miércoles, 30 de diciembre de 2015

CAPITULO 29

Llegue a mi departamento y busque en las repisas una botella de whisky. Estuve a punto de abrirla cuando mi celular comenzó a sonar. Me mantuve quieta un momento antes de mirar la pantalla del celular y ver de quien se trataba, lo tome y mire… ¿número desconocido? Abrí mis ojos puede ser Lucky. Conteste inmediatamente.

–  ¡___ NENA ESCÚCHAME! ¡NECESITAMOS HABLAR! ¡DEBES ESCUCHARME! –  mi corazón dolió, colgué antes de poder escuchar cualquier otra cosa. Me senté y tire mis brazos encima de la mesa, apoyé mi frente en la fría madera de la mesa, mis lágrimas comenzaron a salir, pero antes de poder ahogarme en mis lágrimas, preferí ahogarme en el alcohol.

Tres botellas de Whisky fuerte y quede completamente ebria, caí sobre la cama y sin pensar en nada ni nadie… me dormí.



Abrí mis ojos, un fuerte dolor de cabeza me daba los buenos días, me queje, mínimo ruido y todo explotaba en mi cabeza. Me levante aturdida, la hora marcaba las 8:37am, me fui hasta el baño, me desvestí y me metí a la ducha, lave mis dientes, mi cabello evite mojarlo ya que lo tenía secado. Salí del baño, la ropa que estaba en el suelo la metí en el cesto de ropa sucia. Fui hasta mi closet, tome mi ropa interior azul marino, y vestido azul, encima de las rodillas y con puntos blancos, perfecto para un día de campo, tome unas zapatillas y peine mi cabello, debía salir y comer algo, tal vez ir a visitar a mi madre o cualquier otra cosa que se presentara en el día.

Termine de ordenar mi departamento cuando mi celular comenzó a sonar, lo mire, un número desconocido, conteste molesta. –  ¡TE DIJE QUE NO HABLARE NADA CONTIGO DEJA DE MOLESTARME!

–  ¿Señorita ___? –  Escuche, mi corazón se detuvo, abrí mis ojos.

– Oh, disculpe. –  dije mucho más que apenada. Escuche su risa.

– Veo que está algo molesta…

– No, no. –  le aclare. –  No era con usted, pensé que era otra persona…

– Lo entiendo…–  sonreí. –  ¿Tiene algo que hacer? –  me pregunto. –  Estaba pensando en invitarla a comer…

– Iba saliendo a comer…–  dije sorprendida.

– Si no está acompañada puedo ir por Usted, me encuentro algo cerca.

– Vale, creo que no hay problema. –  dije sonriendo.

– Muy bien, la veo en cinco minutos. –  dijo y colgó, el corazón bajo de mi boca, y mi cabeza brinco nuevamente recordándome que mantenía aun una jaqueca. Antes de que se me pasara por alto guarde el número en los contactos, Lucky Blue. Aproveche de ordenar lo más mínimo, mire a mi alrededor, por alguna razón… Justin… estaba saliendo de mi mente. No tardó mucho en llegarme un mensaje.

Lucky Blue:
Estoy afuera.

Sonreí y me encogí de hombros emocionada. Tome mis llaves, mi celular y los guarde junto algo de maquillaje en una pequeña cartera. Salí del departamento y lo cerré con llaves, baje las escaleras, al terminar de bajar sonreí, el auto negro deportivo estaba a la horilla de la calle, él estaba de pie junto al auto sonriendo, sonreí mientras me encogía de hombros.

Él llevaba una camiseta color blanco de algodón, unos jeans  caqui, y unos zapatos casuales. Un look relajado, como si él también fuese a un día de campo, por lo menos YO estaba más presentable que la primera vez que nos vimos. –  Señorita ___. –  dijo él sonriendo un poco al mismo tiempo que yo llegaba. Asentí sonrojada. Él no dijo más nada, abrió la puerta del auto y subí. Pasó frente al auto para luego subir y ponerlo en marcha. –  ¿Cómo esté hoy Señorita ___?

– Bien…–  dije sonriendo y con poca voz. –  ¿Usted como esta?

– Mejor ahora. –  dijo sonriendo mientras miraba hacía al frente, un hormigueó recorrió mi cuerpo, humedecí mis labios, ¿Por qué él me hacía sentir de esta manera? Incluso podía olvidarme de lo que estaba pasando en el momento, o del dolor de cabeza que tenía. –  Dígame, ¿le sucede algo?

– No sé a qué se refiere. –  sonreí.

– Su rostro, su semblante, me dice que le sucede algo. –  dijo mirándome rápidamente para luego poner la mirada en el camino.

– Tengo algo de jaqueca…–  murmuré.

– Espero no haya peleado anoche también. –  dijo sonriendo.

– Respecto a eso…–  sonreí apenada. –  No soy de las que andan golpeando a las personas por allí. –  sonreí. –  Y la situación en que Usted me conoció… no me favorece.

– No hay problema con eso, podemos fingir que esta es la primera vez que nos conocemos. –  dijo sonriendo, asentí para mí misma. ¿Qué tenía este hombre para hacerme sentir de esta manera?

El auto se detuvo en el estacionamiento de un elegante restaurant, a pesar de ser antes del mediodía, era muy elegante, tanto así que daba aspecto como si fuese de noche. Él bajo del auto y antes de que yo fuera a bajar él ya se encontraba abriendo mi puerta, sonreí, él me devolvió la sonrisa. –  Vayamos por acá. –  dijo colocando su mano izquierda en el centro de mi espalda y dirigiéndome hacia dentro del restaurant. El tan solo pensar que tenía su mano en mi espalda se erizaba mi piel. –  Señorita. –  llamó a una de las chicas que trabaja en el lugar, ella lo miró y mantuvo la misma reacción que obtuve yo al verle por primera vez.

– Su nombre Señor…–  dijo ella acomodándose frente al computador.

– Lucky Blue. –  dijo él con demasiada tranquilidad.

– Claro, ya tenemos apartada su mesa, disculpe la espera. –  dijo ella saliendo de su lugar para llevarnos hacia la mesa.

Él tomo asiento quedando al frente de mí, nos sonreímos. –  ¿Todo está bien? –  pregunto nuevamente, asentí. La chica llego a pedir la orden, él me señalo a mi sonriendo.

– Unas tortillas. –  dije sonriendo con pena sin pedir más.

– Bien…–  suspiro Lucky. –  Para mí unos sándwiches, unas tortillas, y dos jugos de naranja. –  lo mire sorprendida. –  Los sándwiches que alcance para los dos. –  la chica asintió. –  Y antes de que se vaya. –  la detuvo con la palabra. –  Traiga algo que le sirva para el dolor de cabeza a la Señorita. –  la chica asintió nuevamente y se retiró. Él me sonrió y tomo un sorbo de agua. –  Señorita Jess, hábleme de Usted. –  dijo sonriendo, detuve mi respiración mirándolo.

