miércoles, 30 de diciembre de 2015

CAPITULO 29

Llegue a mi departamento y busque en las repisas una botella de whisky. Estuve a punto de abrirla cuando mi celular comenzó a sonar. Me mantuve quieta un momento antes de mirar la pantalla del celular y ver de quien se trataba, lo tome y mire… ¿número desconocido? Abrí mis ojos puede ser Lucky. Conteste inmediatamente.

–  ¡___ NENA ESCÚCHAME! ¡NECESITAMOS HABLAR! ¡DEBES ESCUCHARME! –  mi corazón dolió, colgué antes de poder escuchar cualquier otra cosa. Me senté y tire mis brazos encima de la mesa, apoyé mi frente en la fría madera de la mesa, mis lágrimas comenzaron a salir, pero antes de poder ahogarme en mis lágrimas, preferí ahogarme en el alcohol.

Tres botellas de Whisky fuerte y quede completamente ebria, caí sobre la cama y sin pensar en nada ni nadie… me dormí.



Abrí mis ojos, un fuerte dolor de cabeza me daba los buenos días, me queje, mínimo ruido y todo explotaba en mi cabeza. Me levante aturdida, la hora marcaba las 8:37am, me fui hasta el baño, me desvestí y me metí a la ducha, lave mis dientes, mi cabello evite mojarlo ya que lo tenía secado. Salí del baño, la ropa que estaba en el suelo la metí en el cesto de ropa sucia. Fui hasta mi closet, tome mi ropa interior azul marino, y vestido azul, encima de las rodillas y con puntos blancos, perfecto para un día de campo, tome unas zapatillas y peine mi cabello, debía salir y comer algo, tal vez ir a visitar a mi madre o cualquier otra cosa que se presentara en el día.

Termine de ordenar mi departamento cuando mi celular comenzó a sonar, lo mire, un número desconocido, conteste molesta. –  ¡TE DIJE QUE NO HABLARE NADA CONTIGO DEJA DE MOLESTARME!

–  ¿Señorita ___? –  Escuche, mi corazón se detuvo, abrí mis ojos.

– Oh, disculpe. –  dije mucho más que apenada. Escuche su risa.

– Veo que está algo molesta…

– No, no. –  le aclare. –  No era con usted, pensé que era otra persona…

– Lo entiendo…–  sonreí. –  ¿Tiene algo que hacer? –  me pregunto. –  Estaba pensando en invitarla a comer…

– Iba saliendo a comer…–  dije sorprendida.

– Si no está acompañada puedo ir por Usted, me encuentro algo cerca.

– Vale, creo que no hay problema. –  dije sonriendo.

– Muy bien, la veo en cinco minutos. –  dijo y colgó, el corazón bajo de mi boca, y mi cabeza brinco nuevamente recordándome que mantenía aun una jaqueca. Antes de que se me pasara por alto guarde el número en los contactos, Lucky Blue. Aproveche de ordenar lo más mínimo, mire a mi alrededor, por alguna razón… Justin… estaba saliendo de mi mente. No tardó mucho en llegarme un mensaje.

Lucky Blue:
Estoy afuera.

Sonreí y me encogí de hombros emocionada. Tome mis llaves, mi celular y los guarde junto algo de maquillaje en una pequeña cartera. Salí del departamento y lo cerré con llaves, baje las escaleras, al terminar de bajar sonreí, el auto negro deportivo estaba a la horilla de la calle, él estaba de pie junto al auto sonriendo, sonreí mientras me encogía de hombros.

Él llevaba una camiseta color blanco de algodón, unos jeans  caqui, y unos zapatos casuales. Un look relajado, como si él también fuese a un día de campo, por lo menos YO estaba más presentable que la primera vez que nos vimos. –  Señorita ___. –  dijo él sonriendo un poco al mismo tiempo que yo llegaba. Asentí sonrojada. Él no dijo más nada, abrió la puerta del auto y subí. Pasó frente al auto para luego subir y ponerlo en marcha. –  ¿Cómo esté hoy Señorita ___?

– Bien…–  dije sonriendo y con poca voz. –  ¿Usted como esta?

– Mejor ahora. –  dijo sonriendo mientras miraba hacía al frente, un hormigueó recorrió mi cuerpo, humedecí mis labios, ¿Por qué él me hacía sentir de esta manera? Incluso podía olvidarme de lo que estaba pasando en el momento, o del dolor de cabeza que tenía. –  Dígame, ¿le sucede algo?

– No sé a qué se refiere. –  sonreí.

– Su rostro, su semblante, me dice que le sucede algo. –  dijo mirándome rápidamente para luego poner la mirada en el camino.

– Tengo algo de jaqueca…–  murmuré.

– Espero no haya peleado anoche también. –  dijo sonriendo.

– Respecto a eso…–  sonreí apenada. –  No soy de las que andan golpeando a las personas por allí. –  sonreí. –  Y la situación en que Usted me conoció… no me favorece.

– No hay problema con eso, podemos fingir que esta es la primera vez que nos conocemos. –  dijo sonriendo, asentí para mí misma. ¿Qué tenía este hombre para hacerme sentir de esta manera?

El auto se detuvo en el estacionamiento de un elegante restaurant, a pesar de ser antes del mediodía, era muy elegante, tanto así que daba aspecto como si fuese de noche. Él bajo del auto y antes de que yo fuera a bajar él ya se encontraba abriendo mi puerta, sonreí, él me devolvió la sonrisa. –  Vayamos por acá. –  dijo colocando su mano izquierda en el centro de mi espalda y dirigiéndome hacia dentro del restaurant. El tan solo pensar que tenía su mano en mi espalda se erizaba mi piel. –  Señorita. –  llamó a una de las chicas que trabaja en el lugar, ella lo miró y mantuvo la misma reacción que obtuve yo al verle por primera vez.

– Su nombre Señor…–  dijo ella acomodándose frente al computador.

– Lucky Blue. –  dijo él con demasiada tranquilidad.

– Claro, ya tenemos apartada su mesa, disculpe la espera. –  dijo ella saliendo de su lugar para llevarnos hacia la mesa.

Él tomo asiento quedando al frente de mí, nos sonreímos. –  ¿Todo está bien? –  pregunto nuevamente, asentí. La chica llego a pedir la orden, él me señalo a mi sonriendo.

– Unas tortillas. –  dije sonriendo con pena sin pedir más.

– Bien…–  suspiro Lucky. –  Para mí unos sándwiches, unas tortillas, y dos jugos de naranja. –  lo mire sorprendida. –  Los sándwiches que alcance para los dos. –  la chica asintió. –  Y antes de que se vaya. –  la detuvo con la palabra. –  Traiga algo que le sirva para el dolor de cabeza a la Señorita. –  la chica asintió nuevamente y se retiró. Él me sonrió y tomo un sorbo de agua. –  Señorita Jess, hábleme de Usted. –  dijo sonriendo, detuve mi respiración mirándolo.

–  ¿Qué quiere saber? –  dije mirándolo. Él sonrió mientras tamboreaba sus dedos de la mano derecha sobre la mesa. Me sentía algo nerviosa, pero trate de no mostrárselo.

– Creo que lo primero es…–  sonrió y negó con un movimiento de cabeza.

– Anda dime. –  le insistí.

–  ¿Tienes pareja? –  me miró serio, su mirada era profunda sobre mí.

– No. –  sonreí relajada. Vi sus hombros caer, también se había relajado. –  ¿Y tú? –  lo miré.

– Si. –  asintió y apretó su mandíbula. –  Tengo una linda esposa y una hermosa hija. –  dijo y me miró profundamente, yo quede en shock, lo mire sin entender. Él rió. –  Es mentira…–  rio.

– Ya me había sorprendido mucho. –  dije con mi mano en mi pecho y riéndome.

– Creo que con esto eh rompido el hielo entre nosotros. –  rió. Iba a responder cuando la chica llego con la comida, sonreí y guarde silencio él me guiño, reprimí una sonrisa.

– Gracias. –  dijimos ambos cuando la chica termino de dejar la comida sobre la mesa.

– Puedo preguntarte algo. –  le mire, él asintió. –  ¿De que trabajas? –  le mire. Él sonrió con ganas.

– Soy abogado…–  abrí mis ojos y comencé a reírme. –  Por eso me permití sacarte de ese horrible lugar. –  dijo reímos.

– Que sorpresa. –  dije. –  Como te mencione en el auto… eso no sucede siempre, yo no soy así, yo…

– Lo sé, leí tu registro, era primera vez que estabas en la cárcel, por eso me compadecí de ti. –  dijo riendo.

–  ¿Debo agradecerle por su compasión?

– Para nada. –  dijo sonriendo. –  deberías tomarte eso. –  señalo un sobrecito que decía ENO, era para la jaqueca, la resaca. Sonreí, deposite el polvo en el vaso, y luego lo tome. –  Deberíamos comer y ver luego que hacer. –  sonrió y yo asentí.


La chica retiro todo de la mesa, ya mi jaqueca no existía, mire a Lucky, él se levantó de la mesa y extendió su mano, la tomé y me coloque de pie. –  Dígame… ¿Qué quiere hacer? –  preguntó mientras no dirigíamos a la salida. –  ¿Le gustaría ir a un parque? –  me pregunto al ver que yo no le respondía rápido.

– Me parecería perfecto. –  dije sonriendo. Nos apresuramos a llegar al auto, como siempre, como todo un caballero abrió mi puerta subí, y luego él subió y puso en marcha el auto. Mientras él estaba concentrado conduciendo y… comencé a fijarme en su rostro, las líneas de expresión, sus facciones… me concentré tanto que le vi parpadear lentamente, mi cuerpo se estremeció al ver su mandíbula tensarse, solté un poco de aliento, humedecí mis labios, no podía creer que estaba sintiendo eso por alguien más.

