TE EXTRAÑE
Terminamos
de comer, él solo me miraba y sonreí. – ¿Qué? – dije mirándolo sonriendo.
–Nada…–
dijo él recostado al sofá sin dejar de mirarme y tomando un sorbo de cerveza.
Apreté mis labios para no sonreír. Suspire y me recosté al sofá quedando frente
a él. Era algo loco, él hecho de que estuviéramos mirándonos, estuviéramos en
el mismo lugar, estuviéramos… allí, luego de tanto tiempo separados. – ¿En qué
piensas? – me preguntó. Sonreí y negué con un movimiento de cabeza. – Te veo
diferente sabes…– dijo y mordió su labio mientras miraba hacia abajo un momento.
– Eres toda una mujer… ya no te veo como la chica adolescente que yo había
irrumpido… ahora te vez como toda una mujer y…– su celular sonó, él lo sacó de
su bolsillo. Suspiró y se puso de pie. – Espera un momento. – me dijo, asentí.
Él
salió caminando en dirección a la cocina, suspire y me senté bien, tomando mi
posición derecha. Me mire mis manos, era algo incómodo estar sola en el lugar.
– Hola linda. – escuche. Baje la mirada. – Bien, bien ¿y tú? – era ella. Tragué
grueso, volví a sentir ese vació en mi pecho. Cerré mis ojos, no quería escuchar
más, pero aun así me mantuve sentada allí. – Estoy ocupado con algo. – dijo y
mantuvo silencio. – Si, por supuesto… mañana temprano. – él se iba a ir. – Sí,
el vuelo no se ha cancelado. – silencio. – Claro que no linda. – saqué todo el
aire de mis pulmones ignorando el dolor que sentía al escuchar eso. – Te
extraño también bonita…– me levante inmediatamente dejando su chaqueta de cuero
en el mueble y salí al balcón.
Sequé
mis mejillas rápidamente. No podía dejarme afectar así. Respire el aire frió de
la noche, necesitaba llenarme de ese aire fresco, no quería sentir el dolor, no
quería aceptarlo, no podía. Mire tras de mi donde podía ver la puerta para irme
pero… no podía, algo me mantenía allí, pegada al balcón. Mire nuevamente hacia
adelante las luces de la ciudad adornaban el paisaje. Junté mis manos y me
concentre, cerré mis ojos, podía omitir el frió, era tan fuerte que lo prefería
sentir en lugar de sentir el dolor en mi pecho. Fruncí mi ceño aun con mis ojos
cerrados, debía ser fuerte. No debía reclamarle, él tenía su vida hecha, y yo…
aparentemente tenía la mía. Ella lo hacía feliz, y Austin me hacía feliz, pero
no era feliz completamente sin Justin a mi lado.
–Hey…–
escuche su susurró. – ¿Qué haces acá fuera? – dijo entrando al balcón. Apreté
mi mandíbula, hasta escuchar su voz me dolía. No respondí, abrí mis ojos y mire
a la nada, solo me concentre en respirar lentamente, debía colocarme tan fría
como la noche lo estaba. Él se colocó a mi lado. – Era
–Susana.
– dije. Él me miro. Baje la mirada.
–___...
¿escuchaste todo?
–No
quise, por eso estoy acá. – dije aun sin mirarlo.
–Hey,
linda…– dijo tratando de tocar mi hombro. Me hice a un lado esquivando su
tacto.
–No
me digas así. – dije y di una sonrisa sin ánimo. Él frunció su ceño sin
entender. – No me trates como a ella Justin…– lo miré. – Si no tienes otra
palabra que no hayas utilizado con ella entonces… solo dime ___.
–___
no estés así. – me dijo y me toco un poco.
–Estoy
bien. – dije sin mirarlo.
–No
lo estás. – me dijo y se acercó más a mí. – Espera…– me miro. – ¿Estas celosa?
– me preguntó y pude ver un brillo en sus ojos. Baje mi mirada, no lo negaría,
por supuesto que sentía celos. –No debes estarlo. – me dijo y se recostó a la
barandilla del balcón dándole la espalda a la vista de la ciudad. – Te aseguro
que no debes preocuparte por eso.
