martes, 25 de agosto de 2015

CAPITULO 14

SIEMPRE ESTABAS ALLÍ




El día termino eh inmediatamente comenzó el otro, eran exactamente las 9am cuando me desperté, fui al baño, hice el aseo personal, salí de la habitación, me cambie de ropa, quité mi pijama y coloqué ropa que podría servirme para salir a algún lugar. Entonces se hicieron rápidamente las 10am mientras comía lo que la señora de servicio había dejado a la horilla de mi cama, salí de mi habitación y me dirigí rápidamente a la habitación de ___. La escuche hablando, pero solo escuchaba su voz, fruncí el ceño y me quede un momento tras la puerta.

–Está bien… yo podría… no sé, inventar cualquier excusa. – escuche tras la puerta. Ella guardo silenció y continuó. – ¿En la noche entonces? – fruncí mi ceño, ¿qué se suponía que estaba planeando ___. – Bien, entonces… ¿es seguro? Bien.

Deje de escuchar tras la puerta, era Austin con la persona que ella hablaba, no podía ser nadie más. Así que toqué la puerta y la abrí, la vi a ella sonreírme un poco nerviosa mientras guardaba el celular.



*___.*


Había ocupado a Fabiana en unas cosas de la boda, necesitaba estar sola y pensar lo que iba hacer esta noche, mordí mi labio inferior, suspire, salí del baño y me mire en el gran espejo que había en una de las paredes de la habitación. El vestido color salmón claro tenía una caída muy linda, dejándome la espalda al descubierto y con un descote en V delante. Era largo, así que opte por colocarme los tacones negros ya que el vestido llegaba por debajo de las rodillas, tome mi pequeña cartera de color negro, guarde mis llaves y otras cosas como el maquillaje. Mi celular sonó antes de guardarlo en la pequeña cartera, era Austin. Sonreí nerviosa y conteste.

– ¿Lista? – me preguntó.

–Supongo. – dije.

–Bueno deberías bajar, estoy por entrar a tu casa. – me dijo, colgué y me mire por última vez, retoque el labial rojo en mis labios, y salí de la habitación. Baje con cuidado de no hacer ningún ruido que llamara la atención de Fabiana, o si no, ella no entendería el por qué hacía esto.

Llegue a la parte de abajo encontrándome con Austin y mi padre. Austin me miro sonriendo, baje la mirada un poco apenada. – Te vez hermosa. – dijo cuando llegue a su lado. – Le eh dicho a tu padre que saldremos. – dijo y colocó su mano por detrás de mí en mi cintura.

– ¿A dónde irán que están tan arreglados?

–Sera una sorpresa que le prepare a ella. – dijo Austin sonriendo. – Bueno, que tenga buenas noches. – dijo sonreí, mi padre no le decía que no  él. – No espere a ___, ella estará bien conmigo, no sé qué día se la regrese.

Mi padre asintió sonriendo. – Un par de enamorados…– comentó mi papá, Austin y yo sonreímos. – Hija con ese vestido, te vez como si te fueses a casar ahora mismo. – dijo mi padre, asentí.

Salimos de la casa y él cerró la puerta tras nosotros, caminamos al auto y subimos en el. – ¿Vas a casarte ahora mismo eh? – dijo Austin mientras colocaba el auto en marcha.

–No sabe lo que dice. – dije sonriendo.

Eran las 9:27pm cuando vi la hora aun en el camino, como no era tan tarde aún había tráfico así que cada vez me coloca más nerviosa. – ¿Estas segura de esto? – me pregunto Austin, suspiré y asentí. – No te vez tan segura… si quieres… tú me dices y optamos por ir a otro lugar.

–Necesito hacer esto Austin, necesito hacerlo antes de la boda. – dije mirándolo, yo estaba nerviosa y él claramente muy preocupado.

–Tampoco es como si me obligaras hacer esto contigo…– dijo dando una media sonrisa. – Pero… no te veo que tú estés segura.

–Solo llévame allí Austin. – dije mirándolo. Él asintió y suspiró. – Discúlpame de verdad que te haga hacer esto…

–Si crees que estarás mejor haciendo esto… entonces… no tengo problema. – dijo y quito su mano derecha del volante del auto y me tomó la mía dando un pequeño apretón, lo mire y sonreí nerviosa. – Por cierto, te vez muy hermosa…

–Necesitaba meterme en el papel…– dije sonriendo.

– ¿En serio harás esto? – preguntó sin creerlo. Asentí, y sonreí aunque fue más como una mueca.
Si decía la verdad, no sabía que iba a suceder, no estaba segura, no sabía que haría exactamente, que hablaríamos, o en que terminaría todo esto, pero debía hacerlo. Debía entregarme a él antes de la boda.


