sábado, 26 de diciembre de 2015

CAPITULO 28

– ¿Señorita Jess? – escuche una voz que me hizo sentir algo de frío en mi cuerpo. Tragué saliva, su voz se parecía mucho a la de Austin, tuve un momento de miedo antes de voltear a mirar. No se trataba de Austin, pero sí de… un chico alto, tez clara, muy clara, usaba un par de Jeans con unos zapatos casuales y una camisa de botones en todo su pecho abrochadura en las muñecas, tarde en fijarme que su chaqueta estaba sostenida por una de sus manos, su cabello amarillo pálido aunque podían notarse unos reflejos oscuros, ojos azules claros como el cielo, incluso algunos destellos un poco más oscuros como el color del mar. Tragué saliva nuevamente, este chico era hermoso. – ¿Señorita Jess? – volvió a llamarme y desperté, asentí. – Mucho gusto. – dijo, su voz era gruesa, mi piel se erizo. – Soy Lucky Blue. – incluso su apellido era color AZUL en inglés.



–___, ___ Jess. – dije y tome su mano que esta tendida, pensé en que la sacudiría como todos hacen al presentarse, pero él hizo algo diferente, alzó un poco mi mano llevándola  hasta la altura de nuestros rostros, bueno mi rostro, se inclinó y deposito un suave beso en  mi mano, tragué saliva, estaba nerviosa, incluso mi piel volvió a erizarse.

–Se perfectamente quien es Señorita Jess. – dijo mirándome a los ojos aun con su rostro un poco inclinado y separando mi mano lentamente. No hice prisa en soltarle el agarre. – Eh visto el juicio, me llamo mucho la atención en como respondía al Juez, eso… hizo que pagara su fianza para conocerla aún mejor.

–No debió porque pagarla. – dije sonriéndole un poco. Él termino de soltar mi mano.

–Me vi en la obligación, Usted… ni siquiera tuvo un abogado, no se vio ni temida por la decisión del Juez. – sonrió. – Me gustaría conocerla más Señorita Jess. – dijo sonriéndome, sus ojos me tenían embobada, sentía tanto poder en su mirada, sentí mi aliento deslizarse por mi garganta y salir de mi boca de lo sorprendida que estaba.

–Gracias por pagar la fianza. – le dije sonriendo.

–No agradezca, dígame…. ¿Cuándo puedo verla nuevamente Señorita Jess?

–Solo dígame ___... – le dije algo nerviosa.

–Eso no responde mi pregunta. – dijo sonriendo. – ___. – hizo algo de énfasis al pronunciar mi nombre.

–Yo podría avisarle luego…– dije, y estaba segura que me encontraba sonrojada.

– ¿Eso quiere decir que quiere mi número telefónico? – dijo levantando un poco la ceja.

–No, no. – me apresure a dar mi explicación.

–Tranquila. – dijo sonriendo con ganas y sin dejarme hablar. – ¿Puede usted darme su número? – dijo y sonreí.

–Claro. – dije. Él saco su celular del bolsillo de su pantalón y me entrego su celular desbloqueado, anote mi número rápidamente y le entre el celular. Él sonrió y guardo mi número. Me mantuve quieta y callada.

–Bueno. – suspiro. – ¿Me permite llevarla a su casa? – me preguntó, asentí sonriendo y me encogí de hombros. Él tomo mi sobretodo y me llevo con él hasta la salida del lugar, lo seguí hasta su auto, abrió mi puerta, sonreí, subí al auto, él me entrego mi sobretodo y cerró la puerta. Paso por delante de su auto, abrí su puerta, subió y la cerró, encendió el auto, me miro, me dio una sonrisa, sonreí apenada, encendió el aire del auto y puso el auto en marcha. – ¿Dónde vives? – me dijo. Le di la dirección y luego me mantuve callada, manejo en silencio y a veces él tamboreaba los dedos en el volante del auto. Me moví incomoda por el dolor que sentía en las zonas golpeadas. Suspire y mire por la ventana. – ¿Qué harás esta noche? – pregunto y aclaro su garganta. Lo mire.

–Bueno, creo que tengo algunas cosas que hacer…– dije pensando en que tenía que ir a la casa de Justin y hablar con él. Tenía que arreglar lo que estaba sucediendo. No era posible que estuviera pasando por todo eso y él como si nada.

– ¿Hey? – me llamo él, lo mire. – ¿Dónde es? – me dijo sonriendo. Señale hacia delante donde se encontraban los apartamentos, él terminó de llegar y detuvo el auto. Suspire.

–Gracias por traerme. – sonreí. Él me sonrió más. – Te invitara a pasar… pero…– mire mi apartamento y volví a mirarlo a él. – No esta exactamente en las condiciones. – me encogí de hombros.

–Está bien…– sonrió, era tan lindo. – Te escribiré luego por si no tienes planes. – me dijo un poco serio. – asentí. Él sonrió, por alguna razón me estremecí. Tragué saliva y abrí la puerta.

