lunes, 17 de agosto de 2015

CAPITULO 12

UN DESCONOCIDO





Supuse que se había dado de cuenta que estaba aburrida. Gire a ver al Señor que había venido por mí. – Justin. – dije quedando sin aliento.

Una enorme sonrisa apareció en sus labios. – Hola. – dijo con sus ojos claros más resaltantes que nunca. Estaba vestido de ropa de gala, su chaqueta, sus zapatos, sus pantalones, alguien que lo viera no pensaría que es chico que ha matado a otras personas, estaba hermoso, hermoso.

–Pe.pe.pero ¿Qué haces aquí? – dije y mire a mí alrededor.

– ¿Te importaría? – dijo haciendo un movimiento con su rostro hacia un lado. Lo miré ¿De verdad había venido a buscarme? – Anda ___, no es como si fuese un desconocido. – dijo sonriendo y extendiendo su mano.

Mire su mano, puse mi mano en ella, me levante y tome mi pequeña cartera. – No estoy sola, ando con Austin. – dije mirándolo y luego mirando a mi alrededor.

–Lo sé. – dijo él en forma tranquila y relajada.

– ¿Cómo has llegado aquí?

–Eso no importa. – dijo sonriendo y mirándome  a los ojos, aunque lo tenía frente de mí no podía sentir el mismo sentimiento de antes hacía él, ahora estaba llena de preguntas, quizás preguntas instantáneas pero eran preguntas, importantes para mí. – Eh venido a llevarte a donde me digas tú. – dijo y sonrió un poco.

– ¿Entonces Austin sabe que estás aquí? – le pregunté y trate de encontrar a Austin con la mirada.

–Lo sabe perfectamente, él me ha dicho que venga por ti, así que no te preocupes…– me dijo y miro hacia delante de él, solté su mano, era extraño como algunos chicos me veían de mano con Justin y ellos sabían que yo era la prometida de Austin.

Pude notar una expresión extraña en él cuando solté su mano, él se detuvo y yo pase frente a él para salir del lugar e irme a casa o bueno que él me llevara. – Espera. – le escuche decir cuando me tomó por el brazo, lo miré.

– ¿Qué sucede?

–No puedo irme de acá sin una cosa…– dijo sonriéndome un poco, yo no tenía idea de a qué se refería, miré a mi alrededor sin entender. – Baila conmigo.

– ¿Qué? – dije sin creérmelo.

–Baila conmigo. – dijo y me haló un poco. – Solo una canción. – exactamente comenzó a sonar un Jazz. Tragué grueso, asentí, él me haló más y coloco sus manos a ambos lados de mi cintura, me mantuve un momento paralizada, luego subí mis manos a sus hombros aun con mi mano izquierda sosteniendo mi pequeña cartera. – No hagas como si fuese un extraño para ti ___... – me dijo en un susurro al odio que me hizo estremecer toda la piel.

–No lo hago. – respondí fríamente. Él no respondió, solo nos movíamos de un lado a otro allí en la pista de baile. – Te ves bien así de gala…– comenté sin mirarlo pero pude sentir que sonreía.

–Austin me dio esta condición.

– ¿Entonces han estado planeando todo?

–No que se diga. – dijo alzando un poco sus hombros y sonriendo.

– ¿A cambio de que te has vestido así? – le pregunté.

–De verte. – me respondió. Su voz salió de sus labios cayendo suavemente en mi oído, de repente estábamos más pegados que antes. – Me dijo que debería vestir así si quería verte hoy, aquí, y ya me doy de cuenta porque…

–Pues te queda bien…– dije y aclare mi garganta.

–Tú también te ves bien de vestido y no de pantalón. – dijo. Asentí, quise sonreír pero no lo hice. La canción termino e inmediatamente me separé de él.

Él bajo la mirada, no lo quise mirar por mucho tiempo, aun no caía en la cuenta de que estuviera en el lugar junto a mí. – Debemos irnos. – Le dije, él asintió.

–Por el lugar de atrás donde no hay cámaras. – me dijo mirándome. Lo mire confundida y asentí, lo seguí.

