miércoles, 25 de noviembre de 2015

CAPITULO 24


TORMENTA




Me desperté, estaba consciente de lo que había sucedido en la noche, aun escuchaba la tormenta caer, me mantuve con los ojos cerrados, no quería volver a la realidad… quería que el momento siempre fuese ese. Tenía miedo de no conseguirlo allí por irse temprano aunque no estaba clara de que hora era. Me mantuve quieta y abrí mis ojos lentamente. No lo sentí, no me mantenía ni abrazada ni sus piernas encima de mí, nada. Me encontraba boca abajo y así me mantuve un momento con el miedo de no levantarme, no verle, y romper mi corazón por estúpida.

Me levante poco a con el cabello cayendo sobre mi rostro y gire a mi izquierda deseando y pidiendo a Dios que él estuviese allí. Aunque iba girando lentamente lo hice con los ojos cerrados, los abrí poco a poco, y sentí un alivio cuando vi su espalda, sonreí, aún estaba allí, mordí mis labios y quise brincar de alegría sobre él, pero me mantuve quieta y volví a bajarme hasta quedar nuevamente acostada, esta vez mirando su espalda y agradeciéndole a Dios por aun mantenerlo allí.

Cerré mis ojos poco a poco, el ruido de la tormenta solo me provocaba más sueño, hubo un estruendo en el cielo y brinque en mi lugar, Justin suspiro, y se giró quedando boca arriba aun con los ojos cerrados. Sonreí, se veía tan indefenso, por un momento quise acariciarle… pero luego lo despertaría por completo y llegaría más rápido el momento en que tenga que irse.

Suspire y me mantuve callada, comencé a cerrar mis ojos para volver a retomar el sueño. – No duermas otra vez…– le escuche susurrar, abrí mis ojos sorprendida, incluso con sus ojos cerrados sabía que yo estaba despierta.

– ¿Has dormido bien?

–Perfectamente… tenía… mucho días sin dormir…– dijo abriendo un poco sus ojos hinchados por estar recién despierto.

– ¿Días?

–Desde que dormiste conmigo esa noche… se me hizo difícil conciliar el sueño las noches seguidas…– me respondió aun sin mirarme, me pregunte si le sucedía algo pero me mantuve en silencio. – ¿Cómo se supone que haremos esto? – suspiró. – Estar así…– giró a mirarme sus ojos estaban color miel. – Necesito que seas mía todas las noches, no solo sexualmente, necesito que lo seas en todos los ámbitos…– mordí mis labios. – Necesito ser yo quien muerda esos labios. – dijo sonriendo, sonreí sonrojada y escondí mi rostro entre las sabanas.

–Puedes venir cada vez que quieras…– le dije sonriendo.

– ¿Por qué hacemos esto? ¿Por qué me haces esto? Sabes que puedo llevarte conmigo.

–No quiero que cada vez que ella quiere entrometerse en nuestra relación, lo haga. – lo mire. – Le diste ese poder…– me miro sin entender. – Ella sabe que la quieres, sabes que te preocupas… y si vuelve a cometer una que otra locura tu iras a salvarle, realmente… no estoy prepara para eso. – suspire. – Sería herirme a mí misma de alguna manera. – guarde silencio, él también. Sonreí. – Sin embargo no debes sentirte incomodo porque la quieres, ella merece tu cariño. – fue a decir algo pero continué hablando. – Ella te ayudo en mucho cuando yo no estuve… así que de alguna forma le agradezco aunque es una perra. – sonreí, él rió.

–Estás loca, ¿sabes?

–Perfectamente. – dije riendo. Él rió y se acercó a mí, yo chille y reí, sus besos en mi cuello y su respiración me ocasionaban cosquilleo. – ¡DEJAME! – grité entre risas.

–Shuuu. – dijo poniéndome el dedo en la boca. – Nadie debe saber que estas a punto de ser violada. – me dijo abriendo mucho sus ojos y tratando de no sonreír, yo reí por todo lo alto.

–Estás loco…– dije calmándome, él asintió, como se encontraba un poco encima de mí, tome su rostro entre mis manos y le di un beso.

– ¿Te gusta el clima? – me dijo sonriendo, asentí devolviéndole la sonrisa. – A mi también… y más si estoy contigo. – dijo y deposito un beso en mi frente. – Te amo ___. – dijo mirándome a los ojos con sus ojos profundos.