– Llegamos. –  dijo él. Parpadeé y mire a otro lado, el parque parecía como un campo de golfs, aunque tenía algunas montañas, pertenecía plano, había una pista de asfalto para ciclistas y una pista para personas, así que como andaba en zapatillas no tuve problemas en caminar sobre el pasto junto a él. –  No has dicho nada…–  comentó, continué sin decir nada. –  ¿Chicas de pocas palabras?

– No. –  reí. –  Es solo que… esto me parece tan extraño, siento como si te conociese desde siempre…–  dije.

– No es así pero… podemos elegir conocernos por siempre. –  sonrió.

– Si nos conociésemos más de esto, pensaría que es una propuesta de matrimonio. –  le dije, reímos.


Luego de caminar un rato por la orilla del parque que comunicaba con un lago él aclaro su garganta y detuvo el paso, me detuve y lo mire. –  ¿Sucede algo?

– Sí. –  dijo él cerca de mí y serio. Tragué saliva, mi cuerpo se estremeció ante su voz pero al mismo tiempo estaba nerviosa.


–  ¿Qué cosa? –  pregunte en un susurro.

sábado, 26 de diciembre de 2015

CAPITULO 28

– ¿Señorita Jess? – escuche una voz que me hizo sentir algo de frío en mi cuerpo. Tragué saliva, su voz se parecía mucho a la de Austin, tuve un momento de miedo antes de voltear a mirar. No se trataba de Austin, pero sí de… un chico alto, tez clara, muy clara, usaba un par de Jeans con unos zapatos casuales y una camisa de botones en todo su pecho abrochadura en las muñecas, tarde en fijarme que su chaqueta estaba sostenida por una de sus manos, su cabello amarillo pálido aunque podían notarse unos reflejos oscuros, ojos azules claros como el cielo, incluso algunos destellos un poco más oscuros como el color del mar. Tragué saliva nuevamente, este chico era hermoso. – ¿Señorita Jess? – volvió a llamarme y desperté, asentí. – Mucho gusto. – dijo, su voz era gruesa, mi piel se erizo. – Soy Lucky Blue. – incluso su apellido era color AZUL en inglés.



–___, ___ Jess. – dije y tome su mano que esta tendida, pensé en que la sacudiría como todos hacen al presentarse, pero él hizo algo diferente, alzó un poco mi mano llevándola  hasta la altura de nuestros rostros, bueno mi rostro, se inclinó y deposito un suave beso en  mi mano, tragué saliva, estaba nerviosa, incluso mi piel volvió a erizarse.

–Se perfectamente quien es Señorita Jess. – dijo mirándome a los ojos aun con su rostro un poco inclinado y separando mi mano lentamente. No hice prisa en soltarle el agarre. – Eh visto el juicio, me llamo mucho la atención en como respondía al Juez, eso… hizo que pagara su fianza para conocerla aún mejor.

–No debió porque pagarla. – dije sonriéndole un poco. Él termino de soltar mi mano.

–Me vi en la obligación, Usted… ni siquiera tuvo un abogado, no se vio ni temida por la decisión del Juez. – sonrió. – Me gustaría conocerla más Señorita Jess. – dijo sonriéndome, sus ojos me tenían embobada, sentía tanto poder en su mirada, sentí mi aliento deslizarse por mi garganta y salir de mi boca de lo sorprendida que estaba.

–Gracias por pagar la fianza. – le dije sonriendo.

–No agradezca, dígame…. ¿Cuándo puedo verla nuevamente Señorita Jess?

–Solo dígame ___... – le dije algo nerviosa.

–Eso no responde mi pregunta. – dijo sonriendo. – ___. – hizo algo de énfasis al pronunciar mi nombre.

–Yo podría avisarle luego…– dije, y estaba segura que me encontraba sonrojada.

– ¿Eso quiere decir que quiere mi número telefónico? – dijo levantando un poco la ceja.

–No, no. – me apresure a dar mi explicación.

–Tranquila. – dijo sonriendo con ganas y sin dejarme hablar. – ¿Puede usted darme su número? – dijo y sonreí.

–Claro. – dije. Él saco su celular del bolsillo de su pantalón y me entrego su celular desbloqueado, anote mi número rápidamente y le entre el celular. Él sonrió y guardo mi número. Me mantuve quieta y callada.

–Bueno. – suspiro. – ¿Me permite llevarla a su casa? – me preguntó, asentí sonriendo y me encogí de hombros. Él tomo mi sobretodo y me llevo con él hasta la salida del lugar, lo seguí hasta su auto, abrió mi puerta, sonreí, subí al auto, él me entrego mi sobretodo y cerró la puerta. Paso por delante de su auto, abrí su puerta, subió y la cerró, encendió el auto, me miro, me dio una sonrisa, sonreí apenada, encendió el aire del auto y puso el auto en marcha. – ¿Dónde vives? – me dijo. Le di la dirección y luego me mantuve callada, manejo en silencio y a veces él tamboreaba los dedos en el volante del auto. Me moví incomoda por el dolor que sentía en las zonas golpeadas. Suspire y mire por la ventana. – ¿Qué harás esta noche? – pregunto y aclaro su garganta. Lo mire.

–Bueno, creo que tengo algunas cosas que hacer…– dije pensando en que tenía que ir a la casa de Justin y hablar con él. Tenía que arreglar lo que estaba sucediendo. No era posible que estuviera pasando por todo eso y él como si nada.

– ¿Hey? – me llamo él, lo mire. – ¿Dónde es? – me dijo sonriendo. Señale hacia delante donde se encontraban los apartamentos, él terminó de llegar y detuvo el auto. Suspire.

–Gracias por traerme. – sonreí. Él me sonrió más. – Te invitara a pasar… pero…– mire mi apartamento y volví a mirarlo a él. – No esta exactamente en las condiciones. – me encogí de hombros.

–Está bien…– sonrió, era tan lindo. – Te escribiré luego por si no tienes planes. – me dijo un poco serio. – asentí. Él sonrió, por alguna razón me estremecí. Tragué saliva y abrí la puerta.

–Gracias nuevamente. – le dije sonriendo.

–No hay de qué. – me dijo guiñándome. Apreté mis labios y sonreí con ganas. Baje del auto y cerré la puerta tras de mí. Camine rápidamente hasta mi departamento, mire hacia atrás aún estaba él, sonreí y me despedí con un movimiento de mano.



Estando en mi departamento y luego de ordenarlo completamente, entre a ducharme, me vestí con unos jeans, unas botas y una suéter. Tome mi pequeña cartera la colgué en mi brazo izquierdo, mire al sofá, aún estaba la chaqueta de Justin, la tome y salí de mi departamento. Camine hasta la calle y tome un taxi dándole la dirección de la casa de los chicos. Cuando llegue al lugar entre el dinero al señor, y baje del auto, fui hasta la puerta y llame. Espere un momento hasta que la puerta se abrió revelando a Khalil. – ___... – dijo sorprendido. – ¿Cómo es que…

–Pagaron la fianza. – sonreí. Él quedo mudo, asintió. – ¿Y Justin?

–Eh, bueno él…– se colocó un poco nervioso, fruncí mi ceño, pase sin decirle más nada. – Espera ___.

–Ando con prisa. – dije pasando de largo hacía las escaleras que me dirigían a la habitación de Justin. Mi piel estaba caliente, podía sentir mi sangre burbujear y mi corazón bombear a millón. Apreté mi mandíbula y suspire, abrí la puerta y me quede quieta, mi respiración se detuvo, podía escuchar con más claridad mi corazón, lo sentía tras de mis orejas. Él se sobresaltó y me miro con sus ojos abiertos como platos. “MANTÉN LA CALMA, MANTÉN LA CALMA” me decía a mí misma. Sentí mis ojos cristalizarse…

–___ no es lo que

– ¿Qué hace ella aquí? – dijo Susana cubriéndose con la sábana.

–AQUÍ ESTA TU PUTA CHAQUETA. – dije con mi mandíbula tensa y tirándosela en el suelo. Él se encontraba sin camiseta y en bóxer… ella, seguro que debajo de la sábana se encontraba completamente desnuda.

– ¿QUÉ SIGNIFICA ESO? – dijo ella algo alterada.

–QUE MIENTRAS TU LLORABAS ACÁ POR ÉL,  ÉL ME HACIA EL AMOR A MÍ. – Dije sin mirarla a ella sino mirándolo a él, mis lágrimas cayeron por mi mejilla. – Y LAS DICHOSAS REUNIONES DE TRABAJO QUE MANTENÍA ERAN CONMIGO. – dije temblando de la rabia.

–___. – dijo él, pero no escuche más cuando cerré la puerta y salí corriendo de allí, baje llorando las escaleras, mi respiración faltaba, mi vista se tornó borrosa, y difícilmente trataba de llegar a la salida. – ¡DETENTE! – me dijo tomándome por él brazo, había venido corriendo tras de mí.

– ¡DÉJAME EN PAZ! – le grite llorando.

– ¡DÉJAME EXPLICARTE!

– ¡ME VALE MIERDA TU EXPLICACIÓN! – grité y lo empuje. – Te burlaste de mí. – dije sonriendo sin ganas. – Ganaste el juego Bieber. – lo mire con asco.

–Nena detente. – dijo humedeciéndose los labios y tomándome por los brazos, negué con un movimiento de cabeza mientras lloraba.

– ¡DÉJAME! – le grite, llorando.

–No, déjame explicarte…– dijo con su rostro triste.

– ¡¿QUÉ ME VAS A EXPLICAR?! ¡¿Qué TE LA TIRASTE Y AHORA TE ARREPIENTES?! – lo miré, él no dijo nada. – Eso pensé. Eres tan cobarde y tan desgraciado…– lo mire con desprecio.

–Linda, no mírame. – dijo tomándome el rostro entre sus manos.

– ¡DEJAME! – le dije y me quite bruscamente de su agarré. – ME OCACIONAS ASCO. – dije limpiándome las mejillas donde él había puesto sus manos. – Ahora mismo te odio. – dije mirándolo a los ojos sin derramar ni una mínima lágrima.

–___, nena no digas eso. – dijo como si pudiese sentir algo de pena o dolor por mí.

