sábado, 30 de enero de 2016

CAPITULO 35 ~PENÚLTIMO CAPITULO~

El celular comenzó a sonar con la alarma que me indicaba la pastilla del tratamiento, fruncí mi ceño aun dormida y estire mi brazo hasta la mesita de noche, tome el celular y apague la alarma, suspiré más adolorida del cuerpo que el día anterior pero menos adolorida en mi vientre. Me gire aun con mis ojos cerrados y extendí mis brazos para tocarlo, pero no fue así, abrí mis ojos y fruncí mi ceño por la sorpresa, mis manos estaban sobre una hoja de papel. Abrí mis ojos y la tome rápidamente para verla, o mejor dicho leerla.

“Linda, espero te sientas un poco mejor que ayer, no pude dormir, me pase toda la noche pensando en lo que ha sucedido, y de verdad, lo siento mucho, creo que debo darte tu tiempo, necesitas repararte, me gustaría ayudarte, pero… me iré del país, buscare mejores cosas que hacer, deje mi arma porque pienso no necesitarla, quiero prepararme y ser la persona que te mereces, volveré, y para ese entonces, espero estés lista o dispuesta a empezar conmigo. Te amo, jamás dejaría de hacerlo. Cuídate, te extrañare.”  – JUSTIN.

Más debajo de la hoja de papel citaba unas palabras de una serie que yo conocía. Fue eso lo que rompió mi corazón.

Algo ha cambiado en ti, por mí, estás distante, fría, y no sé qué he hecho, pero… te dejare sola por ahora, si es lo que quieres, ¿es lo que quieres? ¿Sabes porque te dejare sola? Porque me importan tus sentimientos, más que los míos.”


Me quede quieta, mantuve mi respiración, pude sentir mi corazón terminar de romperse, mire a mi alrededor, el frío me inundo, me sentía sola, deje escapar unas lágrimas, había dicho que no estaba bien con él, pero si él se iba no estaría mejor. Solté un largo suspiro, sentí agujas en mi garganta por aguantar las ganas de llorar y gritar como un bebé. Definitivamente se había ido, suspire, no había nada de él a mi alrededor, solamente su arma en la mesita de noche.

Me levante, todo a mi alrededor lo sentía frío, camine hasta el baño, tome un aseo personal, lave mis dientes, salí y tome el tratamiento, fui hasta la cocina. Unas palabras sobre una servilleta de papel “Cómelo todo” lo tomé y debajo se encontraba una tortilla, unas manzanas picadas junto a otras frutas como una ensalada, sonreí mientras derramaba unas lágrimas, me senté allí, sola, mientras comía y permanecía en el silencio que me rodeaba. Mi mirada se fijó en el arma ¿Qué haría con ella? No podía dejarla allí, mi madre podría llegar y se asustaría demasiado…

Lo comí todo como decía la nota aunque no tenía mucho apetito, era como recibir sus órdenes, camine hasta la cama acercándome a la mesita de noche donde estaba el arma, fui hasta el closet y tome una caja de zapatos, la guarde allí y guarde la caja donde nadie la pudiera agarrar, detrás de otras. Me mantuve un momento allí y por algún error cayeron sobre las cajas de zapatos las pequeñas cajas de pastillas abortivas, las mire un momento, las tome y las lleve hasta la papelera del baño. No fue mucho lo que hice, solo estar acostada y ver el capítulo de AHS, mi episodio favorito, el de Tate y Violet. Llore cuantas veces lo vi, desee mil veces que la puerta de mi departamento sonara y que Justin llamara, pero no podía hacer nada, lo había sacado yo misma de mi vida. Llego la noche, me bañe, me coloque nuevamente la pijama. Y volví a la cama, comí un poco de helado que había en el refrigerador, suspire. Mi celular llamo, mire el número Lucky, no conteste, lo deje sonar, no quería hablar con nadie, quería estar sola, realmente no, pero no quería otra compañía que no fuera él, y me di de cuenta que no disfrute por completo los momentos junto a él, deje que todo se metería en nuestras vidas, no me permití ser feliz con él así lo mereciéramos o no, somos humanos, cometemos errores, una y otra vez. Debí permitirle intentarlo, debí permitirme intentarlo cuantas veces pudiera, sin importar salir herida una y otra vez, sería con él, pero había aceptado el punto del cansancio, porque sabía que había pasado el punto de soportar todo, pero si era por él… debí haber sabido que tenía que resistir.