–Te amo acosador. – dije sonriendo, él sonrió y me dio un corto beso.

Se sentó en la cama, había frio ya que había una tormenta afuera. Él se inclinó hacia el suelo y tomo su bóxer. Yo me levante enrollada en la sabana y fui a mi closet, tome un bikini y un bracier, y antes de elegir otra ropa sentí sus manos en mi cintura, sonreí, deposito un beso en mi hombro y luego mostro frente a mí su guardacamisa. – Por favor. – dijo, sonreí. La tome, y la coloqué rápido. Me gire a mirar sonriendo. – Te queda hermosa. – dijo, reí. – Al menos fue lo único aparte de mi bóxer que no se humedeció. – dijo y señalo a varios lugares donde estaba nuestras ropas, sonreí.

–Yo podría meterlo en la secadora de mi lavadora. – dije.

–Por favor. – dijo haciendo puchero.

–Pero soy mala y te dejare la ropa húmeda para que no puedas irte. – dije sonriendo, él sonrió y asintió.

–Prometo no irme… no hasta que deje de caer una gota de agua del cielo de esta hermosa tormenta. – dijo sonriendo. – Cuando esta tormenta cese, tendré otra excusa por la cual quedarme, dijo guiñándome. Sonreí.

Tome nuestra ropa y fui al baño, coloqué mi ropa en el cesto de ropa sucia y la ropa de él la introduje en la secadora, lave mi rostro, y luego mis dientes, salí del baño y fui al closet, tome unas medias y me las coloqué, tenía frio. – Pareces una conejita Playboy. – dijo riendo.

–Enfermo. – le dije, él rió más. Me gire a mirarlo, estaba sentado en la cama sonriéndome. – ¿Te quedarás en bóxer todo el día? – Le pregunte.

–Si quieres puedo quitármelo. – me guiño.

–Idiota. – le dije lanzándole un zapato pero no logré pegarle, él se sorprendió y comenzó a reír, reímos.

Fui a la cocina y tome algunas cosas e hice unos sándwich, saque el jugo de naranja de la nevera, Justin ya se encontraba sentado en la mesa, así que apenas termine de preparar todo comenzamos a comer, sin olvidarme mencionar que me hizo sentarme en sus piernas, claro que me sentía incomoda un poco así que me senté en la silla más cercana a él y subí mis piernas encima de las de él.

Terminamos de comer, me ayudo a recoger y se fue a la ventana de la habitación, le vi asomarse y mirar detenidamente el cielo, suspiró y se sentó en la cama, termine de lavar los platos, no lograba saber que estaba haciendo, de seguro acostado o asomado en la ventana. Suspire… y sentí sus manos en mis caderas, tragué saliva, sus labios se posicionaron en mi hombro, luego se fue hasta mi cuello, la sensación era extremadamente rica, así que incline mi cabeza a un lado dándole espacio para besar, cerré mis ojos, él hizo presión en mis caderas pegándome a él y haciéndome sentir con mi trasera que ya él estaba erecto, me aferre al lavaplatos, mientras él continuaba besándome el cuello, agradecí tener un moño en el cabello para que así no estorbase.

–Jus.Justin…– dije con los ojos cerrados. – Acabamos de comer…– susurré. Él no respondió y continúo besándome.

Su guardacamisa me quedaba un poco corta así que sus manos la subieron un poco y mi trasero quedaba descubierto con solo mi ropa interior, jadeé, la sensación era más fuerte cada vez, él mordisqueó un poco mi piel y su mano derecha se fue hasta la parte de adelante, sus dedos levantaron la fina tela de mi bikini y su mano completa entro dentro de ella, sus dedos se estaba abriendo paso en mi feminidad, me aferre más al lavamanos, estaba mojada, este hombres apenas me tocaba y yo ya era suya. Con sus piernas empujo un poco mi pierna derecha haciéndome quedar un poco abierta, solo un poco, y sus dedos estar con facilidad en mi feminidad. Jadeé cuando comenzó a pasearse con sus dedos muy cerca de mi feminidad. Comencé a moverme, a pegarme a él, sentir su erección. Él saco su mano de mi feminidad y bajo mi bikini. Me inclino un poco cobre el lavaplatos, saco su miembro y lo introdujo en mi feminidad. – Joder nena. – dijo y me apretó más a él, sus manos estaban firmes en mis caderas, bajo el ruido de la lluvia estábamos gimiendo, era una sensación extremadamente agradable, mis piernas comenzaban a flaquear a medida que él se movía con más fuerza y rapidez. Mis caderas comenzaban a contraerse y los gemidos eran más altos. – Nena por favor. – dijo y apretó más sus manos en mis caderas. Gemí, mis piernas no tenían fuerza para sostenerme. – Hazlo ya nena. – dijo, y basto esto, mis fluidos salieron haciéndome llegar al orgasmo, chillé y apreté mis puños. – ¡Joder! – dijo saliéndose de mí y echando sus fluidos en el suelo, sentí caer al suelo, pero él me sostuvo contra el lavaplatos, recupero sus fuerzas, subió mi bikini y me levanto del suelo llevándome en sus brazos hasta la cama.

