lunes, 31 de agosto de 2015

CAPITULO 15

TE EXTRAÑE





Terminamos de comer, él solo me miraba y sonreí. – ¿Qué? – dije mirándolo sonriendo.

–Nada…– dijo él recostado al sofá sin dejar de mirarme y tomando un sorbo de cerveza. Apreté mis labios para no sonreír. Suspire y me recosté al sofá quedando frente a él. Era algo loco, él hecho de que estuviéramos mirándonos, estuviéramos en el mismo lugar, estuviéramos… allí, luego de tanto tiempo separados. – ¿En qué piensas? – me preguntó. Sonreí y negué con un movimiento de cabeza. – Te veo diferente sabes…– dijo y mordió su labio mientras miraba hacia abajo un momento. – Eres toda una mujer… ya no te veo como la chica adolescente que yo había irrumpido… ahora te vez como toda una mujer y…– su celular sonó, él lo sacó de su bolsillo. Suspiró y se puso de pie. – Espera un momento. – me dijo, asentí.

Él salió caminando en dirección a la cocina, suspire y me senté bien, tomando mi posición derecha. Me mire mis manos, era algo incómodo estar sola en el lugar. – Hola linda. – escuche. Baje la mirada. – Bien, bien ¿y tú? – era ella. Tragué grueso, volví a sentir ese vació en mi pecho. Cerré mis ojos, no quería escuchar más, pero aun así me mantuve sentada allí. – Estoy ocupado con algo. – dijo y mantuvo silencio. – Si, por supuesto… mañana temprano. – él se iba a ir. – Sí, el vuelo no se ha cancelado. – silencio. – Claro que no linda. – saqué todo el aire de mis pulmones ignorando el dolor que sentía al escuchar eso. – Te extraño también bonita…– me levante inmediatamente dejando su chaqueta de cuero en el mueble y salí al balcón.

Sequé mis mejillas rápidamente. No podía dejarme afectar así. Respire el aire frió de la noche, necesitaba llenarme de ese aire fresco, no quería sentir el dolor, no quería aceptarlo, no podía. Mire tras de mi donde podía ver la puerta para irme pero… no podía, algo me mantenía allí, pegada al balcón. Mire nuevamente hacia adelante las luces de la ciudad adornaban el paisaje. Junté mis manos y me concentre, cerré mis ojos, podía omitir el frió, era tan fuerte que lo prefería sentir en lugar de sentir el dolor en mi pecho. Fruncí mi ceño aun con mis ojos cerrados, debía ser fuerte. No debía reclamarle, él tenía su vida hecha, y yo… aparentemente tenía la mía. Ella lo hacía feliz, y Austin me hacía feliz, pero no era feliz completamente sin Justin a mi lado.

–Hey…– escuche su susurró. – ¿Qué haces acá fuera? – dijo entrando al balcón. Apreté mi mandíbula, hasta escuchar su voz me dolía. No respondí, abrí mis ojos y mire a la nada, solo me concentre en respirar lentamente, debía colocarme tan fría como la noche lo estaba. Él se colocó a mi lado. – Era

–Susana. – dije. Él me miro. Baje la mirada.

–___... ¿escuchaste todo?

–No quise, por eso estoy acá. – dije aun sin mirarlo.

–Hey, linda…– dijo tratando de tocar mi hombro. Me hice a un lado esquivando su tacto.

–No me digas así. – dije y di una sonrisa sin ánimo. Él frunció su ceño sin entender. – No me trates como a ella Justin…– lo miré. – Si no tienes otra palabra que no hayas utilizado con ella entonces… solo dime ___.

–___ no estés así. – me dijo y me toco un poco.

–Estoy bien. – dije sin mirarlo.

–No lo estás. – me dijo y se acercó más a mí. – Espera…– me miro. – ¿Estas celosa? – me preguntó y pude ver un brillo en sus ojos. Baje mi mirada, no lo negaría, por supuesto que sentía celos. –No debes estarlo. – me dijo y se recostó a la barandilla del balcón dándole la espalda a la vista de la ciudad. – Te aseguro que no debes preocuparte por eso.

– ¿Por qué?

–Porque eres la única mujer que amo y amaré. – me dijo mirándome relajadamente y dándome una sonrisa, sonreí un poco y baje la mirada. – Aun te sonrojas. – dijo sonriendo con ganas.

–Aun así ella es la que tiene tu tiempo…– dije aun con el hormigueó en mi estómago por sus palabras.

–Deja tus celos. – dijo sonriendo y mirándome completamente. Bufé.

–Idiota. – le dije.

Él se acomodó y camino en dirección adentro, lo miré. – Si no entras te congelaras allí afuera. – me dijo. Sonriendo y frotando sus manos en sus brazos.

¿Qué iba hacer con él? Él podía destruirme un minuto y al siguiente repararme sin ninguna complicación. Mordí mi labio inferior y me di la vuelta, ahora podía sentir el frio de la noche más fuerte aun. Me di la vuelta y me dirigí adentro, donde él estaba sentado en un sofá largo de la sala. Lo mire y fui hasta donde estaba él, me senté a su lado, no muy cerca, si no en mi lugar en el sofá.

–Te extrañaba. – comentó él luego de un gran rato de silencio y el reloj marcaba las 11:30 de la noche.

– ¿Igual que a ella? – Dije, él rió.

–No, te extrañe demasiado, extrañaba verte, verte sonreír, verte enojada, verte celosa…– suspiró y junto sus manos mientras sus codos se sostenían sobre los músculos de sus piernas. – Extrañaba esta sensación de estar bien…– dijo, baje la mirada.

–Es bueno escuchar eso…– dije sonriendo, él sonrió con ganas. – También te extrañe Justin…– dije y lo mire por encima de mis pestañas.

Nos mantuvimos en silencio, podía escuchar el tic tac del reloj, el aire frio de la noche entrando por la ventana del balcón, podía escuchar mi corazón, cerré mis ojos, necesitaba concentrarme, debía pensar en que hablar con él, habían pasado tantas cosas…

Escuche su suspiró espeso y lo miré sus ojos se mantenían en mí. La tensión comenzó a crearse encima de nosotros, por un momento no escuche nada más que mi corazón queriéndose salir de sus paredes. Él se deslizo un poco en el sofá. – Te Extraño…– dijo mirándome a los ojos. Se acercó poco a poco, contuve mi respiración, él se inclinó un poco y cerré mis ojos, sus labios húmedos estuvieron sobre los míos, una explosión de sentimientos hubo dentro de mí, todo volvió a mi como un Flashback, sus labios comenzaron a moverse sobre los míos y yo hice lo mismo, necesitaba besarlo, recordar todo juntó a él.

