Llegue a mi departamento y busque en las repisas una botella
de whisky. Estuve a punto de abrirla cuando mi celular comenzó a sonar. Me
mantuve quieta un momento antes de mirar la pantalla del celular y ver de quien
se trataba, lo tome y mire… ¿número desconocido? Abrí mis ojos puede ser Lucky.
Conteste inmediatamente.
– ¡___ NENA
ESCÚCHAME! ¡NECESITAMOS HABLAR! ¡DEBES ESCUCHARME! – mi corazón dolió, colgué antes de poder
escuchar cualquier otra cosa. Me senté y tire mis brazos encima de la mesa,
apoyé mi frente en la fría madera de la mesa, mis lágrimas comenzaron a salir,
pero antes de poder ahogarme en mis lágrimas, preferí ahogarme en el alcohol.
Tres botellas de Whisky fuerte y quede completamente ebria,
caí sobre la cama y sin pensar en nada ni nadie… me dormí.
Abrí mis ojos, un fuerte dolor de cabeza me daba los buenos
días, me queje, mínimo ruido y todo explotaba en mi cabeza. Me levante
aturdida, la hora marcaba las 8:37am, me fui hasta el baño, me desvestí y me
metí a la ducha, lave mis dientes, mi cabello evite mojarlo ya que lo tenía
secado. Salí del baño, la ropa que estaba en el suelo la metí en el cesto de
ropa sucia. Fui hasta mi closet, tome mi ropa interior azul marino, y vestido
azul, encima de las rodillas y con puntos blancos, perfecto para un día de
campo, tome unas zapatillas y peine mi cabello, debía salir y comer algo, tal
vez ir a visitar a mi madre o cualquier otra cosa que se presentara en el día.
Termine de ordenar mi departamento cuando mi celular comenzó
a sonar, lo mire, un número desconocido, conteste molesta. – ¡TE DIJE QUE NO HABLARE NADA CONTIGO DEJA DE
MOLESTARME!
– ¿Señorita ___? – Escuche, mi corazón se detuvo, abrí mis ojos.
– Oh, disculpe. – dije mucho más que apenada. Escuche su risa.
– Veo que está algo molesta…
– No, no. – le aclare.
– No era con usted, pensé que era otra
persona…
– Lo entiendo…– sonreí. – ¿Tiene algo que hacer? – me pregunto. – Estaba pensando en invitarla a comer…
– Iba saliendo a comer…– dije sorprendida.
– Si no está acompañada puedo ir por Usted, me encuentro
algo cerca.
– Vale, creo que no hay problema. – dije sonriendo.
– Muy bien, la veo en cinco minutos. – dijo y colgó, el corazón bajo de mi boca, y mi
cabeza brinco nuevamente recordándome que mantenía aun una jaqueca. Antes de
que se me pasara por alto guarde el número en los contactos, Lucky Blue.
Aproveche de ordenar lo más mínimo, mire a mi alrededor, por alguna razón…
Justin… estaba saliendo de mi mente. No tardó mucho en llegarme un mensaje.
Lucky Blue:
Estoy afuera.
Estoy afuera.
Sonreí y me encogí de hombros emocionada. Tome mis llaves,
mi celular y los guarde junto algo de maquillaje en una pequeña cartera. Salí
del departamento y lo cerré con llaves, baje las escaleras, al terminar de
bajar sonreí, el auto negro deportivo estaba a la horilla de la calle, él
estaba de pie junto al auto sonriendo, sonreí mientras me encogía de hombros.
Él llevaba una camiseta color blanco de algodón, unos
jeans caqui, y unos zapatos casuales. Un
look relajado, como si él también fuese a un día de campo, por lo menos YO
estaba más presentable que la primera vez que nos vimos. – Señorita ___. – dijo él sonriendo un poco al mismo tiempo que
yo llegaba. Asentí sonrojada. Él no dijo más nada, abrió la puerta del auto y
subí. Pasó frente al auto para luego subir y ponerlo en marcha. – ¿Cómo esté hoy Señorita ___?
– Bien…– dije sonriendo
y con poca voz. – ¿Usted como esta?
– Mejor ahora. – dijo
sonriendo mientras miraba hacía al frente, un hormigueó recorrió mi cuerpo,
humedecí mis labios, ¿Por qué él me hacía sentir de esta manera? Incluso podía
olvidarme de lo que estaba pasando en el momento, o del dolor de cabeza que
tenía. – Dígame, ¿le sucede algo?
– No sé a qué se refiere. – sonreí.
– Su rostro, su semblante, me dice que le sucede algo. – dijo mirándome rápidamente para luego poner la
mirada en el camino.
– Tengo algo de jaqueca…– murmuré.
– Espero no haya peleado anoche también. – dijo sonriendo.
– Respecto a eso…– sonreí apenada. – No soy de las que andan golpeando a las
personas por allí. – sonreí. – Y la situación en que Usted me conoció… no me
favorece.
– No hay problema con eso, podemos fingir que esta es la
primera vez que nos conocemos. – dijo
sonriendo, asentí para mí misma. ¿Qué tenía este hombre para hacerme sentir de esta
manera?
El auto se detuvo en el estacionamiento de un elegante
restaurant, a pesar de ser antes del mediodía, era muy elegante, tanto así que
daba aspecto como si fuese de noche. Él bajo del auto y antes de que yo fuera a
bajar él ya se encontraba abriendo mi puerta, sonreí, él me devolvió la sonrisa.