Los días pasaron, faltaba una semana para noche buena, mi mamá había venido un par de veces, su constante “No has comido te estas rebajando de peso” no faltaba diariamente.  Yo solo, probaba la comida y la dejaba a un lado, Lucky… llego esa tarde al departamento.

– ¿Qué me estás diciendo? – lo miré sorprendida.

–Tengo dos pasajes para Australia. – me miro a los ojos. – No puedo dejarte acá ___, quiero que disfrutes, escuche el rumor de que él salió del país, porque no puedes tu hacer lo mismo, darte la oportunidad… darnos la oportunidad. – tomo mis manos mientras permanecía de cuclillas frente a mí.

Pensé un momento, Justin ni siquiera había contestado algunos mensajes que le había enviado, ni me respondía las llamadas, suspiré sin ánimos. – No tengo planes para noche buena. – dije encogiéndome de hombros.

–Perfecto…– sonrió él, le devolví la sonrisa sin mucho ánimo. – Pasare por ti a las siete. – me dijo colocándose de pie y tomando mi rostro entre sus manos para darme un beso en la cabeza, quise sonreír pero fue más una mueca. – Empaca solo lo necesario. – dijo sonriendo, asentí sentada en la orilla de la cama. Él atravesó mi apartamento felizmente y tomo su chaqueta que estaba en la mesa de la cocina, lo escuche despedirse de mi madre y lo vi irse cerrando la puerta tras de él.

– ¡MI NIÑA ESTOY MUY FELIZ POR TI! – gritó mi madre casi que corriendo hasta a mí y abrazándome. Entrecerré los ojos. – Me alegra que salgas hacer algo con tu vida. – No le respondí, ella sabía que últimamente odiaba que se comportara así, estaba comenzando aceptar a Lucky, hasta ella había hablado de que podía casarme y hacer una familia, y todas esas cosas con él.

Me mantuve en silencio, no hable con ella, nada, en una maleta guarde unos pantalones, unas camisetas, unos suéter y unas zapatillas. Termine de arreglar la maleta y ya eran las 6:30pm, me quedaban solo 30 minutos, entre a la ducha me bañe, luego me vestí, me coloqué unos pantalones con un suéter ajustado al cuerpo color blanco, coloque unos botines de tacón alto color negro, y tome el sobretodo color negro, mire mi celular y lo guarde en una cartera, donde llevaría mi cepillo de dientes, una crema dental, mis pinturas, los auriculares, y el cargador, por supuesto.

La puerta de mi departamento sonó y fui abrirla, mi madre ya no estaba en casa se había ido hace un par de horas. Abrí la puerta y estaba Lucky sonriéndome, le devolví la sonrisa. – Espero ya estés lista. – me dijo mientras me veía caminar hacia la peinadora.

–Ya casi termino. – le dije mientras recogí en mi cabello en un moño algo desordenado, algo elegante, coloque unos aretes y lo mire. – Listo. – le dije y tome mi cartera.

–Estás hermosa. – me dijo, sonreí, él tomo mi maleta y salió de departamento, mire por última vez mi departamento antes de salir, apagué las luces, cerré muy bien la ventana, desconecte todo menos el refrigerador, y salí del departamento cerrando la puerta tras de mi con seguro. Camine por el pequeño pasillo, baje las escaleras y vi a Lucky terminar de cerrar la maletera de su auto. Me espero al lado del auto con la puerta abierta, sonreí, subí y él cerró la puerta, paso por delante del auto y subió, suspiro luego de cerrar la puerta. – Nos aventuraremos juntos. – sonrió. Asentí devolviéndole una pequeña sonrisa.



*FABIANA*

–Fabi de verdad, necesito hablar contigo…– me miro Ryan serio, reí era extraño verlo serio, al menos conmigo.

–Anda, dime. – le dije y tome la copa con agua para darle un sorbo. Estábamos cenando en un restaurant muy elegante. – Si quieres un hijo…– mire a mi alrededor. – Sabes que quiero trabajar, tener un empleo, mis casa…– le dije, porque por algo se debía a que me sacara a un lugar tan caro.

