Me moví un poco para continuar durmiendo pero me percaté de
que me dolía el cuerpo, fruncí mi ceño, rápidamente todo vino a mi mente, sentí
rabia, por culpa de ella había pasado todo, y pensar que ella estaba
equivocada, mi padre siempre sospecho de Kyle, jamás supo de Justin. Abrí mis
ojos. Podría Justin pasarle frente a los ojos de mi padre y él no sabría nada
de su historia, Justin estaba fuera de peligro, las amenazas de mi padre…
siempre fueron equivocadas, hacía Kyle.
Iba a llamar a Fabiana cuando el dolor en mi costilla se
pronunció más. Jadee y me levante con cuidado, me dirigí al baño en ropa
interior me metí a la duchar y me bañe, lave mi cabello, lave mis dientes, salí
y sequé mi cabello rápidamente con el secador que estaba en la cómoda del baño.
Salí del baño envuelta en una toalla y fui hasta el armario. Tome una camiseta y
un pantalón, mientras me vestía logre ver que en la costilla, en la parte de mi
espalda de mi lado derecho tenía la piel tornada algo verdosa, un morado, de
allí provenía el dolor.
No le preste mucha atención, y fui a la cocina, recogí las
cosas del suelo donde las había dejado en la madruga, me prepare un “súper sándwich”
así lo llamaba, llevaba el doble de las porciones, mire a mi alrededor, era
todo tan extraño, termine de comer y recogí el departamento antes de irme para
que mi mamá, bueno, esos eran mis piensos…. Hasta que sonó el timbre.
Fruncí mi ceño, ¿Quién podría ser a estas horas? Mire el
reloj de la pared, 10am. Que extraño. Abrí la puerta y…– Buenos Días ¿es usted
la Señorita ___ Jess? – me preguntó uno de los oficiales mientras miraba una
hoja que traía en su mano.
–Sí. – dije mirándolo a los dos. – ¿Qué sucede?
–Venimos a llevarla arrestada. – me dijo el otro oficial,
abrí mis ojos. – Por agredir a la Señorita Kate Holdynne. – abrí mi boca, la
muy maldita me había denunciado. Debí matarla cuando pude.
–Está bien, permítanme tomar mi sobretodo y voy con ustedes.
– ellos asintieron. Tome mi sobretodo, cerré las ventanas, apague las luces,
ellos me miraban extraños, quizás porque había aceptado ir con ellos y no me
había negado a ir con ellos. Salí del departamento, cerré la puerta tras de mí
y camine junto a ellos, bajamos las escaleras, yo con un poco de dificultad y
luego subimos a la patrulla.
Sabía que no tenía permitido ninguna llamada, ni hablar con
nadie, no hasta estar en el lugar de policías pero aun así metí mi mano en el
bolsillo de mi sobretodo, mentalmente recordé a cuanto estaba el número de mi
madre, y lo marque en llamar, rápidamente contesto pero no la deja hablar. –
Mamá voy camino a la policía, me llevan arrestada. – y colgué, él policía me
miro y no hizo más nada que negar con un movimiento de cabeza y extender su
mano para que le entregase mi celular, mordí mi labio pero o hice.
–Solo será hasta que lleguemos allá. – dijo, asentí.
Al apenas llegar a la comisaria, me introdujeron dentro de
una celda, suspire, al menos estaba sola y no con un par de locas a los lados.
Suspire, esa desgraciada me había denunciado… pero es… se lo merecía, por
perra, todo lo que pase por su culpa… Baje la mirada y escuche unos golpes en
las rejas de la celda, mire frente a mí. – Te llevaran a juicio ahora mismo. –
me dijo el oficial, asentí.
Luego de un momento… escuche un alboroto, fruncí mi ceño y
me levante de la pequeña y fina cama, mire por las rejas, a lo lejos, donde
estaban las secretarias y todos los de la policía, se encontraba… ¿FABIANA?
¿JUSTIN? ¿RYAN? ¿CHRIS? ¿KHALIL? ¡¿QUÉ HACIAN TODOS EN EL LUHAR!?
– ¡¿DÓNDE ESTA?! – gritaba Fabiana. – ¡DIGANME AHORA MISMO!
–Señor Bieber. – dijo un oficial, al parecer lo conocía de
antes. – Tiempo sin verlo por acá.
–Solo vengo a ver a la chica…– dijo él sin mostrar interés
alguno.
– ¿Cómo se llama?
–___ Jess. – Dijo
como si le repugnara mi nombre.
– ¡JUSTIN QUE NOS DIGAN DONDE LA TIENEN! – gritaba Fabiana
casi que llorando.
–Pueden ir a verla, igual la llevaremos en un momento a
juicio. – dijo el oficial. Justin asintió. Mire a todos. El oficial señalo
hacia donde yo estaba, suspire y me hice hacia atrás, aún mantenía mis manos
atrás esposadas, así que era un poco incómodo.
Rápidamente Fabiana se encontraba llorando tras la reja de
la celda mientras me miraba.
– ¿Cómo es que se han enterado que estoy acá?
–Me llamaste, creo que pensaste que era tu mamá…– dijo ella
llorando. Lo debí de haber supuesto.
Me quede un momento quieta, llegaron los chicos… menos
Justin. Ellos me miraban preocupados y yo los miraba apenada. – Señorita
debemos irnos. – dijo el oficial llegando y abriendo la celda, asentí, salí y
todos me miraron, Fabiana se lanzó a abrazarme mientras no dejaba de llorar.