Salimos en un aparcamiento subterráneo, donde estaba un auto deportivo color negro, Justin quito el seguro, suspiré. Subí al auto, él subió, encendió el auto, lo puso en marcha. Me mantuve en silencio mientras se me humedecían las manos y tamboreabá mis dedos sobre mi pierna. No podía mantenerme quieta, ni siquiera quería pensar en el hecho de que lo tenía a mi lado, era Justin, la persona por la que había sufrido, la persona a la que me había propuesto olvidar, la persona que… aun… quizás amaba. Mordí mi labio y me fije en el camino, fruncí mi ceño, él estaba manejando y yo no le había dado la dirección de mi casa.

–Cruza aquí a la derecha. – Dije. Él me miro y no dijo nada. Nos vi seguir de largo. – ¿Qué haces? ¿Por qué no cruzaste? – lo miré.

–Eh quedado en entregarte en un lugar, Austin te ira a buscar allá.

–Claro. – dije, estaba claro que ello habían planeado todo.

–___... – comentó y sentí como poco a poco seguía armando esa pared de bloques donde encerraban mis sentimientos por él, no los dejaría salir. – Eh venido a verte ¿acaso no te alegra eso? – me pregunto.

–Por supuesto que sí. – dije sin emoción alguna mirando hacia al frente.

–Yo… no sé cómo actuar frente a ti…– dijo Justin. – Siento que eres otra… persona… o quizás es porque me estas tratando como un desconocido.

–Continuó siendo la misma persona…– dije.

–Ni siquiera me miras ___. – me dijo.

Lo miré. Sí, lo mire a los ojos por un momento. – Ve como si te miro. – le dije y deje de mirarlo.

– ¿Qué te ha sucedido?

–Nada. – dije, mis manos se humedecían más.

– ¿No quieres pasar tiempo conmigo?

– ¿Por qué preguntas eso? – dije nerviosa.

–Por qué quieres que te lleve a tu casa, y te eh dicho que te llevare a donde esta Austin y tu… solo cedes.

–Porque él es mi prometido, eso es todo, si has quedado en llevarme a donde él llévame y ya. – dije y recosté mi cabeza al asiento. Me sentí mal, lo estaba tratando mal, pero no podía permitirme abrir mi corazón cada vez al verlo y luego él… lo rompa.

–Lo quieres entonces…– comentó en silencio.

–Sí, así como tú quieres a tu novia. – dije, en el fondo de mí quise que él me corrigiera y me dijera que no era así, y si lo decía le creería pero él permaneció en silencio, la pared alrededor de mis sentimientos hacia él se hizo doble. Ahora estaba muy nerviosa.


La velocidad del auto era rápida, así que de un momento a otro ya nos encontrábamos en el aparcamiento de un hotel. – ¿Un hotel?

–Sí, Austin me ha pedido que te traiga acá, dijo que no te llevaría a media noche a tu casa.

–Bueno ya no es media noche…– dije para mí misma mientras bajaba del auto.

Él bajo y lo seguí, tomamos el ascensor y él presionó el botón que indicaba el piso 12. Suspire. Era incomodo estar en silencio, él solo estaba mirando hacia al frente, yo lo miraba, ¿Cómo era posible que estuviese acá?

Llegamos al piso 12, bajamos del ascensor, inmediatamente había una puerta grande, la cual Justin introdujo una tarjeta, la llave, me hizo pasar y luego paso él cerrando la puerta tras él.

Mire a mi alrededor, era una Suite, me gire a mirar a Justin. – ¿Y Austin? – le pregunte.

–No esta. – dijo con voz ronca.

– ¿Cómo que no está? – dije y mire a mí alrededor. – ¡Me has mentido! – dije alterándome un poco.

–Cálmate…– dijo él dando un paso hacia mí. – No te mentí en nada… solo en lo que él estaría aquí esperándote, él lo sabe todo, él pago esta suite, él hiso muchas cosas ___.... – me miro.

– ¿Él dijo que me trajeras acá? ¿A solas contigo? – dije tratando de no alterarme.

–Sí. – dijo en voz baja.

