viernes, 21 de agosto de 2015

CAPITULO 13

LA PERSONA QUE ROMPE TU CORAZÓN NO ES LA MISMA QUE PUEDE REPARARLO.





– ¿Qué es lo que te pasa?

–Tú me afectas. – le dije.

–Déjame arreglar esto.

–Un día leí…– dije y tomé aire. – Que la persona que rompe tu corazón no es la misma que puede arreglarlo.

–Permíteme intentarlo. – dijo y dio un pequeño paso hacia adelante quedando un poco cerca de mí. No le respondí solo baje la mirada. – Sé que me equivoque, pero míranos aquí. – estaba más cerca de mí y con su dedo índice subió mi rostro. – Para todos en la casa, estoy en un viaje de negocios, y estoy aquí, tratando de convencerte que me des una oportunidad… y mírate a ti… estás comprometida. – me miro a los ojos. – Y lo más curioso del caso tu prometido planeo nuestro encuentro. – dijo y baje la mirada. – Si lo de nosotros no fuese a pasar… entonces ¿por qué las cosas estarían a nuestro favor?

–Estás viendo cosas donde no las hay. – dije sin mirarlo. – Eres un mentiroso, mentiste y ahora estas aquí, y yo… Bueno estoy comprometida, Austin solo hace lo que piensa que es bien para mí.

– ¿Y que se supone que es bien para ti? – dijo con su ceño un poco fruncido.

–Casarme, ese será el bien para Austin, para ti. – lo mire. – y para mí.

–No. – dijo y su ceño se frunció más. – El que te cases no es un bien para mí.

–No seas hipócrita Justin. – dije y sonreí falsamente. – Tú tienes a Susana, ¿así es que se llama? – pregunte mirándolo. Él asintió. – Bueno ustedes se aman. – dije y di un paso hacia atrás separándome de él. – Serán felices

–Yo no la amo. – dijo Justin interrumpiéndome. Lo miré. – Nunca eh dicho que la amo, la única persona a la que amo es a ti. – dijo dando un paso hacia adelante. – Y sabes que es así. – baje la mirada y cruce los brazos frente a mí.

–Pues ella es tu pareja ahora. – dije sin mirarlo. – Con ella es con quien duermes, a ella es a quien le haces el amor, ella te acompaña, en fin es ella, tu novia. – dije y di malos ojos.

– ¿Estas celosa? – dijo, y vi asomar una pequeña sonrisa en sus labios. – Entonces no me odias del todo. – mordió su labio inferior. Fruncí mi ceño. – Cierto, ella es mi novia ahora. – dijo. – Pero… te equivocas en algo, o en varias cosas. – suspiró. – Yo no duermo con ella, tú fuiste la única con la que eh logrado dormir, sí es cierto, ella me acompaña, pero yo a ella no le hago el amor.

– ¿Aquí es donde te creo eso? – dije mirándolo.

–Sí, porque yo solo mantengo sexo con ella. – dijo sonriendo un poco. – A cambio a ti…– me miro completamente y dio un paso hacia adelante. – A ti es que te hago el amor. – dio otro paso hacia mí, yo di un paso hacia atrás y me encontré con la pared. – ¿A dónde iras ahora? – me miro sonriendo un poco.

–Aléjate. – dije nerviosa, mis manos comenzaban a sudar.

–No quieres eso. – dijo acercándose más a mí y poniendo a cada lado de mí sus manos.

–Sí lo quiero. – dije y baje la mirada.

–Déjame…– susurró en mi oído.

– ¿Hacer qué? – dije con los ojos cerrados y el rostro a un lado. Estaba un poco asustada y nerviosa.

–Demostrarte que aun sigues siendo la única a quien amo.

–Se te pasara… olvídame, es lo mejor que puedes hacer. – Dije y tome un respiro. – Anda y ve hacerle el amor a Susana te aseguro que se te pasara esto que sientes por mí. – dije y abrí mis ojos.

– ¿Austin te hizo el amor? Es por eso que se te paso lo que sientes por mí.

–No. – dije. – Me propuse a olvidarte. Tu mejor forma será hacerle el amor a

– ¡Es a ti a quien quiero! – dijo y golpeó las palmas de sus manos en la pared, brinque en mi lugar. Sus labios rozaban mi oreja. – Quiero hacerte mía, no quiero ningún otro desgraciado en tu vida que no sea yo. – dijo en un susurró con su voz gruesa y humedeció sus labios.

–Estoy comprometida con Austin. – dije sin saber que decir o hacer.

– ¡Austin me vale una mierda! – dijo con un poco de rabia y volvió a golpear la pared con las palmas de sus manos, brinque en mi lugar y lo mire con un poco de rabia a los ojos. – Si dices tanto que me odias entonces ¿por qué estas nerviosa? ¿Tienes miedo de lo que pase? ¿Tienes miedo? ¿Es eso?

