domingo, 2 de agosto de 2015

CAPITULO 8

TEN ESPERANZA




-Linda… todo estará bien.- me dijo Austin mientras tomaba mi mano e íbamos en el auto camino al aeropuerto.

-De esto temía…- dije con la mirada baja, lo estaba aceptando, desde un principio temía esto.

-Aun así tenías esperanzas linda…- me dijo, asentí.- Si tenías esperanzas aún deben continuar allí…

-Creo que después de esto es difícil…- dije llorando.

-No digas eso… quizás… el destino es

-Estar contigo…- le dije mirándolo por un momento. Él sonrió.

-Por un momento me lo creo.- sonrió, sonreí y sequé mis lágrimas.- Pero los dos sabemos que no es así…

-Nos casaremos Austin… al final no podremos huir de ellos y… terminaremos haciendo lo que ellos quieren…- dije y suspire, tenía que resignarme… nada de esto podía cambiar…

-Ten esperanza, la esperanza es lo último que debes perder…

-Tengo esperanza de que serás un buen marido…- le dije mirándolo débilmente, él me sonrió mientras negaba con su cabeza.




*JUSTIN.*

Solo escuche el auto acelerar, y luego se escuchaba solamente el murmulló de los chicos y el llanto de Fabiana.

Me mantuve un momento allí, me gire y vi a Ryan.- ¿Sabían lo que pasaba con ella?- mi mirada paso de él a Fabiana.

-Justin…- me miro Ryan.

-¡¿SABÍAN O NO?!- grité.

-Sí, pero no es lo que piensas…- dijo Ryan. Fabiana aún continuaba llorando.

-¿Por qué no me dijeron nada?- dije mirándolo a los dos.

-Justin yo iba a decírtelo…- comentó Fabiana.

-¿Ibas?- dije inclinando mi cabeza hacia ella creyendo haber escuchado mal.- ¿Ibas?- repetí mirándola a los ojos.

-Si pero

-Pero no lo hiciste.- le dije y tense mi mandíbula.

-Lo iba hacer, de verdad.

-¿Cuándo?- me acerqué a ella.- ¿CUÁNDO? ¿HOY?- dije empezando alzar mi voz.

-Justin no le hables así.- Me dijo Ryan.

-¿Qué no le hable cómo?- dije mirándolo con resentimiento. Volví a mirar a Fabiana.- Anda Fabiana, dime, ¿cuándo me lo ibas a decir?

-Detente.- me dijo ella mirándome.- No vengas a querer hacer que todo esto es mi culpa.

-¿Ah no?- dije levantando mi ceja derecha mientras la miraba.

-No.- dijo ella mientras trataba de secar sus lágrimas.

-¡¿SABES LO QUE HAS HECHO?!- le grite haciéndola brincar en su lugar mientras que con mi mano hecha un puño golpeé el capo del auto detenido allí de uno de los chicos.- AHORA ELLA NO ESTA AQUÍ ¡POR TU CULPA!

-¡DETENTE!- me gritó Ryan. Pero no lo hice.

-SI TAN SOLO ME HUBIERAS DICHO ¡NO ESTUVIERA PASANDO TODA ESTA MIERDA!- le grité. Ella se iba empequeñeciendo. Y sus lágrimas corrían.

-¡JUSTIN NO LE HABLES ASÍ!- me gritó Ryan furioso.

-¡ME VALE MIERDA LO QUE DIGAS RYAN!- dije más furioso que él.- ¡TODO ESTO ES CULPA DE ELLA!- dije y la mire.