– Vayamos por acá. – dijo colocando su mano izquierda en el centro
de mi espalda y dirigiéndome hacia dentro del restaurant. El tan solo pensar
que tenía su mano en mi espalda se erizaba mi piel. – Señorita. – llamó a una de las chicas que trabaja en el
lugar, ella lo miró y mantuvo la misma reacción que obtuve yo al verle por
primera vez.
– Su nombre Señor…– dijo ella acomodándose frente al computador.
– Lucky Blue. – dijo
él con demasiada tranquilidad.
– Claro, ya tenemos apartada su mesa, disculpe la espera. – dijo ella saliendo de su lugar para llevarnos
hacia la mesa.
Él tomo asiento quedando al frente de mí, nos sonreímos. – ¿Todo está bien? – pregunto nuevamente, asentí. La chica llego a
pedir la orden, él me señalo a mi sonriendo.
– Unas tortillas. – dije sonriendo con pena sin pedir más.
– Bien…– suspiro
Lucky. – Para mí unos sándwiches, unas
tortillas, y dos jugos de naranja. – lo
mire sorprendida. – Los sándwiches que
alcance para los dos. – la chica asintió.
– Y antes de que se vaya. – la detuvo con la palabra. – Traiga algo que le sirva para el dolor de
cabeza a la Señorita. – la chica asintió
nuevamente y se retiró. Él me sonrió y tomo un sorbo de agua. – Señorita Jess, hábleme de Usted. – dijo sonriendo, detuve mi respiración
mirándolo.
– ¿Qué quiere saber? –
dije mirándolo. Él sonrió mientras
tamboreaba sus dedos de la mano derecha sobre la mesa. Me sentía algo nerviosa,
pero trate de no mostrárselo.
– Creo que lo primero es…– sonrió y negó con un movimiento de cabeza.
– Anda dime. – le
insistí.
– ¿Tienes pareja? – me miró serio, su mirada era profunda sobre
mí.
– No. – sonreí
relajada. Vi sus hombros caer, también se había relajado. – ¿Y tú? – lo miré.
– Si. – asintió y
apretó su mandíbula. – Tengo una linda
esposa y una hermosa hija. – dijo y me
miró profundamente, yo quede en shock, lo mire sin entender. Él rió. – Es mentira…– rio.
– Ya me había sorprendido mucho. – dije con mi mano en mi pecho y riéndome.
– Creo que con esto eh rompido el hielo entre nosotros. – rió. Iba a responder cuando la chica llego con
la comida, sonreí y guarde silencio él me guiño, reprimí una sonrisa.
– Gracias. – dijimos
ambos cuando la chica termino de dejar la comida sobre la mesa.
– Puedo preguntarte algo. – le mire, él asintió. – ¿De que trabajas? – le mire. Él sonrió con ganas.
– Soy abogado…– abrí
mis ojos y comencé a reírme. – Por eso
me permití sacarte de ese horrible lugar. – dijo reímos.
– Que sorpresa. – dije. – Como te mencione en el auto… eso no sucede
siempre, yo no soy así, yo…
– Lo sé, leí tu registro, era primera vez que estabas en la
cárcel, por eso me compadecí de ti. – dijo riendo.
– ¿Debo agradecerle
por su compasión?
– Para nada. – dijo
sonriendo. – deberías tomarte eso. – señalo un sobrecito que decía ENO, era para la
jaqueca, la resaca. Sonreí, deposite el polvo en el vaso, y luego lo tome. – Deberíamos comer y ver luego que hacer. – sonrió y yo asentí.
La chica retiro todo de la mesa, ya mi jaqueca no existía,
mire a Lucky, él se levantó de la mesa y extendió su mano, la tomé y me coloque
de pie. – Dígame… ¿Qué quiere hacer? – preguntó mientras no dirigíamos a la salida. –
¿Le gustaría ir a un parque? – me pregunto al ver que yo no le respondía
rápido.
– Me parecería perfecto. – dije sonriendo. Nos apresuramos a llegar al
auto, como siempre, como todo un caballero abrió mi puerta subí, y luego él
subió y puso en marcha el auto. Mientras él estaba concentrado conduciendo y…
comencé a fijarme en su rostro, las líneas de expresión, sus facciones… me
concentré tanto que le vi parpadear lentamente, mi cuerpo se estremeció al ver
su mandíbula tensarse, solté un poco de aliento, humedecí mis labios, no podía
creer que estaba sintiendo eso por alguien más.
– Llegamos. – dijo
él. Parpadeé y mire a otro lado, el parque parecía como un campo de golfs,
aunque tenía algunas montañas, pertenecía plano, había una pista de asfalto
para ciclistas y una pista para personas, así que como andaba en zapatillas no
tuve problemas en caminar sobre el pasto junto a él. – No has dicho nada…– comentó, continué sin decir nada. – ¿Chicas de pocas palabras?
– No. – reí. – Es solo que… esto me parece tan extraño,
siento como si te conociese desde siempre…– dije.
– No es así pero… podemos elegir conocernos por siempre. – sonrió.
– Si nos conociésemos más de esto, pensaría que es una
propuesta de matrimonio. – le dije,
reímos.
Luego de caminar un rato por la orilla del parque que
comunicaba con un lago él aclaro su garganta y detuvo el paso, me detuve y lo
mire. – ¿Sucede algo?
– Sí. – dijo él cerca
de mí y serio. Tragué saliva, mi cuerpo se estremeció ante su voz pero al mismo
tiempo estaba nerviosa.
– ¿Qué cosa? – pregunte en un susurro.