–
¿Por qué?
–Porque
eres la única mujer que amo y amaré. – me dijo mirándome relajadamente y
dándome una sonrisa, sonreí un poco y baje la mirada. – Aun te sonrojas. – dijo
sonriendo con ganas.
–Aun
así ella es la que tiene tu tiempo…– dije aun con el hormigueó en mi estómago
por sus palabras.
–Deja
tus celos. – dijo sonriendo y mirándome completamente. Bufé.
–Idiota.
– le dije.
Él
se acomodó y camino en dirección adentro, lo miré. – Si no entras te congelaras
allí afuera. – me dijo. Sonriendo y frotando sus manos en sus brazos.
¿Qué
iba hacer con él? Él podía destruirme un minuto y al siguiente repararme sin
ninguna complicación. Mordí mi labio inferior y me di la vuelta, ahora podía
sentir el frio de la noche más fuerte aun. Me di la vuelta y me dirigí adentro,
donde él estaba sentado en un sofá largo de la sala. Lo mire y fui hasta donde
estaba él, me senté a su lado, no muy cerca, si no en mi lugar en el sofá.
–Te
extrañaba. – comentó él luego de un gran rato de silencio y el reloj marcaba
las 11:30 de la noche.
–
¿Igual que a ella? – Dije, él rió.
–No,
te extrañe demasiado, extrañaba verte, verte sonreír, verte enojada, verte
celosa…– suspiró y junto sus manos mientras sus codos se sostenían sobre los
músculos de sus piernas. – Extrañaba esta sensación de estar bien…– dijo, baje
la mirada.
–Es
bueno escuchar eso…– dije sonriendo, él sonrió con ganas. – También te extrañe
Justin…– dije y lo mire por encima de mis pestañas.
Nos
mantuvimos en silencio, podía escuchar el tic tac del reloj, el aire frio de la
noche entrando por la ventana del balcón, podía escuchar mi corazón, cerré mis
ojos, necesitaba concentrarme, debía pensar en que hablar con él, habían pasado
tantas cosas…
Escuche
su suspiró espeso y lo miré sus ojos se mantenían en mí. La tensión comenzó a
crearse encima de nosotros, por un momento no escuche nada más que mi corazón
queriéndose salir de sus paredes. Él se deslizo un poco en el sofá. – Te
Extraño…– dijo mirándome a los ojos. Se acercó poco a poco, contuve mi
respiración, él se inclinó un poco y cerré mis ojos, sus labios húmedos
estuvieron sobre los míos, una explosión de sentimientos hubo dentro de mí,
todo volvió a mi como un Flashback, sus labios comenzaron a moverse sobre los
míos y yo hice lo mismo, necesitaba besarlo, recordar todo juntó a él.
Él
beso se fue convirtiendo en algo más profundo, nuestros labios se movían con un
poco más rápido, su mano se encontraba en mi mejilla y se deslizo lentamente
hasta mi cuello donde me sujeto. Llevé mis manos a su cuello, las deslice hasta
su nuca e hice presión allí pegándolo más a mí, él gimió un poco, tomé su
cabello y lo entrelace en mis dedos. Ahora los besos eran intensos, con fuerza,
sus manos se fueron hasta mi cadera e hicieron presión allí llevándome hacía
él. Sus labios no abandonaron los míos en ningún momento, lo hale con más
fuerza hacia mí. Él tomo mis caderas y las alzo un poco y me hizo un poco hacia
atrás, saqué los pies de mis tacones para estar más cómoda, él me movió hacia
atrás completamente quedando encima de mí, no lo solté por nada del mundo, en
cambio, me aferre más a él. Hale un poco su cabello y gimió, él había quedado
entre mis piernas, el vestido ahora lo tenía enrollado en la cadera, él se comenzó
a mover sobre mí, su miembro chocaba mi intimidad, gemí. Él llevo una de sus
manos a mi cuello, al lado que no estaba siendo besado y me apretó a él.