Susurré un “cálmate, todo estará bien” y camine hacia donde me dirigía el
oficial, mire a lo lejos, estaba Justin, me miraba muy serio, como si fuese
echo algo malo. El oficial me hizo cruzar a la izquierda donde estaba el salón
del juicio.
Un frío entro por mis pies y subió hasta mi cuello, como si
todo fuera a salir mal, apreté mi mandíbula y me queje cuando tocaron una de
mis costillas. – ¿Usted también esta golpeada? – pregunto el oficial, asentí. –
¿Por qué no coloco la contrademanda?
–Pensé que era una simple riña. – dije sin mirarlo.
Me llevaron a mi lugar en la sala, al otro lado a mi
izquierda estaba Kate con la cabeza algo cubierta con gasas. Hice como si no le
viera. Vi de reojo entrar a la sala a los chicos, y de mala gana a Justin, Kate
se sorprendió y la note asustada.
El juicio comenzó y la Juez, hablaba sobre todo, entrevisto
a Kate, ella claro, se hizo la inocente. – Señorita Jess. – escuche la voz de
Juez y le mire. – ¿Por qué ha golpeado a la Señorita Holdynne? – pregunto.
–Porque me estaba ofendiendo y porque por culpa de ella viví
un infierno. – dije mirándola de reojo.
– ¿Entonces acepta que si la golpeo?
–Si señoría. – dije, vi a Kate sonreí, volteé los ojos.
Siguieron entrevistándome, me levantaron la camisa dando a la luz los moretones
que tenía.
Luego de que el Juez diera sus últimos reglamentos y su
juicio me miro. – Si a usted se le dicta un acta de alejamiento de esta Señoría.
– señalo a Kate. – ¿Usted lo cumpliría?
–Siempre y cuando ella tenga su boca cerrada. – dije
encogiéndome de hombros.
– ¿Alega que puede atacar nuevamente contra ella?
–Si no se mantiene quieta claro que lo hare, acá la
lastimada no fue solo ella Señoría, también fui yo, el simple hecho de que ella
haya denunciado no significa que hay que darle más privilegios, ¿no se supone
que usted es un Juez? No debe estar de parte de nadie acá.
–Señorita…
–Y si se me presentara nuevamente la oportunidad la dejare
peor. – dije furiosa. – Es que debí matarla…– susurré.
– ¡SEÑORITA! ¡LIMITE SUS PALABRAS! – dijo el Juez. – Sus
palabras la pueden sentenciar.
–Haga lo que mejor le parezca. – dije sin mirar a mi
alrededor, realmente todo me daba igual. – Pero si voy detenida ella también. –
dije mirando al Juez.
– ¡EL CASO ESTA CERRADO! – dijo y golpeó su mesa. Sonreí, no
dijo nada más que cada una debía permanecer detenida como arresto por alcohol u
otra cosa.
– ¡ESTÁS LOCA! ¿CÓMO IBAS A DECIR ESO? – escuche a Fabiana.
–Fabi. – me detuve y la mire. – Creo que es hora de que se
vayan…– sonreí. – Muchas gracias por venir. – le dije sin dirigirle la mirada a
Justin, no sabía que tenía y realmente no tenía ánimos de averiguar.
– ¡Le diré a los chicos que paguen tu fianza! – dijo
llorando.
–No te preocupes. – la mire. – No quiero salir, cumpliré lo
que debo cumplir. – dije y camine sin más decirle. Escuche sus gritos y uno de los
chicos retenerla. Baje la mirada, realmente no quería saber nada de ellos. Nada
de Justin.
– ¡SUÉLTAME! ¡ESTO ES TU CULPA! – la escuchaba gritar, ni
siquiera volteé a verle.
El oficial me coloco en la celda, quito mis esposas y sin
decir nada salió del lugar asegurando que estuviera bien cerrado. Suspiré. Esta
era una celda diferente, no de rejas, sino más bien un cuarto, era de paredes y
una sola puerta de hierro, pintada de azul con una ventanilla muy arriba. La
cama era igual que la otra, con unas sábanas blancas, y muy baja y no muy
gruesa. Fuiste hasta la cama y me senté, mire a mi alrededor, incluso me sentía
bien allí encerrada más que en la habitación de la casa de mi padre.
Paso un día… lo que había dictado el Juez eran tres días.
Así que el primer día no fue tan malo, la comida no fue tan mala… pero si
necesitaba bañarme. Eran como las seis de la tarde cuando la puerta de mi celda
se abrió, era extraño, ya no necesitaba salir. – Señorita puede irse. – me dijo
un oficial, fruncí mi ceño.
–Debe estar equivocado…– le mire.
–No, su fianza ha sido pagada.
– ¿Qué? Pero…
–Apresúrese Señorita, la están esperando. – me dijo, asentí
sin entender nada.
JUSTIN. Su nombre resonó en mi cabeza, sonreí, él había
venido. Mordí mis mejillas y salí de la celda, el oficial me dirigió hasta las
oficinas, donde me entregaron mis pertenencias, mire a los lados tratando de no
parecer desesperada, pero no lo vi por ningún lado, mi corazón o sentimientos
hacia él se fueron tras una pared donde no podía sentirlos. Deje de sonreír y
definitivamente deje de sentirme “bien”.
– ¿Señorita Jess? – escuche una voz que me hizo sentir algo
de frío en mi cuerpo. Tragué saliva, su voz se parecía mucho a la de Austin,
tuve un momento de miedo antes de voltear a mirar.
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