Él beso se fue convirtiendo en algo más profundo, nuestros labios se movían con un poco más rápido, su mano se encontraba en mi mejilla y se deslizo lentamente hasta mi cuello donde me sujeto. Llevé mis manos a su cuello, las deslice hasta su nuca e hice presión allí pegándolo más a mí, él gimió un poco, tomé su cabello y lo entrelace en mis dedos. Ahora los besos eran intensos, con fuerza, sus manos se fueron hasta mi cadera e hicieron presión allí llevándome hacía él. Sus labios no abandonaron los míos en ningún momento, lo hale con más fuerza hacia mí. Él tomo mis caderas y las alzo un poco y me hizo un poco hacia atrás, saqué los pies de mis tacones para estar más cómoda, él me movió hacia atrás completamente quedando encima de mí, no lo solté por nada del mundo, en cambio, me aferre más a él. Hale un poco su cabello y gimió, él había quedado entre mis piernas, el vestido ahora lo tenía enrollado en la cadera, él se comenzó a mover sobre mí, su miembro chocaba mi intimidad, gemí. Él llevo una de sus manos a mi cuello, al lado que no estaba siendo besado y me apretó a él.

Él tomó mis piernas y se sentó quedando yo sentada encima de sus piernas, lo mire a los ojos por un momento, nos quedamos allí quietos. Sus ojos estaban claros, aun en la oscuridad lograba verlos claros, estaban llenos de un brillo, un brillo que jamás había visto, estaban llenos de deseo. Lo vi tragar grueso. Y antes de que a los dos se nos cruzara por la mente detenernos, comenzamos a besarnos nuevamente, me aferre a su cuello, él tomo mis piernas y se colocó de pie, paso por un lado de sofá, sin mirar el camino a donde me llevaba continué besándolo.

Luego de tropezar un par de veces y reírnos llegamos a nuestro destino, la gran habitación, también mantenía un gran balcón, las puertas de vidrio estaba abiertas completamente, la brisa fría entraba sin interrupción y movía las cortinas. Justin me dejo en suelo a un lado de la cama, sonreí apenada. Él me tomó por el cuello con fuerza y pegó sus labios con los míos alzándome un poco haciéndome quedar de puntillas, yo continué besándolo mientras desabrochaba su camiseta, mordí su labio inferior, él jadeó. Me soltó y dejo de besarme y sin dejar de mirarme termino de quitar su camiseta y quitó también su guardacamisa. Sonreí y antes de lograr hacer algo ya lo tenía pegado a mí besando mi cuello y sus manos buscando la cremallera de mi vestido en la parte de atrás. Cuando la encontró la bajo con desesperación y chupó más fuerte mi cuello, jadeé. Sentí su sonrisa. Sus manos se deslizaron por mi cuerpo quitando completamente el vestido y dejándome solamente en bragas, no traía braciers, el vestido no me permitía usarlo. Tapé con mis manos mis senos, cuando él volvió a estar frente de mi sonrió al verme.

–No te apenes. – me dijo y tomó mis manos. – Eres hermosa. – dijo mientras me quitaba mis manos de mis senos. – Aún más cuando te sonrojas como lo haces ahora mismo. – sonreí y baje la mirada, él tomó mi mentó, lo alzó y me obligo a mirarlo. – Me encantas ___... no sabes cuánto te estoy deseando ahora mismo, no te apenes…– me dijo y me dio un beso en los labios y luego se fue a mi cuello, lo beso y mordisqueó, me pegué a él colocando mis brazos alrededor de su cuello. – Cuanto te extrañe nena. – dijo pasando sus manos por toda mi espalda.

–Hazme tuya Justin. – dije mirándolo a los ojos.

–Te haré el amor como nunca antes. – dijo con voz gruesa y tomo mi cuello pegándome a él y besando con fuerza mis labios. – Te haré saber que eres la única mujer que amo. – dijo y me subió a la cama que era un poco alta. Él quedo entre mis piernas, sus pies aún estaban en el suelo, pero sus labios ahora se pasaban por mi cuello, mis senos se pusieron duros, estaba deseándolo, Justin llevo sus labios hasta uno de mis senos, lo beso, lo mordisqueo, lo chupó y luego se hizo camino hacia el otro seno para hacer lo mismo, jadeé y lo hale por el cabello.

Las respiraciones ásperas era lo único que se escuchaba en la habitación, y de vez en cuando nuestros jadeos. Él llevo una de sus manos a mi intimidad, acarició un poco, jadeé. Tomo las orillas de mis bragas y las sacó, las deslizo por mis piernas y las quito completamente. Él se quedó de pie y quito su pantalón y su ropa interior, quedando sin nada de ropa al igual que yo.

Me acomode más en la cama, él subió a la cama y se colocó entre mis piernas, comenzó a besarme, jadeé al sentir su miembro rozar mi intimidar. Lo estaba deseando más que a nada. Volvió a besar y mordisquear mis senos, se regresó a mi cuello. Su mano bajo hasta mi intimidad y comenzó a acariciarla con sus dedos, bajaba y subía, cerré  mis ojos mientras mordía mi labio, no sabía cuál de las sensaciones era mejor, sus besos en mi cuello o su mano en mi intimidad.

Jadeé y lo tome por el cuello, hale su cabello y lo bese en los labios, su miembro rozaba mi intimidad, gemí en queja por no poderlo sentir completamente, él  subió un poco más y lo sentí, su miembro estaba pegado a mi intimidad, alce mis caderas, quería sentirlo dentro, él acaricio mis caderas mis piernas y se preparó para introducir su miembro en mi intimidad. Mordí su labio mientras apretaba su cuello, estaba casi que suplicándole que lo hiciera. Lentamente acercó su miembro a mi intimidad, adentrándolo lentamente, haciéndome saber que estaba allí, entrando a mí, sentí un poco de molestia, no había estado con nadie hace ya dos años… así que él entendió y lo hizo lentamente, luego de estar dentro comenzó a moverse un poco sobre mí, jadeé. – Hazlo Justin…– le supliqué mientras clavaba mis uñas en sus hombros.

Él comenzó a moverse, cada vez aumentaba un poco de velocidad y de fuerza, gemí sin omitir ningún ruido, me importaba un mier.da ahora mismo si nos escuchaban o no. – Por Dios nena…– dijo y apretó mi pierna que estaba a su lado, palmeó duro y lo tomo con fuerza, gemí. – Te extrañe todo este tiempo. – me dijo besándome el cuello.

