miércoles, 16 de septiembre de 2015

CAPITULO 20

TU ERES MI FUERZA





Como era temprano decidí bajar a la sala donde de seguro estaban los chicos y Fabiana, salí de la habitación y camine por el corto pasillo en silencio, baje las escaleras y no había nadie en la sala pero escuche unos murmullos en la cocina, camine hasta allí y vi a Ryan quejarse mientras Fabiana intentaba limpiarle la herida del brazo.

Sonreí y entre completamente al lugar. – Buenos días, chicos. – dije mirándolos.

–Hola…– dijo Fabiana sonriéndome.

–Hola linda. – dijo Ryan saludándome con su brazo izquierdo mientras mantenía abajo el derecho. – ¿Está todo bien? – Me pregunto y asentí. – ¿Dónde está?

–Recién se despertó está en el baño. – dije y me acerque más a ellos. – ¿Es muy profunda la herida? – le pregunte.

–Fue solo un roce. – dijo sonriendo.

– ¿Te ayudo? – le pregunte a Fabiana mientras la veía limpiarlo con mucho miedo, ella inmediatamente asintió y me dio las gasas y el agua.

– ¿Sabes de esto?

–Si…– dije y humedecí la gasa y la pase sin lastima por la herida. Él se quejó. – Si no lo hago así se te puede infectar y no quieres eso. – dije y pase otra gasa, él se quejaba pero soportó, termine de limpiarlo, le aplique una crema y le coloque unas gasas encima, finalmente lo vendé. Él me sonrió.
–Gracias. – me dijo. Le sonreí. Fabiana recogió las cosas de la mesa y él que se encontraba sentado allí encima se abajo.

Me quede de pie mientras veía a Fabiana cocinar algo de desayuno, sonreí para mí misma. –  ¡Justin! – escuche la voz de una chica en tono de sorpresa. Abrí mis ojos un poco, era ella. Ryan me miro. Yo me quedé quieta. – Gatito estas bien. – dijo, me gire a mirar hacia la sala. Vi que Justin termino de bajar las escaleras, ella se lanzó hacia el agarrándole la cara y dándole un beso. Él la separo, le dijo algo que no logre escuchar y baje la mirada, Ryan había visto lo mismo que yo, me gire y camine hacia el pequeño banco que estaba al lado del comedor y suspiré, Fabiana me sirvió un vaso de agua, yo le sonreí un poco. – ¿Qué pasa gatito? ¿Ya no me quieres? – escuche que ella decía posiblemente más cerca.

–Déjame quieto Susana. – le escuche decir. Baje la mirada y me mantuve quieta y sería. Pude sentir la tensión que se había formado entre Ryan y Fabiana sin saber qué hacer con esta situación.

Lo escuche entrar a la cocina y le mire un poco, él me miró, sabía que había visto el beso, tragué saliva y tome otro tragó de agua, él se quedó quieto en su lugar también formo parte de la tensión que ya había antes. Cerré mis ojos esperando que ella entrara y así fue. – Justin explícame que te suce…– guardo silencio.

No la mire. – Susana ella…– comentó Justin.

–Es ___. – dijo con voz fría. – Al fin te conozco. – dijo y la mire, era la misma morena que había visto antes. – Es por esto que hoy…– quedó un momento con su boca abierta. – Espera…– abrió sus ojos y miro a Justin. – Es por esto que Khalil no me dejo pasar anoche a tu habitación. – dijo y lo miró como si lo fuera a matar con la mirada, yo baje la mirada tratando de oprimir mi risa, Fabiana lo notó y sonrió, Ryan parecía entender pero no del todo. – ¡JUSTIN! – gritó ella. – ¡DORMISTE CON ELLA ANOCHE! – gritó he hizo como si fuese a llorar.

–Yo no dormí…– susurré para mí misma pero Fabiana sonrió al escucharlo, Ryan se puso rojo y Justin me miro. Por supuesto que yo no había dormido casi, me había pasado parte de la noche vigilando que Justin no fuera hacer nada.

– ¡JUSTIN! ¡DORMISTE CON ESTA PERRA! – gritó obstinada.

– ¡RESPETALA! – dijo Justin molesto.

–Sí, respétame…– dije sentada y apreté mis labios para no reírme. Ella me miró con rabia y luego a él.

– ¡¿CÓMO PUDISTE HACER ESO?! – le grito.