Él
tomó mis piernas y se sentó quedando yo sentada encima de sus piernas, lo mire
a los ojos por un momento, nos quedamos allí quietos. Sus ojos estaban claros,
aun en la oscuridad lograba verlos claros, estaban llenos de un brillo, un
brillo que jamás había visto, estaban llenos de deseo. Lo vi tragar grueso. Y
antes de que a los dos se nos cruzara por la mente detenernos, comenzamos a
besarnos nuevamente, me aferre a su cuello, él tomo mis piernas y se colocó de
pie, paso por un lado de sofá, sin mirar el camino a donde me llevaba continué
besándolo.
Luego
de tropezar un par de veces y reírnos llegamos a nuestro destino, la gran
habitación, también mantenía un gran balcón, las puertas de vidrio estaba
abiertas completamente, la brisa fría entraba sin interrupción y movía las
cortinas. Justin me dejo en suelo a un lado de la cama, sonreí apenada. Él me tomó
por el cuello con fuerza y pegó sus labios con los míos alzándome un poco
haciéndome quedar de puntillas, yo continué besándolo mientras desabrochaba su
camiseta, mordí su labio inferior, él jadeó. Me soltó y dejo de besarme y sin
dejar de mirarme termino de quitar su camiseta y quitó también su guardacamisa.
Sonreí y antes de lograr hacer algo ya lo tenía pegado a mí besando mi cuello y
sus manos buscando la cremallera de mi vestido en la parte de atrás. Cuando la
encontró la bajo con desesperación y chupó más fuerte mi cuello, jadeé. Sentí
su sonrisa. Sus manos se deslizaron por mi cuerpo quitando completamente el
vestido y dejándome solamente en bragas, no traía braciers, el vestido no me
permitía usarlo. Tapé con mis manos mis senos, cuando él volvió a estar frente
de mi sonrió al verme.
–No
te apenes. – me dijo y tomó mis manos. – Eres hermosa. – dijo mientras me
quitaba mis manos de mis senos. – Aún más cuando te sonrojas como lo haces
ahora mismo. – sonreí y baje la mirada, él tomó mi mentó, lo alzó y me obligo a
mirarlo. – Me encantas ___... no sabes cuánto te estoy deseando ahora mismo, no
te apenes…– me dijo y me dio un beso en los labios y luego se fue a mi cuello,
lo beso y mordisqueó, me pegué a él colocando mis brazos alrededor de su cuello.
– Cuanto te extrañe nena. – dijo pasando sus manos por toda mi espalda.
–Hazme
tuya Justin. – dije mirándolo a los ojos.
–Te
haré el amor como nunca antes. – dijo con voz gruesa y tomo mi cuello pegándome
a él y besando con fuerza mis labios. – Te haré saber que eres la única mujer
que amo. – dijo y me subió a la cama que era un poco alta. Él quedo entre mis
piernas, sus pies aún estaban en el suelo, pero sus labios ahora se pasaban por
mi cuello, mis senos se pusieron duros, estaba deseándolo, Justin llevo sus
labios hasta uno de mis senos, lo beso, lo mordisqueo, lo chupó y luego se hizo
camino hacia el otro seno para hacer lo mismo, jadeé y lo hale por el cabello.
Las
respiraciones ásperas era lo único que se escuchaba en la habitación, y de vez
en cuando nuestros jadeos. Él llevo una de sus manos a mi intimidad, acarició
un poco, jadeé. Tomo las orillas de mis bragas y las sacó, las deslizo por mis
piernas y las quito completamente. Él se quedó de pie y quito su pantalón y su
ropa interior, quedando sin nada de ropa al igual que yo.
Me
acomode más en la cama, él subió a la cama y se colocó entre mis piernas,
comenzó a besarme, jadeé al sentir su miembro rozar mi intimidar. Lo estaba
deseando más que a nada. Volvió a besar y mordisquear mis senos, se regresó a
mi cuello. Su mano bajo hasta mi intimidad y comenzó a acariciarla con sus
dedos, bajaba y subía, cerré mis ojos
mientras mordía mi labio, no sabía cuál de las sensaciones era mejor, sus besos
en mi cuello o su mano en mi intimidad.