–No es eso. – sonrió. – Bueno, no ahora. – Reímos. – Ve…–  se colocó de pie y camino un poco hasta mí. Me miro.

– ¿Me sacaras a bailar? – lo mire pasmada. – Sabes que no se bailar bien, pasare pena…

–Cállate de una buena vez. – dijo sonriendo y negando con un movimiento de cabeza. Lo vi suspirar y apretar sus manos, fruncí mi ceño, ¿me daría un golpe? No le pregunte o volvería a mandarme a callar. Lo vi inclinarse y ponerse sobre su rodilla izquierda. Abrí mi boca y mis ojos se cristalizaron rápidamente. – ¿Quieres casarte conmigo? – mostró un pequeño cofre de terciopelo rojo, lo abrió y se mostró un hermoso anillo, muy fino, color dorado, con tres piedras pequeñas brillantes, comencé a llorar mientras llevaba mis manos a mi rostro cubriéndolo. – Hey…– lo escuche decir, lo mire y él sonreí.

–Si. – dije llorando de felicidad. Él sonrió, le di mi mano izquierda y él coloco el anillo, lloré más, y escuche unos aplausos alrededor. Él se colocó de pie al terminar de colocar el anillo y yo me levante para abrazarlo. Él solo sonreía, yo no podía dejar de llorar, era hermoso lo que estaba viviendo. – te amo. – dije llorando.

–Te amo más Fabi. – depósito un beso en mi cuello. Me separe un poco de él para mirarle y darle un besos en los labios, escuche las personas aplaudir y gritar, sonreí y me separé para verlos.

– ¡FELICIDADES! – se escuchó por varios lados, reí y asentí, me senté y seque mi rostro, Ryan se sentó, esta vez rodó su silla para estar más cerca de mí.

–Quiero que sea lo más antes posible. – me dijo sonriendo, asentí. – La fiesta de compromiso será el día de noche buena, me parece buena idea reunirnos todos por ser noche buena y por otra ocasión. – sonrió.

–Es demasiado rápido, no podre planearlo todo. – dije preocupada.

–Nena, lo llevo planeando desde mucho antes, mis primas ya casi tienen todo listo para noche buena. – sonrió, abrí mis ojos de la sorpresa. – Solo… debes comunicarte con quien quieras invitar…– sonrió encogiéndose de hombros.

–Es lo más hermoso que has hecho Ryan. – me incliné para darle un beso. Él sonrió.

–Te lo mereces cariño. – acarició mi mano. Me encogí de hombros mientras miraba el anillo en mi dedo.
–Es hermoso, gracias. – sorbí mi nariz para no llorar otra vez.



*___.*


–Es hermoso. – dije fascinada mirando a mi alrededor, estábamos dentro de la Opera de Sydney. Tan hermosa por fuera como por dentro.

–Dije que no te arrepentirías.

–El museo de ayer no me gustó mucho. – dije siendo sincera. – Pero este lugar me encanta.

–Quería sorprenderte, tengo varios lugares planeados para visitar. – sonrió. – Quiero que disfrutes este viaje. En noche buena, tengo algo que te encantara. – me abrazó y  yo me encogí dentro de su abrazo. Me había hecho sentir muy bien, no había olvidado a Justin del todo, pero… no me dolía recordarlo.

Ya teníamos una semana en Australia Sydney, incluso nos faltaban solo dos días para dos semanas y para el día de Nochebuena. Suspiré en un abrazo de Lucky y le sonreí, él a veces me sorprendía, sabía lo que me gustaba e incluso hablábamos de cosas que realmente me interesaban y no me aburrían, él era algo… ¿Perfecto? Y por qué no, si tenía una carrera, era abogado, era hermoso, un buen físico, conocía muchas personas, representaba… me representaba, era alto, manos… no tan grandes pero eran lindas, olía bien, y… me protegía, sabía que me interesaba y que no, ¿Qué más podía pedir? Él podía ser el hombre perfecto para cualquier mujer.