–No. – dije sin dejar de mirar sus ojos. Él se acercó un poco más a mí, podía sentir su aliento chocar con el mío. Tragué grueso. Cerré mis ojos y salió una lágrima, esto comenzaba a dolerme, apreté mis labios, él se mantuvo un momento muy cerca de mí.

Él suspiro y dio un paso hacia atrás. –Bien… no te lastimare más. – lo miré. Él se estaba dando por vencido mientras yo estaba a punto de ceder. – Puedes quedarte. – señalo a su alrededor con sus manos. – Tienes razón… la persona que rompe tu corazón no es la misma que puede repararlo. – me quedé quieta, él se había dado por vencido completamente. Mis lágrimas salieron aún más.

Me quedé sostenida sobre la pared, y él estaba frente de mí sentado en el suelo con su espalda recostada a la pared, mire a un lado, comenzaba aclarar, eran como las cinco de la mañana. Baje la mirada, mis lágrimas salieron más, ya dejaría de verlo, no lo vería más, lo miré por última vez, mantenía sus ojos cerrados, era la primera vez que lo veía vestido así, se veía hermoso, trate de detener  mis lágrimas y no pude, me moví de mi lugar y tome mi pequeña cartera que estaba en el suelo. Camine en dirección al gran balcón, no salí de la Suite me quede dentro mirando a través del gran ventanal, tomé mi celular y marqué el número de Austin.

– ¿Hola? – dije apenas en un susurró.

– ¿Estás bien? – dijo inmediatamente él, aunque quizás estaba dormido.

–Ven por mí por favor. – le dije. Y no pude contenerme y no llorar más.

–Voy en un segundo. – respondió. Asentí aunque él no me podía ver, colgué la llamada y mantuve el celular en mis manos mientras lloraba en silencio. Sentía el mismo dolor en mi pecho que sentí el día que mi padre me saco de la casa. Me estaba alejando de él y era por mi propia decisión. Apreté el celular mientras lloraba en silenció para que él no me escuchara.

–Aun no entiendo por qué continuas llorando…– escuche que él dijo detrás de mí. Cerré mis ojos. – Has pasado las últimas horas llorando… se suponía que yo vine hacer que dejaras de llorar… al menos eso me dijo Austin. – Me gire a verle. Podía ver tristeza en sus ojos, en su rostro. – ¿Por qué continúas llorando?

–Porque te diste por vencido en el momento que estuve a punto de ceder. – dije llorando más. Él me miró un poco confundido o quizás sorprendido.

–No llores más linda…– me dijo y pasó su pulgar por mi mejilla, cerré mis ojos, su tacto hizo que todos los sentimientos por él volvieran de un momento a otro. – Puedes irte, me ha encantado verte. – dijo él, lo mire, tenía tensa su mandíbula. – Me iré en dos días… mientras tanto… no te molestaré. – dijo y bajo la mirada. – Lamentó hacerte sufrir de esta manera.

Llore más, como si se fuera muerto alguien. Él solo se sentó en un sofá que estaba cerca, lo miré un momento, él cerró sus ojos e hizo su cabeza hacia atrás. Suspiré, encerré nuevamente esos sentimientos, no podía dejar derrotarme nuevamente, sequé mis mejillas. Camine hasta donde me encontraba antes, la entrada, vi la llave en la pequeña mesa de la entrada, unas lágrimas salieron y las seque inmediatamente. Respiré profundo y tome la llave, abrí la puerta, coloque la llave donde estaba, y salí de la Suite, cerré la puerta tras de mi sin mirar atrás.

Camine por el pasillo lentamente, esperaba que por alguna razón él saliera y me dijera algo, me detuviera. Camine cabizbaja por todo el pasillo hasta llegar a las escaleras, un poco tarde me di de cuenta que las escaleras solamente indicaban hacia la azotea, suspire y me devolví, me encontraba nuevamente frente a la puerta de la suite y tras de mí el ascensor, espere un momento de pie, quería que él saliera y me dijera que me quedara, pero no fue así, sequé mis mejillas, “Basta de ilusionarte ___” me dije a mi misma. Me di la vuelta y presione el botón de ascensor.

Las puertas del ascensor se abrieron, levante la mirada, estaba Austin, fue a pronunciar algo pero se mantuvo en silencio, entre al ascensor, él me abrazo,  presiono el botón que nos llevaría hasta abajo nuevamente, me aferré a él como si fuese lo único que tuviera, no llore, frente a él no llore, me lo había prohibido a mí misma, solo lo abrace, él sabía que estaba mal.



El camino de regreso se me hizo largo, solo quería dormir, dormir mucho, Austin no pronunció ninguna palabra en el camino, mordí mi labio con ganas de llorar, pero no lloraría frente a él. Luego de un rato llegamos a mí casa. – Gracias. – dije aun dentro de su auto mientras lo miraba y le sonreía un poco.