– ¡JODER SUSANA! – gritó él. – ¡DEJA DE GRITAR QUE ME DUELE LA CABEZA! – le dijo mirándola furioso. – Estoy bien cerca de ti como para escuchar lo que me dices. – dijo molesto y con su ceño fruncido.

–Vale, respóndeme. – dijo ella molesta. – ¿Cómo es que me has engañado con esta perra?

– ¡QUE LA RESPETES TE EH DICHO! – le gritó Justin.

–Uy…– dije y negué con mi cabeza. – Deberías respetarme. – dije mirándola aun sentada. Ya me estaba comenzando a molestar el hecho de que le gritara a Justin, le reclamara cosas y que me llamara perra.

–Tú. – me miró. – Tú cállate. – dijo y me miro como si valiera más que yo.

–Ven y cállame. – dije devolviéndole la mirada.

–___... – susurró Justin.

– ¿Qué? – dije sonriéndole y alzando un poco mis hombros. Él negó con un movimiento de cabeza.

–Justin vayamos a otro lado hablar. – dijo ella mirándolo.

–Él no se mueve de aquí. – dije mirando a Justin. Él me miro sin entender, de reflejo vi a Ryan suspirar incómodo y a Fabiana sonreír.

–Tú no tienes derecho sobre él. – dijo Susana mirándome.

– ¿Y tú sí? – le dije mirándola de arriba abajo.

–Por supuesto que sí. – dijo ella, bufé y reí sarcásticamente.

–Mira linda…– baje la mirada para luego hablar y mirarla. – Tengo más derecho sobre él que tú misma y otros más. – dije sería. – ¿O no es así Justin? – le dije a él. Él no respondió, si apenas podía respirar. – Ves que sí. – dije mirando a Susana.

– ¡JUSTIN! – chilló mirándolo. Yo sentía el calor ya recorrer mi cuerpo.

–Justin. – dije mirándolo.

– ¡JODER CHICAS! – dijo Justin y salió de la cocina con Susana tras él.

Sonreí, sabía que estaba incomodo, pero lo que también sabía era que no lo iba a dejar solo con esa perra, así que me puse de pie y fui tras ellos, Justin se detuvo en la sala y ella frente a él. – Dime que no me dejaras por esa tipa Justin. – dijo mirándolo a los ojos.

–Creo que ya lo ha hecho linda. – dije llegando cerca de ellos. Justin suspiró y se quitó de al frente de ella para colocarse muy cerca de mí dándole la espalda a ella.

–Nena vámonos. – dijo Justin en mi oído. Apreté mis labios. – Vamos. – me repitió e hizo presión en mi abdomen con su mano para hacerme dar un paso hacia atrás. Suspire y le hice caso, me gire y comencé a caminar hasta el sofá donde estaban mi llaves, mi celular y mi suéter.

– ¡ANDÁ! ¡VETE CON ESA PERRA! – dijo en voz alta, me detuve, Justin ya iba casi que en la puerta.

Me gire y camine hacia ella. – Repite lo que dijiste. – le dije mirándola a los ojos a pesar de que ella era un poco más alta que yo.

–___... – escuche la voz de Justin mientras Ryan y Fabiana se colocaban en alerta.

–Repite lo que dijiste. – le dije sin dejar de mirarla.

–Que eres una perr…

Antes de que pudiera terminar la palabra estire mi brazo derecho dándole en la cara un golpe con mi puño y haciéndola caer al suelo. Justin me tomó por detrás abrazándome para detenerme. – Detente nena. – me dijo y me apretó a él, vi a Ryan quedarse paralizado mirando a Susana y Fabiana al lado de él.

–JODER. – dije sacudiendo mi mano y estirándola porque dolían mis nudillos.

–Nena tranquilízate. – me dijo Justin.

–Estoy tranquila ¿no me vez? – le dije aun sacudiendo un poco mi mano. – Me vuelve a decir así y le parto la madre, Justin. – dije y camine al sofá y tome mis cosas, la vi ponerse de pie y sostener su mano en el lugar del golpe mientras su boca sangraba. Justin camino tras de mí y salimos de la casa. – ¡AHS! – grité. – ¡JODER! – pateé las piedras pequeñas del suelo. Tenía mucha rabia.

