UNA DESPEDIDA
–Dime…
¿en qué piensas? – me preguntó cuándo aún continuaba callada, el amanecer se
terminó y el cielo comenzaba a ser iluminado con la luz del sol.
Negué
con un movimiento de cabeza. – En nada. – dije y di una pequeña sonrisa.
–Deberíamos
ir adentro a vestirnos para irnos…
–
¿A qué hora es tu vuelo? – pregunté, me di la vuelta quedando frente a él y lo
mire.
–A
las siete…– me dijo sonriendo y acariciando mi mejilla. Sonreí un poco. – ¿Qué
sucede? – dijo sonriendo. – No estés triste, te llevare conmigo. – dijo y me
abrazo dándome un beso en la frente. Me tomó la mano y me llevo con él adentro.
Mientras
él terminaba de empacar ya yo me conseguía lista con mi vestido puesto, me
había arreglado el cabello a un lado y salí de la habitación dejándolo solo,
sequé una de mis mejillas y camine rápidamente a donde había dejado mi pequeña
cartera. Llegué a ella, la tome y la abrí, saqué mi celular envié un mensaje a
Austin y volví a dejar el celular dentro de la cartera. La lleve conmigo hasta
el sofá, donde me senté y dolorosamente recordé como había empezado todo en la
noche, sequé mis mejillas rápidamente y respire profundo, puse mis tacones y me
coloqué de pie. Mire desde lejos la vista que daba el balcón. Me dolería por
siempre recordar esto.
Escuche
un ruido y mire tras de mí, le vi sacar la maleta de su habitación, me sonrió,
le di una pequeña sonrisa. – ¿Por qué estas triste? – me dijo desde donde se
encontraba.
–Yo…– mire el suelo.
–Si
es por Austin… dejare que él te visite cuando quiera… al final hay a quien
darle gracias por esto, ¿no? – dijo sonriendo y alzando un poco sus hombros con
las manos abiertas hacia los lados.
Baje
la mirada, ¿Cómo podía decírselo? ¿Cómo debía comenzar?
–Justin
yo…– lo miré, él me sonreía. – Yo no podré irme contigo. – su sonrisa
desapareció lentamente y una lagrima recorrió mi mejilla.
–
¿Qué dices, nena? – preguntó él tratando de sonreír y caminando hacia mí.
–No
te acerques más, por favor. – dije con una mano frente a mí para que se
detuviera en su lugar.
–Nena
¿Qué sucede? – me preguntó sin entender.
–No
lo hagas más difícil para mí Justin. – dije mirándolo mientras las lágrimas
humedecían mis mejillas.
–No.
– dijo. – No lo hagas tú difícil. – dio un paso adelante. – Vendrás conmigo
¿cierto? – me preguntó bajando un poco su estrés.
Negué
nuevamente con un movimiento de cabeza. – No puedo Justin…– baje la mirada al
suelo. – Tienes una persona allá esperándote.
–
¿Susana? – dijo sin entender.
–Sí.
– dije mirándolo.
–Pero…
___ yo te amo a ti. – dijo mirándome con preocupación.
–Sé
que la quieres mucho, y ella… debe amarte Justin. – dije y sequé mis mejillas
pero las lágrimas continuaban saliendo.
–No
hagas esto ___, ¿Qué te hace tomar esta decisión? – me preguntó acercándose a
mí.
–Justin…–
traté de mantenerme un poco quieta. – Sabes… cuando estábamos dormidos. – me mantuve un momento en silencio para tomar fuerzas y continuar hablando. – Yo
desperté, tu no dejabas de hablar en tus sueño. – fruncí un poco mi ceño con
dolor. – Lo que escuche cuando desperté fue un “Susana no te vayas”. – dije y
lo miré, él me miro con sus ojos abierto. – Decías también que la querías, y
volvías a decirle que no se fuera, tu voz era de súplica Justin. – Dije salieron
más mis lágrimas. – Tu… la quieres Justin, no puedes hacerle esto. – dije
llorando. – Yo no puedo hacerle esto a ella que… en algún momento te ha
ayudado…
–No
digas eso ___... no me dejes acá. – dijo mirándome.