–Descansa linda…– me dijo dándome una pequeña sonrisa, le devolví la sonrisa.

–Te quiero Aus. – le dije mientras me inclinaba y le daba un abrazo.

–Te quiero más linda. – me dijo y deposito un beso en mi frente. – Descansa.

–Es exactamente lo que haré. – dije con cara de sueño. – Te aviso cuando despierte. – le dije. Tomé mis cosas, y baje del auto. Camine rápidamente hacia la puerta de la casa, el frió de la mañana era refrescante pero hoy no me apetecía quedarme afuera a sentir como refrescaba mi piel.

Entre a la casa, cerré la puerta tras de mí. Subí rápidamente a mi habitación, quite mis tacones, coloqué mi cartera a un lado, tome una coleta y recogí mi cabello en un moño desordenado con algunas hebras de cabello cayendo en mi rostro. Cerré la ventana, cerré las cortinas, encendí el aire acondicionado, quite mi vestido, me coloqué una guardacamisas gigante que me llegaba por debajo de mi trasero y así me lance  a la cama quedando boca abajo, no quise pensar en nada, así que solo me concentre en dormirme, no había dormido en toda la noche, así que debía descansar.


Cuando desperté ya era de tarde. Fabiana se encontraba frente a mi cama sentada en el suelo, fruncí el ceño. – ¿Qué haces? – le pregunte aun adormecida.

–Estoy cuidándote. – dije ella mirándome un momento, sonrió, y bajo la mirada nuevamente a su revista.

– ¿Qué hora exactamente es?

–Seis de la tarde. – dijo ella y pasó la página de su revista. – asentí y termine de cerrar los ojos. – ¿No irás a comer? – me preguntó.

–No me apetece.

–Pero has pasado todo el día durmiendo… deberías comer.

–No me apetece te eh dicho. – dije sentándome, respire profundo. Ella se quedó en silenció, había sido grosera con ella, quería disculparme pero… en realidad no estaba de humor para hacerlo.
Me puse de pie y quite la guardacamisa quedando solamente en ropa interior.




*FABIANA.*

La vi retirarse la guardacamisa, vi una mínima cicatriz en el centro de su espalda, ella soltó su cabello para realizar nuevamente el moño. Sabía lo que había sucedido, sabía porque era su actitud, como no saberlo si fue a mí a quien Austin le pidió el número de Justin. Ahora sentía una gran lastima por ella, sabía que no había ido bien, bueno al menos esos decía su conducta, porque Justin no quiso responderme ningún mensaje, aun continua molesto conmigo, si tal vez fuese hablado con él esa noche ellos estuvieran juntos y él no estuviese molesto conmigo.

___ se metió al baño, me preocupaba el que tardase tanto pero cuando me decidí a ir por ella, incluso antes de levantarme del suelo, la puerta del baño se abrió. La mire, salió con su cabello lavado, sin nada de maquillaje, envuelta en una toalla, tomo ropa del closet y volvió a entrar al baño. Inmediatamente le avise a Austin como estaba todo, me había comprometido con él en decirle todo sobre como estuviese ___.

Un momento después ella salió del baño con una toalla envolviendo su cabello, se subió a la cama, tenía la misma guardacamisa de antes y unos monos. Tomo sus auriculares y los puso en sus oídos, los conecto a su celular y le vi fruncir el ceño, se arregló sobre las almohadas, se mantuvo en silencio un largo rato, yo continué leyendo la revista.

Vi su conducta, comenzaba a ser un poco extraña, a veces la vi secarse algunas lágrimas, posiblemente veía videos depresivos o alguna cosa parecida. –Fabiana. – dijo de repente. Le mire, ella me estaba mirando sin emoción alguna en rostro. – Podrías ir por un panqueque a la cocina… no sé porque la chica no está aquí.

–Ella está en sus día libres…– le respondí y me puse de pie. Era extraño acababa de decirme que no le apetecía nada, lo que me falta es que ella piense en meterse a bulímica. – Ya regreso con tu panqueque. – le dije y salí de la habitación.

Baje rápidamente, y para mi suerte la señora hacía unas panqueques de merienda, le pedí dos adelantadas. Le agradecí y subí casi que corriendo al segundo piso, entre a la habitación, encontré ___ secándose las mejillas al percatarse de que yo estaba de regreso, fingí no haber visto nada, así que le entregues sus panqueques y ella las comió lentamente mientras miraba la pantalla del celular. Le vi escribir unos mensajes quizás a Justin o a su madre, respire profundo y me senté en mi lugar anterior mientras ojeaba una revista y me metía un pedazo de panqueque en la boca.
La vi abrir sus ojos como si hubiese visto algo que la sorprendiera. Fruncí mi ceño preguntándome porque ahora estaba tan extraña.