–Nena, ¡Hey, nena! – dijo y me tomó por los brazos deteniéndome. Lo mire con rabia y di un golpe en su pecho. Él sonrió. – ¡Hey! – dijo y rió. – No seas tonta…– dijo y tomo mi rostro entre sus manos. – Te amo a ti…– dijo y me dio un beso, lo mire con mi ceño fruncido. – Tienes un buen derechazo. – dijo, y sonreí un poco suprimiendo una gran sonrisa.

–Si me vuelve a decir a si te juro que le partiré todo sus huesos. – dije haciéndome la molesta porque ya estaba calmada. Él rió. – ¡NO TE BURLES! – le golpeé el pecho. – Que vi cuando te beso. – dije mirándolo.

–Nena…– dijo riendo. – Estoy acá contigo ¿vale? – sonreí un poco. – Dame tu un beso…– me dijo, le di malos ojos. – ¿O voy allá adentro por uno? – dijo sonriendo. Lo mire y le golpee nuevamente el pecho él rió. – No seas tonta. – dijo y me dio un beso. Sonreí. – ¿Qué? – me preguntó mirándome un momento. Negué con mi cabeza y lo tome por el cuello inclinándolo un poco hacia mí para besarlo. Él sonrió y luego me dio un beso. – Vayamos a desayunar…– me dijo, asentí.

Me hizo caminar a su lado en dirección a un lado de la casa donde estaba el aparcamiento. Sonreí y espere que el sacara su auto, me subí y él lo colocó en marcha.



Él detuvo el auto en el camino de la carretera donde había un pequeño restaurant con un toque a cabaña, entramos al lugar, coloque mi suéter para calmar un poco el frio que había afuera, Justin ordeno los desayunos mientras yo ubicaba una mesa cómoda para nosotros.

Me senté en mi lugar y le vi venir, estaba como siempre, hermoso, aunque aún mantenía un poco sus ojos hinchados y tenía un poco de ojeras… aun así continuaba siendo hermoso, su estilo de siempre, su camiseta blanca, esta vez tenía unos jeans claros, un poco rasgados, y unos zapatos oscuros, sonreí al verlo caminar hacia mí con su cabello un poco alborotado. – ¿Qué? – dijo llegando a la mesa, subí la mirada y le mire a los ojos. – ¿Por qué estás así? – dijo mirándome, sonreí y negué con la cabeza. – Anda dime…– insistió.

–Bueno sucede que…– sonreí mientras lo veía sentarse frente a mí. – Te ves muy bien. – dije, él rió y se sonrojo un poco. – Sabes…– le dije y baje la mirada hacia mis manos que estaban sobre la madera de la mesa. – Me había resignado a que esto no pasaría más. – suspire. – Pensé que no podría estar nuevamente… contigo…– lo mire. – Y ahora que estamos aquí… de verdad que esto que tenemos. – sonreí. – Quiero que permanezca para siempre…– le dije sonriendo y baje la mirada mientras me sonrojaba.

–Lo será nena. – dijo él y tomo mis manos, lo mire. – Estamos hechos para vivir juntos. – alzó un poco mis manos y se inclinó para darles un beso a cada una, me sonroje. – Me encanta verte así…– me miro a los ojos. – Sonrojada, apenada… me alegra que aun pueda lograr eso en ti…– dijo sonriendo, reí.

–Disculpen. – dijo una chica, Justin y yo nos enderezamos. La mire y ella amablemente me sonrió y coloco unos platos sobre la mesa. – Disfruten su comida. – Dijo y se marchó, mire anonadada había mucha comida sobre la mesa.

–Justin has pedido comida como para cinco personas. – dije mirándolo.

–Digamos que tengo un poco de hambre. – dijo sonriendo y guiñándome el ojo. Sonreí. – Buen provecho nena. – dijo, me sonroje.

–Igual Justin. – le dije. Él me miro serio porque no le di un apodo cariñoso. – ¿Gatito? – le pregunte mirándolo. Él sonrió.

–Odio que me diga así, no lo hagas tú. – dijo riendo y metiendo un bocado de comida a la boca.

–Está bien gatito. – dije, él me miro serió y yo rompí en risa. Luego el negó con un movimiento de cabeza mientras intentaba no sonreírme.



Terminamos de comer y salimos del lugar. – ¿A dónde vamos ahora? – dijo mirándome. Sonreí y me encogí de hombros, él colocó el auto en marcha y mire mis manos. – ¿En qué piensas? – me pregunto al verme distraída, tantas cosas pasaban por mi cabeza en ese momento.