–Yo también mi amor…– dije llena de placer, me aferre a su espalda, clave mis uñas en él, él mordisqueaba mi cuello, sentía que ya estallaría en placer, comencé a gemir más seguido, más alto, me aferré más a él, me incline un poco y mordí su hombro, necesitaba callarme de alguna manera.

–Nena hazlo, como siempre, dame eso solamente a mí…– me dijo, cerré mis ojos, mis caderas se contraían más. – Vente nena. – me dijo y penetro con más fuerza, mis caderas se contrajeron por última vez, él gruño con sus dientes apretados, sabía que también se había llegado al orgasmo. Jadeé sin aliento, era la sensación más placentera que podía sentir…– Joder nena no has cambiado…– dijo aún acostado encima de mí, cerré mis ojos, espere que nuestros corazón se calmaran, él salió lentamente de mí. – Te amo ___, créeme, eres la única mujer a quien amo. – dijo mirándome a los ojos, mientras se mantenía encima de mí sostenido por sus codos.

–Te amo Justin…– le dije mirándolo a los ojos.

– ¿Aun eres mía? – dijo con un brillo en sus ojos.

–Nunca eh dejado de ser tuya. – dije acariciando su mejilla.

–Es por eso que me tienes aquí. – me dijo y deposito otro beso en mis labios. – Vamos al baño…– me dijo y se bajó de encima de mí.

–No…– dije haciendo puchero. – Hay frio…– dije mirando el gran ventanal abierto del balcón.

–Vamos nena. – me dijo sentándose. Me haló y chillé de la impresión. Él rió, me tomo en sus brazos y me llevo cargada hacia el gran baño de la habitación.

Al estar ya en baño, él abrió la ducha, chillé cuando el agua pego en piel, él rió, tomé agua con mis manos y le eche, él abrió su boca en asombro, reí. Me tomó por la cintura y me llevo junto a él bajo las gotas de aguas de la ducha. – ¡EL CABELLO NO! – grite y me salí un momento para que no se mojara mi cabello aunque ya se había humedecido un poco. Me hice el cabello a un lado mientras el enjabonaba  mi espalda y luego sacaba el jabón. Reí porque en algunos momentos me hizo cosquillas a los costados de mi cuerpo. Así que termine de ducharme rápidamente y salí de la ducha, tome una toalla y me envolví en ella, con otra toalla pequeña seque mi cara. Lo mire esperando que saliera, pero me fije que aún le faltaba un poco, así que corrí hacía la habitación y tome mi bikini blanco, rápidamente mire a mi alrededor y tome su guardacamisas y me la coloqué, cuando estuve a punto de voltearme, chillé porque él me alzo en el aire. Sus brazos fuertes estaban alrededor de mí, escuche su risa y me lanzo a cama.

–No creas que te vas a escapar…– me dijo, reí recuperando mi aliento en la cama. – Te ves hermosa así…– dijo, lo miré y me estaba mirando completamente mientras mordía su labio inferior. Le lance una almohada, y me tapé con el cobertor de la gran cama.

No escuche más nada, tampoco veía nada porque estaba cubierta de pies a cabeza, en un momento sentí que subió a la cama lentamente y silenciosamente. Destape mi rostro, él sonrió, se acomodó a mi lado mientras no dejaba de mirarme a los ojos. – ¿Qué? – pregunté sonriendo.

–Nada…– respondió él y deposito un pequeño beso en mis labios. – Por fin, después de tanto tiempo me siento bien… te amo ___, sabes que eres la única mujer que amo y amare. – colocó su mano en mi mejilla cerré mis ojos. – Me haces bien ___... y amo eso, te amo a ti sobre todo en este mundo.
–Te amo Justin, Te amo como  nada en este mundo. – dije mirándolo a los ojos y dándole un pequeño beso, o al menos esas eran mis intenciones porque ahora su mano en mi mejilla me mantiene allí con él, besándolo con pasión. Su mano se fue de mi mejilla al musculo de mi pierna e hizo presión allí, nos acercamos más quedando allí un poco abrazados. Sonreí sobre sus labios mientras el simulaba tocar algún instrumento en mi pierna.

–Deberías…dormirte, te despertaré luego para mostrarte algo…– me dijo mientras depositaba un beso en mi frente. Hice puchero. – Anda… prometo despertarte en un momento, es que quiero mostrarte algo…– me miro a los ojos y me dio un pequeño beso en los labios, asentí, de igual manera estaba muy cómoda como para no dormir. Mire a Justin por última vez antes de cerrar mis ojos. Mordí mis mejillas mientras pensaba en todo lo que había pasado esta noche, él me sonrió y eso basto para hacerme sentir tranquila… para poder conciliar el sueño y confiar como siempre en él.


Podía haber escuchado algo, pero no estaba segura, así que continué durmiendo, pero luego un pequeño movimiento y una caricia en mi brazo me hicieron despertarme. – ___ amor… ya es el momento…– escuche, intente abrir mis ojos. – Anda si no vienes te lo perderás…– me dijo bajando de la cama. Abrí mis ojos un poco y él estaba sonriéndome. – Pensaré que eres un zombi. – me dijo, sonreí aun adormecida, él me tomo y me colocó por encima de los hombro un gran suéter de él. Paso su brazo por mi espalda y me llevo caminando con él hacía el balcón de la habitación.

– ¿Me lanzaras por el balcón? – le pregunte sonriendo adormecida.

–No, no es eso. – dijo sonriendo con ganas. – Fíjate. – me dijo, nos recostamos a las barandillas del balcón. La brisa fría era rica, pero en realidad tenía mucho sueño, recosté mi cabeza a su pecho. – Mira, ya empezara…– me dijo. Miré hacia donde él señalaba.

Una pequeña luz se comenzó a ver, las nubes eran alumbradas de colores rojizos y naranjas– El amanecer…– susurré para mí. Él sol salía lentamente, era hermosa esta imagen.

–Nuestro amanecer…– me susurró dando un pequeño beso en mi cabeza. Sonreí. Era hermosa la imagen, el tan simple hecho de estar allí con él, era hermoso.

–Gracias…– le dije mientras miraba el nacer del sol. – Nunca podría olvidar esto…– dije sintiendo una pizca de tristeza en el momento.

–Yo nunca te olvidare a ti. – dijo mirándome, le miré y me beso, el beso duro un momento y luego los dos volvimos a ver el amanecer. Él se colocó detrás de mí abrazándome mientras en silencio observamos el amanecer. Me aferré a su abrazó, sentía mi corazón un poco triste, pero no se lo demostré, así que me recosté más a él mientras observábamos el momento que parecía perfecto.


