miércoles, 25 de noviembre de 2015

CAPITULO 24


TORMENTA




Me desperté, estaba consciente de lo que había sucedido en la noche, aun escuchaba la tormenta caer, me mantuve con los ojos cerrados, no quería volver a la realidad… quería que el momento siempre fuese ese. Tenía miedo de no conseguirlo allí por irse temprano aunque no estaba clara de que hora era. Me mantuve quieta y abrí mis ojos lentamente. No lo sentí, no me mantenía ni abrazada ni sus piernas encima de mí, nada. Me encontraba boca abajo y así me mantuve un momento con el miedo de no levantarme, no verle, y romper mi corazón por estúpida.

Me levante poco a con el cabello cayendo sobre mi rostro y gire a mi izquierda deseando y pidiendo a Dios que él estuviese allí. Aunque iba girando lentamente lo hice con los ojos cerrados, los abrí poco a poco, y sentí un alivio cuando vi su espalda, sonreí, aún estaba allí, mordí mis labios y quise brincar de alegría sobre él, pero me mantuve quieta y volví a bajarme hasta quedar nuevamente acostada, esta vez mirando su espalda y agradeciéndole a Dios por aun mantenerlo allí.

Cerré mis ojos poco a poco, el ruido de la tormenta solo me provocaba más sueño, hubo un estruendo en el cielo y brinque en mi lugar, Justin suspiro, y se giró quedando boca arriba aun con los ojos cerrados. Sonreí, se veía tan indefenso, por un momento quise acariciarle… pero luego lo despertaría por completo y llegaría más rápido el momento en que tenga que irse.

Suspire y me mantuve callada, comencé a cerrar mis ojos para volver a retomar el sueño. – No duermas otra vez…– le escuche susurrar, abrí mis ojos sorprendida, incluso con sus ojos cerrados sabía que yo estaba despierta.

– ¿Has dormido bien?

–Perfectamente… tenía… mucho días sin dormir…– dijo abriendo un poco sus ojos hinchados por estar recién despierto.

– ¿Días?

–Desde que dormiste conmigo esa noche… se me hizo difícil conciliar el sueño las noches seguidas…– me respondió aun sin mirarme, me pregunte si le sucedía algo pero me mantuve en silencio. – ¿Cómo se supone que haremos esto? – suspiró. – Estar así…– giró a mirarme sus ojos estaban color miel. – Necesito que seas mía todas las noches, no solo sexualmente, necesito que lo seas en todos los ámbitos…– mordí mis labios. – Necesito ser yo quien muerda esos labios. – dijo sonriendo, sonreí sonrojada y escondí mi rostro entre las sabanas.

–Puedes venir cada vez que quieras…– le dije sonriendo.

– ¿Por qué hacemos esto? ¿Por qué me haces esto? Sabes que puedo llevarte conmigo.

–No quiero que cada vez que ella quiere entrometerse en nuestra relación, lo haga. – lo mire. – Le diste ese poder…– me miro sin entender. – Ella sabe que la quieres, sabes que te preocupas… y si vuelve a cometer una que otra locura tu iras a salvarle, realmente… no estoy prepara para eso. – suspire. – Sería herirme a mí misma de alguna manera. – guarde silencio, él también. Sonreí. – Sin embargo no debes sentirte incomodo porque la quieres, ella merece tu cariño. – fue a decir algo pero continué hablando. – Ella te ayudo en mucho cuando yo no estuve… así que de alguna forma le agradezco aunque es una perra. – sonreí, él rió.

–Estás loca, ¿sabes?

–Perfectamente. – dije riendo. Él rió y se acercó a mí, yo chille y reí, sus besos en mi cuello y su respiración me ocasionaban cosquilleo. – ¡DEJAME! – grité entre risas.

–Shuuu. – dijo poniéndome el dedo en la boca. – Nadie debe saber que estas a punto de ser violada. – me dijo abriendo mucho sus ojos y tratando de no sonreír, yo reí por todo lo alto.

–Estás loco…– dije calmándome, él asintió, como se encontraba un poco encima de mí, tome su rostro entre mis manos y le di un beso.

– ¿Te gusta el clima? – me dijo sonriendo, asentí devolviéndole la sonrisa. – A mi también… y más si estoy contigo. – dijo y deposito un beso en mi frente. – Te amo ___. – dijo mirándome a los ojos con sus ojos profundos.

–Te amo acosador. – dije sonriendo, él sonrió y me dio un corto beso.

Se sentó en la cama, había frio ya que había una tormenta afuera. Él se inclinó hacia el suelo y tomo su bóxer. Yo me levante enrollada en la sabana y fui a mi closet, tome un bikini y un bracier, y antes de elegir otra ropa sentí sus manos en mi cintura, sonreí, deposito un beso en mi hombro y luego mostro frente a mí su guardacamisa. – Por favor. – dijo, sonreí. La tome, y la coloqué rápido. Me gire a mirar sonriendo. – Te queda hermosa. – dijo, reí. – Al menos fue lo único aparte de mi bóxer que no se humedeció. – dijo y señalo a varios lugares donde estaba nuestras ropas, sonreí.

–Yo podría meterlo en la secadora de mi lavadora. – dije.

–Por favor. – dijo haciendo puchero.

–Pero soy mala y te dejare la ropa húmeda para que no puedas irte. – dije sonriendo, él sonrió y asintió.

–Prometo no irme… no hasta que deje de caer una gota de agua del cielo de esta hermosa tormenta. – dijo sonriendo. – Cuando esta tormenta cese, tendré otra excusa por la cual quedarme, dijo guiñándome. Sonreí.