–  ¿Qué quiere saber? –  dije mirándolo. Él sonrió mientras tamboreaba sus dedos de la mano derecha sobre la mesa. Me sentía algo nerviosa, pero trate de no mostrárselo.

– Creo que lo primero es…–  sonrió y negó con un movimiento de cabeza.

– Anda dime. –  le insistí.

–  ¿Tienes pareja? –  me miró serio, su mirada era profunda sobre mí.

– No. –  sonreí relajada. Vi sus hombros caer, también se había relajado. –  ¿Y tú? –  lo miré.

– Si. –  asintió y apretó su mandíbula. –  Tengo una linda esposa y una hermosa hija. –  dijo y me miró profundamente, yo quede en shock, lo mire sin entender. Él rió. –  Es mentira…–  rio.

– Ya me había sorprendido mucho. –  dije con mi mano en mi pecho y riéndome.

– Creo que con esto eh rompido el hielo entre nosotros. –  rió. Iba a responder cuando la chica llego con la comida, sonreí y guarde silencio él me guiño, reprimí una sonrisa.

– Gracias. –  dijimos ambos cuando la chica termino de dejar la comida sobre la mesa.

– Puedo preguntarte algo. –  le mire, él asintió. –  ¿De que trabajas? –  le mire. Él sonrió con ganas.

– Soy abogado…–  abrí mis ojos y comencé a reírme. –  Por eso me permití sacarte de ese horrible lugar. –  dijo reímos.

– Que sorpresa. –  dije. –  Como te mencione en el auto… eso no sucede siempre, yo no soy así, yo…

– Lo sé, leí tu registro, era primera vez que estabas en la cárcel, por eso me compadecí de ti. –  dijo riendo.

–  ¿Debo agradecerle por su compasión?

– Para nada. –  dijo sonriendo. –  deberías tomarte eso. –  señalo un sobrecito que decía ENO, era para la jaqueca, la resaca. Sonreí, deposite el polvo en el vaso, y luego lo tome. –  Deberíamos comer y ver luego que hacer. –  sonrió y yo asentí.


La chica retiro todo de la mesa, ya mi jaqueca no existía, mire a Lucky, él se levantó de la mesa y extendió su mano, la tomé y me coloque de pie. –  Dígame… ¿Qué quiere hacer? –  preguntó mientras no dirigíamos a la salida. –  ¿Le gustaría ir a un parque? –  me pregunto al ver que yo no le respondía rápido.

– Me parecería perfecto. –  dije sonriendo. Nos apresuramos a llegar al auto, como siempre, como todo un caballero abrió mi puerta subí, y luego él subió y puso en marcha el auto. Mientras él estaba concentrado conduciendo y… comencé a fijarme en su rostro, las líneas de expresión, sus facciones… me concentré tanto que le vi parpadear lentamente, mi cuerpo se estremeció al ver su mandíbula tensarse, solté un poco de aliento, humedecí mis labios, no podía creer que estaba sintiendo eso por alguien más.

– Llegamos. –  dijo él. Parpadeé y mire a otro lado, el parque parecía como un campo de golfs, aunque tenía algunas montañas, pertenecía plano, había una pista de asfalto para ciclistas y una pista para personas, así que como andaba en zapatillas no tuve problemas en caminar sobre el pasto junto a él. –  No has dicho nada…–  comentó, continué sin decir nada. –  ¿Chicas de pocas palabras?

– No. –  reí. –  Es solo que… esto me parece tan extraño, siento como si te conociese desde siempre…–  dije.

– No es así pero… podemos elegir conocernos por siempre. –  sonrió.

– Si nos conociésemos más de esto, pensaría que es una propuesta de matrimonio. –  le dije, reímos.


Luego de caminar un rato por la orilla del parque que comunicaba con un lago él aclaro su garganta y detuvo el paso, me detuve y lo mire. –  ¿Sucede algo?

– Sí. –  dijo él cerca de mí y serio. Tragué saliva, mi cuerpo se estremeció ante su voz pero al mismo tiempo estaba nerviosa.


–  ¿Qué cosa? –  pregunte en un susurro.

sábado, 26 de diciembre de 2015

CAPITULO 28

– ¿Señorita Jess? – escuche una voz que me hizo sentir algo de frío en mi cuerpo. Tragué saliva, su voz se parecía mucho a la de Austin, tuve un momento de miedo antes de voltear a mirar. No se trataba de Austin, pero sí de… un chico alto, tez clara, muy clara, usaba un par de Jeans con unos zapatos casuales y una camisa de botones en todo su pecho abrochadura en las muñecas, tarde en fijarme que su chaqueta estaba sostenida por una de sus manos, su cabello amarillo pálido aunque podían notarse unos reflejos oscuros, ojos azules claros como el cielo, incluso algunos destellos un poco más oscuros como el color del mar. Tragué saliva nuevamente, este chico era hermoso. – ¿Señorita Jess? – volvió a llamarme y desperté, asentí. – Mucho gusto. – dijo, su voz era gruesa, mi piel se erizo. – Soy Lucky Blue. – incluso su apellido era color AZUL en inglés.



–___, ___ Jess. – dije y tome su mano que esta tendida, pensé en que la sacudiría como todos hacen al presentarse, pero él hizo algo diferente, alzó un poco mi mano llevándola  hasta la altura de nuestros rostros, bueno mi rostro, se inclinó y deposito un suave beso en  mi mano, tragué saliva, estaba nerviosa, incluso mi piel volvió a erizarse.

–Se perfectamente quien es Señorita Jess. – dijo mirándome a los ojos aun con su rostro un poco inclinado y separando mi mano lentamente. No hice prisa en soltarle el agarre. – Eh visto el juicio, me llamo mucho la atención en como respondía al Juez, eso… hizo que pagara su fianza para conocerla aún mejor.

–No debió porque pagarla. – dije sonriéndole un poco. Él termino de soltar mi mano.

–Me vi en la obligación, Usted… ni siquiera tuvo un abogado, no se vio ni temida por la decisión del Juez. – sonrió. – Me gustaría conocerla más Señorita Jess. – dijo sonriéndome, sus ojos me tenían embobada, sentía tanto poder en su mirada, sentí mi aliento deslizarse por mi garganta y salir de mi boca de lo sorprendida que estaba.

–Gracias por pagar la fianza. – le dije sonriendo.

–No agradezca, dígame…. ¿Cuándo puedo verla nuevamente Señorita Jess?

–Solo dígame ___... – le dije algo nerviosa.

–Eso no responde mi pregunta. – dijo sonriendo. – ___. – hizo algo de énfasis al pronunciar mi nombre.

–Yo podría avisarle luego…– dije, y estaba segura que me encontraba sonrojada.

– ¿Eso quiere decir que quiere mi número telefónico? – dijo levantando un poco la ceja.