-¡PUES NO!- me grito. Y su espalda se enderezo, me estaba enfrentando, sus lágrimas se detuvieron.- ¡NO VENGAS A QUERER TAPAR EL SOL CON UN DEDO!- me dijo mirándome a los ojos.- SI HAY UN CULPABLE AQUÍ ERES TU.- me miró.- ¡SI TU!- me golpeó el pecho.- ¡TE DIJE QUE LA SIGUIERAS BUSCANDO! ¿TU EN CAMBIO QUE HICISTE? ¡METERTE CON LA PRIMERA PUTA QUE SE TE ATRAVESARA!- me grito.- ERES TU QUIEN TIENE OTRA PERSONA ¡NO YO! ERES TU QUIEN DEJO EL INTERÉS EN ELLA ¡NO YO!- seco su mejilla.- ASÍ QUE NO VENGAS DE HIPÓCRITA DICIENDO QUE ES MI CULPA CUANDO TODO AQUÍ ES TU CULPA.- me dijo.

-¡SE IBA A CASAR!- le dije.

-¡Y SOLO ESCUCHASTE ESO!- me gritó.- SI FUERAS UN POCO MAS INTELIGENTE Y LA AMARAS ¡LA FUERAS BUSCADO! ALLÍ HABÍAN DICHO TODA LA INFORMACIÓN QUE NECESITABAS Y AUN ASÍ…- mordió su labio.- PREFERISTE OTRA QUE A ELLA.

-¡PERO NO ME DIJISTE QUE SUCEDÍA CON ELLA!

-¡TE LO IBA A DECIR!- me gritó.

-¿Y PORQUE NO LO HICISTE?- dije muriendo de rabia.

-Yo le dije que no lo hiciera.- dijo Ryan en voz baja. Lo miré sin poder creerlo. Los chicos también lo miraron.- Pensé que hacía el bien, tú estabas mal esa semana…- me miro.- Fabiana recibió la llamada de ___ explicando todo… ella iba a correr a decirte pero yo…

-¿TU QUÉ?

-Broth, tú apenas te estabas mejorando y era gracias a Susana, no pensé que fuera justo para ella…

-¿Qué te dijo en la llamada?- pregunté mientras miraba a Fabiana.

-Me dijo que todo había sido planeado por su padre y el padre del chico, solo eran cuestiones de negocios, los dos están obligados a eso…- me dijo y bajo la mirada.- él la había traído…- me miro.- Él la había ayudado a escaparse para que ella estuviese contigo.

No dije nada. Me di la vuelta y corrí hasta mi auto, subí y lo puse en marcha. Aceleré lo más que pude. Debía detenerla. Debía hablar con ella.


En cuestiones de minutos estaba frente a su casa, baje corriendo y toqué la puerta tantas veces que la pude haber abierto.- ¿Diga?- dijo la madre de ella, la conocía, de vista, pero la conocía.

-¿Se encuentra ___?- le pregunte.

-No joven…- dijo ella en una media sonrisa.- Se ha ido, debe estar en el aeropuerto.

-Gracias.- le dije y me devolví hacia el auto corriendo.

¿Qué se suponía que tenía que decirle? ¿Tenía que detenerla y decirle que se quedara? Ella está herida.- Ese desgraciado de su padre.-golpeé el volante. Gruñí. Con la manga de mi camiseta sequé la lágrima que resbalaba por mi mejilla. No podía dejar ir…


Llegué al aeropuerto y baje corriendo del auto, entre mirando a todos lados, debía encontrarla, ella no podía haberse ido aun. Era difícil no sabía que vuelo tomaría a donde se dirigía… estaba desesperado.

Camine buscándola por todos lados. Vi al chico que andaba con ella, él iba caminando hacía una dirección, lo seguí con la mirada, allí estaba ella, con bolsas bajos sus ojos, de tristeza y cansancio, tragué saliva, él le sonrió y la invito a caminar en la cola, mire el aviso del vuelo: Denver, Colorado. Así que allí era a donde se dirigían… allá había estado ___ todo este tiempo.

Di un paso hacia adelante, una señora me tropezó.- Disculpe Joven.- susurró y continuó. Volví a mirar hacia adelante, allí estaba ella, di otro paso.