Era perfecto estar en sus brazos, extrañaría eso, extrañaría todo esto.

martes, 25 de agosto de 2015

CAPITULO 14

SIEMPRE ESTABAS ALLÍ




El día termino eh inmediatamente comenzó el otro, eran exactamente las 9am cuando me desperté, fui al baño, hice el aseo personal, salí de la habitación, me cambie de ropa, quité mi pijama y coloqué ropa que podría servirme para salir a algún lugar. Entonces se hicieron rápidamente las 10am mientras comía lo que la señora de servicio había dejado a la horilla de mi cama, salí de mi habitación y me dirigí rápidamente a la habitación de ___. La escuche hablando, pero solo escuchaba su voz, fruncí el ceño y me quede un momento tras la puerta.

–Está bien… yo podría… no sé, inventar cualquier excusa. – escuche tras la puerta. Ella guardo silenció y continuó. – ¿En la noche entonces? – fruncí mi ceño, ¿qué se suponía que estaba planeando ___. – Bien, entonces… ¿es seguro? Bien.

Deje de escuchar tras la puerta, era Austin con la persona que ella hablaba, no podía ser nadie más. Así que toqué la puerta y la abrí, la vi a ella sonreírme un poco nerviosa mientras guardaba el celular.



*___.*


Había ocupado a Fabiana en unas cosas de la boda, necesitaba estar sola y pensar lo que iba hacer esta noche, mordí mi labio inferior, suspire, salí del baño y me mire en el gran espejo que había en una de las paredes de la habitación. El vestido color salmón claro tenía una caída muy linda, dejándome la espalda al descubierto y con un descote en V delante. Era largo, así que opte por colocarme los tacones negros ya que el vestido llegaba por debajo de las rodillas, tome mi pequeña cartera de color negro, guarde mis llaves y otras cosas como el maquillaje. Mi celular sonó antes de guardarlo en la pequeña cartera, era Austin. Sonreí nerviosa y conteste.

– ¿Lista? – me preguntó.

–Supongo. – dije.

–Bueno deberías bajar, estoy por entrar a tu casa. – me dijo, colgué y me mire por última vez, retoque el labial rojo en mis labios, y salí de la habitación. Baje con cuidado de no hacer ningún ruido que llamara la atención de Fabiana, o si no, ella no entendería el por qué hacía esto.

Llegue a la parte de abajo encontrándome con Austin y mi padre. Austin me miro sonriendo, baje la mirada un poco apenada. – Te vez hermosa. – dijo cuando llegue a su lado. – Le eh dicho a tu padre que saldremos. – dijo y colocó su mano por detrás de mí en mi cintura.

– ¿A dónde irán que están tan arreglados?

–Sera una sorpresa que le prepare a ella. – dijo Austin sonriendo. – Bueno, que tenga buenas noches. – dijo sonreí, mi padre no le decía que no  él. – No espere a ___, ella estará bien conmigo, no sé qué día se la regrese.

Mi padre asintió sonriendo. – Un par de enamorados…– comentó mi papá, Austin y yo sonreímos. – Hija con ese vestido, te vez como si te fueses a casar ahora mismo. – dijo mi padre, asentí.

Salimos de la casa y él cerró la puerta tras nosotros, caminamos al auto y subimos en el. – ¿Vas a casarte ahora mismo eh? – dijo Austin mientras colocaba el auto en marcha.

–No sabe lo que dice. – dije sonriendo.

Eran las 9:27pm cuando vi la hora aun en el camino, como no era tan tarde aún había tráfico así que cada vez me coloca más nerviosa. – ¿Estas segura de esto? – me pregunto Austin, suspiré y asentí. – No te vez tan segura… si quieres… tú me dices y optamos por ir a otro lugar.

–Necesito hacer esto Austin, necesito hacerlo antes de la boda. – dije mirándolo, yo estaba nerviosa y él claramente muy preocupado.

–Tampoco es como si me obligaras hacer esto contigo…– dijo dando una media sonrisa. – Pero… no te veo que tú estés segura.

–Solo llévame allí Austin. – dije mirándolo. Él asintió y suspiró. – Discúlpame de verdad que te haga hacer esto…

–Si crees que estarás mejor haciendo esto… entonces… no tengo problema. – dijo y quito su mano derecha del volante del auto y me tomó la mía dando un pequeño apretón, lo mire y sonreí nerviosa. – Por cierto, te vez muy hermosa…

–Necesitaba meterme en el papel…– dije sonriendo.

– ¿En serio harás esto? – preguntó sin creerlo. Asentí, y sonreí aunque fue más como una mueca.
Si decía la verdad, no sabía que iba a suceder, no estaba segura, no sabía que haría exactamente, que hablaríamos, o en que terminaría todo esto, pero debía hacerlo. Debía entregarme a él antes de la boda.


El tráfico fue desapareciendo, poco a poco  nos acercábamos más al lugar destinado, suspiré un par de veces, de verdad estaba más que nerviosa, así que permanecimos callados en el camino. Unos 25 minutos después nos encontrábamos en el aparcamiento del lugar, suspiré y frote mis manos, cerré mis ojos para calmarme un poco.

–Bueno, acá estamos…– me dijo sonriendo un poco. Asentí. – De verdad… si no quieres podríamos regresar…

–No, no, estoy bien… es solo que… no sé cómo actuar en una situación así.

–Se tu misma. – me dijo mirándome a los ojos. – Anda, baja del auto… sube a la habitación... – lo mire e hice una mueca. – Ve, pero recuerda algo. – me dijo, lo mire. – Si vas a dejarme plantado o te vas a ir…– sonrió. – Por favor avísame…

–Está bien. – dije sonriendo un poco. – Gracias Aus por aceptar todo esto.

–Está bien linda…– me dijo, lo abrace, él me dio un beso en la frente, sonreí. – Ve. – Me dijo, asentí y baje del auto, arregle mi vestido y tome fuerte mi pequeña cartera negra. Cerré mis ojos mientras caminaba al ascensor, estaba loca de remate por lo que estaba a punto de hacer.


Entre al ascensor marque el número de piso, mis manos comenzaban a humedecerse, cerré mis ojos e intente relajarme con la música del ascensor, pero era imposible, en realidad estaba demasiado nerviosa. El sonido de llegada al piso sonó y las puertas se abrieron, mordí mi labio, baje sin querer arrepentirme del hecho de que ya estaba allí.

Me acerque a la puerta, y fruncí mi ceño maldiciéndome a mí misma por esto y obligándome a terminar lo que había empezado. Subí mi mano para dar dos golpes a la puerta pero antes de dar el primero está se abrió. Abrí mis ojos. Se mostró la imagen de él mirando la pantalla de su celular mientras guardaba la tarjeta (llave) de la puerta. Tragué grueso. Él subió la mirada y abrió sus ojos. – ___. – me dijo. Me quede paralizada.