Sonreí cuando me dejo en la cama, él estaba un poco sudado. – ¿Qué ha pasado? – le dije.

–Te eh visto tan buena así que no te podía dejar pasar. – dijo humedeciéndose el labio. Recupere mi respiración y mantuve un momento  los ojos cerrados.

–Iré al baño. – dije y me levante rápidamente dirigiéndome al baño. Entre a la ducha, recogí nuevamente mi cabello, quité mi ropa, bueno su guardacamisa y mi ropa interior, abrí la ducha con agua caliente y me bañe rápidamente, me lave mi partes íntimas y luego salí rápidamente ya que comenzaba a darme frio nuevamente. Seque mi cuerpo y coloque mi ropa interior, cuando levante la mirada él estaba allí mirándome y sonriéndome. – ¿Qué? – pregunte sonriendo.

–No me esperaste…– dijo. Reí.

–Anda, dúchate antes que te de frió nuevamente. – le sonreí. Él se acercó a mí y me tomo él rostro entre sus manos y estando pegado a mí me dio un beso, un beso profundo, de esos que te dejan con ganas de muchos besos más y sin duda hacían que volviera a mojarme, pero antes de que sucediera me separe de él y lo envíe a bañarse, me coloque nuevamente su guardacamisa y corrí hacia la cama, ahora si tenía más frio que antes. Tome el cobertor grueso y me arropé, luego de un momento salió él en bóxer y secándose el cabello, subió a la cama conmigo metiéndose debajo de mi cobertor y pegando su cuerpo fría al mío ya caliente, chille mientras me abrazaba, luego nos quedamos así. Abrazados, en silencio, escuchando la tormenta. Mire a un lado, el reloj de la mesita de noche marcaba las 1 de la tarde, así que de seguro habíamos despertado a las 10 ó 11 de la mañana.

martes, 24 de noviembre de 2015

CAPITULO 23

COMPANY




Llevaba una semana sin saber de Justin, incluso sin que nadie supiera de mí, aunque permanecía en la misma ciudad y permanecía en el mismo apartamento, no me permití que supieran algo de mí. Escuche varias veces el: ___ abre, soy yo, Fabiana, estoy sola… déjame pasar. A pesar de eso, continúe en silencio, y aunque a veces me sentía mal por estar sola… más mal me sentía cuando entendía que Justin no había puesto ni un poco de si para venir por mí, y eso me hizo darme de cuenta que… había tomado la decisión correcta.

Mi madre hacía el mercado de la comida y de otras cosas por mí, para evitar que saliera y me vieran, pero esa tarde… estaba aburrida, así que tome mi ropa, un jeans, una camiseta y mi sobretodo con gorro. Era fácil salir con esto, casi nadie lograba ver mi rostro.

Salí del apartamento y tome un taxi al centro comercial más cerca que tenía. Pague el respectivo dinero y camine hacia dentro. Aunque ya era de noche no me importaba andar hasta tarde en estos lugares, mire a mi alrededor, y sonreí, él había venido, era imposible que no viniese. Camine sonriente hasta donde él se encontraba detenido mirando unas cosas desde afuera de la tienda, él aun no me había visto así que camine en silencio y al ya estar cerca de él lo abracé por la espalda con fuerza.

– ¡Viniste! – dije apretándome a él, él rió.

–Estaba a punto de irme, pensé que alguien bromeaba sobre esto. – dijo, le solté y él se giró. – Estas hermosa. – me dijo con sus ojos claros brillando al mirarme.

–Siempre. – reí encogiéndome de hombros. – Te eh extrañado…– dije mirándole.