El aire frío entro por debajo de mi vestido de algodón, era largo hasta por debajo de mis rodillas, nos manteníamos afuera del mueso viendo el hermoso puente que teníamos al frente. Me encogí de hombros y él como todo un caballero quito su chaqueta y la coloco por encima de mis hombros sonreí. – Me gustaría decirte algo…– comentó, subí mi mirada hasta él y asentí sonriendo. Pero antes de que él pudiera pronunciar algo... mi celular sonó.

–Disculpa. – dije separándome un poco de él y dando unos pasos hacia atrás mientras sacaba mi celular de la cartera y veía el número en pantalla. – Fabiana…– susurré que solo yo pude escuchar.

– ¿Sí? – contesté.

– ¡___! – habló emocionada.

–Hola…– sonreí aunque no me veía, tome la barandilla fría.

– ¡Espero estés bien! ¡Estoy muy feliz!

– ¡¿Cuéntame por qué?! – pregunte emocionada.

– ¡ME VOY A CASAR! – gritó.

– ¡¿QUÉ?! – dije y mi mandíbula casi cae al suelo. – ¡CUÉNTAME! ¡¿CUÁNDO TE LO PROPUSO?!

–Hace días…– contesto más calmada. – Pero… te llamo para decirte que serás mi dama de honor ¿quieres?

– ¡POR SUPUESTO QUE SÍ! – dije emocionada.

–La boda será en día de nochebuena, ese día… en la noche… será la fiesta de compromiso…

– ¡¿TAN DEPRISA?! – me sorprendí más.

–Si. – contesto. – ¿Puedes verdad?

–Por supuesto. – conteste sin pensarlo. – Estaré allí el día de tu boda. – sonreí.

– ¡BIEN! Porque ya tengo el vestido que usaras.

–Gracias. – dije sonriendo. – ¿A qué hora es la boda? – pregunte.

–En la mañana, bueno a eso de las once… ya mediodía. – asentí aunque ella no me veía.

– ¿Y dónde te veo?

–Ve al club “Casa Grande”… es como una cabaña y estaré allí, en el patio trasero que es gigante será la boda así que debes alistarte conmigo allí.

–Perfecto, estaré allí a primeras horas de la mañana.

–Te espero.

–No faltare por nada del mundo.

–Oka, te amo, bye. – me dijo haciéndome sonreír.

–Te amo más idiota.

– ¡El feo de Lucky no está invitado! – dijo antes de que yo colgara.

–Con gusto ira, le diré. – dije y colgué. Me gire a mirar a Lucky quien esperaba pacientemente recostado a la barandilla.

– ¿Nos iremos? – dijo con desanimo.

–Lo siento. – me encogí de hombros. – Mi mejor amiga se casara. – lo mire a la cara.

–Está bien, saldremos mañana temprano para estar en la noche allá. – me dijo sonriendo, asentí feliz.

–Perdón por arruinar nuestros planes. – lo mire.

–No te preocupes, los tendré en la lista por si volvemos a venir. – me sonrió, asentí.

– ¿Qué es lo que me querías decir? – pregunté abrazándolo y mirándolo.

–Nada. – negó divertido con un movimiento de cabeza. – Luego. – beso mi cabello. – Deberíamos irnos a empacar las cosas…

–Creo que llevare una maleta de más con las cosas que me has comprado sin necesidad.

–Te las mereces. – sonrió.

–Estás loco, pensare que estas obsesionado con las compras.

–Nada de eso. – rió.



++

El vuelo había sido algo largo, estaba sin dormir y ya era de noche, Lucky me llevo hasta mi departamento, mire a mi alrededor, todo seguía igual como lo había dejado, despedí a Lucky y fui hasta mi cama y me lance allí, antes de quedarme dormida me quite algo de ropa y las botas, cerré mis ojos pesados y deje de escuchar todo.

Brinque al escuchar la alarma de mi celular a las 6 am. Estuve a punto de dar un gritó, el clima era algo cálido a comparación al clima de Australia que era congelado, más en esta temporada de navidad. Me levante algo dormida y fui hasta el baño, extrañaba mi departamento, encendí el calentador de agua y me bañe rápidamente, lave mi cabello, mis dientes, todo. Salí del baño, enrolle una toalla en mi cabello y me coloqué unos pantalones, las botas, un suéter, solté mi cabello lo sequé un poco y coloqué un gorro tome mi cartera guarde mi maquillaje y mi celular, tome mi sobretodo, fui a la cocina rápidamente me hice unas tortillas, las comí, corrí al baño y cepille mis dientes, tome mis cosas y salí de mi departamento cerrando con seguro la puerta.