–Perdóname
Justin. – dije llorando y tapando mi boca.
–Entonces
¿en dónde queda todo lo que paso anoche? – dijo preguntándome. Estaba más cerca
de mí, muy cerca.
–Quedará
como un hermoso recuerdo…– dije sin mirarlo y mirando el suelo.
Él
me tomo por la barbilla y la hizo un poco hacia arriba obligándome a mirarlo. –
Dime que no es cierto todo esto…– dijo mirándome a los ojos, una lágrima
recorrió su mejilla y sentí yo misma clavar un puñal en mi corazón. – ¡JODER! –
gritó haciéndose hacia atrás y pateando la pequeña mesa donde encima se encontraba
la caja de pizza vacía y las latas de cerveza. Lloré más, esto no podía estar
pasando así, pero era lo correcto. Tapé mi boca omitiendo el llanto sin poder
dejar de mirarlo.
–Justin
perdóname por esto…– le dije.
–
¿Esto qué fue? ¡DIME! – me gritó, y brinqué en mí lugar.
–Una
despedida…– susurré para mí misma. Él logró escucharlo y me miro con sus ojos
un poco abiertos, todo en la habitación se quedó en silencio.
–Lo
que paso… me quieres decir que…– tapó un momento su boca mientras tomaba aire.
– Fue la despedida que nunca tuvimos… ¿eso quieres decir?
–Era
la manera en que debía haber terminado esto Justin…– dije mirándolo mientras
lloraba.
–
¿Le estas dando fin a esto? – me miro a los ojos con rabia.
–Justin…
entiéndeme… esto es lo que se tiene que hacer…
–
¡NO VEO EN DONDE! ¡NO VEO EN QUE LUGAR DIGA QUE ES LO QUE SE DEBE HACER! –
gritó. Lloré.
Él
comenzó a tomar los cojines de los sofás y a lanzarlos, me acerqué a él. –
Justin. – dije. Lo tomé por el brazo. – ¡JUSTIN! – le llame y le tome su otro
brazo. – ¡DETENTE! – dije dándole un empuje en su pecho. – Detente, no lo hagas.
– le dije en voz un poco baja, él me miro a los ojos, rápidamente los de él se
cristalizaron y sus mejillas se humedecieron. – Sé que esto duele… lo sé. –
dije tomando su rostro en mis manos. – Por eso te pido que me perdones… pero
debes saber que no soy tu bien Justin…– derramé unas lágrimas. – Debes estar
con una persona que no tenga tantos problemas como yo…
–
¿A quién le dices eso? – susurró mirándome a los ojos. – ¿Me lo dices a mí? –
rió sin ánimos. – A mí que soy un asesino y uno de los tipos peligrosos…
–Mi
padre me aseguro que donde te viera te mataría Justin…– dije llorando. – No
quiero eso, te quiero vivo, aunque no sea conmigo. – Dije llorando.
–
¿Entonces tu no quieres esto, verdad? ¿No quieres dejarme?
–Jamás
querría eso Justin… pero debo. – dije tratando de no romperme en sus brazos.
–No
dejes que algo tan simple como lo de tu padre nos separé ___
–Para
mí que me amenace con matarte no es “algo tan simple”– dije y solté su rostro.
–
¡JODER! –gritó, brinqué en mi lugar. Él gruño dándose la vuelta, lo tomé.
Tomé
sus brazos y me coloqué frente a él para que no destruyera nada. – No lo hagas.
– le dije mirándolo a los ojos, como si
fuese un niño a quien le hablara. Él golpeó la pared tras de mí con sus puños.
Detuve sus brazos. – Bésame. – dije mirándolo a los ojos. Él volvió a golpear
la pared aun con mi mano sujetándole el brazo. Mire sus ojos, estaban oscuros,
ya no eran color miel, estaba con sus demonios. – ¡JUSTIN! – le grite, su
mirada bajo a mí. – Bésame. – le dije. Él mantenía su puño en la pared. –
Bésame. – le dije nuevamente pegándome a él. Él bajo sus manos y me tomó por el
cuello alzándome hacia él y pegando su labios a mí. Yo lleve mis manos a su
nuca, aferrándome a él. Lo apreté tan fuerte que sentía que lo lastimaría, pero
no, nos besamos con furia, si, furia a la vida por todo lo que pasábamos.