–Y yo a ti linda. – dijo y deposito un beso en mi mejilla, muy cerca de mis labios, sentí la sangre subirse a mi cabeza, lo que sentía era esa emoción de pena y alegría. – Deberíamos ir al cine.

– ¿Ahora? – dije mirándolo asombrada.

–Sí, ya eh comprado las entradas.

–Gracias. – le dije, tome su brazo y camine a su lado mientras pensaba en todo lo que podía suceder luego.

– ¿Por qué decidiste escribirme después de todo?

–Era lo único que podía hacer. – dije alzando un poco mis hombros.

–Me alegra ser tu opción. – dijo riendo.

–Eres un estúpido. – le dije riendo.


Llegamos a la fila de la entrada del cine, donde la persona de adelante chequea los tickets para ver si realmente van a esa función, escuche una risa, levante la mirada con el rostro a un debajo, solo mirando por encima de mis pestañas, era él, estaba con ella. Justin estaba con Susana. Tragué saliva. Esto podría no ser bueno. Le vi sonreír y abrazarla mientras ella reía, baje más mi rostro para que no me viera por el gorro del sobretodo que me cubría completamente si estaba en la posición de mirar hacia abajo.

–Debería ir por algo de comer antes de que nos toque el turno de entrar. – me dijo, lo mire.

–Yo iré. – dije y tome el dinero de sus manos y camine rápidamente al lugar donde vendían las palomitas de maíz, me quede un momento de pie tras un muro, podía verlos completamente desde allí. Les vi entrar, y luego vi que muy rápido se hacia el turno de nosotros, así que camine rápidamente a donde él se encontraba y entregamos las entradas.

– ¿Y qué hay de la comida? – me pregunto.

–Yo… simplemente no vi nada bueno que pudiese comprar. – dije sonriendo.

–Debería ir yo…– me dijo. Asentí. Llegamos a nuestros respectivos asientos y nos acomodamos.
Aunque a mitad de la película insistí en no quitarme el sobretodo ni siquiera el gorro, Kyle insistió, termine cediendo, lo quite, comí palomitas de maíz y bebí gaseosa. Aunque sentía nervios, Justin podría verme, no quería eso.

Mi celular vibro y me sobresalte, era un mensaje, fruncí mi ceño, ¡ÉL NÚMERO DE JUSTIN! Abrí mis ojos sin querer mirar a donde él se encontraba. No quise abrir el mensaje, no con Kyle a mi lado. Suspire. – Iré al baño. – le dije, él asintió. Me puse de pie y camine hacia las escaleras, baje y camine rápidamente hasta el pequeño pasillo que llevaba a la salida de la sala o entrada de la sala. Abrí el mensaje sin esperar más.

Justin:
TE ATRAPE NENA.

Respire profundo, debía escapar, no podía regresar a la sala, me había visto. Rápidamente escribí un mensaje.

Para Kyle:
Mi madre me ha llamado, me tengo que ir, discúlpame.

Cerré mi celular y camine rápidamente saliendo del cine y luego me dirigí a la salida del centro comercial. Mi celular comenzó a vibrar, no quise sacarlo, me cubrí nuevamente con el sobretodo, detuve un taxi pero una señora mayor se montó antes que yo, la insulte en mi mente. Detuve otros taxis pero ninguno se detuvo, la noche era más fría que antes y comenzaba a llover.

– ¡___! – escuche que gritó detrás de mí. Me gire a verle, era Justin desde la entrada del centro comercial. Abrí mis ojos y mire al frente, detuve un taxi y me subí con prisa.

Le dicte la dirección al taxista y él puso el auto en marcha, solté mi respiración poco a poco, por alguna razón me sentía a salvo. Si venía tras de mí, significaba que había dejado sola a Susana en la sala del cine. Yo no podía, no podía permitirme esto, volver con él, eso significaba hacer sufrir a la chica que lo cuido, no soy tan mal agradecida, ella lo llevo adelante cuando yo no pude, podría hasta decir que ella… merece a Justin igual que yo… o quizás más que yo. Abrí mis ojos, no era posible que estuviera pensando de esta manera, de ser así, debería luchar con ella y ser egoísta, sabiendo que… podría tener todas a mi favor. – Justin…– susurre para mí misma.

– ¿Ha dicho algo señorita?

–No, nada. – dije saliendo de mis pensamientos.


