías andar besándolo en las fiestas... – susurró haciendo que todo mi bello se erizara. Jadeé dentro de mí. Y tragué grueso. Continué con la mirada abajo.

–Yo...

– ¿Sabes que me gustaría hacer ahora?– dijo con una sonrisa en los labios.

– ¿Qué? – dije levantando la mirada. Y chocando con esos ojos claros y su rostro perfecto.

–Besarte... – dijo, dejando de sonreír. Quise bajar la mirada pero sus ojos no me dejaron. Así que no podía ni respirar, me había robado el aliento. Se humedeció sus labios, haciendo que me dieran ganas de hacer lo mismo. Pero antes de que yo pudiera hacer o decir algo, dio un paso hacia delante, terminando con la distancia que nos separaba. Con sus manos grandes tomo mi cuello y me beso, humedeciendo mis labios con los suyos. Mis brazos quedaron doblados entre él y yo, me quede quieta por un momento luego me separe de él.”


Parpadeé cuando unas lágrimas corrían mis mejillas. – ¿Estas bien?– escuche la voz de Austin detrás de mí. Me gire inmediatamente sonriéndole.

–Estoy bien solo estaba…– suspiré y acaricie mi cabello. – Solo recordaba algo. – sonreí. Él me sonrió un poco y me abrazo. Escondí mi rostro en su cuello y comencé a llorar.

–Es sobre él ¿cierto?– dijo pero no espero a que yo le respondiera. – Estará bien si decides quedarte acá. – negué con la cabeza. – Respetare cualquier decisión que tomes, así sea quedarte acá con él. – no le respondí, lo abrace con fuerza, lloré en su pecho, él solo me mantuvo abrazada.

Me separé y seque mis lágrimas le sonreí un poco, él acomodó algo de cabello tras de mi oreja. – Esta es mi habitación, algo pequeño pero cómoda. – le dije, él asintió sonriéndome. – Creo que debería dejar que te acomodes y descanses. – él solo me sonrió. – Buenas Noches.

–Buenas noches linda. – me dijo. Lo abrace, le di un beso en la mejilla y fui hasta donde mi madre.
Estaba en la cocina, le ayude a terminar de lavar los platos, fuimos hasta su habitación, me acosté en su cama mientras la esperaba que saliera de la ducha, sonreí al verme tan feliz en esta casa, baje la mirada y recordé nuevamente a Justin.

Recordé la primera vez que me llevo a su casa, recordé también el momento en que me ayudo superar el shock que me había dejado mi padre y su amante al enterarme de su romance… recordé varias cosas…– ¿___?– escuche y parpadeé, mire a mi madre quien me miraba sonriéndome un poco. –Pensé que ya te habías cambiado de ropa…– me dijo.

–Ah, es que…– sonreí. – Me siento cómoda con esta ropa, casi olvido cambiarme. – le dije y me puse de pie y fui hasta donde estaba mi maleta, quite mi ropa allí frente de mi madre y me puse la ropa de dormir. Me gire a verla, ella me miraba con cara de preocupación y triste. – No es nada. – le dije y le sonreí. Camine hacia ella y subí a la cama a su lado. – Deberíamos dormir, mañana será un largo día. – dije sonriéndole.

–Dios te Bendiga mi niña. – dijo dándome un beso en la frente. Sonreí y la abrace. Aunque me tomo mucho tiempo dormirme, al final de la noche comencé a sentir el peso en mis ojos.




Me encontraba sola en casa, Austin estaba acompañando a mi madre al supermercado. Él le tenía mucho cariño. Tome el celular entre mis manos, suspire. Mordí mis labios, tamboreé los dedos sobre mi celular. Ya tenía dos días en casa, creo que era hora ¿no?

Así que marque el número de Fabiana y espere.

– ¿Hola? ¿___? ¿Estás bien?– dijo.

–Hola. – sonreí. – Sí, estoy bien ¿y tú?

–Bien…– dijo con voz dudosa. – ¿Sucede algo? Estás diferente, bueno te escuchas diferente.

–Estoy algo nerviosa. – dije mirándome los dedos.

– ¿Y eso?

– ¿Tienes tiempo para escucharme?– pregunte. – Tengo cosas que decirte, muchas, y me gustaría saber si estas dispuesta para escucharme un buen rato…– le dije.

–Bueno… lo estoy, estoy desocupada comienza.

–Bueno pero ahora mismo no, dame una hora y te llamo.

–Bueno pero si no te contesto a la primera es que estoy ocupada con los chicos ¿vale? Pero llamas y te atiendo.

– ¿Con los chicos? ¿Estás en su casa? ¿En la casa de los chicos?

–Sí. – me respondió. – Ahora me la pasó más acá que en mi casa. – sonreí, estaba ella allí, lo que necesitaba saber.

–Bueno te llamo en un rato, menos de una hora, ir a terminar algo y te llamo, te quiero.

–También te quiero. – me respondió. Colgó la llamada. Me mire y respire profundo.

Corrí a la habitación de mi madre, saqué la ropa de la maleta, me duche, me vestí, unos pantalones negros, una camisera azul marino que era un poco suelta y un poco corta, solo se me veía la piel del abdomen si subía mis brazos. Acomode mi cabello. Me coloque unos zapatos del mismo color de la camisa. Guarde el celular en el bolsillo del pantalón. Me eche un poco de brillo labial. Me mire por última vez en el espejo. Y antes de salir de la habitación escuche llegar a mi madre y a Austin, justo a la hora. Sonreí. Salí de la habitación y camine hasta la sala rápidamente.

Mi madre estaba en la cocina mientras Austin se sorprendió de verme. Estire mis brazos a los lados para que me viera. – Estás en…

– ¿Pantalones?– le complete la frase, él asintió con la boca abierta.

–Siempre usas vestido y ahora…

–Bueno…– me mire y lo mire a él. – Es que mi padre me obliga a usar vestidos, ya sabes debo ser un chica, soy la hija de un empresario.

–Pero con pantalones también eres chica, podría jurar que te vez más linda. – dijo sonriéndome. Reí y  camine hacia él. – ¿Estás lista?– me preguntó, asentí.

Él había sido el de la idea de que hoy tenía que reencontrarme con mi pasado. Suspire. Mi madre regreso de la cocina. – ¿Saldrán?– preguntó.

Asentimos. – Le mostrare la ciudad a Austin. – le dije, ella sonrió. Él sonrió, camino hasta la puerta, me despedí de mi madre con un beso y un ‘te quiero’ y fui hasta donde estaba Austin.
Salimos de la casa, subimos al auto, él puso el auto en marcha mientras yo le indicaba para dónde ir. – ¿Estás preparada?– preguntó.

–Supongo. – dije encogiéndome de hombros.

–Aunque me voy a quedar sin prometida siento que estoy haciendo algo bien, y a Alessa posiblemente le gusta esto, ella era tan romántica siempre haciendo parejas a los demás…– sonrió para sí mismo. – Creo entonces que me ha dejado algo de eso.

–Austin… siempre estarás en mi corazón, has sido una de las mejores personas de mi vida.

–No hables así. – dijo sonriendo.

– ¿Así como?– reí.

–Como si te fueras a morir. – dijo riendo, reí más. – Pon todo tu esfuerzo y explícale todo, a todos, a quienes estén presentes, no omitas a nadie. – me dijo.

–Posiblemente hoy solo hable con unos amigos y mi amiga.

–Debes hablar con él…– me dijo.


–Lo sé…

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