Di un paso hacia atrás, y volví a mirarlo con desprecio, me di la vuelta y salí corriendo de la casa, corrí hasta la calle y escuche un fuerte sonido de llantas chillando en el pavimento. Mire a mi derecha… un auto se había detenido antes de golpearme. – ¡¿SE ENCUENTRA BIEN?! – grito él señor bajándose del auto. Asentí llorando. – ¿Necesita algo? – pregunto.

–Sí. – dije mirándolo, camine hacia él. – Puede sacarme de este lugar, necesito ir a otro sitio. – dije, él asintió. Subí a su auto y él coloco el auto en marcha.




Llegue a mi departamento y busque en las repisas una botella de whisky. Estuve a punto de abrirla cuando mi celular comenzó a sonar.

jueves, 24 de diciembre de 2015

CAPITULO 27

Me moví un poco para continuar durmiendo pero me percaté de que me dolía el cuerpo, fruncí mi ceño, rápidamente todo vino a mi mente, sentí rabia, por culpa de ella había pasado todo, y pensar que ella estaba equivocada, mi padre siempre sospecho de Kyle, jamás supo de Justin. Abrí mis ojos. Podría Justin pasarle frente a los ojos de mi padre y él no sabría nada de su historia, Justin estaba fuera de peligro, las amenazas de mi padre… siempre fueron equivocadas, hacía Kyle.

Iba a llamar a Fabiana cuando el dolor en mi costilla se pronunció más. Jadee y me levante con cuidado, me dirigí al baño en ropa interior me metí a la duchar y me bañe, lave mi cabello, lave mis dientes, salí y sequé mi cabello rápidamente con el secador que estaba en la cómoda del baño. Salí del baño envuelta en una toalla y fui hasta el armario. Tome una camiseta y un pantalón, mientras me vestía logre ver que en la costilla, en la parte de mi espalda de mi lado derecho tenía la piel tornada algo verdosa, un morado, de allí provenía el dolor.

No le preste mucha atención, y fui a la cocina, recogí las cosas del suelo donde las había dejado en la madruga, me prepare un “súper sándwich” así lo llamaba, llevaba el doble de las porciones, mire a mi alrededor, era todo tan extraño, termine de comer y recogí el departamento antes de irme para que mi mamá, bueno, esos eran mis piensos…. Hasta que sonó el timbre.

Fruncí mi ceño, ¿Quién podría ser a estas horas? Mire el reloj de la pared, 10am. Que extraño. Abrí la puerta y…– Buenos Días ¿es usted la Señorita ___ Jess? – me preguntó uno de los oficiales mientras miraba una hoja que traía en su mano.

–Sí. – dije mirándolo a los dos. – ¿Qué sucede?

–Venimos a llevarla arrestada. – me dijo el otro oficial, abrí mis ojos. – Por agredir a la Señorita Kate Holdynne. – abrí mi boca, la muy maldita me había denunciado. Debí matarla cuando pude.

–Está bien, permítanme tomar mi sobretodo y voy con ustedes. – ellos asintieron. Tome mi sobretodo, cerré las ventanas, apague las luces, ellos me miraban extraños, quizás porque había aceptado ir con ellos y no me había negado a ir con ellos. Salí del departamento, cerré la puerta tras de mí y camine junto a ellos, bajamos las escaleras, yo con un poco de dificultad y luego subimos a la patrulla.

Sabía que no tenía permitido ninguna llamada, ni hablar con nadie, no hasta estar en el lugar de policías pero aun así metí mi mano en el bolsillo de mi sobretodo, mentalmente recordé a cuanto estaba el número de mi madre, y lo marque en llamar, rápidamente contesto pero no la deja hablar. – Mamá voy camino a la policía, me llevan arrestada. – y colgué, él policía me miro y no hizo más nada que negar con un movimiento de cabeza y extender su mano para que le entregase mi celular, mordí mi labio pero o hice.

–Solo será hasta que lleguemos allá. – dijo, asentí.

Al apenas llegar a la comisaria, me introdujeron dentro de una celda, suspire, al menos estaba sola y no con un par de locas a los lados. Suspire, esa desgraciada me había denunciado… pero es… se lo merecía, por perra, todo lo que pase por su culpa… Baje la mirada y escuche unos golpes en las rejas de la celda, mire frente a mí. – Te llevaran a juicio ahora mismo. – me dijo el oficial, asentí.

Luego de un momento… escuche un alboroto, fruncí mi ceño y me levante de la pequeña y fina cama, mire por las rejas, a lo lejos, donde estaban las secretarias y todos los de la policía, se encontraba… ¿FABIANA? ¿JUSTIN? ¿RYAN? ¿CHRIS? ¿KHALIL? ¡¿QUÉ HACIAN TODOS EN EL LUHAR!?

– ¡¿DÓNDE ESTA?! – gritaba Fabiana. – ¡DIGANME AHORA MISMO!

–Señor Bieber. – dijo un oficial, al parecer lo conocía de antes. – Tiempo sin verlo por acá.

–Solo vengo a ver a la chica…– dijo él sin mostrar interés alguno.

– ¿Cómo se llama?

–___  Jess. – Dijo como si le repugnara mi nombre.

– ¡JUSTIN QUE NOS DIGAN DONDE LA TIENEN! – gritaba Fabiana casi que llorando.

–Pueden ir a verla, igual la llevaremos en un momento a juicio. – dijo el oficial. Justin asintió. Mire a todos. El oficial señalo hacia donde yo estaba, suspire y me hice hacia atrás, aún mantenía mis manos atrás esposadas, así que era un poco incómodo.

Rápidamente Fabiana se encontraba llorando tras la reja de la celda mientras me miraba.

– ¿Cómo es que se han enterado que estoy acá?

–Me llamaste, creo que pensaste que era tu mamá…– dijo ella llorando. Lo debí de haber supuesto.

Me quede un momento quieta, llegaron los chicos… menos Justin. Ellos me miraban preocupados y yo los miraba apenada. – Señorita debemos irnos. – dijo el oficial llegando y abriendo la celda, asentí, salí y todos me miraron, Fabiana se lanzó a abrazarme mientras no dejaba de llorar. Susurré un “cálmate, todo estará bien” y camine hacia donde me dirigía el oficial, mire a lo lejos, estaba Justin, me miraba muy serio, como si fuese echo algo malo. El oficial me hizo cruzar a la izquierda donde estaba el salón del juicio.

Un frío entro por mis pies y subió hasta mi cuello, como si todo fuera a salir mal, apreté mi mandíbula y me queje cuando tocaron una de mis costillas. – ¿Usted también esta golpeada? – pregunto el oficial, asentí. – ¿Por qué no coloco la contrademanda?

–Pensé que era una simple riña. – dije sin mirarlo.

Me llevaron a mi lugar en la sala, al otro lado a mi izquierda estaba Kate con la cabeza algo cubierta con gasas. Hice como si no le viera. Vi de reojo entrar a la sala a los chicos, y de mala gana a Justin, Kate se sorprendió y la note asustada.

El juicio comenzó y la Juez, hablaba sobre todo, entrevisto a Kate, ella claro, se hizo la inocente. – Señorita Jess. – escuche la voz de Juez y le mire. – ¿Por qué ha golpeado a la Señorita Holdynne? – pregunto.

–Porque me estaba ofendiendo y porque por culpa de ella viví un infierno. – dije mirándola de reojo.

– ¿Entonces acepta que si la golpeo?

–Si señoría. – dije, vi a Kate sonreí, volteé los ojos. Siguieron entrevistándome, me levantaron la camisa dando a la luz los moretones que tenía.

Luego de que el Juez diera sus últimos reglamentos y su juicio me miro. – Si a usted se le dicta un acta de alejamiento de esta Señoría. – señalo a Kate. – ¿Usted lo cumpliría?

–Siempre y cuando ella tenga su boca cerrada. – dije encogiéndome de hombros.

– ¿Alega que puede atacar nuevamente contra ella?

–Si no se mantiene quieta claro que lo hare, acá la lastimada no fue solo ella Señoría, también fui yo, el simple hecho de que ella haya denunciado no significa que hay que darle más privilegios, ¿no se supone que usted es un Juez? No debe estar de parte de nadie acá.

–Señorita…

–Y si se me presentara nuevamente la oportunidad la dejare peor. – dije furiosa. – Es que debí matarla…– susurré.

– ¡SEÑORITA! ¡LIMITE SUS PALABRAS! – dijo el Juez. – Sus palabras la pueden sentenciar.

–Haga lo que mejor le parezca. – dije sin mirar a mi alrededor, realmente todo me daba igual. – Pero si voy detenida ella también. – dije mirando al Juez.

– ¡EL CASO ESTA CERRADO! – dijo y golpeó su mesa. Sonreí, no dijo nada más que cada una debía permanecer detenida como arresto por alcohol u otra cosa.

– ¡ESTÁS LOCA! ¿CÓMO IBAS A DECIR ESO? – escuche a Fabiana.

–Fabi. – me detuve y la mire. – Creo que es hora de que se vayan…– sonreí. – Muchas gracias por venir. – le dije sin dirigirle la mirada a Justin, no sabía que tenía y realmente no tenía ánimos de averiguar.

– ¡Le diré a los chicos que paguen tu fianza! – dijo llorando.

–No te preocupes. – la mire. – No quiero salir, cumpliré lo que debo cumplir. – dije y camine sin más decirle. Escuche sus gritos y uno de los chicos retenerla. Baje la mirada, realmente no quería saber nada de ellos. Nada de Justin.

– ¡SUÉLTAME! ¡ESTO ES TU CULPA! – la escuchaba gritar, ni siquiera volteé a verle.

El oficial me coloco en la celda, quito mis esposas y sin decir nada salió del lugar asegurando que estuviera bien cerrado. Suspiré. Esta era una celda diferente, no de rejas, sino más bien un cuarto, era de paredes y una sola puerta de hierro, pintada de azul con una ventanilla muy arriba. La cama era igual que la otra, con unas sábanas blancas, y muy baja y no muy gruesa. Fuiste hasta la cama y me senté, mire a mi alrededor, incluso me sentía bien allí encerrada más que en la habitación de la casa de mi padre.