El taxi me dejo a dos cuadras de mi apartamento, no estaban dejando pasar autos por alguna razón, la calle estaba cerrada, camine, con prisa bajo la gran lluvia, casi tormenta. Llegue al apartamento y busque las llaves con prisa, estaba empapada, abrí la puerta y entre rápido antes de cerrar la puerta, la detuvieron. Abrí mis ojos. No podía ser.

– ¿Dejaras que me moje más? – me dijo mirando por encima de sus pestañas con su rostro un poco bajo, no sabía si estaba molesto o quería matarme.

–Justin. – dije sin aliento aun sosteniendo la puerta para que no entrara. Él empujo un poco la puerta, entro y la cerró con seguro, yo estaba en algo como shock. – Debes irte. – dije haciéndome la fuerte.

–Después de algo. – dijo y levanto su rostro, sus ojos estaban un poco tornados, aun me seguía preguntando si él estaba molesto.

–Después de q…– no termine de hablar cuando él me tomó por los brazos y me pego contra la puerta, pego su cuerpo al mío y sus manos estuvieron en mi cuello mientras comenzaba a besarme en los labios con fuerza. Gemí. Pero no podía negar que ya estaba más que en sus pies. Iba a luchar por él aun sabiendo que podría ganar.

Lleve mis manos a su cuello y lo apreté más a mí. Mordí sus labios, halé su cabello, él jadeó y sonrió. No mencionamos ninguna palabra, él quito mi sobretodo y yo su camiseta, dejamos la ropa húmeda sobre el suelo de la cocina, quitamos nuestros zapatos con rapidez y me elevó del suelo llevándome con él hasta mi habitación.

Quito mi ropa sin importarle si la dañaba o no, jadeé, era extremadamente excitante. Quise desabrochar su pantalón pero el mismo lo hizo quedando los dos en ropa interior, me empujó hacia la cama y caí solamente en ropa interior, él mordió su labio inferior mientras me veía y luego se echó encima de mí, sus besos fueron desde mi boca, hasta mi cuello y de allí se abrieron camino hasta mis senos, haciendo lo que yo no podía olvidar, besar y mordisquear cada uno de ellos, halé su cabello tratando de elevarlo para besarlo pero él no cedió.

Bajó por todo mi abdomen dando húmedos besos mientras quitaba mi braciers y luego dejaba recorrer sus manos por mi cuerpo hasta llegar a mis piernas, me miró como antes, por encima de sus ojos, sonrió con malicia, una sensación recorrió mi cuerpo. Justin… él estaba extraño…

–Justin…– susurré.

–Mantente callada. – me dijo. Abrí mis ojos, ese no era su comportamiento.

–Detente. – dije. Él hizo caso omiso, comencé asustarme. – Justin detente. – repetí.

– ¿Qué quieres? – dijo poniendo sus manos con fuerza a ambos lados de mí y alzándose un poco. Lo mire, había cambiado, no podía ser que hubiese caído otra vez en la oscuridad. Tragué saliva.

–Detente por favor. – dije asustada mirándolo.

– ¿No quieres que te haga el amor como a ___? ¡NO ES ESO LO QUE QUIERES SUSANA! – me gritó. Abrí mis labios y mis ojos.  Rápidamente salí debajo de él y coloque mi braciers nuevamente.

–Estas alucinando Justin…– le dije mirándolo a los ojos. Él frunció su ceño. – Soy ___... – dije con mis ojos cristalizados. Y allí estaba, siendo rota nuevamente por él.

Él abrió sus ojos completamente y me miró, su expresión cambio. – ___... – dijo tartamudeando. – ¿Cómo es que? – guardó silencio.

–Tu…– lo mire a los ojos.

–Lo siento si te lastime. – dijo respirando entrecortadamente. – No era mi intensión, disculpa si te hice algún daño…– dijo jadeando, como si le faltara aire y se hizo atrás tomando su cabello y entrando en desesperación.

–Está todo bien. – le dije de rodillas en la cama para quedar a su altura. – Justin ven. – dije y le extendí mi mano. Él me miro confundido.

–Te eh extrañado, te eh necesitado, creo que entre en esto porque camino acá solo eh pensado en lo que Susana me ha ocasionado en esta vida desde que llego.