–No, no. – me apresure a dar mi explicación.

–Tranquila. – dijo sonriendo con ganas y sin dejarme hablar. – ¿Puede usted darme su número? – dijo y sonreí.

–Claro. – dije. Él saco su celular del bolsillo de su pantalón y me entrego su celular desbloqueado, anote mi número rápidamente y le entre el celular. Él sonrió y guardo mi número. Me mantuve quieta y callada.

–Bueno. – suspiro. – ¿Me permite llevarla a su casa? – me preguntó, asentí sonriendo y me encogí de hombros. Él tomo mi sobretodo y me llevo con él hasta la salida del lugar, lo seguí hasta su auto, abrió mi puerta, sonreí, subí al auto, él me entrego mi sobretodo y cerró la puerta. Paso por delante de su auto, abrí su puerta, subió y la cerró, encendió el auto, me miro, me dio una sonrisa, sonreí apenada, encendió el aire del auto y puso el auto en marcha. – ¿Dónde vives? – me dijo. Le di la dirección y luego me mantuve callada, manejo en silencio y a veces él tamboreaba los dedos en el volante del auto. Me moví incomoda por el dolor que sentía en las zonas golpeadas. Suspire y mire por la ventana. – ¿Qué harás esta noche? – pregunto y aclaro su garganta. Lo mire.

–Bueno, creo que tengo algunas cosas que hacer…– dije pensando en que tenía que ir a la casa de Justin y hablar con él. Tenía que arreglar lo que estaba sucediendo. No era posible que estuviera pasando por todo eso y él como si nada.

– ¿Hey? – me llamo él, lo mire. – ¿Dónde es? – me dijo sonriendo. Señale hacia delante donde se encontraban los apartamentos, él terminó de llegar y detuvo el auto. Suspire.

–Gracias por traerme. – sonreí. Él me sonrió más. – Te invitara a pasar… pero…– mire mi apartamento y volví a mirarlo a él. – No esta exactamente en las condiciones. – me encogí de hombros.

–Está bien…– sonrió, era tan lindo. – Te escribiré luego por si no tienes planes. – me dijo un poco serio. – asentí. Él sonrió, por alguna razón me estremecí. Tragué saliva y abrí la puerta.

–Gracias nuevamente. – le dije sonriendo.

–No hay de qué. – me dijo guiñándome. Apreté mis labios y sonreí con ganas. Baje del auto y cerré la puerta tras de mí. Camine rápidamente hasta mi departamento, mire hacia atrás aún estaba él, sonreí y me despedí con un movimiento de mano.



Estando en mi departamento y luego de ordenarlo completamente, entre a ducharme, me vestí con unos jeans, unas botas y una suéter. Tome mi pequeña cartera la colgué en mi brazo izquierdo, mire al sofá, aún estaba la chaqueta de Justin, la tome y salí de mi departamento. Camine hasta la calle y tome un taxi dándole la dirección de la casa de los chicos. Cuando llegue al lugar entre el dinero al señor, y baje del auto, fui hasta la puerta y llame. Espere un momento hasta que la puerta se abrió revelando a Khalil. – ___... – dijo sorprendido. – ¿Cómo es que…

–Pagaron la fianza. – sonreí. Él quedo mudo, asintió. – ¿Y Justin?

–Eh, bueno él…– se colocó un poco nervioso, fruncí mi ceño, pase sin decirle más nada. – Espera ___.

–Ando con prisa. – dije pasando de largo hacía las escaleras que me dirigían a la habitación de Justin. Mi piel estaba caliente, podía sentir mi sangre burbujear y mi corazón bombear a millón. Apreté mi mandíbula y suspire, abrí la puerta y me quede quieta, mi respiración se detuvo, podía escuchar con más claridad mi corazón, lo sentía tras de mis orejas. Él se sobresaltó y me miro con sus ojos abiertos como platos. “MANTÉN LA CALMA, MANTÉN LA CALMA” me decía a mí misma. Sentí mis ojos cristalizarse…

–___ no es lo que

– ¿Qué hace ella aquí? – dijo Susana cubriéndose con la sábana.

–AQUÍ ESTA TU PUTA CHAQUETA. – dije con mi mandíbula tensa y tirándosela en el suelo. Él se encontraba sin camiseta y en bóxer… ella, seguro que debajo de la sábana se encontraba completamente desnuda.

– ¿QUÉ SIGNIFICA ESO? – dijo ella algo alterada.

–QUE MIENTRAS TU LLORABAS ACÁ POR ÉL,  ÉL ME HACIA EL AMOR A MÍ. – Dije sin mirarla a ella sino mirándolo a él, mis lágrimas cayeron por mi mejilla. – Y LAS DICHOSAS REUNIONES DE TRABAJO QUE MANTENÍA ERAN CONMIGO. – dije temblando de la rabia.

–___. – dijo él, pero no escuche más cuando cerré la puerta y salí corriendo de allí, baje llorando las escaleras, mi respiración faltaba, mi vista se tornó borrosa, y difícilmente trataba de llegar a la salida. – ¡DETENTE! – me dijo tomándome por él brazo, había venido corriendo tras de mí.

– ¡DÉJAME EN PAZ! – le grite llorando.

– ¡DÉJAME EXPLICARTE!

– ¡ME VALE MIERDA TU EXPLICACIÓN! – grité y lo empuje. – Te burlaste de mí. – dije sonriendo sin ganas. – Ganaste el juego Bieber. – lo mire con asco.

–Nena detente. – dijo humedeciéndose los labios y tomándome por los brazos, negué con un movimiento de cabeza mientras lloraba.

– ¡DÉJAME! – le grite, llorando.

–No, déjame explicarte…– dijo con su rostro triste.

– ¡¿QUÉ ME VAS A EXPLICAR?! ¡¿Qué TE LA TIRASTE Y AHORA TE ARREPIENTES?! – lo miré, él no dijo nada. – Eso pensé. Eres tan cobarde y tan desgraciado…– lo mire con desprecio.

–Linda, no mírame. – dijo tomándome el rostro entre sus manos.

– ¡DEJAME! – le dije y me quite bruscamente de su agarré. – ME OCACIONAS ASCO. – dije limpiándome las mejillas donde él había puesto sus manos. – Ahora mismo te odio. – dije mirándolo a los ojos sin derramar ni una mínima lágrima.

–___, nena no digas eso. – dijo como si pudiese sentir algo de pena o dolor por mí.

Di un paso hacia atrás, y volví a mirarlo con desprecio, me di la vuelta y salí corriendo de la casa, corrí hasta la calle y escuche un fuerte sonido de llantas chillando en el pavimento. Mire a mi derecha… un auto se había detenido antes de golpearme. – ¡¿SE ENCUENTRA BIEN?! – grito él señor bajándose del auto. Asentí llorando. – ¿Necesita algo? – pregunto.