Tome nuestra ropa y fui al baño, coloqué mi ropa en el cesto de ropa sucia y la ropa de él la introduje en la secadora, lave mi rostro, y luego mis dientes, salí del baño y fui al closet, tome unas medias y me las coloqué, tenía frio. – Pareces una conejita Playboy. – dijo riendo.

–Enfermo. – le dije, él rió más. Me gire a mirarlo, estaba sentado en la cama sonriéndome. – ¿Te quedarás en bóxer todo el día? – Le pregunte.

–Si quieres puedo quitármelo. – me guiño.

–Idiota. – le dije lanzándole un zapato pero no logré pegarle, él se sorprendió y comenzó a reír, reímos.

Fui a la cocina y tome algunas cosas e hice unos sándwich, saque el jugo de naranja de la nevera, Justin ya se encontraba sentado en la mesa, así que apenas termine de preparar todo comenzamos a comer, sin olvidarme mencionar que me hizo sentarme en sus piernas, claro que me sentía incomoda un poco así que me senté en la silla más cercana a él y subí mis piernas encima de las de él.

Terminamos de comer, me ayudo a recoger y se fue a la ventana de la habitación, le vi asomarse y mirar detenidamente el cielo, suspiró y se sentó en la cama, termine de lavar los platos, no lograba saber que estaba haciendo, de seguro acostado o asomado en la ventana. Suspire… y sentí sus manos en mis caderas, tragué saliva, sus labios se posicionaron en mi hombro, luego se fue hasta mi cuello, la sensación era extremadamente rica, así que incline mi cabeza a un lado dándole espacio para besar, cerré mis ojos, él hizo presión en mis caderas pegándome a él y haciéndome sentir con mi trasera que ya él estaba erecto, me aferre al lavaplatos, mientras él continuaba besándome el cuello, agradecí tener un moño en el cabello para que así no estorbase.

–Jus.Justin…– dije con los ojos cerrados. – Acabamos de comer…– susurré. Él no respondió y continúo besándome.

Su guardacamisa me quedaba un poco corta así que sus manos la subieron un poco y mi trasero quedaba descubierto con solo mi ropa interior, jadeé, la sensación era más fuerte cada vez, él mordisqueó un poco mi piel y su mano derecha se fue hasta la parte de adelante, sus dedos levantaron la fina tela de mi bikini y su mano completa entro dentro de ella, sus dedos se estaba abriendo paso en mi feminidad, me aferre más al lavamanos, estaba mojada, este hombres apenas me tocaba y yo ya era suya. Con sus piernas empujo un poco mi pierna derecha haciéndome quedar un poco abierta, solo un poco, y sus dedos estar con facilidad en mi feminidad. Jadeé cuando comenzó a pasearse con sus dedos muy cerca de mi feminidad. Comencé a moverme, a pegarme a él, sentir su erección. Él saco su mano de mi feminidad y bajo mi bikini. Me inclino un poco cobre el lavaplatos, saco su miembro y lo introdujo en mi feminidad. – Joder nena. – dijo y me apretó más a él, sus manos estaban firmes en mis caderas, bajo el ruido de la lluvia estábamos gimiendo, era una sensación extremadamente agradable, mis piernas comenzaban a flaquear a medida que él se movía con más fuerza y rapidez. Mis caderas comenzaban a contraerse y los gemidos eran más altos. – Nena por favor. – dijo y apretó más sus manos en mis caderas. Gemí, mis piernas no tenían fuerza para sostenerme. – Hazlo ya nena. – dijo, y basto esto, mis fluidos salieron haciéndome llegar al orgasmo, chillé y apreté mis puños. – ¡Joder! – dijo saliéndose de mí y echando sus fluidos en el suelo, sentí caer al suelo, pero él me sostuvo contra el lavaplatos, recupero sus fuerzas, subió mi bikini y me levanto del suelo llevándome en sus brazos hasta la cama.

Sonreí cuando me dejo en la cama, él estaba un poco sudado. – ¿Qué ha pasado? – le dije.

–Te eh visto tan buena así que no te podía dejar pasar. – dijo humedeciéndose el labio. Recupere mi respiración y mantuve un momento  los ojos cerrados.

–Iré al baño. – dije y me levante rápidamente dirigiéndome al baño. Entre a la ducha, recogí nuevamente mi cabello, quité mi ropa, bueno su guardacamisa y mi ropa interior, abrí la ducha con agua caliente y me bañe rápidamente, me lave mi partes íntimas y luego salí rápidamente ya que comenzaba a darme frio nuevamente. Seque mi cuerpo y coloque mi ropa interior, cuando levante la mirada él estaba allí mirándome y sonriéndome. – ¿Qué? – pregunte sonriendo.

–No me esperaste…– dijo. Reí.

–Anda, dúchate antes que te de frió nuevamente. – le sonreí. Él se acercó a mí y me tomo él rostro entre sus manos y estando pegado a mí me dio un beso, un beso profundo, de esos que te dejan con ganas de muchos besos más y sin duda hacían que volviera a mojarme, pero antes de que sucediera me separe de él y lo envíe a bañarse, me coloque nuevamente su guardacamisa y corrí hacia la cama, ahora si tenía más frio que antes. Tome el cobertor grueso y me arropé, luego de un momento salió él en bóxer y secándose el cabello, subió a la cama conmigo metiéndose debajo de mi cobertor y pegando su cuerpo fría al mío ya caliente, chille mientras me abrazaba, luego nos quedamos así. Abrazados, en silencio, escuchando la tormenta. Mire a un lado, el reloj de la mesita de noche marcaba las 1 de la tarde, así que de seguro habíamos despertado a las 10 ó 11 de la mañana.

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