Paso un día… lo que había dictado el Juez eran tres días. Así que el primer día no fue tan malo, la comida no fue tan mala… pero si necesitaba bañarme. Eran como las seis de la tarde cuando la puerta de mi celda se abrió, era extraño, ya no necesitaba salir. – Señorita puede irse. – me dijo un oficial, fruncí mi ceño.

–Debe estar equivocado…– le mire.

–No, su fianza ha sido pagada.

– ¿Qué? Pero…

–Apresúrese Señorita, la están esperando. – me dijo, asentí sin entender nada.

JUSTIN. Su nombre resonó en mi cabeza, sonreí, él había venido. Mordí mis mejillas y salí de la celda, el oficial me dirigió hasta las oficinas, donde me entregaron mis pertenencias, mire a los lados tratando de no parecer desesperada, pero no lo vi por ningún lado, mi corazón o sentimientos hacia él se fueron tras una pared donde no podía sentirlos. Deje de sonreír y definitivamente deje de sentirme “bien”.


– ¿Señorita Jess? – escuche una voz que me hizo sentir algo de frío en mi cuerpo. Tragué saliva, su voz se parecía mucho a la de Austin, tuve un momento de miedo antes de voltear a mirar.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

CAPITULO 26


– Vuelve luego… ¿sí? –  le dije mirándolo a los ojos, era el tercer día junto a mí y la lluvia había cesado un poco.

– Volveré lo antes posible linda…–  me sonrió y beso mi frente, él sabía que estaba triste. Mordí mi labio sin pronunciar ninguna palabra. –  No te preocupes solo iré a sacar mi ropa de la casa de los chicos…

–  ¿La veras? –  dije sin mirarlo.

– Al parecer no se ha ido…–  me dijo terminando de colocarse los zapatos. Me sentía una niña, esta de rodillas sobre la cama mientras mantenía mis manos agarradas y jugueteaba con mis dedos. –  ¿EY? –  se acercó y me hizo mirarlo. –  Regresaré por ti, ¿vale?

– Vale. –  dije en un susurró sin ánimos. Fue a darme un beso y le gire mi rostro y lo dio en mi mejilla, rió.

– No seas así. –  tomo mi rostro. –  No seas tonta. –  me dijo sonriendo. Recién se había duchado, y estaba recién vestido, me encantaba la forma en que se veía… tan fresco, tan él. Se inclinó y me dio un pequeño beso.

– Ve… para ver si logras llegar a la cena…–  sonreí sin ánimos.

– Llegaré. –  dijo sonriendo, asentí.

– Te quiero linda…–  dijo sonriéndome. Mi corazón se detuvo un momento… un “te quiero” no era lo que esperaba, lo miré, ¿por qué  hoy lo veía extraño? ¿Por qué no me había dicho te amo? No quise cuestionarlo, ni siquiera quería cuestionarme a mí misma, quería hacerme la idea de que por un momento todas las cosas marcharían bien como solían ser antes. –  Chao nena. –  dijo y deposito su beso en mi frente, sonreí.

– Conduce con cuidado. –  le dije, él asintió sonriendo y cerró la puerta tras él.

Se había ido, mire a mi alrededor  y rápidamente me sentí sola. Esto era lo que no quería, acostumbrarme nuevamente a él. Mire mis manos y me levante rápidamente, corrí hasta la ventana, le vi entrar rápidamente a su auto, y marcharse. Suspiré, la lluvia a un caía. Mire el calendario 29 de noviembre…  más de un me de mi regreso, ya el 24 Austin había cumplido su primer mes desde su partida, una nostalgia entro en mí, sonreí mientras derramaba un par de lágrimas. Mire el reloj, eran las 4 de la tarde.


Fui hasta mi armario y comencé a ver fotos de Austin junto a mí. Comencé a llorar, no sabía porque me sentía así, era malo para mí sentir tanto afecto y luego quedarme sola. Luego de un rato viendo las imágenes, me calmé, seque mis mejillas, me duche… comí, me fije en la hora eran las 7 de la noche, Justin no había escrito ni nada. No llegaría para la cena, lo sabía, era eso lo que sentía en mi pecho cuando se iba a ir.

Sonreí, de seguro necesita descansar, o quizás prefirió quedarse como amante… mire mis manos, fui al closet y saque un pantalón, un camisón, unas botas gruesas, un gorro, coloqué mi sobretodo encima, y coloque unos guantes, estábamos casi llegando a Diciembre y el frió de la navidad ya se sentía.

Mire a mi alrededor, cerré la ventana, apagué las luces y salí del apartamento, al llegar abajo, salí afuera y solo había llovizna, me apresure a tomar un taxi y pedirle que me llevara a un restaurant. Camino al lugar tome mi celular y escribí un mensaje.

Para Kyle:
Hola, ¿Qué haces? ¿Vienes a cenar conmigo?

Kyle:
No puedo linda, me encantaría.

Para Kyle:
¿no quieres?

Kyle:
Tuve que salir de la ciudad por algunos problemas.

Para Kyle:
Vale.

Kyle:
Lo siento linda.

Para Kyle:
No te preocupes J


Guarde el celular en el bolsillo de mi sobretodo y baje del taxi, le pagué al señor del taxi y entre al restaurant. Pedí una mesa alejada, casi que una clase aparte, ellos tenían una, al final del lugar, un lugar cálido, hogareño y algo elegante, le sonreí por cortesía y ordene la comida junto con el vino.

Dos copas de vino y la comida llego, la comí, la disfrute, una copa de vino mientras la comía y otra al final de la comida, me di de cuenta lo sola que estaba, lo sola que me sentía, recordé mi primera cita con Austin, es hecho de que había ido desastrosa para la cita… y de allí nació todo lo lindo. –  Por Austin. –  dije en un susurró alzando la copa un poco y terminándola de beber.



Me quede por más de dos horas, tres botellas de vino y seis cervezas. –  Señorita, si permite le llamaremos un taxi. –  me dijo el chico mesonero.

–  ¿Soy la culpable verdad? –  dije mirándolo aun con el vaso de cerveza en mi mano.

–  ¿Cómo dice Señorita?

– Soy la culpable de que todo vaya así, yo debí casarme con Austin…–  dije haciendo un poco puchero.

– No es culpable de nada Señorita. –  me dijo. –  Creo que ya está bien por hoy. –  dijo mientras me iba a quitar el vaso de cerveza.

– No. –  dije y lo hice hacía atrás. –  Estoy bien. –  dije, pase las manos por mi cara, abrí bien mis ojos y le sonreí. –  Deme la cuenta. –  dije evitando mi ebriedad, no estaba tan ebria, quizás apenas estaba empezando. Él asintió y muy amablemente trajo la cuenta, tome la tarjeta y la coloque en la carta para que se cobrara la cuenta, luego la devolvió. –  Gracias. –  le dije, él me sonrió.

Me puse de pie, no me tambalee ni nada, era como si no hubiese bebido nada, sonreí para mí misma, estaba sola, quizás debía quedarme sola para siempre. Salí del restaurant y mire a mi alrededor, un taxi se aproximaba, lo detuve y subí, le di la dirección, la dirección de la casa de los chicos, quería ir a preguntarle a Justin por qué carajos no había ido. Mire la hora en mi celular, las 10:30pm. Bueno al menos estarán algo despiertos aun. Suspire mientras veía por la ventanilla las calles.

–  ¡DETENGASE AQUÍ! –  dije. Él señor del taxi me miro extrañado y se detuvo. –  ¿Cuánto es? –  le pregunte y le entregue el dinero. –  Quédese con el cambio dije y baje del auto.


Una nostalgia vino a mí, había una fiesta, justamente en la misma casa en la que por primera vez había visto a Justin en el baño. Camine sin pensarlo hacía dentro de la casa, la fiesta era mejor que antes, conocí muchos que estudiaban conmigo en la universidad, y caí en cuenta que estaba en la casa de Kate.

Mire a mi alrededor, podría ella estar por allí. –  ¡VAYA! ¡MIREN QUIEN REGRESO! –  escuche su voz, sonreí y me gire a verle. –  LA CHICA NO ESTABA MUERTA. –  Sonrió y aplaudió, de un momento a otro estábamos rodeados de personas que me miraban y la escuchaban. –  ¿Cómo te fue en el viaje con tu papi?

– De madres. –  le dije sonriéndole. –  Te extrañe mucho a decir verdad. –  le dije en sarcasmo ella dejo de sonreír y termino de llegar a donde yo estaba.

– LASTIMA QUE REGRESASTE Y YA KYLE SE HAYA IDO. –  rió.

– No sé a qué viene al tema. –  dije y mire a mi alrededor, tome uno de los vasos rojos, sabía lo que contenía, una pequeña porción de droga, y si esto era un show, yo iba a ser la estrella, tome el vaso entero en tres tragos.

– SE SUPONE QUE TU PADRE TE LLEVO PORQUÉ TENÍA UN NOVIO CRIMINAL. –  Sonrió.

–  ¿Cómo sabes tú eso? –  la mire.

– FÁCIL. –  dijo y levanto sus manos. –  YO FUI QUIEN LE INFORMO A TU PADRE. –  dijo sonriendo.

–  ¡¿QUÉ TU HICISTE QUÉ?! –  dije alzándole la voz.

– COMO ESCUCHAS LINDA, YO, NO IBA A DEJAR QUE TE QUEDARAS CON KYLE, DEBÍA HACER ALGO. –  se encogió de hombros. –  TU NO TE IBAS A QUEDAR CON ÉL.