Baje rápidamente las escaleras y fui hasta la cera, espere un taxi, Lucky me había escrito que no podía llevarme. Así que… me movilice sola, aunque sospechaba que quizás él no asistiría a la fiesta de la boda, incluso a la boda.

El taxi tardo un poco en ubicar el lugar hasta llegar correctamente a la cabaña. Le entregue el dinero y le agradecí, baje del auto y mire, la “Casa Grande” parecía una mansión, sonreí al ver a Fabiana venir correr hacia mí. – ¡PENSE QUE NO VENDRÍAS! – dijo emocionada abrazándome y derramando algunas lágrimas.

– ¡Te dije que vendría! – La abrace fuerte.

– ¡VAMOS DEBEMOS ARREGLARNOS! – me tomo del brazo y me hizo correr hacia adentro junto a ella.

Habían muchas personas en la habitación, y todos solo para arreglarme a mí y a ella. Me sentí emocionada por el hecho de que ella se fuera a casar, Ryan… él realmente era un buen chico y la amaba. Yo en cambio… Suspire y recordé a Austin, me dio algo de nostalgia, pero no lo mencionaría, no era momento para hacer sentir mal a la novia. – ¡HERMOSO CABELLO! – dijo un estilista con acento francés cuando tomaba mi cabello en sus manos, sonreí sonrojada, una coleta de medio lado, algunas ondas que caían sobre mi hombro como cascada, unos aretes algo brillantes, un pequeño collar (regalo de Fabiana) el collar mantenía nuestros nombres; un vestido color salmón que era largo, se deslizaba por el suelo sin dejar ver mis tacones, sonreí feliz por cómo había quedado, el maquilla y el peinado eran espectaculares, me quede un momento mirándome en el espejo, no podía negarme a sentirme feliz por mi mejor amiga. Suspire y mire mis manos, mire mi celular, ningún mensaje, nada. Apreté mis labios y saqué todo de mi mente, no estaría mal, no estaría molesta ni nada. Me fije en la hora y eran las 10:30am. – ¡FALTAN TREINTA MINUTOS! – gritó el “jefe” de los estilistas que se encontraban allí, a Fabiana le estaban terminando de colocar el vestido, sonreí al verle, ella dio un suspiro de relajación y se dio la vuelta, le sonreí, ella apretó sus labios y respiró profundo para evitar llorar.

–Amiga…– susurró.

–Estás hermosa. – dije derramando una lágrima y la seque rápidamente, ella asintió, camine de prisa hacia ella y la abracé. – Toma. – le dije y puse en su boca un trocito de chocolate para que le calmara los nervios.

Ella estaba hermosa, más hermosa que nunca, jamás la había visto así, sus ojos resaltaban con el delineado, la mascarilla en sus pestañas las alargaban, su cabello recogido con un hermoso moño, su velo hacia atrás, sus labios color rosa, su vestido de princesa, del que siempre me ella me había hablado… sus manos estaban sudorosa, incluso apenas lograba mantenerse en pie por los nervios, estaba temblando, la cola del vestido era larga, ella tenía el vestido de sus sueños, unos guantes del color del vestido, blanco, sus mejillas rosadas por el color artificial y natural. Mirándola allí, me di de cuenta que cualquier hombre que la viera la querría hacer su esposa, ella estaba hermosa realmente, no solo físicamente sino también internamente. Apreté su mano para darle fuerzas, ella estaba demasiado nerviosa, comentó algo de querer vomitar y todos reímos, los nervios la pondrían loca, ella suspiro un par de veces y asintió. – Estoy lista. – dijo al escuchar la música del piano. – No, no lo estoy. – comentó y estuvo a punto de llorar.