–Sí. – dije mirándolo, camine hacia él. – Puede sacarme de este lugar, necesito ir a otro sitio. – dije, él asintió. Subí a su auto y él coloco el auto en marcha.




Llegue a mi departamento y busque en las repisas una botella de whisky. Estuve a punto de abrirla cuando mi celular comenzó a sonar.

jueves, 24 de diciembre de 2015

CAPITULO 27

Me moví un poco para continuar durmiendo pero me percaté de que me dolía el cuerpo, fruncí mi ceño, rápidamente todo vino a mi mente, sentí rabia, por culpa de ella había pasado todo, y pensar que ella estaba equivocada, mi padre siempre sospecho de Kyle, jamás supo de Justin. Abrí mis ojos. Podría Justin pasarle frente a los ojos de mi padre y él no sabría nada de su historia, Justin estaba fuera de peligro, las amenazas de mi padre… siempre fueron equivocadas, hacía Kyle.

Iba a llamar a Fabiana cuando el dolor en mi costilla se pronunció más. Jadee y me levante con cuidado, me dirigí al baño en ropa interior me metí a la duchar y me bañe, lave mi cabello, lave mis dientes, salí y sequé mi cabello rápidamente con el secador que estaba en la cómoda del baño. Salí del baño envuelta en una toalla y fui hasta el armario. Tome una camiseta y un pantalón, mientras me vestía logre ver que en la costilla, en la parte de mi espalda de mi lado derecho tenía la piel tornada algo verdosa, un morado, de allí provenía el dolor.

No le preste mucha atención, y fui a la cocina, recogí las cosas del suelo donde las había dejado en la madruga, me prepare un “súper sándwich” así lo llamaba, llevaba el doble de las porciones, mire a mi alrededor, era todo tan extraño, termine de comer y recogí el departamento antes de irme para que mi mamá, bueno, esos eran mis piensos…. Hasta que sonó el timbre.

Fruncí mi ceño, ¿Quién podría ser a estas horas? Mire el reloj de la pared, 10am. Que extraño. Abrí la puerta y…– Buenos Días ¿es usted la Señorita ___ Jess? – me preguntó uno de los oficiales mientras miraba una hoja que traía en su mano.

–Sí. – dije mirándolo a los dos. – ¿Qué sucede?

–Venimos a llevarla arrestada. – me dijo el otro oficial, abrí mis ojos. – Por agredir a la Señorita Kate Holdynne. – abrí mi boca, la muy maldita me había denunciado. Debí matarla cuando pude.

–Está bien, permítanme tomar mi sobretodo y voy con ustedes. – ellos asintieron. Tome mi sobretodo, cerré las ventanas, apague las luces, ellos me miraban extraños, quizás porque había aceptado ir con ellos y no me había negado a ir con ellos. Salí del departamento, cerré la puerta tras de mí y camine junto a ellos, bajamos las escaleras, yo con un poco de dificultad y luego subimos a la patrulla.

Sabía que no tenía permitido ninguna llamada, ni hablar con nadie, no hasta estar en el lugar de policías pero aun así metí mi mano en el bolsillo de mi sobretodo, mentalmente recordé a cuanto estaba el número de mi madre, y lo marque en llamar, rápidamente contesto pero no la deja hablar. – Mamá voy camino a la policía, me llevan arrestada. – y colgué, él policía me miro y no hizo más nada que negar con un movimiento de cabeza y extender su mano para que le entregase mi celular, mordí mi labio pero o hice.

–Solo será hasta que lleguemos allá. – dijo, asentí.

Al apenas llegar a la comisaria, me introdujeron dentro de una celda, suspire, al menos estaba sola y no con un par de locas a los lados. Suspire, esa desgraciada me había denunciado… pero es… se lo merecía, por perra, todo lo que pase por su culpa… Baje la mirada y escuche unos golpes en las rejas de la celda, mire frente a mí. – Te llevaran a juicio ahora mismo. – me dijo el oficial, asentí.

Luego de un momento… escuche un alboroto, fruncí mi ceño y me levante de la pequeña y fina cama, mire por las rejas, a lo lejos, donde estaban las secretarias y todos los de la policía, se encontraba… ¿FABIANA? ¿JUSTIN? ¿RYAN? ¿CHRIS? ¿KHALIL? ¡¿QUÉ HACIAN TODOS EN EL LUHAR!?

– ¡¿DÓNDE ESTA?! – gritaba Fabiana. – ¡DIGANME AHORA MISMO!

–Señor Bieber. – dijo un oficial, al parecer lo conocía de antes. – Tiempo sin verlo por acá.

–Solo vengo a ver a la chica…– dijo él sin mostrar interés alguno.

– ¿Cómo se llama?

–___  Jess. – Dijo como si le repugnara mi nombre.

– ¡JUSTIN QUE NOS DIGAN DONDE LA TIENEN! – gritaba Fabiana casi que llorando.

–Pueden ir a verla, igual la llevaremos en un momento a juicio. – dijo el oficial. Justin asintió. Mire a todos. El oficial señalo hacia donde yo estaba, suspire y me hice hacia atrás, aún mantenía mis manos atrás esposadas, así que era un poco incómodo.

Rápidamente Fabiana se encontraba llorando tras la reja de la celda mientras me miraba.

– ¿Cómo es que se han enterado que estoy acá?

–Me llamaste, creo que pensaste que era tu mamá…– dijo ella llorando. Lo debí de haber supuesto.

Me quede un momento quieta, llegaron los chicos… menos Justin. Ellos me miraban preocupados y yo los miraba apenada. – Señorita debemos irnos. – dijo el oficial llegando y abriendo la celda, asentí, salí y todos me miraron, Fabiana se lanzó a abrazarme mientras no dejaba de llorar. Susurré un “cálmate, todo estará bien” y camine hacia donde me dirigía el oficial, mire a lo lejos, estaba Justin, me miraba muy serio, como si fuese echo algo malo. El oficial me hizo cruzar a la izquierda donde estaba el salón del juicio.

Un frío entro por mis pies y subió hasta mi cuello, como si todo fuera a salir mal, apreté mi mandíbula y me queje cuando tocaron una de mis costillas. – ¿Usted también esta golpeada? – pregunto el oficial, asentí. – ¿Por qué no coloco la contrademanda?

–Pensé que era una simple riña. – dije sin mirarlo.

Me llevaron a mi lugar en la sala, al otro lado a mi izquierda estaba Kate con la cabeza algo cubierta con gasas. Hice como si no le viera. Vi de reojo entrar a la sala a los chicos, y de mala gana a Justin, Kate se sorprendió y la note asustada.

El juicio comenzó y la Juez, hablaba sobre todo, entrevisto a Kate, ella claro, se hizo la inocente. – Señorita Jess. – escuche la voz de Juez y le mire. – ¿Por qué ha golpeado a la Señorita Holdynne? – pregunto.