–Lo entiendo… acércate. – le susurré, él se acercó, tomo mi mano, lo acerque más a mí haciendo que subiera también a la cama, deje que se sentara y me coloque encima de él. – Serás mi compañía esta noche… mi amante. – le susurré al oído, lo que nos podía iluminar era la pequeña luz que entraba por la ventana, ya que al llegar no me dio tiempo ni de encender las luces.

Comencé a besarle por el cuello mientras acariciaba sus brazos, la tensión del deseo se había ido, ahora solo había deseo, sin tensión, sin fuerzas, sin nada, solo deseo de uno del otro. Sus manos lentamente fueron tomando mis piernas, regrese a sus labios, lleve mis manos hasta atrás de su nuca, y halé su cabello. – Demuéstrame cuanto me has extrañado. – dije mirándolo a los ojos. Él asintió en silencio. Una de sus manos se posiciono en mi espalda y me giro, quedando él encima de mí, sonreí dentro de mí.

Sus besos regresaron a mi cuerpo, nuestros cuerpos se despojaron de la poca ropa que les quedaba, y en minutos nos volvimos uno, nuestros cuerpos al compás, sus labios en mi cuello, su aliento chocando en mi oído mientras susurraba cuando me amaba. Sus jadeos cada vez que le halaba el cabello. Las respiraciones aceleradas… todo comenzaba a ser una noche única, mejor dicho, ya era una noche única, y la única cosa que nos acompañaba era la lluvia. Nuestros jadeos por última vez, un suspiro espeso, mis caderas contraídas, un “Siempre serás mía nena”; y llegamos al límite. Sus manos se cerraron en puños mientras mantenía mi cabello en ella, un gemido en alto sin importar quién me escuchara, su gruñido… nuestros cuerpos agotados, y la tormenta se calmó.

La habitación se mantuvo en silencio. Su cuerpo aún estaba encima de mí. Él sonrió un poco contra mi cuello. – ¿te ha quedado claro cuánto te eh extrañado? – me dijo, asentí. – Creo que no me supe explicar completamente…– dijo acariciando un poco mi abdomen. – Te explicare de nuevo. – me dijo mirándome a los ojos, comencé a reírme por lo alto, un estruendo en el cielo y la tormenta comenzó de nuevo.

Tome su rostro y comencé a besarlo, esta vez, sus manos estuvieron quietas, solo nuestros labios se movían, aunque aún estaba encima de mí, no teníamos  penetración ni nada, estábamos haciendo el amor, ese que no se necesita tener sexo para hacerlo… No sé cuánto tiempo duramos así, pero sí sé que estábamos bien, disfrutábamos de eso, de nuestros labios, se sostuvo sobre sus codos a ambos lados de mí y me miro a los ojos deteniendo nuestros besos. – Me quedaría corto de palabras si intentara explicarte cuanto te amo…– sonreímos. – Gracias por esto…– me susurró. – Solo quiero saber algo más…– me miro y se colocó un poco serio. – ¿Seguiremos como amantes? – sonrió.

–Si…– susurré embobada.

–Por qué no regresas como mi novia…

–Porque Susana… ella ha hecho mucho por ti. – baje la mirada. – Pensé en eso, y… no puedo quitarte de su lado.

–Pero no la quiero a mi lado, te quiero a ti.

–Entonces si la dejaras… que no sea de un momento a otro… necesito que pienses las cosas… y no le dejes un shock. – lo mire. – Que luego haga que me dejes porque ella intenta tomar algo para terminar con su vida. – Él sonrió con ganas.

–Discúlpame por eso, sé que por eso te fuiste…

– ¿Y no me buscaste?

–Te vigile un par de noches… quería saber si vivías sola o acompañada en este lugar…– sonrió, abrí mis ojos sorprendida.

–Volvemos al tiempo del acoso Señor Bieber…– le dije.

–Digamos que si. – se encogió un poco de hombros. – Estuve a punto de matar Kyle cuando estaban en la fila del cine, cuando te abrazo… lo iba a despedazar…

– ¿Me habías visto?

–Desde que llegaste. – sonrió.


– ¡ACOSADOR! – le grite, dando un pequeño golpe en su pecho y rompiendo en risa.

viernes, 20 de noviembre de 2015

CAPITULO 22


-Deberíamos ir un día de estos a…- me detuve en medio de la frase cuando el celular de Justin comenzó a sonar.