– ¿hey? – le susurré. – Lo estás. – apreté sus manos. – Ese hombre que está allí abajo… es el hombre perfecto para ti, te ama y lo amas. No sientes más que nervios… eres tímida y caminar frente a una multitud de personas allí para verte…– suspire. – No será nada fácil, pero a ti que te valga mierda eso. – la mire a los ojos. – Lo amas. – le recalqué. – Y eso… eso es lo que importa ¿okey? – la mire, ella asintió sonriendo y calmada. – Bien, ahora no te pongas más nerviosa, mira que estaré yo más nerviosa después. – sonreí. – Debo pasar frente a todos primero que tú. – la mire, ella rió. – Bueno. – suspire. – Vamos que un novio espera por ti. – le sonreí, ella asintió.

Baje con cuidado y me dirigí hasta la puerta trasera que daba con el lugar donde sería la boda, Fabiana bajo con ayuda y la vi más relajada, sonreí y la abracé. Ella asintió. Estábamos en un lugar alto así que nos tocaba bajar poco a poco hasta llegar al lugar donde estaba Ryan esperándola y el padre que los casaría, claro junto a las demás personas. Suspire y mi “cabello” ya estaba listo, un chico que me ayudaría a bajar las escaleras y me dejaría en donde comienza el altar para yo caminar sola todo hasta el final, Fabiana era acompañada de dos chicos, en un comentario me di de cuenta que los tres chicos eran primos de Ryan. El chico moreno me miró y sonrió, me sonroje, me sentía muy nerviosa, el vestido tenía un descote en la espalda, y me hacía sentir desnuda aunque no fuera así.

–Si yo soy tu dama de honor… ¿Quién es el padrino de Ryan? – mire a Fabiana antes de aparecer frente a la vista de las personas y de todos.

–Justin. – dijo ella relajada y sonriendo bajo su velo. Abrí mis ojos.

– ¡¿Qué?! – la mire. – ¡FABIANA! – me queje. Ella sabía que yo sentí algo de rencor por Justin, él se había ido y me había dejado, aunque yo le hubiese pedido que se fuera de mi vida… él no debió hacerlo, porque me dio a entender que no le importaba.

–Si te decía tenía miedo que no aceptaras. – se encogió de hombros.

– ¡JODER! – dije entre dientes. Ella me miro preocupada. – Hagamos esto. – dije decidida. No dejaría mal a mi amiga. Suspire y tome el brazo del chico para luego salir a la vista de todos.

No quise mirarlo, pero fue inevitable, vi su rostro subir, vi sus labios separarse, vi sus ojos abrirse un poco, pero me fije en Ryan quien se mantenía nervioso esperando por su futura esposa. Le sonreí y le hice saber que todo estaba bien, mire algunas personas del lugar, algunos me silbaron, sonreí apenada y me apresure a llegar a mi lugar, evite mirar más allá de Ryan, donde se encontraba Justin, aunque sentía su mirada estar clavada en mí.

La canción del piano comenzó a sonar y Fabiana salió a la vista de todos, sonreí, Ryan sonrió con ganas y le secar una lágrima que escapaba de su ojo, realmente se veía hermosa. Justin lo palmeó en el hombro dándole ánimos. Era un momento muy emotivo en realidad, ella termino de bajar y los chicos la dejaron, ella camino por todo el camino hasta el altar, sonreí cuando se acercaba a nosotros, Ryan bajo un escalón y le entrego su mano, ella la tomó, subieron hasta el lugar indicado, un escalón más arriba de nosotros, Justin y yo, así que ignore el hecho de que Justin estuviera allí. Ryan quito el velo de Fabiana y le dio un pequeño beso, el padre hizo la oración y comenzó con la ceremonia para hacerlos hombre y mujer ante los ojos de Dios.

–Señor Blutter, ¿acepta usted por esposa a la señorita Fabiana Frizeen hasta que la muerte los separe? – comenzó el padre a decir las últimas palabras de la ceremonia después de que los chicos colocaron su sortija (anillo).

–Acepto. – dijo con voz fuerte haciéndonos reír a todos.

–Señorita Frizeen, ¿acepta usted por esposo al señor Ryan Blutter para honrarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?

–Acepto. – dijo asintiendo y con lágrimas en sus mejillas. Sonreí y no pude evitar derramar una lágrima. Ellos se colocaron frente  a frente.