–Porque me estaba ofendiendo y porque por culpa de ella viví un infierno. – dije mirándola de reojo.

– ¿Entonces acepta que si la golpeo?

–Si señoría. – dije, vi a Kate sonreí, volteé los ojos. Siguieron entrevistándome, me levantaron la camisa dando a la luz los moretones que tenía.

Luego de que el Juez diera sus últimos reglamentos y su juicio me miro. – Si a usted se le dicta un acta de alejamiento de esta Señoría. – señalo a Kate. – ¿Usted lo cumpliría?

–Siempre y cuando ella tenga su boca cerrada. – dije encogiéndome de hombros.

– ¿Alega que puede atacar nuevamente contra ella?

–Si no se mantiene quieta claro que lo hare, acá la lastimada no fue solo ella Señoría, también fui yo, el simple hecho de que ella haya denunciado no significa que hay que darle más privilegios, ¿no se supone que usted es un Juez? No debe estar de parte de nadie acá.

–Señorita…

–Y si se me presentara nuevamente la oportunidad la dejare peor. – dije furiosa. – Es que debí matarla…– susurré.

– ¡SEÑORITA! ¡LIMITE SUS PALABRAS! – dijo el Juez. – Sus palabras la pueden sentenciar.

–Haga lo que mejor le parezca. – dije sin mirar a mi alrededor, realmente todo me daba igual. – Pero si voy detenida ella también. – dije mirando al Juez.

– ¡EL CASO ESTA CERRADO! – dijo y golpeó su mesa. Sonreí, no dijo nada más que cada una debía permanecer detenida como arresto por alcohol u otra cosa.

– ¡ESTÁS LOCA! ¿CÓMO IBAS A DECIR ESO? – escuche a Fabiana.

–Fabi. – me detuve y la mire. – Creo que es hora de que se vayan…– sonreí. – Muchas gracias por venir. – le dije sin dirigirle la mirada a Justin, no sabía que tenía y realmente no tenía ánimos de averiguar.

– ¡Le diré a los chicos que paguen tu fianza! – dijo llorando.

–No te preocupes. – la mire. – No quiero salir, cumpliré lo que debo cumplir. – dije y camine sin más decirle. Escuche sus gritos y uno de los chicos retenerla. Baje la mirada, realmente no quería saber nada de ellos. Nada de Justin.

– ¡SUÉLTAME! ¡ESTO ES TU CULPA! – la escuchaba gritar, ni siquiera volteé a verle.

El oficial me coloco en la celda, quito mis esposas y sin decir nada salió del lugar asegurando que estuviera bien cerrado. Suspiré. Esta era una celda diferente, no de rejas, sino más bien un cuarto, era de paredes y una sola puerta de hierro, pintada de azul con una ventanilla muy arriba. La cama era igual que la otra, con unas sábanas blancas, y muy baja y no muy gruesa. Fuiste hasta la cama y me senté, mire a mi alrededor, incluso me sentía bien allí encerrada más que en la habitación de la casa de mi padre.

Paso un día… lo que había dictado el Juez eran tres días. Así que el primer día no fue tan malo, la comida no fue tan mala… pero si necesitaba bañarme. Eran como las seis de la tarde cuando la puerta de mi celda se abrió, era extraño, ya no necesitaba salir. – Señorita puede irse. – me dijo un oficial, fruncí mi ceño.

–Debe estar equivocado…– le mire.

–No, su fianza ha sido pagada.

– ¿Qué? Pero…

–Apresúrese Señorita, la están esperando. – me dijo, asentí sin entender nada.

JUSTIN. Su nombre resonó en mi cabeza, sonreí, él había venido. Mordí mis mejillas y salí de la celda, el oficial me dirigió hasta las oficinas, donde me entregaron mis pertenencias, mire a los lados tratando de no parecer desesperada, pero no lo vi por ningún lado, mi corazón o sentimientos hacia él se fueron tras una pared donde no podía sentirlos. Deje de sonreír y definitivamente deje de sentirme “bien”.


– ¿Señorita Jess? – escuche una voz que me hizo sentir algo de frío en mi cuerpo. Tragué saliva, su voz se parecía mucho a la de Austin, tuve un momento de miedo antes de voltear a mirar.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

CAPITULO 26


– Vuelve luego… ¿sí? –  le dije mirándolo a los ojos, era el tercer día junto a mí y la lluvia había cesado un poco.

– Volveré lo antes posible linda…–  me sonrió y beso mi frente, él sabía que estaba triste. Mordí mi labio sin pronunciar ninguna palabra. –  No te preocupes solo iré a sacar mi ropa de la casa de los chicos…

–  ¿La veras? –  dije sin mirarlo.

– Al parecer no se ha ido…–  me dijo terminando de colocarse los zapatos. Me sentía una niña, esta de rodillas sobre la cama mientras mantenía mis manos agarradas y jugueteaba con mis dedos. –  ¿EY? –  se acercó y me hizo mirarlo. –  Regresaré por ti, ¿vale?

– Vale. –  dije en un susurró sin ánimos. Fue a darme un beso y le gire mi rostro y lo dio en mi mejilla, rió.

– No seas así. –  tomo mi rostro. –  No seas tonta. –  me dijo sonriendo. Recién se había duchado, y estaba recién vestido, me encantaba la forma en que se veía… tan fresco, tan él. Se inclinó y me dio un pequeño beso.

– Ve… para ver si logras llegar a la cena…–  sonreí sin ánimos.

– Llegaré. –  dijo sonriendo, asentí.

– Te quiero linda…–  dijo sonriéndome. Mi corazón se detuvo un momento… un “te quiero” no era lo que esperaba, lo miré, ¿por qué  hoy lo veía extraño? ¿Por qué no me había dicho te amo? No quise cuestionarlo, ni siquiera quería cuestionarme a mí misma, quería hacerme la idea de que por un momento todas las cosas marcharían bien como solían ser antes. –  Chao nena. –  dijo y deposito su beso en mi frente, sonreí.

– Conduce con cuidado. –  le dije, él asintió sonriendo y cerró la puerta tras él.

Se había ido, mire a mi alrededor  y rápidamente me sentí sola. Esto era lo que no quería, acostumbrarme nuevamente a él. Mire mis manos y me levante rápidamente, corrí hasta la ventana, le vi entrar rápidamente a su auto, y marcharse. Suspiré, la lluvia a un caía. Mire el calendario 29 de noviembre…  más de un me de mi regreso, ya el 24 Austin había cumplido su primer mes desde su partida, una nostalgia entro en mí, sonreí mientras derramaba un par de lágrimas. Mire el reloj, eran las 4 de la tarde.


Fui hasta mi armario y comencé a ver fotos de Austin junto a mí. Comencé a llorar, no sabía porque me sentía así, era malo para mí sentir tanto afecto y luego quedarme sola. Luego de un rato viendo las imágenes, me calmé, seque mis mejillas, me duche… comí, me fije en la hora eran las 7 de la noche, Justin no había escrito ni nada. No llegaría para la cena, lo sabía, era eso lo que sentía en mi pecho cuando se iba a ir.