–  ¡NI SIQUIERA ERA ALGO DE ÉL! –  le grite. –  ¡PERRA! ¡¿TIENES IDEA POR CUANTO PASE POR TU CULPA?! –  le grite y me fui hacía ella dándole un golpe con el puño cerrado tirándola al suelo. –  ¡ERES UNA MALDITA! –  me tire encima de ella y le di otro golpe. Las personas comenzaron hacer ruido, una persona me dio una patada en la costilla dejándome sin aire y haciéndome caer al suelo, dándole a ella la oportunidad de atacarme.

Al principio sentí un par de golpes, recupere mi aire. Esta perra me iba a pagar por todo lo que yo había pasado. La tomé con fuerza y con un empujón la aparte de mí, me puse de pie y ella también lo hizo. –  ¡PERRA! –  me gritó ella al ver que sangraba de su ceja.

–  ¡MALDITA! –  le grité. Ella se vino hacía mí y le di otro golpe, ella me tomo por el cabello, pero eso no me hacía nada, yo le daba golpes. Tome su cabello y poco a poco la llevaba caminando hacia atrás hasta estar cerca de una pared, tomé su cabeza y la pegué contra la pared ella no soltaba mi cabello, así que grite de la rabia y la golpeé más fuerte haciendo que cayera al suelo, volví hacer lo mismo, ella me rasguñaba y yo le golpeaba con los puños, tome su cabeza y la pegue contra el suelo un par de veces.

–  ¡YA! –  gritaban las personas, sentí que intentaban agarrarme pero yo realmente necesitaba sacar toda la rabia que sentía por dentro, había pasado por muchas cosas, me habían separado de Justin, Justin tenía otras, todo vino a mi cabeza, y todo lo desahogaba en cada golpe que le daba, me di de cuenta que ella ya no tomaba mi cabello solo me miraba, apenas porque sus ojos estaban hinchados, no me había percatado que había estado llorando mientras peleaba. –  ¡YA! –  volvieron a gritar y tres chicos me tomaron. –  ¡LA VAS A MATAR DEJALA! –  Dijo un chico.

–  ¡ME IMPORTA UNA MIERDA! –  intente zafarme de sus agarres, pero me quede quieta cuando vi que muchas personas se acercaban a mirarla, ella no se levantaba del suelo. Abrí mis ojos, era cierto, había estado a punto de matarla. –  ¡YA! –  les dije y abrí mis manos para que supieran que me iba a calmar. Me soltaron pero estaban cerca de mí por si regresaba a ella, me acerqué a la cocina y tome un vaso rojo, lo trague entero, tome otro, y otro, y otro. –  ESO LE PASA A LAS PERRAS MALDITAS COMO TÚ. –  le dije mirándola.

Salí de la casa, sabía que en poco tiempo la droga con la bebida comenzaría hacerme efecto, así que sonreí, mucho me miraban sorprendidos, recogí mi cabello hacía un lado aplacándolo, toqué mi labio, estaba sangrando, no era mayor cosa.

Camine, y no camine exactamente a la casa de los chicos que quedaba a unas cinco casas de allí, no, camine en dirección opuesta, como si fuera a mi antigua casa, donde vive mi madre, camine en silencio, llorando, recordé los golpes de la chica, realmente no me habían dolido, no tanto como los golpes que mi padre me daba. Así que comencé a recordar, mis lágrimas comenzaron a caer, Austin pasó mil veces por mi mente, quizás más que Justin, estaba molesta con Justin, no me había llamado ni nada, no me había escrito, nada.

Así que camine y camine, en un momento mire frente a mí, había llegado a mi apartamento, realmente la droga me había dado energías para caminar hasta mi apartamento, subí las escaleras, saqué la llave de mi apartamento, entre, cerré la puerta tras de mí, tome mi celular, no había ni mensajes ni llamadas perdidas, eran las dos de la madrugada,  cuatro horas caminando, quite mi ropa, la deje tirada en el suelo, deje las luces apagadas y fui hasta mi cama. Me acosté a llorar como una niña, llore por la pérdida de Austin, porque me sentí sola, porque Justin… ya no me amaba, ahora solo me quería, porque… ya nada era igual que antes.


– Austin…–  llame. –  Austin ven y hazme sentir bien como antes. –  lloré. –  Por favor. –  lloré, me sentí igual que en ese momento cuando mi madre me había dicho que Austin había fallecido.

lunes, 7 de diciembre de 2015

CAPITULO 25


– ¿___? –  escuche y fruncí el ceño aun con los ojos cerrados. Moví mi cara al otro lado y me mantuve boca abajo. –  ¿Nena? –  fruncí más él ceño y escuche una risita. –  Anda despierta…

– ¿Mmm? –  abrí un poco mis ojos.

– Nos hemos dormido y ya es casi de noche…–  susurro.

– ¿Y qué? –  dije sin abrir mis ojos, el sonido de la lluvia era tan relajante.

– ¿Y qué? –  Dijo. –  Bueno que

– ¿Debes irte? –  dije abrí un poco mis ojos para verle. Se encontraba sentado en la cama con su pantalón puesto y me sonreí. Metí mi rostro contra las sabanas y suspire frustrada, finalmente se acabaría el momento. Me voltee y me senté de mala gana dando malos ojos, él me miraba sin expresión en su rostro.

Salí de las sabanas y me puse de pie y como niña malcriada me quite la guardacamisa de él tirándosela en un lado y caminando a mi closet en solo bragas. Estaba molesta, ya ni tenía frío sentir un calor inmenso en el cuerpo, me coloque un short y una camiseta, no me preocupe de ponerme brasier, igual ni saldría.

– ¿Qué haces? –  me pregunto.

– Nada. –  dije sin mirarle, fui al sofá que esta frente a la ventana y me senté, subí mis piernas haciendo que mis rodillas quedaran pegadas a mi pecho. Era una estúpida, sabía que llegaría este momento, ni siquiera tengo porque dejarme afectar. Mire a la nada, una lágrima salió y la seque rápidamente. Esto era mi propia culpa, yo sabía que el volvería a casa por Susana y eso sería todo.

– Nena…–  escuche que dijo y lo vi acercarse, se colocó frente a mí y se inclinó un poco. –  No me iré a ningún lado. –  dijo con una pequeña sonrisa mientras me tendía su guardacamisa. Trate de ocultar una sonrisa y no emocionarme.

– ¿En serio? –  dije con voz de niña mimada.

– Si princesa. –  me dijo. Tome su guardacamisa y la coloque alrededor de mi cuello. –  ¿Cómo crees que me voy a ir con esa lluvia? no puedo, me puedo enfermar…–  dijo mirando hacia la ventana, lo mire con ganas de asesinarlo. –  Mentira amor. –  dijo riendo. –  ¿Cómo crees que te dejare acá, eh? Si me voy te vienes conmigo y si no me quedo contigo acá sin ir a ningún lado.

– ¿No se supone que seremos amantes? –  le dije sonriendo.

– ¿De verdad crees que permitiré eso? –  me miro y volteó sus ojos. –  Linda nunca aprendes. –  rió. Le di un pequeño golpe en su hombro. –  Tú te vienes conmigo. –  dijo y me cargo, chillé por la sorpresa y comencé a reírme. Me coloco en la cama y él se colocó encima de mí. Sonrió, se encontraba sobre sus codos para no dejar caer todo el peso sobre mí. –  Cuando regrese a casa, sin importar que, tú regresaras conmigo.

– ¿Y Susana? –  dije bajando la mirada.

– No me importa que hay que ver con ella, me importas tú. –  deposito un beso en mis labios, sonreí, estaba declarado que no se lo dejaría a nadie, y mucho menos a una perra loca como ella, no me importaba ahora si lo había ayudado o no, Austin… él había muerto por mi felicidad, y mi felicidad, ahora la tenía frente a mis ojos.

– Está bien…–  sonreí.

– ¿Aceptas? ¿Sí? ¿Regresarás a casa conmigo? –  preguntó emocionado. Asentí. –  ¡SI! –  gritó y reí, él metió su rostro entre mi cuello y comencé a reír como loca cuando me ocasionaba cosquillas con sus besos.

Su celular comenzó a sonar y él se detuvo. Deje de reír y logre tomar aire, él se puso de pie y busco su celular que estaba en la mesa de la cocina. –  De seguro es tu novia que se cortó las venas porque ya vas a dos noches fuera de casa. –  dije en voz alta, él me miro y sonrió un poco mientras negaba con su cabeza.



*JUSTIN*


– ¿ALÓ? –  respondí la llamada, era el número de Ryan

– ¡BROTH! ¡AL FIN CONTESTAS! ¡NOS TIENES PREOCUPADOS! –  dijo un poco alterado.

– Cálmate broth, estoy bien…–  sonreí mientras caminaba hacia la cama donde aún estaba ___ acostada jugando con su cabello mientras miraba el techo.

– ¿Dónde estás? Susana nos dijo que le habías dejado porque había salido un negocio, un trabajo… ¿paso algo?

– Cálmate. –  le repetí me senté en la cama mientras acariciaba las piernas de ___. –  Estoy bien Ryan. 

–  Ella se sentó quedando frente a mí.

– Pero Susana dijo que saliste hacer un negocio y

– Hola Ryan. –  dijo ___ cuándo me quito el celular. Sonreí. –  Justin está bien. –  me miró. –  Estará bien, lo tengo muy bien cuidado. –  me guiño y sonreí, era loca esta chica. –  Dile a Susana que Justin se fue del país. –  dijo riendo. Y me entrego el celular y se volvió hacia atrás quedando acostada.

– ¿Aló? –  dije tomando otra vez el celular.

– Ya entiendo todo. –  dijo  y se escuchaba tranquilo.

– Si…–  dije sonriendo. –  Bueno, tenemos pensado regresar cuando deje de llover…–  suspiré. –  Ryan… necesito un favor.

– Si dime.

– ¿Puedes ir por mi auto en el estacionamiento del centro comercial que estaba con Susana y traerlo?

– Pero no se la dirección de ___....

– Fabiana debe saberla. –  dije y mire a ___, ella asintió.

– Vale.

– Pero vienes con otro de los chicos, para cuando te vayas te vayas en su auto y no te mojes. –  sonreí.