Él
se separó de mis labios y bajo hasta mi cuello, no lo beso, solo se mantuvo a
allí, cerré mis ojos. Él respiro profundo varias veces, y luego recupero su
postura, me miro a los ojos. Sus ojos eran color miel. – Te amo nena…– dijo. –
No puedes dejarme… eres la única que puede detenerme en todo… no puedes dejarme.
– dijo mirándome a los ojos. – Tú… me salvas de caer en la oscuridad…
–Siempre
estaré contigo Justin. – dije mirándolo a los ojos. – Estaré aquí. – dije
poniendo la palma de mi mano en su pecho.
–Te
quiero físicamente nena… no me dejes.
–No
me hagas esto más difícil de lo que es Justin…– dije mis mejillas se
humedecieron más. Tome su barbilla, lo incline un poco, di un último beso a sus
labios. – Te amo, jamás lo olvides. – dije llorando. Me aleje de él, tome mis
mano mi pequeña cartera y me dirigí a la gran puerta, la llave estaba en la
pequeña mesa, la tomé, abrí la puerta, no quise mirar atrás… no podía. Antes de
cerrar la puerta susurré un “Adiós amor mío” y luego la deje cerrarse tras de
mí.
Comencé
a llorar mientras bajaba por el ascensor, esto era un dolor que no podía
soportar. Recosté mi cuerpo a una de las paredes del ascensor mientras esperaba
que terminara de llegar abajo. No podía dejar de llorar, era imposible, las
puertas se abrieron y subí la mirada, allí estaba él, me dio una pequeña
sonrisa y me esperaba con sus brazos abiertos, gemí con el dolor en mi pecho y
corrí a sus brazos, él solo me sostuvo allí, en un abrazo, sin dejarme caer,
sosteniéndome. – Estará todo bien linda…– me dijo apretándome más a él.
–Duele
Aus. – dije llorando. – Duele demasiado. – llore apretando mi pecho mientras él
me abrazaba.
–Puedes
subir aun, él está allá arriba. – me dijo, negué con un movimiento de cabeza. –
Anda no me molestare si decides irte con él… en realidad ese es el propósito
por el que lo traje ¿no?
–Llévame
a otro lugar Austin. – dije llorando y separándome de él. – No puedo arruinar
esto, no puedo hacerle un mal a él…
–Pero…
–Se
lo que vas a decir… que me estoy haciendo un daño a mí misma, pero mil veces
prefiero esto a su muerte…– dije llorando.
–Vamos…
te llevaré a otro lugar. – dijo dirigiéndome al auto.
Las
horas pasaron y yo me encontraba acostada en la cama de pequeño departamento.
Mire con preocupación a los lados fijándome para ver donde esta Austin, deje
salir unas lágrimas y las seque inmediatamente, me estaba manteniendo fuerte
ante él, por eso había preferido ir a cualquier lugar con él que a casa de mi
padre, con él a un lado yo podía obligarme a fingir estar bien… pero sola… sola
yo podría caer completamente en la depresión.
*RYAN*
–
¡QUE TE VAYAS TE DIJE! – le grito Justin nuevamente a Susana, ella abrió sus
labios tomando aire y mirando a todos los chicos, Justin sin pena alguna se fue
caminando a su habitación. Ella cerró su boca y apretó fuerte sus labios, todo
nos quedamos en silencio por la escena sucedida.
–
¿Alguien sabe que le sucede? – dijo ella mirándonos un poco si abrir
completamente sus ojos para no llorar. Nosotros negamos con un movimiento de
cabeza.
–Él
solo me dijo que el negocio había salido mal… debe estar estresado por eso…–
dije mirándola.
–A
él le sucede algo más. – dijo y mordió su labio inferior. – Y yo lo voy
averiguar. – dijo y comenzó a caminar en dirección hacia arriba.
–Yo
que tu no voy…– dije tomándola por el brazo.