–Yo…– suspiré. Vi su vestimenta. – ¿Tienes compañía? – le pregunté por cómo estaba vestido, él negó con un movimiento de cabeza. – ¿Saldrás?

–No, yo…– me miró. – Iba a salir a comer…

–Ah. – dije y me hice hacia atrás.

–Pero… pasa. – me dijo y abrió completamente la puerta. – ¿Qué haces aquí? – me preguntó cuándo aun yo me mantenía en el pasillo.

–Justin yo…– suspiré. – Venía hablar contigo, creo ese día… solo no podía aceptar el hecho de que estuvieras en la ciudad y… bueno… ¿Podríamos hablar?

–Claro, pasa. – me dijo. Tragué saliva. Le vi hacer una mueca parecida a una sonrisa, negó con su cabeza para sí mismo, y yo entre a la suite.

Respire profundo al estar allí dentro, miré a mi alrededor, todo continuaba igual que antes. Me detuve en el pasillo de la entrada. Escuche que él cerró la puerta, mi corazón comenzó a latir rápidamente.

– ¿Por qué has venido tan tarde? – me preguntó quizás muy cerca de mí, pero yo me encontraba de espalda a él.

–Yo… eh venido hablar sobre…– ya hasta se me había olvidado de que iba hablar.

– ¿Ya comiste? – me preguntó pasándome por un lado y tomando camino a algún lugar en la suite.

–No yo… no me apeteció nada así que…

–Quieres ¿Agua, jugo o alcohol? – me preguntó desde un lugar, no sabía dónde estaba.

– ¿Alcohol? – dije en forma de pregunta más para mí que para él.
Él regreso con un vaso de jugo de naranja y una cerveza de lata. Asentí. – Por supuesto que alcohol no. – dijo sonriendo un poco y entregándome el vaso con jugo.

–Gracias. – dije y tome un tragó.

– ¿Quieres comer? – me dijo. Lo miré sin entender.

–Yo…

–Ordenare algo de comer, espérame. – dijo y se fue a una habitación. Suspiré y no deje de mirarlo hasta que desapareció tras una pared. Mire a mi alrededor, la decoración era linda, lujosa claro, todo a blanco y negro. Camine un poco más y me encontré con la sala de estar. Lo podía escuchar ordenando algo de comida, así que me fije en los cuadros, la historia que plasmaban en ellos.

Una canción comenzó a sonar en mi cabeza, la sacudí un poco para despejar mi mente y pensar que decirle a Justin. Mordí mi labio, lo escuche entrar al lugar, me gire a verlo, él me miraba seriamente.

– ¿Por qué has venido a la ciudad Justin? – le pregunte con el vaso de jugo en mis manos, había dejado mi pequeña cartera en la mesa de la entrada.

–Yo… en realidad quería verte ___... – dijo caminando hacia mí. – Pero veo que no hay arreglo con esto, a pesar de que hayas venido hoy… aun no me dejas acercarme a tu corazón.

–Me heriste Justin. – le dije mirándolo a los ojos. – Ese día me ignoraste, tu… fingiste no conocerme… y luego ella… ¡Ash! – dije dejando el vaso a un lado y caminando en dirección al balcón, salí de la sala y el frió de la noche acarició mi piel, unas lágrimas escaparon de mis ojos, las sequé rápidamente.

Miré el lugar, era tan lindo, y sin pensar que había personas sufriendo por amor, como ahora lo estaba yo. Baje la mirada, estábamos tan alto. Lo escuche llegar tras de mí. – Entiéndeme no sabía que hacer… me había dado por vencido, había aceptado que no te volvería a ver por culpa del desgraciado de tu padre, estaba intentando hacer una vida sin ti…– me dijo. Apreté mi mandíbula intentando no llorar. – Pero tú nunca me dejabas… al menos no en mi mente, siempre estabas allí…– lo sentí acercarse más a mí. Una lágrima marco su camino en mi mejilla.

Sentí que colocó su chaquete de cuero encima de mis hombros. Mordí mi labio. Él se colocó a un lado de mí y me miró. Continué mirando hacia adelante, rompería en llanto sí lo miraba. – Yo… estaba igual que tú… pero no intente hacer una vida sin ti. – le dije. – Intente terminar la vida sin ti. – otra lágrima resbalo por mi mejilla. – Era algo absurdo como todas las noches esperaba que aparecieras por la ventana de mi habitación como varias veces lo hiciste en aquella ciudad. – dije y baje la mirada. – Te espere cada noche, cada día, pero cada día deseaba dejar esta vida…

–Lo siento…– susurró él. – Perdóname, Fabiana intento animarme y cuando estuve a punto de comenzar a buscarte… te vi en la Tv, anunciaban tu compromiso con Austin, joder, me dije a mi mismo que donde lo viera lo mataría, pero mírame, acepte su ayuda para verte, fue la mejor manera… y mira como estamos ahora…

– ¿Venías por mí? ¿Me ibas a llevar contigo? – dije mirándolo.

–Sí…– me dijo y se acercó a mí. Lo mire a los ojos. – Mirándote esta noche aquí… podría alucinar con llevarte de vuelta a mí…– me dijo y se acercó más, tragué un poco de saliva, su dedo pulgar paso por mi mejilla secando el camino húmedo de la lágrima que recién pasaba por allí.

Su mano se abrió y se pegó a mi mejilla, cerré los ojos a sentir su tacto. Él se acercó un poco más, abrí mis ojos y mire los suyos, extrañaba verlos, extrañaba verlo a él, me acomodé más en su palma, él acarició mi mejilla. Con su otra mano me haló un poco colocándome frente a él y abrazándome. Su mano dejo de estar en mi mejilla, ahora estaban en mi espalda, apretándome a él. Yo pase mis brazos por debajo de los de él y lo abrace, lo extrañaba, no podía negarme la oportunidad de estar cerca de él. Levanté mi cabeza y lo miré. Aunque estaba en tacones aún era más baja que él. Él me miro a los ojos, sentí un cosquilleo en mi estomagó, antes de que él se acercar un poco más el timbre de la puerta sonó. Él cerró sus ojos, y yo los míos, eso nos sacó inmediatamente de donde estábamos y nos trajo a la realidad. Me solté poco a poco de él.

–Es la comida. – me dijo. Asentí, entre tras de él a la suite dejando el balcón, pero yo me quede en la sala mientras él recibía la comida y entregaba el dinero de pago a la persona.

Él regreso al lugar con una caja de pizza, sonreí. – ¿Pizza?

–Sé que te gusta esto. – me dijo sonriendo.