El tráfico fue desapareciendo, poco a poco  nos acercábamos más al lugar destinado, suspiré un par de veces, de verdad estaba más que nerviosa, así que permanecimos callados en el camino. Unos 25 minutos después nos encontrábamos en el aparcamiento del lugar, suspiré y frote mis manos, cerré mis ojos para calmarme un poco.

–Bueno, acá estamos…– me dijo sonriendo un poco. Asentí. – De verdad… si no quieres podríamos regresar…

–No, no, estoy bien… es solo que… no sé cómo actuar en una situación así.

–Se tu misma. – me dijo mirándome a los ojos. – Anda, baja del auto… sube a la habitación... – lo mire e hice una mueca. – Ve, pero recuerda algo. – me dijo, lo mire. – Si vas a dejarme plantado o te vas a ir…– sonrió. – Por favor avísame…

–Está bien. – dije sonriendo un poco. – Gracias Aus por aceptar todo esto.

–Está bien linda…– me dijo, lo abrace, él me dio un beso en la frente, sonreí. – Ve. – Me dijo, asentí y baje del auto, arregle mi vestido y tome fuerte mi pequeña cartera negra. Cerré mis ojos mientras caminaba al ascensor, estaba loca de remate por lo que estaba a punto de hacer.


Entre al ascensor marque el número de piso, mis manos comenzaban a humedecerse, cerré mis ojos e intente relajarme con la música del ascensor, pero era imposible, en realidad estaba demasiado nerviosa. El sonido de llegada al piso sonó y las puertas se abrieron, mordí mi labio, baje sin querer arrepentirme del hecho de que ya estaba allí.

Me acerque a la puerta, y fruncí mi ceño maldiciéndome a mí misma por esto y obligándome a terminar lo que había empezado. Subí mi mano para dar dos golpes a la puerta pero antes de dar el primero está se abrió. Abrí mis ojos. Se mostró la imagen de él mirando la pantalla de su celular mientras guardaba la tarjeta (llave) de la puerta. Tragué grueso. Él subió la mirada y abrió sus ojos. – ___. – me dijo. Me quede paralizada.

–Yo…– suspiré. Vi su vestimenta. – ¿Tienes compañía? – le pregunté por cómo estaba vestido, él negó con un movimiento de cabeza. – ¿Saldrás?

–No, yo…– me miró. – Iba a salir a comer…

–Ah. – dije y me hice hacia atrás.

–Pero… pasa. – me dijo y abrió completamente la puerta. – ¿Qué haces aquí? – me preguntó cuándo aun yo me mantenía en el pasillo.

–Justin yo…– suspiré. – Venía hablar contigo, creo ese día… solo no podía aceptar el hecho de que estuvieras en la ciudad y… bueno… ¿Podríamos hablar?

–Claro, pasa. – me dijo. Tragué saliva. Le vi hacer una mueca parecida a una sonrisa, negó con su cabeza para sí mismo, y yo entre a la suite.

Respire profundo al estar allí dentro, miré a mi alrededor, todo continuaba igual que antes. Me detuve en el pasillo de la entrada. Escuche que él cerró la puerta, mi corazón comenzó a latir rápidamente.

– ¿Por qué has venido tan tarde? – me preguntó quizás muy cerca de mí, pero yo me encontraba de espalda a él.

–Yo… eh venido hablar sobre…– ya hasta se me había olvidado de que iba hablar.

– ¿Ya comiste? – me preguntó pasándome por un lado y tomando camino a algún lugar en la suite.

–No yo… no me apeteció nada así que…

–Quieres ¿Agua, jugo o alcohol? – me preguntó desde un lugar, no sabía dónde estaba.

– ¿Alcohol? – dije en forma de pregunta más para mí que para él.
Él regreso con un vaso de jugo de naranja y una cerveza de lata. Asentí. – Por supuesto que alcohol no. – dijo sonriendo un poco y entregándome el vaso con jugo.

–Gracias. – dije y tome un tragó.

– ¿Quieres comer? – me dijo. Lo miré sin entender.

–Yo…

–Ordenare algo de comer, espérame. – dijo y se fue a una habitación. Suspiré y no deje de mirarlo hasta que desapareció tras una pared. Mire a mi alrededor, la decoración era linda, lujosa claro, todo a blanco y negro. Camine un poco más y me encontré con la sala de estar. Lo podía escuchar ordenando algo de comida, así que me fije en los cuadros, la historia que plasmaban en ellos.

Una canción comenzó a sonar en mi cabeza, la sacudí un poco para despejar mi mente y pensar que decirle a Justin. Mordí mi labio, lo escuche entrar al lugar, me gire a verlo, él me miraba seriamente.

– ¿Por qué has venido a la ciudad Justin? – le pregunte con el vaso de jugo en mis manos, había dejado mi pequeña cartera en la mesa de la entrada.