–Llévame a casa. – dije mirándolo, pase por su lado y fui abrir la puerta y no pude, debía tener una llave, mire a Justin nuevamente. – Abre.

–No puedes irte, no puedo llevarte a tu casa, si quieres espera que sea de día. – me dijo mirándome completamente. – ¿Acaso no te alegra de verme? ¡Estoy aquí! ¿No te das de cuenta? – dijo acercándose un poco a mí.

–No te me acerques. – dije dejándolo de mirar y esquivándolo.

– ¿Por qué no?

–Pues… ¡Porque no y ya! – dije y le fui a pasar por un lado y me tomo del brazo.

– ¿Qué te sucede? ¿Te repugno? ¿No me quieres? – dijo preguntándome pegado a mi oído, mire hacia adelante. – ¿Qué te sucede?

–Déjame. – dije en un susurró e hice fuerza para soltarme de su agarre.

–Te mantendré acá hasta que no terminemos de hablar. – me dijo.

–No tengo nada que hablar. – dije sin siquiera mirarlo.

–Pues yo sí. – me giro para que lo viera. – ___ no soy ningún desconocido, soy yo, Justin.

–Suéltame. – dije, no quería escucharlo, podía flaquear frente a él.

– ¡NO PUEDES TRATARME ASÍ! – me gritó haciéndome saltar en mi lugar y tomándome por los dos brazos. – No puedes…– susurró.

–No quiero saber de ti. – dije con la mirada abajo. – Me eh decidido a olvidarte.

–No puedes hacer eso.

– ¡¿CON QUE DERECHO CREES QUE VIENES?! – grite, no quería llorar. – Fingiste no conocerme cuando regrese. – dije mirándolo a los ojos. – Tienes otra vida allá, no veo por qué estás aquí.

–Porque me importas ___...

–Pues déjame decirte que no me interesa. – dije y me solté de su agarré. – Ahora yo…– lo mire. – Yo te odio Justin.

–No tienes derecho a eso.

– ¡Si lo tengo! Te odio.

–No…– dijo él negando con un movimiento de cabeza para él mismo. – Eso no es cierto. – trato de sonreír.

–Me abandonaste Justin. – le dije.

– ¡¿DISCULPA?! – me dijo. – ¡Tú fuiste quien me abandono a mí!

– ¡No porqué quise! – le dije. – Sabias que mi padre me había traído a obligadas y tu…

– ¡YO TE BUSQUE POR TODO UN AÑO!

– ¡PUES NO LO HICISTE BIEN! – grité y sequé mis mejillas. – Te diste por vencido… y yo… cada noche espere que llegaras por mí, que me sacaras de este infierno, tu nunca llegaste. – seque mis lágrimas.

–Sufrí al igual que tu ___.... – me dijo. – Y sé que no me odias, lo puedo ver en tus ojos. – dijo y me tomó de los brazos mi cartera pequeña cayó al suelo. – Yo sé que aun sientes algo por mí. – dijo mientras su aliento chocaba mi rostro y me pegaba a la pared.

–Cállate…– dije con la mirada abajo.

–No quieres eso…– dijo, gire mi rostro a un lado para que nuestros labios no estuvieran tan cerca. – Abrázame, golpéame, hazme lo que quieras… pero no me digas que me odias porque nunca te creeré…– me dijo.

–Pues no me creas entonces. – dije aun con mi rostro a un lado, podía sentir su aliento chocando en mi mejilla. – Lo que yo siento por ti no es lo mismo de antes… entonces podría llamarlo odio.

–Bien. – dijo y dio un gran paso hacia atrás, lo miré. – Bien, me rindo. – dijo subiendo sus brazos y bajándolos nuevamente. – Entonces… ¿Eh perdido mi viaje?

–Es así como se siente, bienvenido. – le dije y sequé mis mejillas.

– ¿Qué es lo que te pasa?

–Tú me afectas. – le dije.

–Déjame arreglar esto.

–Un día leí…– dije y tomé aire. – Que la persona que rompe tu corazón no es la misma que puede arreglarlo.


–Permíteme intentarlo. – dijo y dio un pequeño paso hacia adelante quedando un poco cerca de mí.

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