–En todo el tiempo que llevo acá no la he probado. – dije sonriendo.

–Bueno es hora de comer. – me dijo, asentí, me levante. – ¿A dónde vas? – me preguntó.

–Por algo de beber…– dije. Él asintió sonriendo quedándose sentado en su lugar. Camine y deseé no perderme, cuando cruce la puerta correctamente era la cocina, sonreí, fui a refrigerador y saqué dos latas de cerveza. Regrese a la sala y él ya estaba comiendo un pedazo. Me miro. – ¿Cerveza? ¿Tú? No te di permiso. – dijo sonriendo.

–También tengo tiempo sin probarla. – dije, él rió, yo sonreí, las coloque sobre la pequeña mesa de la sala y él las abrió, tomé mi pedazo de pizza y le di el primer mordisco. – Rica. – dije con la boca llena, él rió.

viernes, 21 de agosto de 2015

CAPITULO 13

LA PERSONA QUE ROMPE TU CORAZÓN NO ES LA MISMA QUE PUEDE REPARARLO.





– ¿Qué es lo que te pasa?

–Tú me afectas. – le dije.

–Déjame arreglar esto.

–Un día leí…– dije y tomé aire. – Que la persona que rompe tu corazón no es la misma que puede arreglarlo.

–Permíteme intentarlo. – dijo y dio un pequeño paso hacia adelante quedando un poco cerca de mí. No le respondí solo baje la mirada. – Sé que me equivoque, pero míranos aquí. – estaba más cerca de mí y con su dedo índice subió mi rostro. – Para todos en la casa, estoy en un viaje de negocios, y estoy aquí, tratando de convencerte que me des una oportunidad… y mírate a ti… estás comprometida. – me miro a los ojos. – Y lo más curioso del caso tu prometido planeo nuestro encuentro. – dijo y baje la mirada. – Si lo de nosotros no fuese a pasar… entonces ¿por qué las cosas estarían a nuestro favor?

–Estás viendo cosas donde no las hay. – dije sin mirarlo. – Eres un mentiroso, mentiste y ahora estas aquí, y yo… Bueno estoy comprometida, Austin solo hace lo que piensa que es bien para mí.

– ¿Y que se supone que es bien para ti? – dijo con su ceño un poco fruncido.

–Casarme, ese será el bien para Austin, para ti. – lo mire. – y para mí.

–No. – dijo y su ceño se frunció más. – El que te cases no es un bien para mí.

–No seas hipócrita Justin. – dije y sonreí falsamente. – Tú tienes a Susana, ¿así es que se llama? – pregunte mirándolo. Él asintió. – Bueno ustedes se aman. – dije y di un paso hacia atrás separándome de él. – Serán felices

–Yo no la amo. – dijo Justin interrumpiéndome. Lo miré. – Nunca eh dicho que la amo, la única persona a la que amo es a ti. – dijo dando un paso hacia adelante. – Y sabes que es así. – baje la mirada y cruce los brazos frente a mí.

–Pues ella es tu pareja ahora. – dije sin mirarlo. – Con ella es con quien duermes, a ella es a quien le haces el amor, ella te acompaña, en fin es ella, tu novia. – dije y di malos ojos.

– ¿Estas celosa? – dijo, y vi asomar una pequeña sonrisa en sus labios. – Entonces no me odias del todo. – mordió su labio inferior. Fruncí mi ceño. – Cierto, ella es mi novia ahora. – dijo. – Pero… te equivocas en algo, o en varias cosas. – suspiró. – Yo no duermo con ella, tú fuiste la única con la que eh logrado dormir, sí es cierto, ella me acompaña, pero yo a ella no le hago el amor.

– ¿Aquí es donde te creo eso? – dije mirándolo.

–Sí, porque yo solo mantengo sexo con ella. – dijo sonriendo un poco. – A cambio a ti…– me miro completamente y dio un paso hacia adelante. – A ti es que te hago el amor. – dio otro paso hacia mí, yo di un paso hacia atrás y me encontré con la pared. – ¿A dónde iras ahora? – me miro sonriendo un poco.

–Aléjate. – dije nerviosa, mis manos comenzaban a sudar.

–No quieres eso. – dijo acercándose más a mí y poniendo a cada lado de mí sus manos.

–Sí lo quiero. – dije y baje la mirada.

–Déjame…– susurró en mi oído.

– ¿Hacer qué? – dije con los ojos cerrados y el rostro a un lado. Estaba un poco asustada y nerviosa.

–Demostrarte que aun sigues siendo la única a quien amo.

–Se te pasara… olvídame, es lo mejor que puedes hacer. – Dije y tome un respiro. – Anda y ve hacerle el amor a Susana te aseguro que se te pasara esto que sientes por mí. – dije y abrí mis ojos.

– ¿Austin te hizo el amor? Es por eso que se te paso lo que sientes por mí.

–No. – dije. – Me propuse a olvidarte. Tu mejor forma será hacerle el amor a

– ¡Es a ti a quien quiero! – dijo y golpeó las palmas de sus manos en la pared, brinque en mi lugar. Sus labios rozaban mi oreja. – Quiero hacerte mía, no quiero ningún otro desgraciado en tu vida que no sea yo. – dijo en un susurró con su voz gruesa y humedeció sus labios.

–Estoy comprometida con Austin. – dije sin saber que decir o hacer.

– ¡Austin me vale una mierda! – dijo con un poco de rabia y volvió a golpear la pared con las palmas de sus manos, brinque en mi lugar y lo mire con un poco de rabia a los ojos. – Si dices tanto que me odias entonces ¿por qué estas nerviosa? ¿Tienes miedo de lo que pase? ¿Tienes miedo? ¿Es eso?

–No. – dije sin dejar de mirar sus ojos. Él se acercó un poco más a mí, podía sentir su aliento chocar con el mío. Tragué grueso. Cerré mis ojos y salió una lágrima, esto comenzaba a dolerme, apreté mis labios, él se mantuvo un momento muy cerca de mí.

Él suspiro y dio un paso hacia atrás. –Bien… no te lastimare más. – lo miré. Él se estaba dando por vencido mientras yo estaba a punto de ceder. – Puedes quedarte. – señalo a su alrededor con sus manos. – Tienes razón… la persona que rompe tu corazón no es la misma que puede repararlo. – me quedé quieta, él se había dado por vencido completamente. Mis lágrimas salieron aún más.