Sonreí, de seguro necesita descansar, o quizás prefirió quedarse como amante… mire mis manos, fui al closet y saque un pantalón, un camisón, unas botas gruesas, un gorro, coloqué mi sobretodo encima, y coloque unos guantes, estábamos casi llegando a Diciembre y el frió de la navidad ya se sentía.

Mire a mi alrededor, cerré la ventana, apagué las luces y salí del apartamento, al llegar abajo, salí afuera y solo había llovizna, me apresure a tomar un taxi y pedirle que me llevara a un restaurant. Camino al lugar tome mi celular y escribí un mensaje.

Para Kyle:
Hola, ¿Qué haces? ¿Vienes a cenar conmigo?

Kyle:
No puedo linda, me encantaría.

Para Kyle:
¿no quieres?

Kyle:
Tuve que salir de la ciudad por algunos problemas.

Para Kyle:
Vale.

Kyle:
Lo siento linda.

Para Kyle:
No te preocupes J


Guarde el celular en el bolsillo de mi sobretodo y baje del taxi, le pagué al señor del taxi y entre al restaurant. Pedí una mesa alejada, casi que una clase aparte, ellos tenían una, al final del lugar, un lugar cálido, hogareño y algo elegante, le sonreí por cortesía y ordene la comida junto con el vino.

Dos copas de vino y la comida llego, la comí, la disfrute, una copa de vino mientras la comía y otra al final de la comida, me di de cuenta lo sola que estaba, lo sola que me sentía, recordé mi primera cita con Austin, es hecho de que había ido desastrosa para la cita… y de allí nació todo lo lindo. –  Por Austin. –  dije en un susurró alzando la copa un poco y terminándola de beber.



Me quede por más de dos horas, tres botellas de vino y seis cervezas. –  Señorita, si permite le llamaremos un taxi. –  me dijo el chico mesonero.

–  ¿Soy la culpable verdad? –  dije mirándolo aun con el vaso de cerveza en mi mano.

–  ¿Cómo dice Señorita?

– Soy la culpable de que todo vaya así, yo debí casarme con Austin…–  dije haciendo un poco puchero.

– No es culpable de nada Señorita. –  me dijo. –  Creo que ya está bien por hoy. –  dijo mientras me iba a quitar el vaso de cerveza.

– No. –  dije y lo hice hacía atrás. –  Estoy bien. –  dije, pase las manos por mi cara, abrí bien mis ojos y le sonreí. –  Deme la cuenta. –  dije evitando mi ebriedad, no estaba tan ebria, quizás apenas estaba empezando. Él asintió y muy amablemente trajo la cuenta, tome la tarjeta y la coloque en la carta para que se cobrara la cuenta, luego la devolvió. –  Gracias. –  le dije, él me sonrió.

Me puse de pie, no me tambalee ni nada, era como si no hubiese bebido nada, sonreí para mí misma, estaba sola, quizás debía quedarme sola para siempre. Salí del restaurant y mire a mi alrededor, un taxi se aproximaba, lo detuve y subí, le di la dirección, la dirección de la casa de los chicos, quería ir a preguntarle a Justin por qué carajos no había ido. Mire la hora en mi celular, las 10:30pm. Bueno al menos estarán algo despiertos aun. Suspire mientras veía por la ventanilla las calles.

–  ¡DETENGASE AQUÍ! –  dije. Él señor del taxi me miro extrañado y se detuvo. –  ¿Cuánto es? –  le pregunte y le entregue el dinero. –  Quédese con el cambio dije y baje del auto.


Una nostalgia vino a mí, había una fiesta, justamente en la misma casa en la que por primera vez había visto a Justin en el baño. Camine sin pensarlo hacía dentro de la casa, la fiesta era mejor que antes, conocí muchos que estudiaban conmigo en la universidad, y caí en cuenta que estaba en la casa de Kate.

Mire a mi alrededor, podría ella estar por allí. –  ¡VAYA! ¡MIREN QUIEN REGRESO! –  escuche su voz, sonreí y me gire a verle. –  LA CHICA NO ESTABA MUERTA. –  Sonrió y aplaudió, de un momento a otro estábamos rodeados de personas que me miraban y la escuchaban. –  ¿Cómo te fue en el viaje con tu papi?

– De madres. –  le dije sonriéndole. –  Te extrañe mucho a decir verdad. –  le dije en sarcasmo ella dejo de sonreír y termino de llegar a donde yo estaba.

– LASTIMA QUE REGRESASTE Y YA KYLE SE HAYA IDO. –  rió.

– No sé a qué viene al tema. –  dije y mire a mi alrededor, tome uno de los vasos rojos, sabía lo que contenía, una pequeña porción de droga, y si esto era un show, yo iba a ser la estrella, tome el vaso entero en tres tragos.

– SE SUPONE QUE TU PADRE TE LLEVO PORQUÉ TENÍA UN NOVIO CRIMINAL. –  Sonrió.

–  ¿Cómo sabes tú eso? –  la mire.

– FÁCIL. –  dijo y levanto sus manos. –  YO FUI QUIEN LE INFORMO A TU PADRE. –  dijo sonriendo.

–  ¡¿QUÉ TU HICISTE QUÉ?! –  dije alzándole la voz.

– COMO ESCUCHAS LINDA, YO, NO IBA A DEJAR QUE TE QUEDARAS CON KYLE, DEBÍA HACER ALGO. –  se encogió de hombros. –  TU NO TE IBAS A QUEDAR CON ÉL.

–  ¡NI SIQUIERA ERA ALGO DE ÉL! –  le grite. –  ¡PERRA! ¡¿TIENES IDEA POR CUANTO PASE POR TU CULPA?! –  le grite y me fui hacía ella dándole un golpe con el puño cerrado tirándola al suelo. –  ¡ERES UNA MALDITA! –  me tire encima de ella y le di otro golpe. Las personas comenzaron hacer ruido, una persona me dio una patada en la costilla dejándome sin aire y haciéndome caer al suelo, dándole a ella la oportunidad de atacarme.

Al principio sentí un par de golpes, recupere mi aire. Esta perra me iba a pagar por todo lo que yo había pasado. La tomé con fuerza y con un empujón la aparte de mí, me puse de pie y ella también lo hizo. –  ¡PERRA! –  me gritó ella al ver que sangraba de su ceja.

–  ¡MALDITA! –  le grité. Ella se vino hacía mí y le di otro golpe, ella me tomo por el cabello, pero eso no me hacía nada, yo le daba golpes. Tome su cabello y poco a poco la llevaba caminando hacia atrás hasta estar cerca de una pared, tomé su cabeza y la pegué contra la pared ella no soltaba mi cabello, así que grite de la rabia y la golpeé más fuerte haciendo que cayera al suelo, volví hacer lo mismo, ella me rasguñaba y yo le golpeaba con los puños, tome su cabeza y la pegue contra el suelo un par de veces.