Jadeé
y lo tome por el cuello, hale su cabello y lo bese en los labios, su miembro
rozaba mi intimidad, gemí en queja por no poderlo sentir completamente, él subió un poco más y lo sentí, su miembro
estaba pegado a mi intimidad, alce mis caderas, quería sentirlo dentro, él
acaricio mis caderas mis piernas y se preparó para introducir su miembro en mi
intimidad. Mordí su labio mientras apretaba su cuello, estaba casi que
suplicándole que lo hiciera. Lentamente acercó su miembro a mi intimidad,
adentrándolo lentamente, haciéndome saber que estaba allí, entrando a mí, sentí
un poco de molestia, no había estado con nadie hace ya dos años… así que él
entendió y lo hizo lentamente, luego de estar dentro comenzó a moverse un poco
sobre mí, jadeé. – Hazlo Justin…– le supliqué mientras clavaba mis uñas en sus
hombros.
Él
comenzó a moverse, cada vez aumentaba un poco de velocidad y de fuerza, gemí
sin omitir ningún ruido, me importaba un mier.da ahora mismo si nos escuchaban
o no. – Por Dios nena…– dijo y apretó mi pierna que estaba a su lado, palmeó
duro y lo tomo con fuerza, gemí. – Te extrañe todo este tiempo. – me dijo
besándome el cuello.
–Yo
también mi amor…– dije llena de placer, me aferre a su espalda, clave mis uñas
en él, él mordisqueaba mi cuello, sentía que ya estallaría en placer, comencé a
gemir más seguido, más alto, me aferré más a él, me incline un poco y mordí su
hombro, necesitaba callarme de alguna manera.
–Nena
hazlo, como siempre, dame eso solamente a mí…– me dijo, cerré mis ojos, mis
caderas se contraían más. – Vente nena. – me dijo y penetro con más fuerza, mis
caderas se contrajeron por última vez, él gruño con sus dientes apretados,
sabía que también se había llegado al orgasmo. Jadeé sin aliento, era la
sensación más placentera que podía sentir…– Joder nena no has cambiado…– dijo
aún acostado encima de mí, cerré mis ojos, espere que nuestros corazón se
calmaran, él salió lentamente de mí. – Te amo ___, créeme, eres la única mujer
a quien amo. – dijo mirándome a los ojos, mientras se mantenía encima de mí
sostenido por sus codos.
–Te
amo Justin…– le dije mirándolo a los ojos.
–
¿Aun eres mía? – dijo con un brillo en sus ojos.
–Nunca
eh dejado de ser tuya. – dije acariciando su mejilla.
–Es
por eso que me tienes aquí. – me dijo y deposito otro beso en mis labios. –
Vamos al baño…– me dijo y se bajó de encima de mí.
–No…–
dije haciendo puchero. – Hay frio…– dije mirando el gran ventanal abierto del
balcón.
–Vamos
nena. – me dijo sentándose. Me haló y chillé de la impresión. Él rió, me tomo
en sus brazos y me llevo cargada hacia el gran baño de la habitación.
Al
estar ya en baño, él abrió la ducha, chillé cuando el agua pego en piel, él
rió, tomé agua con mis manos y le eche, él abrió su boca en asombro, reí. Me
tomó por la cintura y me llevo junto a él bajo las gotas de aguas de la ducha.
– ¡EL CABELLO NO! – grite y me salí un momento para que no se mojara mi cabello
aunque ya se había humedecido un poco. Me hice el cabello a un lado mientras el
enjabonaba mi espalda y luego sacaba el
jabón. Reí porque en algunos momentos me hizo cosquillas a los costados de mi
cuerpo. Así que termine de ducharme rápidamente y salí de la ducha, tome una
toalla y me envolví en ella, con otra toalla pequeña seque mi cara. Lo mire
esperando que saliera, pero me fije que aún le faltaba un poco, así que corrí
hacía la habitación y tome mi bikini blanco, rápidamente mire a mi alrededor y
tome su guardacamisas y me la coloqué, cuando estuve a punto de voltearme,
chillé porque él me alzo en el aire. Sus brazos fuertes estaban alrededor de
mí, escuche su risa y me lanzo a cama.