-¿Aló?- le vi responder.- Si.- dijo mirando el paisaje mientras por su mente quizás pasaba algún pensamiento.- ¿Qué mierda estas diciéndome?- dijo frunciendo un poco su ceño.- ¡No! ¡No se lo permitas!- dijo un poco alterado, lo mire curiosa queriendo saber que sucedía.- ¡Voy para allá ahora mismo!- dijo y colgó la llamada, lo mire sin entender, él debía decirme que sucedía ¿o no?

Pero no fue así, simplemente se puso de pie y comenzó a caminar y yo me puse de pie.- ¡EY!- le grite, él se detuvo, estaba como a dos metros de mi.- ¿Piensas dejarme aquí?- le dije sin tratar de ocultar mi enojo.

-___, vamos, debemos ir a casa.- dijo sin nada de simpatía. Asentí para mí misma y me di de cuenta que los “momentos perfectos” no duran para siempre.- Date prisa.- dijo cuándo me vio aun de pie en el mismo lugar y el comenzaba a caminar.

Voltee mis ojos, eso faltaba, que él pagara su humor conmigo, suspire, al llegar al auto subí sin decir nada, y él hizo lo mismo, puso el auto en marchar y yo me mantuve en silencio un momento, luego de un rato revise mi suéter y en uno de los bolsillos conseguí mis auriculares, suspiré y los coloque en mis oídos. Sí él no hablaba mucho menos lo haría yo. Aunque estaba muy feliz por estar con él nuevamente… él simplemente me estaba desanimando, y me hacía inclinarme más a la idea de dejarlo, no mantener ninguna relación con él.


El camino de regreso se hizo rápido, llegamos al lugar, la casa de los chicos, el auto se apagó y Justin bajo casi que corriendo del auto, baje con calma, aunque quería saber qué era lo que había sucedido así que acelere el paso, al pasar el umbral de la puerta los vi a todos, menos a Justin, se encontraban todos los chicos bien, todos estaban bien, mire a Fabiana que me miraba con preocupación, al igual que todos. Pero no tarde mucho en escuchar…

-¡ESCÚPE ESO! ¡ANDA!- escuche la voz de Justin, baje la mirada, Justin se encontraba en una de las habitaciones de abajo pero no sabía cuál, escuche su llanto, el llanto de ella, Susana, él había venido acá por ella, solté aire lentamente, evite sentir el mareo, evite sentirme algo decepcionada, quería dejarlos de escuchar, ella le suplicaba a él que no la dejara, mientras él intentaba calmarla y hacerla escupir lo que sea que se hubiese tragado.

Camine hasta Ryan con mi celular en la mano.- Necesito el número de Justin…- dije alzando un poco mi celular y sin mirarlo.- Me comunicare con él luego.

-Amiga no puedes irte así, tu…-dijo Fabiana.

-Me salió algo con mi madre.- dije sin siquiera mirarla.

-¿Me das el número o me voy sin él?- dije a Ryan sin mirarlo aún con el celular alzado. El tomo el celular, anotó el número y me lo entrego nuevamente.- Gracias.- Dije esta vez mirándolo, su rostro de preocupación me decía que no debía hacerlo, pero ya estaba hecho.

Camine hasta la puerta poco a poco, aun escuchando el llanto de Susana y como Justin la calmaba.- ¿Necesitas que te lleve?- Dijo Khalil.

-No, he pedido un taxi.- dije sin mirarlos.

-No puedes irte así.- Me dijo.

-No puedes…- susurró Fabiana.

-Si puedo.- dije.- Lo estoy haciendo.- no los mire.

-Él te necesita.- me detuve en el umbral de la puerta para salir. Baje la mirada, yo le había prometido no irme… pero, él estaba muy ebrio como para recordar eso, yo solo… había venido a sacarlo de su oscuridad.

-Ella lo necesita a él.- dije y di un paso más.- Pueden ayudarse entre los dos como todo este tiempo.- dije y sin más decir termine de salir de la casa. Cerré la puerta tras de mí y un par de lágrimas salieron, suspire, no podía dejarme afectar por esto, había prometido no llorar, había hecho una promesa con Austin. Camine por toda la orilla de la calle, no quería caminar mucho, estaba en la misma manzana de donde vivía Kate, así que, no quería encontrarme con ella.