–  ¡YA! –  gritaban las personas, sentí que intentaban agarrarme pero yo realmente necesitaba sacar toda la rabia que sentía por dentro, había pasado por muchas cosas, me habían separado de Justin, Justin tenía otras, todo vino a mi cabeza, y todo lo desahogaba en cada golpe que le daba, me di de cuenta que ella ya no tomaba mi cabello solo me miraba, apenas porque sus ojos estaban hinchados, no me había percatado que había estado llorando mientras peleaba. –  ¡YA! –  volvieron a gritar y tres chicos me tomaron. –  ¡LA VAS A MATAR DEJALA! –  Dijo un chico.

–  ¡ME IMPORTA UNA MIERDA! –  intente zafarme de sus agarres, pero me quede quieta cuando vi que muchas personas se acercaban a mirarla, ella no se levantaba del suelo. Abrí mis ojos, era cierto, había estado a punto de matarla. –  ¡YA! –  les dije y abrí mis manos para que supieran que me iba a calmar. Me soltaron pero estaban cerca de mí por si regresaba a ella, me acerqué a la cocina y tome un vaso rojo, lo trague entero, tome otro, y otro, y otro. –  ESO LE PASA A LAS PERRAS MALDITAS COMO TÚ. –  le dije mirándola.

Salí de la casa, sabía que en poco tiempo la droga con la bebida comenzaría hacerme efecto, así que sonreí, mucho me miraban sorprendidos, recogí mi cabello hacía un lado aplacándolo, toqué mi labio, estaba sangrando, no era mayor cosa.

Camine, y no camine exactamente a la casa de los chicos que quedaba a unas cinco casas de allí, no, camine en dirección opuesta, como si fuera a mi antigua casa, donde vive mi madre, camine en silencio, llorando, recordé los golpes de la chica, realmente no me habían dolido, no tanto como los golpes que mi padre me daba. Así que comencé a recordar, mis lágrimas comenzaron a caer, Austin pasó mil veces por mi mente, quizás más que Justin, estaba molesta con Justin, no me había llamado ni nada, no me había escrito, nada.

Así que camine y camine, en un momento mire frente a mí, había llegado a mi apartamento, realmente la droga me había dado energías para caminar hasta mi apartamento, subí las escaleras, saqué la llave de mi apartamento, entre, cerré la puerta tras de mí, tome mi celular, no había ni mensajes ni llamadas perdidas, eran las dos de la madrugada,  cuatro horas caminando, quite mi ropa, la deje tirada en el suelo, deje las luces apagadas y fui hasta mi cama. Me acosté a llorar como una niña, llore por la pérdida de Austin, porque me sentí sola, porque Justin… ya no me amaba, ahora solo me quería, porque… ya nada era igual que antes.


– Austin…–  llame. –  Austin ven y hazme sentir bien como antes. –  lloré. –  Por favor. –  lloré, me sentí igual que en ese momento cuando mi madre me había dicho que Austin había fallecido.

lunes, 7 de diciembre de 2015

CAPITULO 25


– ¿___? –  escuche y fruncí el ceño aun con los ojos cerrados. Moví mi cara al otro lado y me mantuve boca abajo. –  ¿Nena? –  fruncí más él ceño y escuche una risita. –  Anda despierta…

– ¿Mmm? –  abrí un poco mis ojos.

– Nos hemos dormido y ya es casi de noche…–  susurro.

– ¿Y qué? –  dije sin abrir mis ojos, el sonido de la lluvia era tan relajante.

– ¿Y qué? –  Dijo. –  Bueno que

– ¿Debes irte? –  dije abrí un poco mis ojos para verle. Se encontraba sentado en la cama con su pantalón puesto y me sonreí. Metí mi rostro contra las sabanas y suspire frustrada, finalmente se acabaría el momento. Me voltee y me senté de mala gana dando malos ojos, él me miraba sin expresión en su rostro.

Salí de las sabanas y me puse de pie y como niña malcriada me quite la guardacamisa de él tirándosela en un lado y caminando a mi closet en solo bragas. Estaba molesta, ya ni tenía frío sentir un calor inmenso en el cuerpo, me coloque un short y una camiseta, no me preocupe de ponerme brasier, igual ni saldría.

– ¿Qué haces? –  me pregunto.

– Nada. –  dije sin mirarle, fui al sofá que esta frente a la ventana y me senté, subí mis piernas haciendo que mis rodillas quedaran pegadas a mi pecho. Era una estúpida, sabía que llegaría este momento, ni siquiera tengo porque dejarme afectar. Mire a la nada, una lágrima salió y la seque rápidamente. Esto era mi propia culpa, yo sabía que el volvería a casa por Susana y eso sería todo.

– Nena…–  escuche que dijo y lo vi acercarse, se colocó frente a mí y se inclinó un poco. –  No me iré a ningún lado. –  dijo con una pequeña sonrisa mientras me tendía su guardacamisa. Trate de ocultar una sonrisa y no emocionarme.

– ¿En serio? –  dije con voz de niña mimada.

– Si princesa. –  me dijo. Tome su guardacamisa y la coloque alrededor de mi cuello. –  ¿Cómo crees que me voy a ir con esa lluvia? no puedo, me puedo enfermar…–  dijo mirando hacia la ventana, lo mire con ganas de asesinarlo. –  Mentira amor. –  dijo riendo. –  ¿Cómo crees que te dejare acá, eh? Si me voy te vienes conmigo y si no me quedo contigo acá sin ir a ningún lado.

– ¿No se supone que seremos amantes? –  le dije sonriendo.

– ¿De verdad crees que permitiré eso? –  me miro y volteó sus ojos. –  Linda nunca aprendes. –  rió. Le di un pequeño golpe en su hombro. –  Tú te vienes conmigo. –  dijo y me cargo, chillé por la sorpresa y comencé a reírme. Me coloco en la cama y él se colocó encima de mí. Sonrió, se encontraba sobre sus codos para no dejar caer todo el peso sobre mí. –  Cuando regrese a casa, sin importar que, tú regresaras conmigo.

– ¿Y Susana? –  dije bajando la mirada.

– No me importa que hay que ver con ella, me importas tú. –  deposito un beso en mis labios, sonreí, estaba declarado que no se lo dejaría a nadie, y mucho menos a una perra loca como ella, no me importaba ahora si lo había ayudado o no, Austin… él había muerto por mi felicidad, y mi felicidad, ahora la tenía frente a mis ojos.

– Está bien…–  sonreí.

– ¿Aceptas? ¿Sí? ¿Regresarás a casa conmigo? –  preguntó emocionado. Asentí. –  ¡SI! –  gritó y reí, él metió su rostro entre mi cuello y comencé a reír como loca cuando me ocasionaba cosquillas con sus besos.