–Deberíamos ir algún lado tranquilo…– le mire sonriendo un poco.

–Bien…– dijo y suspiró. Me mantuve en silenció y le vi encender un cigarrillo, bajo un poco la ventanilla del auto mientras dejaba salir lentamente el humo de su boca. Mire el camino, por algún motivo se me hacía conocido, pero no logre saber porque. Al llegar me di de cuenta a donde me había llevado Justin, sonreí y trate de no colocarme sentimental. – ¿Te parece este lugar? – me pregunto, asentí rápidamente sonriendo. La colina, la hermosa colina donde había sido mi última salida con el antes de que mi padre me llevara. Allí donde Ryan y Fabiana comenzaron a coquetear…– Subamos. – dijo tomándome de la mano y llevándome con él hacia arriba.

Al estar arriba respire el aire puro y fresco, agradecí que no hubiese sol, mire a Justin quien me miraba sonriendo. Me senté en el pasto y en a un lado de mí, mire algunas partes de la ciudad que se veían desde allí, cerré mis ojos y mientras el aire fresco chocaba en mi piel… comencé a recordar muchos momentos.

–Nena…– susurró el acariciando un poco mi mano, le mire. – ¿En qué piensas? – me pregunto nuevamente.

–Yo…– suspire, mis ojos se cristalizaron un poco. – Estaba recordando el día que vine a este lugar por primera vez…

–Estabas hermosa ese día…

–Ese día me dijiste que me amabas. – dije y mis mejillas se humedecieron un poco, le mire. – Ese día me sentía tan mal. – respire profundo. – Tu siempre pasando cosas fuertes a mi lado y…– tape mi rostro un momento para no llorar más.

–Siempre estaré cuando me necesites. – me dijo. – Ese día te lo dije, no te dejare, no importa lo que pase siempre te cuidare…– se acercó más a mí. – ___, nena. – dijo y me tomo el mentón, le mire. – Te amo…– dijo y sonreí mientras lloraba. – No llores, no seas tonta. – dijo y me acerco a él para besarme.

–También te amo Justin…

–Lo sé nena. – dijo y me miro a los ojos. Me quede en silencio y así nos quedamos unos minutos, mirándonos a los ojos, luego él me tomo y me beso, me hizo hacia atrás quedando acostada sobre el pasto y él se colocó encima de mí mientras me besaba. – Te amo nena. – dijo mirándome a los ojos, nuestras respiraciones eran lentas, nos pudimos quedar allí una eternidad mirándonos a los ojos, pero fueron más las ganas de besarnos que de estar mirándonos.

Comenzó a besarme por el cuello de forma chistosa ocasionándome cosquillas, comencé a reír y a tratar de quitarlo de encima. – ¡Deja! – chille entre risas. Él sonrió y se mantuvo quieto, sonreí.

–Deberíamos venir a vivir para este lugar…– dijo sentado a mi lado, me senté, él miraba hacia adelante, había una buena vista del lugar… sonreí.

–Deberías estar alucinando. – Dije y reí. Él me miró sonriendo.

–Te extrañaba. – dijo mirando hacia adelante. Deje de sonreír y me quede callada. – Como ese día… ¿recuerdas? Te dije cuanto te extrañaba, y luego de esa noche… te extrañaba más. – Mordí mis labios. – Entiendo, luego de llegar acá me dije a mi mismo que debía respetar tu decisión… Sé que solo lo hacías porque te preocupas por mí y no quieres que nada malo me suceda pero…– me miro y humedeció sus labios. – Yo se cuidarme solo nena, y te aseguro que estando tu a mi lado… te protegeré a ti también, y con solo tenerte conmigo me bastaran las fuerzas para defendernos de cualquier bastardo que nos quiera hacer daño…– me dijo mirándome a los ojos. – Solo te pido que… de ahora en adelante… no te alejes de mí nena, tu. – suspiró. – Tú eres mi fuerza.

–Justin…– susurre.

–Y ahora mismo me importa una mierda si tu padre llega con miles de policías, lograré salir de esa si estas a mi lado. – me miro a los ojos.

–No me iré de tu lado Justin. – dije mirándolo a  los ojos. – No lo haré. – dije y me acerqué a besarlo.

–Deberías…– dijo mientras se mantenía cerca de mis labios. – Deberías llevarme a conocer a tu madre. – dijo y sonrió. Quedé con mis ojos abiertos de par en par.


– ¿Qué? – dije en shock.

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