–Pues
iré. – dijo y subió las escaleras yo subí tras ella. Ella sin tocar la puerta
la abrió y entro, la imagen de la habitación no era como siempre esta vez
estaba desordenada, cosas rotas y fuera de sus lugares. Con la mirada por
encima de Susana, quien se había quedado paralizada en la puerta, logre
encontrar a Justin quien estaba golpeando con sus puños la pared mientras
gruñía. – ¡JUSTIN! – le gritó ella en forma de regañarlo, él la miró un momento
y se separó de la pared y se dirigió a nosotros, bueno a ella, yo aún estaba
fuera de la habitación
–
¡¿Qué HACES AQUÍ?! – le gritó cuando estaba cerca de ella. – ¡NO TE DIJE QUE TE
LARGARAS! – la miro con furia.
–Susan…–
dije y trate de tomarla por él brazo, no sabía que lo había puesto así pero
Justin estaba en su lado oscuro. – Susana es mejor que te vayas.
–No
lo hare. – dijo ella sin siquiera mirarme y mirando a Justin.
–Créeme…
no conoces a Justin él podría lastimarte…
–No
lo hará.
–LARGATE.
– dijo él mirándola a los ojos, su voz me hizo erizar la piel, estaba mal, él
lo estaba. Ella se quedó de pie allí frente a él. – ¡QUE TE LARGUES! – le gritó
y cerró sus manos en puños, ella brinco en su lugar, yo la tomé por el brazo y
la halé hacía mi alejándola de él. Ella no dijo nada, estaba tan en shock como
había quedado yo la primera vez que vi a Justin de esta manera y saber que esto
no era nada comparado a como es él con sus demonios completos y ahogado en la
oscuridad, es irreconocible. – QUIERO ESTAR SOLO. – dijo con voz fuerte y un
tono secó mientras me miraba, asentí.
La
tomé a ella y me la lleve por el pasillo hasta las escaleras, escuche cuando
cerró la puerta de su habitación de un golpe. Ella no pronuncio ninguna palabra,
camino con la mirada baja, comenzamos a bajar las escaleras y los chicos nos
miraron, bueno a ella, ellos sabían lo que sucedía con Justin, simplemente él
no estaba de humor.
–Yo
te llevare a tu apartamento. – dijo Khalil. Ella camino al sofá donde estaba su
cartera y salió del lugar sin despedirse ni nada, Khalil me miro y asentí, era
como si me pidiera permiso para poder llevarla, yo era la mano derecha de
Justin, el que estaba a cargo de todo mientras él no estaba.
Esto
estaba mal, muy mal.
Unas
semanas después Justin estaba un poco mejor, aunque aún continuaba sin decirnos
lo que le había sucedido y lo había colocado de ese humor, sin embargo Justin
se disculpó con Susana unos días después y ahora todo parecía marchar bien, aun
él continuaba con algo extraño, si sonreía no era completamente, si bromeaba
era por un momento y luego se colocaba serio, ya no salía con Susana, y aunque
no estoy seguro posiblemente no habían tenido relaciones sexuales, ya que él no
le permitía ir a su habitación y él ya no se acercaba a la de ella.
Fabiana
había regresado de que ___, solamente por unos días, ya se acercaba el día de
la boda, eso sí, Justin y ella aún no se hablaban, aunque Justin siempre me
preguntaba por ella, sé que de su parte quizás también quería saber de ___. Así
que paso unos días juntos a mi bella Fabiana y luego ella se marchó nuevamente,
aunque me invito a ir con ella, me negué, no podía hacerle eso a Justin, además
no podría verla a ella casarse con otro hombre que no fuera mi Broth.
La
fecha ya se acercaba, y las noticias nos la recordaban a cada momento diciendo
que sería el casamiento del hijo de uno de los grandes empresarios de esa
ciudad. Así que si en el momento todos estábamos bien y pasaban esa noticia era
imposible no sentir la tensión en el ambiente. Justin se veía cada día un poco
más decaído aunque veía como lo disimulaba todo frente a Susana, pero todos en
la casa sabíamos a lo que estábamos a punto de enfrentar en un unos días cuando
fuese la boda.
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