“¿Qué haces Justin  y Susana?” dijo mi subconsciente.

Era verdad, Susana estaba en casa esperándome. Si regresaba a casa con ___ iba a ser injusto para ella, Ryan tenía razón. “¿Qué debó hacer?” me pregunté a mí mismo. Tomé mi cabello y lo halé, no podía ser injusto con Susana, no podía, ella había sido muy buena conmigo, me había ayudado a salir de las crisis.- ¡Maldición!- susurré. Y me di la vuelta, camine rápidamente y salí del aeropuerto. Fui hasta mi auto, y aunque estuve un momento dentro del auto pensando en que hacer… lo único que hice fue poner en marcha el auto, iría por Susana, eso era lo que debía hacer.




*___.*

Subí al avión privado de Austin, aunque me hizo reír un poco haciéndome creer que nos iríamos en el avión normal, fue algo chistoso cuando me dijo que su avión privado esperaba por nosotros.- Solo quería hacer tiempo de que me dijeras que habías cambiado de opinión.- dijo sonriendo en su defensa, le saqué la lengua y fue cuando nos dirigimos a su avión privando, donde me encontraba ahora.



Llegamos a casa, si, era temprano en la mañana, así que Austin me dejo en la puerta de mi casa o bueno la casa de mi padre y entre. No tenía emociones, salude a mi padre quien estaba muy feliz por lo rápido que había sido el viaje. Fui hasta mi habitación y cerré la puerta. Fui al baño, tome una ducha, me coloqué ropa limpia. Fui hasta mi cama y allí me acosté, mire hacia arriba, era algo extraño, no podía sentir emociones, estaba bloqueada, quizás temporalmente estaría solo deprimida. Planee quedarme hasta la boda en la cama, solo un mes y medio y ya. Cerré mis ojos, no quería seguir, de verdad, todo lo que alguna vez me hizo feliz ahora me destrozaba, los recuerdos me estaban matando por dentro, me dolía el alma y ya no tenía lágrimas, no tenía nada en como expresar ese profundo dolor.


Procure en los días siguientes no pensar en nada, en realidad me sentía destrozada, no es como si pudiera explicar mi día a día pero… habían ya pasado tres días y en exactitud me encontraba igual que antes de hacer el viaje, en depresión, sin comer, sin poder dormir… quizás esta vez estaba peor.

-¿Señorita comerá algo?- Me pregunto la muchacha que siempre se encargaba de decir que debía hacer.

-Puedes llevártelo.- dije acostada de espalda a ella.

-Señorita si sigue así podría enfermarse, debería comer un poco.

-Ya te eh dicho que te lo lleves…- dije y cerré mis ojos. Ella no dijo nada, solo escuche que tomo la bandeja de comida y salió de la habitación.

Unas lágrimas salieron y las sequé con la manga del gran camisón que tenía puesto. Me encogí en mi lugar y sentí dolor en todo el cuerpo. Mire directamente a la pared, donde se encontraba puesto un gran cartel que tiene como imagen la vista de una ciudad desde un edificio alto, así que podía imaginar que estaba en otro lugar, quizás desde lo alto espiando a personas o alguna cosa así. Era lindo, estaba nuevo, el día anterior Austin lo había mandado como un regalo y… vinieron unas personas a colocarlo.

Pero entonces recordé que no eh encontrado vista más hermosa que aquella donde luego de mi desgracia había ido, sí, la cima de la colina donde estuve con Ryan y Fabiana, luego Justin… allí donde me dijo que me amaba. Sequé mis lágrimas y saqué el recuerdo de mi mente, debía olvidarlo, debía comenzar hacer una vida, aunque en el fondo sé que no podía debía intentarlo, ya él había hecho su vida.

-Señorita tiene visita.- Dijo la chica entrando a mi habitación luego de unas horas, comenzaba a oscurecer.

-Pues quien quiera que sea dígale que no estoy.- dije de espalda.