–Yo… en realidad quería verte ___... – dijo caminando hacia mí. – Pero veo que no hay arreglo con esto, a pesar de que hayas venido hoy… aun no me dejas acercarme a tu corazón.

–Me heriste Justin. – le dije mirándolo a los ojos. – Ese día me ignoraste, tu… fingiste no conocerme… y luego ella… ¡Ash! – dije dejando el vaso a un lado y caminando en dirección al balcón, salí de la sala y el frió de la noche acarició mi piel, unas lágrimas escaparon de mis ojos, las sequé rápidamente.

Miré el lugar, era tan lindo, y sin pensar que había personas sufriendo por amor, como ahora lo estaba yo. Baje la mirada, estábamos tan alto. Lo escuche llegar tras de mí. – Entiéndeme no sabía que hacer… me había dado por vencido, había aceptado que no te volvería a ver por culpa del desgraciado de tu padre, estaba intentando hacer una vida sin ti…– me dijo. Apreté mi mandíbula intentando no llorar. – Pero tú nunca me dejabas… al menos no en mi mente, siempre estabas allí…– lo sentí acercarse más a mí. Una lágrima marco su camino en mi mejilla.

Sentí que colocó su chaquete de cuero encima de mis hombros. Mordí mi labio. Él se colocó a un lado de mí y me miró. Continué mirando hacia adelante, rompería en llanto sí lo miraba. – Yo… estaba igual que tú… pero no intente hacer una vida sin ti. – le dije. – Intente terminar la vida sin ti. – otra lágrima resbalo por mi mejilla. – Era algo absurdo como todas las noches esperaba que aparecieras por la ventana de mi habitación como varias veces lo hiciste en aquella ciudad. – dije y baje la mirada. – Te espere cada noche, cada día, pero cada día deseaba dejar esta vida…

–Lo siento…– susurró él. – Perdóname, Fabiana intento animarme y cuando estuve a punto de comenzar a buscarte… te vi en la Tv, anunciaban tu compromiso con Austin, joder, me dije a mi mismo que donde lo viera lo mataría, pero mírame, acepte su ayuda para verte, fue la mejor manera… y mira como estamos ahora…

– ¿Venías por mí? ¿Me ibas a llevar contigo? – dije mirándolo.

–Sí…– me dijo y se acercó a mí. Lo mire a los ojos. – Mirándote esta noche aquí… podría alucinar con llevarte de vuelta a mí…– me dijo y se acercó más, tragué un poco de saliva, su dedo pulgar paso por mi mejilla secando el camino húmedo de la lágrima que recién pasaba por allí.

Su mano se abrió y se pegó a mi mejilla, cerré los ojos a sentir su tacto. Él se acercó un poco más, abrí mis ojos y mire los suyos, extrañaba verlos, extrañaba verlo a él, me acomodé más en su palma, él acarició mi mejilla. Con su otra mano me haló un poco colocándome frente a él y abrazándome. Su mano dejo de estar en mi mejilla, ahora estaban en mi espalda, apretándome a él. Yo pase mis brazos por debajo de los de él y lo abrace, lo extrañaba, no podía negarme la oportunidad de estar cerca de él. Levanté mi cabeza y lo miré. Aunque estaba en tacones aún era más baja que él. Él me miro a los ojos, sentí un cosquilleo en mi estomagó, antes de que él se acercar un poco más el timbre de la puerta sonó. Él cerró sus ojos, y yo los míos, eso nos sacó inmediatamente de donde estábamos y nos trajo a la realidad. Me solté poco a poco de él.

–Es la comida. – me dijo. Asentí, entre tras de él a la suite dejando el balcón, pero yo me quede en la sala mientras él recibía la comida y entregaba el dinero de pago a la persona.

Él regreso al lugar con una caja de pizza, sonreí. – ¿Pizza?

–Sé que te gusta esto. – me dijo sonriendo.

–En todo el tiempo que llevo acá no la he probado. – dije sonriendo.

–Bueno es hora de comer. – me dijo, asentí, me levante. – ¿A dónde vas? – me preguntó.

–Por algo de beber…– dije. Él asintió sonriendo quedándose sentado en su lugar. Camine y deseé no perderme, cuando cruce la puerta correctamente era la cocina, sonreí, fui a refrigerador y saqué dos latas de cerveza. Regrese a la sala y él ya estaba comiendo un pedazo. Me miro. – ¿Cerveza? ¿Tú? No te di permiso. – dijo sonriendo.

–También tengo tiempo sin probarla. – dije, él rió, yo sonreí, las coloque sobre la pequeña mesa de la sala y él las abrió, tomé mi pedazo de pizza y le di el primer mordisco. – Rica. – dije con la boca llena, él rió.

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