– Está bien, mañana en la mañana lo tendrás allí.

– Perfecto. –  dije. –  Y otra cosa…

– ¿Si?

– Discúlpame por mantenerte preocupado y no avisarte, esta chica me tiene secuestrado. –  dije sonriendo, ___ sonrió.

– Secuestrado en la cama dirás, no le han dado descanso.

– Ryan…–  dije volteando los ojos. Lo escuche reírse.

– Está bien, está bien. –  dijo calmándose. –  Dime algo… ¿Qué le digo a esta mujer?

– Lo que dijo ___. –  dije sonriendo.

– ¿Estás loco? Se pondrá histérica.

– Que importa ya, joder. –  dije fastidiado.

– Importa mucho Justin, nos pondrá locos acá. –  dijo preocupado, reí.

– Si te molesta mucho dile a Fabiana para que la coloque en su lugar…

– No pondré a mi chica a pelear…–  dijo serio.

– Entonces no tienes de otra que sacarla de la casa. –  dije. –  Inventa una excusa y saca a Susana de la casa.

– Sera difícil.

– Bueno… ella misma se ira luego cuando yo llegue con ___. –  dije. –  Te dejo tengo cosas que hacer. –  le dije.

– Dale descanso Justin. –  dijo riendo.

– Idiota. –  dije y colgué.

Mire a ___ quien estaba acostada con los brazos estirados hacia arriba, uno a cada lado de su cabeza. –  ¿Tienes flojera? –  le pregunte sonriendo mientras miraba su cuerpo y recorría con mi dedo índice su abdomen. Ella asintió. –  ¿Quieres que te quite esa flojera? –  me acosté a su lado, casi encima de ella, quedando levantado un poco sobre mi codo derecho.

– Deberíamos comer…–  dijo.

– Eres peor que una mascota. –  dije sonriendo, ella rió. –  Siempre tienes hambre…–  ella asintió con sus ojos un poco cerrados. –  Te haré algo de comida… y luego veremos algo de tv…

– Y luego…–  dijo ella sonriendo.

– Te haré el amor por unas cinco veces más…–  le dije, ella rió a carcajadas, yo sonreí, me encantaba verla así, era hermosa, y más hermosa aun cuando sonreía.

– Estás loco…–  dijo ella riendo. Mi celular volvió a sonar, esta vez de un número desconocido.

– ¿Aló?

– ¡JUSTIN! –  era Susana. Me senté en la cama.

– ¿Qué pasa Susana? –  dije, ___ dejo de sonreír, yo acaricie su abdomen, quería hacerle saber que todo estaría bien.

– ¡¿CÓMO ES QUE TE FUISTE DEL PAÍS?! –  dijo alterada.

– Si…

– ¡¿POR QUÉ NO ME DIJISTE NADA?!

– No tengo porque decirte todas las cosas. –  dije fastidiado.

– ACA ESTAN CONSPIRANDO CONTRA MÍ, DICEN QUE ES MEJOR QUE ME VAYA DE LA CASA. –  dijo, y pude escuchar en su voz que estaba a punto de llorar.

– Pues deberías hacerlo.

– ¡¿QUÉ ESTAS DICIENDO?!

– Es la casa de todos Susana, si todos quieren eso debes irte. –  mire ___ y ella sonreí, negué con movimiento de cabeza sonriendo.

– ¡TE DIJE DESDE UN PRINCIPIO QUE COMPRARAS NUESTRA CASA!

– Susana, no tengo tiempo para esto, tengo que hacer un par de cosas importantes. –  acaricie el vientre de ___. –  Resuelve tú el problema y has lo que mejor te convenga.

– Justin pero…

– Chao Susana. –  dije y colgué la llamada.

___ reía. –  Deja de burlarte. –  dije sonriendo. –  No seas mala.

– Es que no puedo…–  dijo riendo.

– Los chicos conspiran contra ella para que se valla de la casa…–  dije sonriendo.

– ¡Ay! Pobre. –  dijo haciendo puchero.

– No seas hipócrita. –  le dije sonriendo, ella rió con ganas.

– Tengo hambre…–  me dijo, reí, y me lance sobre ella para besarle el cuello y hacerle cosquillas, ella chilló, gritó y rió. –  ¡YA! ¡YA! –  dijo, me quede quieto aun sobre ella y la mire a los ojos.


– Eres lo mejor que me ha sucedido en la vida ___.... –  le dije, ella le brillaron los ojos, se sonrojo, y humedeció sus labios, me incline más y la bese. Me separe de ella antes que subiera la tensión, ella sonrió y se mantuvo allí acostada mientras yo iba a la cocina por algo de comida para cenar.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

CAPITULO 24


TORMENTA




Me desperté, estaba consciente de lo que había sucedido en la noche, aun escuchaba la tormenta caer, me mantuve con los ojos cerrados, no quería volver a la realidad… quería que el momento siempre fuese ese. Tenía miedo de no conseguirlo allí por irse temprano aunque no estaba clara de que hora era. Me mantuve quieta y abrí mis ojos lentamente. No lo sentí, no me mantenía ni abrazada ni sus piernas encima de mí, nada. Me encontraba boca abajo y así me mantuve un momento con el miedo de no levantarme, no verle, y romper mi corazón por estúpida.

Me levante poco a con el cabello cayendo sobre mi rostro y gire a mi izquierda deseando y pidiendo a Dios que él estuviese allí. Aunque iba girando lentamente lo hice con los ojos cerrados, los abrí poco a poco, y sentí un alivio cuando vi su espalda, sonreí, aún estaba allí, mordí mis labios y quise brincar de alegría sobre él, pero me mantuve quieta y volví a bajarme hasta quedar nuevamente acostada, esta vez mirando su espalda y agradeciéndole a Dios por aun mantenerlo allí.

Cerré mis ojos poco a poco, el ruido de la tormenta solo me provocaba más sueño, hubo un estruendo en el cielo y brinque en mi lugar, Justin suspiro, y se giró quedando boca arriba aun con los ojos cerrados. Sonreí, se veía tan indefenso, por un momento quise acariciarle… pero luego lo despertaría por completo y llegaría más rápido el momento en que tenga que irse.

Suspire y me mantuve callada, comencé a cerrar mis ojos para volver a retomar el sueño. – No duermas otra vez…– le escuche susurrar, abrí mis ojos sorprendida, incluso con sus ojos cerrados sabía que yo estaba despierta.

– ¿Has dormido bien?

–Perfectamente… tenía… mucho días sin dormir…– dijo abriendo un poco sus ojos hinchados por estar recién despierto.

– ¿Días?

–Desde que dormiste conmigo esa noche… se me hizo difícil conciliar el sueño las noches seguidas…– me respondió aun sin mirarme, me pregunte si le sucedía algo pero me mantuve en silencio. – ¿Cómo se supone que haremos esto? – suspiró. – Estar así…– giró a mirarme sus ojos estaban color miel. – Necesito que seas mía todas las noches, no solo sexualmente, necesito que lo seas en todos los ámbitos…– mordí mis labios. – Necesito ser yo quien muerda esos labios. – dijo sonriendo, sonreí sonrojada y escondí mi rostro entre las sabanas.

–Puedes venir cada vez que quieras…– le dije sonriendo.

– ¿Por qué hacemos esto? ¿Por qué me haces esto? Sabes que puedo llevarte conmigo.

–No quiero que cada vez que ella quiere entrometerse en nuestra relación, lo haga. – lo mire. – Le diste ese poder…– me miro sin entender. – Ella sabe que la quieres, sabes que te preocupas… y si vuelve a cometer una que otra locura tu iras a salvarle, realmente… no estoy prepara para eso. – suspire. – Sería herirme a mí misma de alguna manera. – guarde silencio, él también. Sonreí. – Sin embargo no debes sentirte incomodo porque la quieres, ella merece tu cariño. – fue a decir algo pero continué hablando. – Ella te ayudo en mucho cuando yo no estuve… así que de alguna forma le agradezco aunque es una perra. – sonreí, él rió.

–Estás loca, ¿sabes?

–Perfectamente. – dije riendo. Él rió y se acercó a mí, yo chille y reí, sus besos en mi cuello y su respiración me ocasionaban cosquilleo. – ¡DEJAME! – grité entre risas.

–Shuuu. – dijo poniéndome el dedo en la boca. – Nadie debe saber que estas a punto de ser violada. – me dijo abriendo mucho sus ojos y tratando de no sonreír, yo reí por todo lo alto.

–Estás loco…– dije calmándome, él asintió, como se encontraba un poco encima de mí, tome su rostro entre mis manos y le di un beso.

– ¿Te gusta el clima? – me dijo sonriendo, asentí devolviéndole la sonrisa. – A mi también… y más si estoy contigo. – dijo y deposito un beso en mi frente. – Te amo ___. – dijo mirándome a los ojos con sus ojos profundos.

–Te amo acosador. – dije sonriendo, él sonrió y me dio un corto beso.

Se sentó en la cama, había frio ya que había una tormenta afuera. Él se inclinó hacia el suelo y tomo su bóxer. Yo me levante enrollada en la sabana y fui a mi closet, tome un bikini y un bracier, y antes de elegir otra ropa sentí sus manos en mi cintura, sonreí, deposito un beso en mi hombro y luego mostro frente a mí su guardacamisa. – Por favor. – dijo, sonreí. La tome, y la coloqué rápido. Me gire a mirar sonriendo. – Te queda hermosa. – dijo, reí. – Al menos fue lo único aparte de mi bóxer que no se humedeció. – dijo y señalo a varios lugares donde estaba nuestras ropas, sonreí.

–Yo podría meterlo en la secadora de mi lavadora. – dije.

–Por favor. – dijo haciendo puchero.

–Pero soy mala y te dejare la ropa húmeda para que no puedas irte. – dije sonriendo, él sonrió y asintió.

–Prometo no irme… no hasta que deje de caer una gota de agua del cielo de esta hermosa tormenta. – dijo sonriendo. – Cuando esta tormenta cese, tendré otra excusa por la cual quedarme, dijo guiñándome. Sonreí.