-Creo que eso no es posible.- dijo él. Cerré mis ojos.- Déjenos solos por favor.- le dijo a la chica.

Me quede un momento de espalda mirando la imagen del cartel, luego me gire a mirarle.- Con qué derecho le das órdenes a mi asistente.- dije mirándolo.

Él sonrió.- Con el derecho de que soy tu prometido.- Me respondió, le di una pequeña sonrisa. Con él no podía estar mal, no debía demostrárselo, o al menos no tanto, él había hecho tanto por mí.

-Ahora como estamos comprometidos crees que puedes enviar carteles de semejantes tamaños.- le dije señalando a la pared. Él sonrió.

-En realidad quería verlo  por mí mismo.-  dijo poniendo las manos en su cintura y mirando el cartel.- No creas que vine a verte a ti.- dijo dándome una mirada rápidamente y continuó mirando el cartel. No respondí, solo lo mire y sonreí. Me senté un poco en la cama recostada a las almohadas, también me quede mirando fijamente en el cartel. Lo sentí acercarse y sentarse en la orilla de la cama, no desvíe la mirada del cartel.- Deberíamos salir… estar aquí mirándote me deprime.- me dijo mirándome con cara de asco, sonreí.- ¿Qué dices?- se puso de pie.

-Deberías deprimirte un poco más.- dije sonriéndole.

-Vamos, tengo algo que enseñarte.- me dijo sonriendo y dándome la mano, lo miré sin ánimos.- Quédate allí como animal muerto entonces.- dijo tratando de ocultar su sonrisa.

-Púdrete.- le dije sonriendo.

-Lo haré cuando tú lo hagas primero.- Dijo cruzando sus brazos frente a su pecho. Suspiré y cruce mis brazos.- Bien, te traje algo.- dijo.- Vuelvo en un momento.- se dio la espalda y  camino hasta la puerta, se detuvo y me miro.- Mientras duchate.- me dijo sonriendo, le saqué la lengua aun tirada en la cama.

Cuando regreso aún estaba en la cama, me miro sorprendido, reí.- ¿Qué?- le dije.

-Que no te has duchado.- dijo con sus ojos abiertos.

-¿Qué traes en esas bolsas?- dije sonriendo.

-Es algo para ti pero primero debes ducharte…

-Austin me duche antes de que tu llegaras…- dije mirándolo con los ojos entrecerrados.

-Pero… llevas años con ese camisón…- dijo mirándome.

-¿Y qué?- le dije.- Es cómodo.- me encogí de hombros.

-Bueno, ten… ponte esto.- dijo sonriéndome y lanzando las bolsas en mi dirección. Sonreí.

Abrí las bolsas, saqué lo que tenían dentro, un pantalón y una camiseta.- Pero…- dije sin palabras. Abrí la otra bolsa, unas Converse. Abrí mi boca.- ¿Estás loco?- dije, estaba un poco alegre.

-Sucede que….- suspiró y camino hacia mí.- Solamente una vez te vi vestida así y bueno me gusto, te veías bien.- sonrió.- Y necesito que te vistas así para poder salir hoy.

-¿Salir?

-Bueno el lugar recomienda ropa así.- dijo.- No vestido y tacones.- sonrió.

-¿Salir?- repetí.

-Anda, no me puedes decir que no… siempre planeo cosas buenas.

-Estás loco.- le dije.- No saldré de este lugar.- cruce mis brazos y me acosté boca abajo.

-Bueno no me queda de otra que llevarte así.- me dijo. Me quede boca abajo, pero fue solo un momento porque él me haló de la cama y me montó sobre su hombro, chillé porque me había tomado desprevenida.


-¡Déjame! ¡Me vestiré!- le dije. Él me puso de pie en el suelo. Le di malos ojos, él sonrió. Me di la vuelta, fui hasta la cama tome la ropa y me fui al baño.

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