Vi la casa desde lejos, y sonreí, recordé cuando escape de casa diciendo que iría a estudiar matemática y en realidad venía a una fiesta. Baje la mirada y vi un auto acercarse, lo detuve como si fuese un taxi, la ventanilla del auto blanco se bajó y yo me incline un poco para lograr ver quien lo conducía, un chico, blanco, cabello castaño, me sonreía.- ¿Necesitas algo?

-Necesito un aventón.- dije, él sonrió más.- ¿Hacía donde te diriges?

-Voy por la vía de New Rom… ¿te sirve?- preguntó.

-Creo que sí.- dije, él hizo seña con su cabeza de que subiera al auto, quito el seguro y abrió la puerta, mire tras de mí, asegurándome que ningún chico me viera y menos Justin. Subí y de inmediatamente el auto se colocó en marcha, la ventanilla subió y el aire acondicionado estaba al máximo, comencé a sentir frio, pero omití eso mientras… algo como un miedo me comenzaba a recorrer el cuerpo, estaba completamente loca, ¿Cómo se me ocurría subir al auto con un extraño? Lo mire él me sonrió un poco y continuó manejando. Quité esos pensamientos de mi mente, al final… no podría sucederme algo peor de lo que ya me había sucedido. Me encogí de hombros y me acomode en el asiento.

-¿Y cómo te llamas?

-___...- dije. Él asintió.

-¿No preguntaras mi nombre?- dijo sonriendo.

-¿Cómo te llamas?- pregunte mirándole.

-Rich.

-¿Rich?- dije frunciendo mi ceño.- ¿Richard?

-No.- rió.- Rich, así solamente.

-Nombre extraño.- Dije pensando aun en el nombre.

-Lo es.- dijo sonriendo, le devolví una sonrisa.

-¿De dónde eres?- le pregunte.

-Canadá.- dijo sonriendo.

-¿Y qué haces acá?

-Vine a darte un aventón.- dijo sonriendo. Sonreí.

-¿Qué pasa si soy una delincuente y te robo el auto?- dije mirándolo.

-¿De dónde sacarías tu arma si no tienes morral?- dijo sonriendo.- ¿Qué pasa si soy un loco psicópata que te hará daño?- me preguntó sonriendo y poniendo cara de psicópata.

-No me puede suceder algo peor a lo que ya me ha sucedido.- dije sonriendo sin ganas.

-Al final ninguno somos nada de eso.- sonrió. Asentí.

-Déjame por acá.- dije viendo que estaba una cuadra cerca de los apartamentos y el seguiría de largo.

-Se hizo corto el camino.- dijo suspirando y deteniendo el auto. Asentí.

-Gracias por el aventón.- dije y baje del auto.

-De nada.- me dijo.

Cerré la puerta del auto y comencé a caminar hacia los apartamentos, mire atrás y ya no lo veía, camine despacio mientras llamaba a mi madre, le comenté que estaba algo peleada con Fabiana, aunque no era así, le dije que no diera mi dirección a más nadie, ni mi número de celular.

Luego de colgar me apresure a llegar a mi apartamento, subí a mi piso correspondiente y entre al apartamento. Pequeño, sí, era mi pequeño apartamento, apenas uno entraba y se encontraba con la sala de estar y la cocina en la misma, era todo los espacios distribuidos, deje sobre la mesa de la cocina mis llaves y mi celular, sobre una de las sillas deje el suéter, camine al refrigerador y tome un yogurt, camine cómodamente hasta mi habitación, lo cual estaba totalmente cerca y solo lo dividía de lo demás un pequeño umbral, en pocas palabras eran solo dos piezas. Subí al gran sofá y mi sofá preferido, se encontraba frente a la tv, y detrás estaba mi cama, así que me senté allí y comencé a comer yogurt mientras pensaba…


Pensé en Justin y ella, Susana. No me sentía con el poder de separarlo de ella, sé que estaba loca por lo que pensaba, pero, mirándolo desde otro punto de vista… Ella, ella es para él lo que Austin fue para mí. Ella es su ángel, ella lo ayudó cuando yo no estuve… Y aunque me doliera, me hiriera más de lo que ya estaba, yo no regresaría a él, no hasta que ella… sea quien lo deje, o él a ella, no se lo quitare, y no lo obligare a estar a mi lado, cuando realmente él pueda estar sin ella… yo… regresare. 

Mientras tanto… ella seguirá siendo su ángel… y yo siempre estaré allí… y seré su ángel el día que ella le falte.