Tome nuestra ropa y fui al baño, coloqué mi ropa en el cesto de ropa sucia y la ropa de él la introduje en la secadora, lave mi rostro, y luego mis dientes, salí del baño y fui al closet, tome unas medias y me las coloqué, tenía frio. – Pareces una conejita Playboy. – dijo riendo.

–Enfermo. – le dije, él rió más. Me gire a mirarlo, estaba sentado en la cama sonriéndome. – ¿Te quedarás en bóxer todo el día? – Le pregunte.

–Si quieres puedo quitármelo. – me guiño.

–Idiota. – le dije lanzándole un zapato pero no logré pegarle, él se sorprendió y comenzó a reír, reímos.

Fui a la cocina y tome algunas cosas e hice unos sándwich, saque el jugo de naranja de la nevera, Justin ya se encontraba sentado en la mesa, así que apenas termine de preparar todo comenzamos a comer, sin olvidarme mencionar que me hizo sentarme en sus piernas, claro que me sentía incomoda un poco así que me senté en la silla más cercana a él y subí mis piernas encima de las de él.

Terminamos de comer, me ayudo a recoger y se fue a la ventana de la habitación, le vi asomarse y mirar detenidamente el cielo, suspiró y se sentó en la cama, termine de lavar los platos, no lograba saber que estaba haciendo, de seguro acostado o asomado en la ventana. Suspire… y sentí sus manos en mis caderas, tragué saliva, sus labios se posicionaron en mi hombro, luego se fue hasta mi cuello, la sensación era extremadamente rica, así que incline mi cabeza a un lado dándole espacio para besar, cerré mis ojos, él hizo presión en mis caderas pegándome a él y haciéndome sentir con mi trasera que ya él estaba erecto, me aferre al lavaplatos, mientras él continuaba besándome el cuello, agradecí tener un moño en el cabello para que así no estorbase.

–Jus.Justin…– dije con los ojos cerrados. – Acabamos de comer…– susurré. Él no respondió y continúo besándome.

Su guardacamisa me quedaba un poco corta así que sus manos la subieron un poco y mi trasero quedaba descubierto con solo mi ropa interior, jadeé, la sensación era más fuerte cada vez, él mordisqueó un poco mi piel y su mano derecha se fue hasta la parte de adelante, sus dedos levantaron la fina tela de mi bikini y su mano completa entro dentro de ella, sus dedos se estaba abriendo paso en mi feminidad, me aferre más al lavamanos, estaba mojada, este hombres apenas me tocaba y yo ya era suya. Con sus piernas empujo un poco mi pierna derecha haciéndome quedar un poco abierta, solo un poco, y sus dedos estar con facilidad en mi feminidad. Jadeé cuando comenzó a pasearse con sus dedos muy cerca de mi feminidad. Comencé a moverme, a pegarme a él, sentir su erección. Él saco su mano de mi feminidad y bajo mi bikini. Me inclino un poco cobre el lavaplatos, saco su miembro y lo introdujo en mi feminidad. – Joder nena. – dijo y me apretó más a él, sus manos estaban firmes en mis caderas, bajo el ruido de la lluvia estábamos gimiendo, era una sensación extremadamente agradable, mis piernas comenzaban a flaquear a medida que él se movía con más fuerza y rapidez. Mis caderas comenzaban a contraerse y los gemidos eran más altos. – Nena por favor. – dijo y apretó más sus manos en mis caderas. Gemí, mis piernas no tenían fuerza para sostenerme. – Hazlo ya nena. – dijo, y basto esto, mis fluidos salieron haciéndome llegar al orgasmo, chillé y apreté mis puños. – ¡Joder! – dijo saliéndose de mí y echando sus fluidos en el suelo, sentí caer al suelo, pero él me sostuvo contra el lavaplatos, recupero sus fuerzas, subió mi bikini y me levanto del suelo llevándome en sus brazos hasta la cama.

Sonreí cuando me dejo en la cama, él estaba un poco sudado. – ¿Qué ha pasado? – le dije.

–Te eh visto tan buena así que no te podía dejar pasar. – dijo humedeciéndose el labio. Recupere mi respiración y mantuve un momento  los ojos cerrados.

–Iré al baño. – dije y me levante rápidamente dirigiéndome al baño. Entre a la ducha, recogí nuevamente mi cabello, quité mi ropa, bueno su guardacamisa y mi ropa interior, abrí la ducha con agua caliente y me bañe rápidamente, me lave mi partes íntimas y luego salí rápidamente ya que comenzaba a darme frio nuevamente. Seque mi cuerpo y coloque mi ropa interior, cuando levante la mirada él estaba allí mirándome y sonriéndome. – ¿Qué? – pregunte sonriendo.

–No me esperaste…– dijo. Reí.

–Anda, dúchate antes que te de frió nuevamente. – le sonreí. Él se acercó a mí y me tomo él rostro entre sus manos y estando pegado a mí me dio un beso, un beso profundo, de esos que te dejan con ganas de muchos besos más y sin duda hacían que volviera a mojarme, pero antes de que sucediera me separe de él y lo envíe a bañarse, me coloque nuevamente su guardacamisa y corrí hacia la cama, ahora si tenía más frio que antes. Tome el cobertor grueso y me arropé, luego de un momento salió él en bóxer y secándose el cabello, subió a la cama conmigo metiéndose debajo de mi cobertor y pegando su cuerpo fría al mío ya caliente, chille mientras me abrazaba, luego nos quedamos así. Abrazados, en silencio, escuchando la tormenta. Mire a un lado, el reloj de la mesita de noche marcaba las 1 de la tarde, así que de seguro habíamos despertado a las 10 ó 11 de la mañana.

martes, 24 de noviembre de 2015

CAPITULO 23

COMPANY




Llevaba una semana sin saber de Justin, incluso sin que nadie supiera de mí, aunque permanecía en la misma ciudad y permanecía en el mismo apartamento, no me permití que supieran algo de mí. Escuche varias veces el: ___ abre, soy yo, Fabiana, estoy sola… déjame pasar. A pesar de eso, continúe en silencio, y aunque a veces me sentía mal por estar sola… más mal me sentía cuando entendía que Justin no había puesto ni un poco de si para venir por mí, y eso me hizo darme de cuenta que… había tomado la decisión correcta.

Mi madre hacía el mercado de la comida y de otras cosas por mí, para evitar que saliera y me vieran, pero esa tarde… estaba aburrida, así que tome mi ropa, un jeans, una camiseta y mi sobretodo con gorro. Era fácil salir con esto, casi nadie lograba ver mi rostro.

Salí del apartamento y tome un taxi al centro comercial más cerca que tenía. Pague el respectivo dinero y camine hacia dentro. Aunque ya era de noche no me importaba andar hasta tarde en estos lugares, mire a mi alrededor, y sonreí, él había venido, era imposible que no viniese. Camine sonriente hasta donde él se encontraba detenido mirando unas cosas desde afuera de la tienda, él aun no me había visto así que camine en silencio y al ya estar cerca de él lo abracé por la espalda con fuerza.

– ¡Viniste! – dije apretándome a él, él rió.

–Estaba a punto de irme, pensé que alguien bromeaba sobre esto. – dijo, le solté y él se giró. – Estas hermosa. – me dijo con sus ojos claros brillando al mirarme.

–Siempre. – reí encogiéndome de hombros. – Te eh extrañado…– dije mirándole.

–Y yo a ti linda. – dijo y deposito un beso en mi mejilla, muy cerca de mis labios, sentí la sangre subirse a mi cabeza, lo que sentía era esa emoción de pena y alegría. – Deberíamos ir al cine.

– ¿Ahora? – dije mirándolo asombrada.

–Sí, ya eh comprado las entradas.

–Gracias. – le dije, tome su brazo y camine a su lado mientras pensaba en todo lo que podía suceder luego.

– ¿Por qué decidiste escribirme después de todo?

–Era lo único que podía hacer. – dije alzando un poco mis hombros.

–Me alegra ser tu opción. – dijo riendo.

–Eres un estúpido. – le dije riendo.


Llegamos a la fila de la entrada del cine, donde la persona de adelante chequea los tickets para ver si realmente van a esa función, escuche una risa, levante la mirada con el rostro a un debajo, solo mirando por encima de mis pestañas, era él, estaba con ella. Justin estaba con Susana. Tragué saliva. Esto podría no ser bueno. Le vi sonreír y abrazarla mientras ella reía, baje más mi rostro para que no me viera por el gorro del sobretodo que me cubría completamente si estaba en la posición de mirar hacia abajo.

–Debería ir por algo de comer antes de que nos toque el turno de entrar. – me dijo, lo mire.

–Yo iré. – dije y tome el dinero de sus manos y camine rápidamente al lugar donde vendían las palomitas de maíz, me quede un momento de pie tras un muro, podía verlos completamente desde allí. Les vi entrar, y luego vi que muy rápido se hacia el turno de nosotros, así que camine rápidamente a donde él se encontraba y entregamos las entradas.

– ¿Y qué hay de la comida? – me pregunto.

–Yo… simplemente no vi nada bueno que pudiese comprar. – dije sonriendo.

–Debería ir yo…– me dijo. Asentí. Llegamos a nuestros respectivos asientos y nos acomodamos.
Aunque a mitad de la película insistí en no quitarme el sobretodo ni siquiera el gorro, Kyle insistió, termine cediendo, lo quite, comí palomitas de maíz y bebí gaseosa. Aunque sentía nervios, Justin podría verme, no quería eso.

Mi celular vibro y me sobresalte, era un mensaje, fruncí mi ceño, ¡ÉL NÚMERO DE JUSTIN! Abrí mis ojos sin querer mirar a donde él se encontraba. No quise abrir el mensaje, no con Kyle a mi lado. Suspire. – Iré al baño. – le dije, él asintió. Me puse de pie y camine hacia las escaleras, baje y camine rápidamente hasta el pequeño pasillo que llevaba a la salida de la sala o entrada de la sala. Abrí el mensaje sin esperar más.