–No
creas que te vas a escapar…– me dijo, reí recuperando mi aliento en la cama. –
Te ves hermosa así…– dijo, lo miré y me estaba mirando completamente mientras
mordía su labio inferior. Le lance una almohada, y me tapé con el cobertor de
la gran cama.
No
escuche más nada, tampoco veía nada porque estaba cubierta de pies a cabeza, en
un momento sentí que subió a la cama lentamente y silenciosamente. Destape mi
rostro, él sonrió, se acomodó a mi lado mientras no dejaba de mirarme a los
ojos. – ¿Qué? – pregunté sonriendo.
–Nada…–
respondió él y deposito un pequeño beso en mis labios. – Por fin, después de
tanto tiempo me siento bien… te amo ___, sabes que eres la única mujer que amo
y amare. – colocó su mano en mi mejilla cerré mis ojos. – Me haces bien ___...
y amo eso, te amo a ti sobre todo en este mundo.
–Te
amo Justin, Te amo como nada en este
mundo. – dije mirándolo a los ojos y dándole un pequeño beso, o al menos esas
eran mis intenciones porque ahora su mano en mi mejilla me mantiene allí con
él, besándolo con pasión. Su mano se fue de mi mejilla al musculo de mi pierna
e hizo presión allí, nos acercamos más quedando allí un poco abrazados. Sonreí
sobre sus labios mientras el simulaba tocar algún instrumento en mi pierna.
–Deberías…dormirte,
te despertaré luego para mostrarte algo…– me dijo mientras depositaba un beso
en mi frente. Hice puchero. – Anda… prometo despertarte en un momento, es que
quiero mostrarte algo…– me miro a los ojos y me dio un pequeño beso en los
labios, asentí, de igual manera estaba muy cómoda como para no dormir. Mire a
Justin por última vez antes de cerrar mis ojos. Mordí mis mejillas mientras
pensaba en todo lo que había pasado esta noche, él me sonrió y eso basto para
hacerme sentir tranquila… para poder conciliar el sueño y confiar como siempre
en él.
Podía
haber escuchado algo, pero no estaba segura, así que continué durmiendo, pero
luego un pequeño movimiento y una caricia en mi brazo me hicieron despertarme.
– ___ amor… ya es el momento…– escuche, intente abrir mis ojos. – Anda si no
vienes te lo perderás…– me dijo bajando de la cama. Abrí mis ojos un poco y él
estaba sonriéndome. – Pensaré que eres un zombi. – me dijo, sonreí aun
adormecida, él me tomo y me colocó por encima de los hombro un gran suéter de
él. Paso su brazo por mi espalda y me llevo caminando con él hacía el balcón de
la habitación.
–
¿Me lanzaras por el balcón? – le pregunte sonriendo adormecida.
–No,
no es eso. – dijo sonriendo con ganas. – Fíjate. – me dijo, nos recostamos a
las barandillas del balcón. La brisa fría era rica, pero en realidad tenía
mucho sueño, recosté mi cabeza a su pecho. – Mira, ya empezara…– me dijo. Miré
hacia donde él señalaba.
Una
pequeña luz se comenzó a ver, las nubes eran alumbradas de colores rojizos y
naranjas– El amanecer…– susurré para mí. Él sol salía lentamente, era hermosa
esta imagen.
–Nuestro
amanecer…– me susurró dando un pequeño beso en mi cabeza. Sonreí. Era hermosa
la imagen, el tan simple hecho de estar allí con él, era hermoso.
–Gracias…–
le dije mientras miraba el nacer del sol. – Nunca podría olvidar esto…– dije sintiendo
una pizca de tristeza en el momento.
–Yo
nunca te olvidare a ti. – dijo mirándome, le miré y me beso, el beso duro un
momento y luego los dos volvimos a ver el amanecer. Él se colocó detrás de mí
abrazándome mientras en silencio observamos el amanecer. Me aferré a su abrazó,
sentía mi corazón un poco triste, pero no se lo demostré, así que me recosté
más a él mientras observábamos el momento que parecía perfecto.
Era
perfecto estar en sus brazos, extrañaría eso, extrañaría todo esto.