–Gracias nuevamente. – le dije sonriendo.

–No hay de qué. – me dijo guiñándome. Apreté mis labios y sonreí con ganas. Baje del auto y cerré la puerta tras de mí. Camine rápidamente hasta mi departamento, mire hacia atrás aún estaba él, sonreí y me despedí con un movimiento de mano.



Estando en mi departamento y luego de ordenarlo completamente, entre a ducharme, me vestí con unos jeans, unas botas y una suéter. Tome mi pequeña cartera la colgué en mi brazo izquierdo, mire al sofá, aún estaba la chaqueta de Justin, la tome y salí de mi departamento. Camine hasta la calle y tome un taxi dándole la dirección de la casa de los chicos. Cuando llegue al lugar entre el dinero al señor, y baje del auto, fui hasta la puerta y llame. Espere un momento hasta que la puerta se abrió revelando a Khalil. – ___... – dijo sorprendido. – ¿Cómo es que…

–Pagaron la fianza. – sonreí. Él quedo mudo, asintió. – ¿Y Justin?

–Eh, bueno él…– se colocó un poco nervioso, fruncí mi ceño, pase sin decirle más nada. – Espera ___.

–Ando con prisa. – dije pasando de largo hacía las escaleras que me dirigían a la habitación de Justin. Mi piel estaba caliente, podía sentir mi sangre burbujear y mi corazón bombear a millón. Apreté mi mandíbula y suspire, abrí la puerta y me quede quieta, mi respiración se detuvo, podía escuchar con más claridad mi corazón, lo sentía tras de mis orejas. Él se sobresaltó y me miro con sus ojos abiertos como platos. “MANTÉN LA CALMA, MANTÉN LA CALMA” me decía a mí misma. Sentí mis ojos cristalizarse…

–___ no es lo que

– ¿Qué hace ella aquí? – dijo Susana cubriéndose con la sábana.

–AQUÍ ESTA TU PUTA CHAQUETA. – dije con mi mandíbula tensa y tirándosela en el suelo. Él se encontraba sin camiseta y en bóxer… ella, seguro que debajo de la sábana se encontraba completamente desnuda.

– ¿QUÉ SIGNIFICA ESO? – dijo ella algo alterada.

–QUE MIENTRAS TU LLORABAS ACÁ POR ÉL,  ÉL ME HACIA EL AMOR A MÍ. – Dije sin mirarla a ella sino mirándolo a él, mis lágrimas cayeron por mi mejilla. – Y LAS DICHOSAS REUNIONES DE TRABAJO QUE MANTENÍA ERAN CONMIGO. – dije temblando de la rabia.

–___. – dijo él, pero no escuche más cuando cerré la puerta y salí corriendo de allí, baje llorando las escaleras, mi respiración faltaba, mi vista se tornó borrosa, y difícilmente trataba de llegar a la salida. – ¡DETENTE! – me dijo tomándome por él brazo, había venido corriendo tras de mí.

– ¡DÉJAME EN PAZ! – le grite llorando.

– ¡DÉJAME EXPLICARTE!

– ¡ME VALE MIERDA TU EXPLICACIÓN! – grité y lo empuje. – Te burlaste de mí. – dije sonriendo sin ganas. – Ganaste el juego Bieber. – lo mire con asco.

–Nena detente. – dijo humedeciéndose los labios y tomándome por los brazos, negué con un movimiento de cabeza mientras lloraba.

– ¡DÉJAME! – le grite, llorando.

–No, déjame explicarte…– dijo con su rostro triste.

– ¡¿QUÉ ME VAS A EXPLICAR?! ¡¿Qué TE LA TIRASTE Y AHORA TE ARREPIENTES?! – lo miré, él no dijo nada. – Eso pensé. Eres tan cobarde y tan desgraciado…– lo mire con desprecio.

–Linda, no mírame. – dijo tomándome el rostro entre sus manos.

– ¡DEJAME! – le dije y me quite bruscamente de su agarré. – ME OCACIONAS ASCO. – dije limpiándome las mejillas donde él había puesto sus manos. – Ahora mismo te odio. – dije mirándolo a los ojos sin derramar ni una mínima lágrima.

–___, nena no digas eso. – dijo como si pudiese sentir algo de pena o dolor por mí.

Di un paso hacia atrás, y volví a mirarlo con desprecio, me di la vuelta y salí corriendo de la casa, corrí hasta la calle y escuche un fuerte sonido de llantas chillando en el pavimento. Mire a mi derecha… un auto se había detenido antes de golpearme. – ¡¿SE ENCUENTRA BIEN?! – grito él señor bajándose del auto. Asentí llorando. – ¿Necesita algo? – pregunto.

–Sí. – dije mirándolo, camine hacia él. – Puede sacarme de este lugar, necesito ir a otro sitio. – dije, él asintió. Subí a su auto y él coloco el auto en marcha.




Llegue a mi departamento y busque en las repisas una botella de whisky. Estuve a punto de abrirla cuando mi celular comenzó a sonar.

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