Me quedé sostenida sobre la pared, y él estaba frente de mí sentado en el suelo con su espalda recostada a la pared, mire a un lado, comenzaba aclarar, eran como las cinco de la mañana. Baje la mirada, mis lágrimas salieron más, ya dejaría de verlo, no lo vería más, lo miré por última vez, mantenía sus ojos cerrados, era la primera vez que lo veía vestido así, se veía hermoso, trate de detener  mis lágrimas y no pude, me moví de mi lugar y tome mi pequeña cartera que estaba en el suelo. Camine en dirección al gran balcón, no salí de la Suite me quede dentro mirando a través del gran ventanal, tomé mi celular y marqué el número de Austin.

– ¿Hola? – dije apenas en un susurró.

– ¿Estás bien? – dijo inmediatamente él, aunque quizás estaba dormido.

–Ven por mí por favor. – le dije. Y no pude contenerme y no llorar más.

–Voy en un segundo. – respondió. Asentí aunque él no me podía ver, colgué la llamada y mantuve el celular en mis manos mientras lloraba en silencio. Sentía el mismo dolor en mi pecho que sentí el día que mi padre me saco de la casa. Me estaba alejando de él y era por mi propia decisión. Apreté el celular mientras lloraba en silenció para que él no me escuchara.

–Aun no entiendo por qué continuas llorando…– escuche que él dijo detrás de mí. Cerré mis ojos. – Has pasado las últimas horas llorando… se suponía que yo vine hacer que dejaras de llorar… al menos eso me dijo Austin. – Me gire a verle. Podía ver tristeza en sus ojos, en su rostro. – ¿Por qué continúas llorando?

–Porque te diste por vencido en el momento que estuve a punto de ceder. – dije llorando más. Él me miró un poco confundido o quizás sorprendido.

–No llores más linda…– me dijo y pasó su pulgar por mi mejilla, cerré mis ojos, su tacto hizo que todos los sentimientos por él volvieran de un momento a otro. – Puedes irte, me ha encantado verte. – dijo él, lo mire, tenía tensa su mandíbula. – Me iré en dos días… mientras tanto… no te molestaré. – dijo y bajo la mirada. – Lamentó hacerte sufrir de esta manera.

Llore más, como si se fuera muerto alguien. Él solo se sentó en un sofá que estaba cerca, lo miré un momento, él cerró sus ojos e hizo su cabeza hacia atrás. Suspiré, encerré nuevamente esos sentimientos, no podía dejar derrotarme nuevamente, sequé mis mejillas. Camine hasta donde me encontraba antes, la entrada, vi la llave en la pequeña mesa de la entrada, unas lágrimas salieron y las seque inmediatamente. Respiré profundo y tome la llave, abrí la puerta, coloque la llave donde estaba, y salí de la Suite, cerré la puerta tras de mi sin mirar atrás.

Camine por el pasillo lentamente, esperaba que por alguna razón él saliera y me dijera algo, me detuviera. Camine cabizbaja por todo el pasillo hasta llegar a las escaleras, un poco tarde me di de cuenta que las escaleras solamente indicaban hacia la azotea, suspire y me devolví, me encontraba nuevamente frente a la puerta de la suite y tras de mí el ascensor, espere un momento de pie, quería que él saliera y me dijera que me quedara, pero no fue así, sequé mis mejillas, “Basta de ilusionarte ___” me dije a mi misma. Me di la vuelta y presione el botón de ascensor.

Las puertas del ascensor se abrieron, levante la mirada, estaba Austin, fue a pronunciar algo pero se mantuvo en silencio, entre al ascensor, él me abrazo,  presiono el botón que nos llevaría hasta abajo nuevamente, me aferré a él como si fuese lo único que tuviera, no llore, frente a él no llore, me lo había prohibido a mí misma, solo lo abrace, él sabía que estaba mal.



El camino de regreso se me hizo largo, solo quería dormir, dormir mucho, Austin no pronunció ninguna palabra en el camino, mordí mi labio con ganas de llorar, pero no lloraría frente a él. Luego de un rato llegamos a mí casa. – Gracias. – dije aun dentro de su auto mientras lo miraba y le sonreía un poco.

–Descansa linda…– me dijo dándome una pequeña sonrisa, le devolví la sonrisa.

–Te quiero Aus. – le dije mientras me inclinaba y le daba un abrazo.

–Te quiero más linda. – me dijo y deposito un beso en mi frente. – Descansa.

–Es exactamente lo que haré. – dije con cara de sueño. – Te aviso cuando despierte. – le dije. Tomé mis cosas, y baje del auto. Camine rápidamente hacia la puerta de la casa, el frió de la mañana era refrescante pero hoy no me apetecía quedarme afuera a sentir como refrescaba mi piel.

Entre a la casa, cerré la puerta tras de mí. Subí rápidamente a mi habitación, quite mis tacones, coloqué mi cartera a un lado, tome una coleta y recogí mi cabello en un moño desordenado con algunas hebras de cabello cayendo en mi rostro. Cerré la ventana, cerré las cortinas, encendí el aire acondicionado, quite mi vestido, me coloqué una guardacamisas gigante que me llegaba por debajo de mi trasero y así me lance  a la cama quedando boca abajo, no quise pensar en nada, así que solo me concentre en dormirme, no había dormido en toda la noche, así que debía descansar.


Cuando desperté ya era de tarde. Fabiana se encontraba frente a mi cama sentada en el suelo, fruncí el ceño. – ¿Qué haces? – le pregunte aun adormecida.

–Estoy cuidándote. – dije ella mirándome un momento, sonrió, y bajo la mirada nuevamente a su revista.

– ¿Qué hora exactamente es?

–Seis de la tarde. – dijo ella y pasó la página de su revista. – asentí y termine de cerrar los ojos. – ¿No irás a comer? – me preguntó.

–No me apetece.

–Pero has pasado todo el día durmiendo… deberías comer.

–No me apetece te eh dicho. – dije sentándome, respire profundo. Ella se quedó en silenció, había sido grosera con ella, quería disculparme pero… en realidad no estaba de humor para hacerlo.
Me puse de pie y quite la guardacamisa quedando solamente en ropa interior.




*FABIANA.*

La vi retirarse la guardacamisa, vi una mínima cicatriz en el centro de su espalda, ella soltó su cabello para realizar nuevamente el moño. Sabía lo que había sucedido, sabía porque era su actitud, como no saberlo si fue a mí a quien Austin le pidió el número de Justin. Ahora sentía una gran lastima por ella, sabía que no había ido bien, bueno al menos esos decía su conducta, porque Justin no quiso responderme ningún mensaje, aun continua molesto conmigo, si tal vez fuese hablado con él esa noche ellos estuvieran juntos y él no estuviese molesto conmigo.