Justin:
TE ATRAPE NENA.

Respire profundo, debía escapar, no podía regresar a la sala, me había visto. Rápidamente escribí un mensaje.

Para Kyle:
Mi madre me ha llamado, me tengo que ir, discúlpame.

Cerré mi celular y camine rápidamente saliendo del cine y luego me dirigí a la salida del centro comercial. Mi celular comenzó a vibrar, no quise sacarlo, me cubrí nuevamente con el sobretodo, detuve un taxi pero una señora mayor se montó antes que yo, la insulte en mi mente. Detuve otros taxis pero ninguno se detuvo, la noche era más fría que antes y comenzaba a llover.

– ¡___! – escuche que gritó detrás de mí. Me gire a verle, era Justin desde la entrada del centro comercial. Abrí mis ojos y mire al frente, detuve un taxi y me subí con prisa.

Le dicte la dirección al taxista y él puso el auto en marcha, solté mi respiración poco a poco, por alguna razón me sentía a salvo. Si venía tras de mí, significaba que había dejado sola a Susana en la sala del cine. Yo no podía, no podía permitirme esto, volver con él, eso significaba hacer sufrir a la chica que lo cuido, no soy tan mal agradecida, ella lo llevo adelante cuando yo no pude, podría hasta decir que ella… merece a Justin igual que yo… o quizás más que yo. Abrí mis ojos, no era posible que estuviera pensando de esta manera, de ser así, debería luchar con ella y ser egoísta, sabiendo que… podría tener todas a mi favor. – Justin…– susurre para mí misma.

– ¿Ha dicho algo señorita?

–No, nada. – dije saliendo de mis pensamientos.


El taxi me dejo a dos cuadras de mi apartamento, no estaban dejando pasar autos por alguna razón, la calle estaba cerrada, camine, con prisa bajo la gran lluvia, casi tormenta. Llegue al apartamento y busque las llaves con prisa, estaba empapada, abrí la puerta y entre rápido antes de cerrar la puerta, la detuvieron. Abrí mis ojos. No podía ser.

– ¿Dejaras que me moje más? – me dijo mirando por encima de sus pestañas con su rostro un poco bajo, no sabía si estaba molesto o quería matarme.

–Justin. – dije sin aliento aun sosteniendo la puerta para que no entrara. Él empujo un poco la puerta, entro y la cerró con seguro, yo estaba en algo como shock. – Debes irte. – dije haciéndome la fuerte.

–Después de algo. – dijo y levanto su rostro, sus ojos estaban un poco tornados, aun me seguía preguntando si él estaba molesto.

–Después de q…– no termine de hablar cuando él me tomó por los brazos y me pego contra la puerta, pego su cuerpo al mío y sus manos estuvieron en mi cuello mientras comenzaba a besarme en los labios con fuerza. Gemí. Pero no podía negar que ya estaba más que en sus pies. Iba a luchar por él aun sabiendo que podría ganar.

Lleve mis manos a su cuello y lo apreté más a mí. Mordí sus labios, halé su cabello, él jadeó y sonrió. No mencionamos ninguna palabra, él quito mi sobretodo y yo su camiseta, dejamos la ropa húmeda sobre el suelo de la cocina, quitamos nuestros zapatos con rapidez y me elevó del suelo llevándome con él hasta mi habitación.

Quito mi ropa sin importarle si la dañaba o no, jadeé, era extremadamente excitante. Quise desabrochar su pantalón pero el mismo lo hizo quedando los dos en ropa interior, me empujó hacia la cama y caí solamente en ropa interior, él mordió su labio inferior mientras me veía y luego se echó encima de mí, sus besos fueron desde mi boca, hasta mi cuello y de allí se abrieron camino hasta mis senos, haciendo lo que yo no podía olvidar, besar y mordisquear cada uno de ellos, halé su cabello tratando de elevarlo para besarlo pero él no cedió.

Bajó por todo mi abdomen dando húmedos besos mientras quitaba mi braciers y luego dejaba recorrer sus manos por mi cuerpo hasta llegar a mis piernas, me miró como antes, por encima de sus ojos, sonrió con malicia, una sensación recorrió mi cuerpo. Justin… él estaba extraño…

–Justin…– susurré.

–Mantente callada. – me dijo. Abrí mis ojos, ese no era su comportamiento.

–Detente. – dije. Él hizo caso omiso, comencé asustarme. – Justin detente. – repetí.

– ¿Qué quieres? – dijo poniendo sus manos con fuerza a ambos lados de mí y alzándose un poco. Lo mire, había cambiado, no podía ser que hubiese caído otra vez en la oscuridad. Tragué saliva.

–Detente por favor. – dije asustada mirándolo.

– ¿No quieres que te haga el amor como a ___? ¡NO ES ESO LO QUE QUIERES SUSANA! – me gritó. Abrí mis labios y mis ojos.  Rápidamente salí debajo de él y coloque mi braciers nuevamente.

–Estas alucinando Justin…– le dije mirándolo a los ojos. Él frunció su ceño. – Soy ___... – dije con mis ojos cristalizados. Y allí estaba, siendo rota nuevamente por él.

Él abrió sus ojos completamente y me miró, su expresión cambio. – ___... – dijo tartamudeando. – ¿Cómo es que? – guardó silencio.

–Tu…– lo mire a los ojos.

–Lo siento si te lastime. – dijo respirando entrecortadamente. – No era mi intensión, disculpa si te hice algún daño…– dijo jadeando, como si le faltara aire y se hizo atrás tomando su cabello y entrando en desesperación.

–Está todo bien. – le dije de rodillas en la cama para quedar a su altura. – Justin ven. – dije y le extendí mi mano. Él me miro confundido.

–Te eh extrañado, te eh necesitado, creo que entre en esto porque camino acá solo eh pensado en lo que Susana me ha ocasionado en esta vida desde que llego.

–Lo entiendo… acércate. – le susurré, él se acercó, tomo mi mano, lo acerque más a mí haciendo que subiera también a la cama, deje que se sentara y me coloque encima de él. – Serás mi compañía esta noche… mi amante. – le susurré al oído, lo que nos podía iluminar era la pequeña luz que entraba por la ventana, ya que al llegar no me dio tiempo ni de encender las luces.

Comencé a besarle por el cuello mientras acariciaba sus brazos, la tensión del deseo se había ido, ahora solo había deseo, sin tensión, sin fuerzas, sin nada, solo deseo de uno del otro. Sus manos lentamente fueron tomando mis piernas, regrese a sus labios, lleve mis manos hasta atrás de su nuca, y halé su cabello. – Demuéstrame cuanto me has extrañado. – dije mirándolo a los ojos. Él asintió en silencio. Una de sus manos se posiciono en mi espalda y me giro, quedando él encima de mí, sonreí dentro de mí.

Sus besos regresaron a mi cuerpo, nuestros cuerpos se despojaron de la poca ropa que les quedaba, y en minutos nos volvimos uno, nuestros cuerpos al compás, sus labios en mi cuello, su aliento chocando en mi oído mientras susurraba cuando me amaba. Sus jadeos cada vez que le halaba el cabello. Las respiraciones aceleradas… todo comenzaba a ser una noche única, mejor dicho, ya era una noche única, y la única cosa que nos acompañaba era la lluvia. Nuestros jadeos por última vez, un suspiro espeso, mis caderas contraídas, un “Siempre serás mía nena”; y llegamos al límite. Sus manos se cerraron en puños mientras mantenía mi cabello en ella, un gemido en alto sin importar quién me escuchara, su gruñido… nuestros cuerpos agotados, y la tormenta se calmó.

La habitación se mantuvo en silencio. Su cuerpo aún estaba encima de mí. Él sonrió un poco contra mi cuello. – ¿te ha quedado claro cuánto te eh extrañado? – me dijo, asentí. – Creo que no me supe explicar completamente…– dijo acariciando un poco mi abdomen. – Te explicare de nuevo. – me dijo mirándome a los ojos, comencé a reírme por lo alto, un estruendo en el cielo y la tormenta comenzó de nuevo.

Tome su rostro y comencé a besarlo, esta vez, sus manos estuvieron quietas, solo nuestros labios se movían, aunque aún estaba encima de mí, no teníamos  penetración ni nada, estábamos haciendo el amor, ese que no se necesita tener sexo para hacerlo… No sé cuánto tiempo duramos así, pero sí sé que estábamos bien, disfrutábamos de eso, de nuestros labios, se sostuvo sobre sus codos a ambos lados de mí y me miro a los ojos deteniendo nuestros besos. – Me quedaría corto de palabras si intentara explicarte cuanto te amo…– sonreímos. – Gracias por esto…– me susurró. – Solo quiero saber algo más…– me miro y se colocó un poco serio. – ¿Seguiremos como amantes? – sonrió.

–Si…– susurré embobada.

–Por qué no regresas como mi novia…

–Porque Susana… ella ha hecho mucho por ti. – baje la mirada. – Pensé en eso, y… no puedo quitarte de su lado.

–Pero no la quiero a mi lado, te quiero a ti.

–Entonces si la dejaras… que no sea de un momento a otro… necesito que pienses las cosas… y no le dejes un shock. – lo mire. – Que luego haga que me dejes porque ella intenta tomar algo para terminar con su vida. – Él sonrió con ganas.

–Discúlpame por eso, sé que por eso te fuiste…

– ¿Y no me buscaste?

–Te vigile un par de noches… quería saber si vivías sola o acompañada en este lugar…– sonrió, abrí mis ojos sorprendida.

–Volvemos al tiempo del acoso Señor Bieber…– le dije.

–Digamos que si. – se encogió un poco de hombros. – Estuve a punto de matar Kyle cuando estaban en la fila del cine, cuando te abrazo… lo iba a despedazar…

– ¿Me habías visto?

–Desde que llegaste. – sonrió.


– ¡ACOSADOR! – le grite, dando un pequeño golpe en su pecho y rompiendo en risa.