Pocas horas más tarde Austin llego a la casa, bueno a la habitación exactamente, entró, nos sonrió, ___ le sonrió un poco, pero fue una sonrisa sincera. La mire, de verdad estaba extraña. Mi celular sonó, una llama da Ryan, fruncí mi ceño, tenía días sin saber de él.

Me levante rápidamente del suelo y salí de la habitación, fui hasta la habitación donde me quedaba, entre y cerré la puerta tras de mí. – ¿Hola? – dije contestando en voz baja.

–Hola Fabiana. – dijo, y supe inmediatamente que continuaba molesto.

–Hola Ryan. – dije fingiendo estar molesta.

–Yo…– dijo luego después de un gran momento de silencio. – Te llame, quería saber cómo estabas

–Bien, gracias a Dios, y tú ¿Cómo estás?

–Bien… hey…–comento. – ¿Estas molesta?

– ¿por qué debería de estarlo?

–No lo sé…– dijo en voz apagada. – Te fuiste sin decirme nada…

–Bueno… salí de emergencia, cuando fui a la casa de los chicos avisarte me dijeron que estabas ocupado, sí, y bueno… no te quise interrumpir y te deje el recado.

–Estaba dormido nena…– dijo. Sonreí, sabía que ninguna otra mujer podía ponerle cuidado a este estúpido. – De verdad…

–Qué bueno…– dije aun fingiendo estar molesta.

–Hey linda… te extraño. – me dijo. Hice puchero aunque él no me estuviese viendo.

–También te extraño, gruñón. – dije, escuche su risa.

– ¿Me dirás cual fue esa emergencia? Porque déjame decirte que te vi vestida de gala por la tv en una alfombra roja entrando a una fiesta. – sonreí. – te veías buena. – dijo, reí en alto.

–Bueno es que… ese día… vi una noticia donde decían que algo había sucedido en casa de ___, entonces viaje, quería asegurarme de que ella estuviese bien.

–Y lo está. – dijo él. – Por lo que vi en esa alfombra roja…

–No Ryan…– comenté triste. – Ella… cuando llegué acá ella… bueno la primera vez que la vi fue acá en su casa, pero días antes me había puesto en contacto con su prometido por medio del celular de ___ y ella estaba en una clínica…

– ¿Y eso linda?

–Intento terminar con su vida. – dije triste. – Por suerte lograron salvarla. Luego vine a su casa y hable con ella, ahora estoy ayudándola con los arreglos de la boda, soy su dama de honor…– dije, no estaba emocionada, en realidad no quería que se casara con Austin… sabía que ella misma no quería eso.

–Es fuerte esta situación linda… pero como mejor amiga, apóyala en sus decisiones y dale muchos ánimos. –asentí como si él me mirara, pero no era así. – Y mucho cuidado con estar mirando a otros por allá…– sonreí. – Porque voy y lo estranguló y a ti te doy tu merecido. – reí.

– ¿Y qué hay de ti?

–Bueno de mí… es difícil que me guste otra que no seas tú…– comentó. Reí. – Sabes que soy todo tuyo.

–Un poco más y me lo creo. – dije riendo.

– ¡Fabiana!

–Bien, bien, te creo cariño…– reí. – También soy toda tuya…

–Más te vale que sea así. – dijo en forma de amenaza, reí. – ¿Cómo está ella horita?

–Bien… bueno finge estarlo, pero… al menos… no se deja caer en depresión, Austin… él la ayuda mucho a mantener la mente distraída para que no se deprima…

–Hablas muy bien de él…– dijo con recelo.

–Bueno es que él… es como si fuera un ángel enviado para ___...

–Fabi…– dijo.

–No me digas nada, tú dices lo mismo sobre que Susana es un ángel para Justin, esa perra.

– ¡FABIANA!

–Defiéndela Ryan… pero sabes que ella se trae algo entre manos, no sé si es mi forma de verla, quizás sea una chica buena, pero no me agrada, por culpa de ella mi amiga está como está.

–No Fabi, es por culpa de su padre…

–Pero si ella no hubiese aparecido en la vida de Justin las cosas fueran muy diferentes ahora.

–Ya dejemos él tema… lo bueno es que los dos están bien.

–Será él, porque mi amiga está mal, aunque no lo aparente, ella está mal, muy mal. – dije.

–No pelearemos eso, no quiero discutir contigo linda, te llamo luego ¿vale? Khalil me está llamando para ayudarlo con algo del auto.

–Bien. – dije y suspiré. – Te amo… cuídate.

–También te amo Fabi, te hablo luego, cuídate, y no mires a nadie, si alguien te mira me llamas. – dijo, reí.

–Chao, tonto.


–Chao, boba.

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