Su celular comenzó a sonar y él se detuvo. Deje de reír y logre tomar aire, él se puso de pie y busco su celular que estaba en la mesa de la cocina. –  De seguro es tu novia que se cortó las venas porque ya vas a dos noches fuera de casa. –  dije en voz alta, él me miro y sonrió un poco mientras negaba con su cabeza.



*JUSTIN*


– ¿ALÓ? –  respondí la llamada, era el número de Ryan

– ¡BROTH! ¡AL FIN CONTESTAS! ¡NOS TIENES PREOCUPADOS! –  dijo un poco alterado.

– Cálmate broth, estoy bien…–  sonreí mientras caminaba hacia la cama donde aún estaba ___ acostada jugando con su cabello mientras miraba el techo.

– ¿Dónde estás? Susana nos dijo que le habías dejado porque había salido un negocio, un trabajo… ¿paso algo?

– Cálmate. –  le repetí me senté en la cama mientras acariciaba las piernas de ___. –  Estoy bien Ryan. 

–  Ella se sentó quedando frente a mí.

– Pero Susana dijo que saliste hacer un negocio y

– Hola Ryan. –  dijo ___ cuándo me quito el celular. Sonreí. –  Justin está bien. –  me miró. –  Estará bien, lo tengo muy bien cuidado. –  me guiño y sonreí, era loca esta chica. –  Dile a Susana que Justin se fue del país. –  dijo riendo. Y me entrego el celular y se volvió hacia atrás quedando acostada.

– ¿Aló? –  dije tomando otra vez el celular.

– Ya entiendo todo. –  dijo  y se escuchaba tranquilo.

– Si…–  dije sonriendo. –  Bueno, tenemos pensado regresar cuando deje de llover…–  suspiré. –  Ryan… necesito un favor.

– Si dime.

– ¿Puedes ir por mi auto en el estacionamiento del centro comercial que estaba con Susana y traerlo?

– Pero no se la dirección de ___....

– Fabiana debe saberla. –  dije y mire a ___, ella asintió.

– Vale.

– Pero vienes con otro de los chicos, para cuando te vayas te vayas en su auto y no te mojes. –  sonreí.

– Está bien, mañana en la mañana lo tendrás allí.

– Perfecto. –  dije. –  Y otra cosa…

– ¿Si?

– Discúlpame por mantenerte preocupado y no avisarte, esta chica me tiene secuestrado. –  dije sonriendo, ___ sonrió.

– Secuestrado en la cama dirás, no le han dado descanso.

– Ryan…–  dije volteando los ojos. Lo escuche reírse.

– Está bien, está bien. –  dijo calmándose. –  Dime algo… ¿Qué le digo a esta mujer?

– Lo que dijo ___. –  dije sonriendo.

– ¿Estás loco? Se pondrá histérica.

– Que importa ya, joder. –  dije fastidiado.

– Importa mucho Justin, nos pondrá locos acá. –  dijo preocupado, reí.

– Si te molesta mucho dile a Fabiana para que la coloque en su lugar…

– No pondré a mi chica a pelear…–  dijo serio.

– Entonces no tienes de otra que sacarla de la casa. –  dije. –  Inventa una excusa y saca a Susana de la casa.

– Sera difícil.

– Bueno… ella misma se ira luego cuando yo llegue con ___. –  dije. –  Te dejo tengo cosas que hacer. –  le dije.

– Dale descanso Justin. –  dijo riendo.

– Idiota. –  dije y colgué.

Mire a ___ quien estaba acostada con los brazos estirados hacia arriba, uno a cada lado de su cabeza. –  ¿Tienes flojera? –  le pregunte sonriendo mientras miraba su cuerpo y recorría con mi dedo índice su abdomen. Ella asintió. –  ¿Quieres que te quite esa flojera? –  me acosté a su lado, casi encima de ella, quedando levantado un poco sobre mi codo derecho.

– Deberíamos comer…–  dijo.

– Eres peor que una mascota. –  dije sonriendo, ella rió. –  Siempre tienes hambre…–  ella asintió con sus ojos un poco cerrados. –  Te haré algo de comida… y luego veremos algo de tv…

– Y luego…–  dijo ella sonriendo.

– Te haré el amor por unas cinco veces más…–  le dije, ella rió a carcajadas, yo sonreí, me encantaba verla así, era hermosa, y más hermosa aun cuando sonreía.

– Estás loco…–  dijo ella riendo. Mi celular volvió a sonar, esta vez de un número desconocido.

– ¿Aló?

– ¡JUSTIN! –  era Susana. Me senté en la cama.

– ¿Qué pasa Susana? –  dije, ___ dejo de sonreír, yo acaricie su abdomen, quería hacerle saber que todo estaría bien.

– ¡¿CÓMO ES QUE TE FUISTE DEL PAÍS?! –  dijo alterada.

– Si…

– ¡¿POR QUÉ NO ME DIJISTE NADA?!

– No tengo porque decirte todas las cosas. –  dije fastidiado.

– ACA ESTAN CONSPIRANDO CONTRA MÍ, DICEN QUE ES MEJOR QUE ME VAYA DE LA CASA. –  dijo, y pude escuchar en su voz que estaba a punto de llorar.

– Pues deberías hacerlo.

– ¡¿QUÉ ESTAS DICIENDO?!

– Es la casa de todos Susana, si todos quieren eso debes irte. –  mire ___ y ella sonreí, negué con movimiento de cabeza sonriendo.

– ¡TE DIJE DESDE UN PRINCIPIO QUE COMPRARAS NUESTRA CASA!

– Susana, no tengo tiempo para esto, tengo que hacer un par de cosas importantes. –  acaricie el vientre de ___. –  Resuelve tú el problema y has lo que mejor te convenga.

– Justin pero…

– Chao Susana. –  dije y colgué la llamada.

___ reía. –  Deja de burlarte. –  dije sonriendo. –  No seas mala.

– Es que no puedo…–  dijo riendo.

– Los chicos conspiran contra ella para que se valla de la casa…–  dije sonriendo.

– ¡Ay! Pobre. –  dijo haciendo puchero.

– No seas hipócrita. –  le dije sonriendo, ella rió con ganas.

– Tengo hambre…–  me dijo, reí, y me lance sobre ella para besarle el cuello y hacerle cosquillas, ella chilló, gritó y rió. –  ¡YA! ¡YA! –  dijo, me quede quieto aun sobre ella y la mire a los ojos.


– Eres lo mejor que me ha sucedido en la vida ___.... –  le dije, ella le brillaron los ojos, se sonrojo, y humedeció sus labios, me incline más y la bese. Me separe de ella antes que subiera la tensión, ella sonrió y se mantuvo allí acostada mientras yo iba a la cocina por algo de comida para cenar.