___ se metió al baño, me preocupaba el que tardase tanto pero cuando me decidí a ir por ella, incluso antes de levantarme del suelo, la puerta del baño se abrió. La mire, salió con su cabello lavado, sin nada de maquillaje, envuelta en una toalla, tomo ropa del closet y volvió a entrar al baño. Inmediatamente le avise a Austin como estaba todo, me había comprometido con él en decirle todo sobre como estuviese ___.

Un momento después ella salió del baño con una toalla envolviendo su cabello, se subió a la cama, tenía la misma guardacamisa de antes y unos monos. Tomo sus auriculares y los puso en sus oídos, los conecto a su celular y le vi fruncir el ceño, se arregló sobre las almohadas, se mantuvo en silencio un largo rato, yo continué leyendo la revista.

Vi su conducta, comenzaba a ser un poco extraña, a veces la vi secarse algunas lágrimas, posiblemente veía videos depresivos o alguna cosa parecida. –Fabiana. – dijo de repente. Le mire, ella me estaba mirando sin emoción alguna en rostro. – Podrías ir por un panqueque a la cocina… no sé porque la chica no está aquí.

–Ella está en sus día libres…– le respondí y me puse de pie. Era extraño acababa de decirme que no le apetecía nada, lo que me falta es que ella piense en meterse a bulímica. – Ya regreso con tu panqueque. – le dije y salí de la habitación.

Baje rápidamente, y para mi suerte la señora hacía unas panqueques de merienda, le pedí dos adelantadas. Le agradecí y subí casi que corriendo al segundo piso, entre a la habitación, encontré ___ secándose las mejillas al percatarse de que yo estaba de regreso, fingí no haber visto nada, así que le entregues sus panqueques y ella las comió lentamente mientras miraba la pantalla del celular. Le vi escribir unos mensajes quizás a Justin o a su madre, respire profundo y me senté en mi lugar anterior mientras ojeaba una revista y me metía un pedazo de panqueque en la boca.
La vi abrir sus ojos como si hubiese visto algo que la sorprendiera. Fruncí mi ceño preguntándome porque ahora estaba tan extraña.

Pocas horas más tarde Austin llego a la casa, bueno a la habitación exactamente, entró, nos sonrió, ___ le sonrió un poco, pero fue una sonrisa sincera. La mire, de verdad estaba extraña. Mi celular sonó, una llama da Ryan, fruncí mi ceño, tenía días sin saber de él.

Me levante rápidamente del suelo y salí de la habitación, fui hasta la habitación donde me quedaba, entre y cerré la puerta tras de mí. – ¿Hola? – dije contestando en voz baja.

–Hola Fabiana. – dijo, y supe inmediatamente que continuaba molesto.

–Hola Ryan. – dije fingiendo estar molesta.

–Yo…– dijo luego después de un gran momento de silencio. – Te llame, quería saber cómo estabas

–Bien, gracias a Dios, y tú ¿Cómo estás?

–Bien… hey…–comento. – ¿Estas molesta?

– ¿por qué debería de estarlo?

–No lo sé…– dijo en voz apagada. – Te fuiste sin decirme nada…

–Bueno… salí de emergencia, cuando fui a la casa de los chicos avisarte me dijeron que estabas ocupado, sí, y bueno… no te quise interrumpir y te deje el recado.

–Estaba dormido nena…– dijo. Sonreí, sabía que ninguna otra mujer podía ponerle cuidado a este estúpido. – De verdad…

–Qué bueno…– dije aun fingiendo estar molesta.

–Hey linda… te extraño. – me dijo. Hice puchero aunque él no me estuviese viendo.

–También te extraño, gruñón. – dije, escuche su risa.

– ¿Me dirás cual fue esa emergencia? Porque déjame decirte que te vi vestida de gala por la tv en una alfombra roja entrando a una fiesta. – sonreí. – te veías buena. – dijo, reí en alto.

–Bueno es que… ese día… vi una noticia donde decían que algo había sucedido en casa de ___, entonces viaje, quería asegurarme de que ella estuviese bien.

–Y lo está. – dijo él. – Por lo que vi en esa alfombra roja…

–No Ryan…– comenté triste. – Ella… cuando llegué acá ella… bueno la primera vez que la vi fue acá en su casa, pero días antes me había puesto en contacto con su prometido por medio del celular de ___ y ella estaba en una clínica…

– ¿Y eso linda?

–Intento terminar con su vida. – dije triste. – Por suerte lograron salvarla. Luego vine a su casa y hable con ella, ahora estoy ayudándola con los arreglos de la boda, soy su dama de honor…– dije, no estaba emocionada, en realidad no quería que se casara con Austin… sabía que ella misma no quería eso.

–Es fuerte esta situación linda… pero como mejor amiga, apóyala en sus decisiones y dale muchos ánimos. –asentí como si él me mirara, pero no era así. – Y mucho cuidado con estar mirando a otros por allá…– sonreí. – Porque voy y lo estranguló y a ti te doy tu merecido. – reí.

– ¿Y qué hay de ti?

–Bueno de mí… es difícil que me guste otra que no seas tú…– comentó. Reí. – Sabes que soy todo tuyo.

–Un poco más y me lo creo. – dije riendo.

– ¡Fabiana!

–Bien, bien, te creo cariño…– reí. – También soy toda tuya…

–Más te vale que sea así. – dijo en forma de amenaza, reí. – ¿Cómo está ella horita?

–Bien… bueno finge estarlo, pero… al menos… no se deja caer en depresión, Austin… él la ayuda mucho a mantener la mente distraída para que no se deprima…

–Hablas muy bien de él…– dijo con recelo.

–Bueno es que él… es como si fuera un ángel enviado para ___...

–Fabi…– dijo.

–No me digas nada, tú dices lo mismo sobre que Susana es un ángel para Justin, esa perra.

– ¡FABIANA!

–Defiéndela Ryan… pero sabes que ella se trae algo entre manos, no sé si es mi forma de verla, quizás sea una chica buena, pero no me agrada, por culpa de ella mi amiga está como está.

–No Fabi, es por culpa de su padre…

–Pero si ella no hubiese aparecido en la vida de Justin las cosas fueran muy diferentes ahora.

–Ya dejemos él tema… lo bueno es que los dos están bien.

–Será él, porque mi amiga está mal, aunque no lo aparente, ella está mal, muy mal. – dije.

–No pelearemos eso, no quiero discutir contigo linda, te llamo luego ¿vale? Khalil me está llamando para ayudarlo con algo del auto.

–Bien. – dije y suspiré. – Te amo… cuídate.

–También te amo Fabi, te hablo luego, cuídate, y no mires a nadie, si alguien te mira me llamas. – dijo, reí.

–Chao, tonto.


–Chao, boba.