–Bueno, en el nombre de Dios y con el poder que me concede el estado, les declaro marido y mujer. – los señalo. – Puede besar a la novia. – finalizo, Ryan sonrió y dio un paso pegándose a Fabiana para besarla mientras se tomaban apasionadamente, todos comenzaron aplaudir, varios gritaban, reían, mire a todos, incluso a Justin, y sin querer cruce una mirada con él. Espere que Ryan y Fabiana bajaran y caminaran por el altar para yo ir tras ellos y salir del lugar, iríamos al otro lado donde había unos galpones con techos de tela, algunos globos, mesas adornadas, y todo para un gran almuerzo. Sentí alguien apresurarse tras de mí y quise salir corriendo pero no podía empujar a los chicos y quedar como una loca.

–___... – escuche en un susurró e intente ignorarlo como si no lo hubiese escuchado.

Apresure el paso casi pisándole en vestido a Fabiana. Al ellos cruzar hacia el lugar donde estaría la mesa del almuerzo yo seguí de largo, subí rápidamente los escalones que habían allí y me dirigí a la casa/mansión. Mis manos sudaban, quería llegar rápido a la casa para encerrarme en un lugar o esconderme y evitarme verlo. – ___ espera…– escuche que dijo. Apreté mis manos y trate de apresurarme, evitando caerme mientras caminaba con tacones sobre la grama. Entre a la casa y tire la puerta tras de mí, subí las escaleras y corrí a una de las habitaciones. –  ¡___! – dijo Justin llegando a la habitación donde yo me encontraba. Me mantuve de espalda a él. – Hey…– sentí sus dedos rozar mi brazo y me aparte bruscamente dándome la vuelta y encarándolo.

– ¿Qué quieres? – dije furiosa, aunque mis ojos no pudieron soportar y dejaron escapar algunas lágrimas. Él se mantuvo quieto mirándome con sus ojos bien abiertos.

–No sabía que estarías acá…– susurró. Lo mire. – Si lo fuera sabido…– suspiró. – Me fuera negado a venir. – se explicó. – Le pregunte mil veces a Ryan si estarías acá y me dijo que no.

Lo mire, me dolía más, él no deseaba verme. – Lo mismo hice. – lo mire a los ojos. – No hubiera venido de saber que estarías acá.

– ¿Por qué lloras?

– ¿Te importa? – le pregunte. Él asintió. – ¿Desde cuándo? – fruncí mi ceño.

–Desde siempre…

–No me parece. – reí sin animo. – Él hecho de que te hayas largado a quien sabe dónde… dejándome en el momento más difícil…– suspire pero no pude contener mis lágrimas. – Eso me deja un punto de vista muy diferente…

–No es así, sabes que me importas, me fui porque tú me lo dijiste… sentía que te lastimaba…

–Así fuera dicho que te odiaba con mi vida…– deje de mirarlo. – No debías hacerlo.

–Lo siento. – bajo la mirada un momento y me miro luego. – Realmente no debí asistir a esta fiesta.

– ¿Es porque perdí al bebé? – lo mire con rabia. – ¡¿ES POR ESO?! – le grite, él negó con un movimiento de cabeza y dio un paso hacia mí. – Porque si es por eso a mí también me duele. – le dije y busque aire en la habitación.

–___....

– ¡ME LARGO DE AQUÍ! ¡QUÉDATE TU DISFRUTANDO CON TU AMIGO! – le dije y le pase por un lado para salir de la habitación e irme.

– ¡NO! – me dijo y me tomó, rodeo mi cintura con su brazo izquierdo mientras que con el derecho cerraba la puerta y le pasaba seguro. – ¡No saldrás de aquí! – Me dijo casi que gritándome.

– ¡DÉJAME! – pataleé.

– ¡NO! – me sujeto más. – ¡NO TE IRAS! – gritó y comencé a llorar.

–Eres un imbécil. – golpee su pecho. – ¡te odio! Fuiste capaz de dejarme en mi momento más difícil, momento que debías ayudarme a superar. – lloré. – ¡TE LARGASTE DE PAÍS! – le golpee con fuerza. – Cuando más te necesitaba…– llore. – Eres un maldito idiota, coloqué mis manos en mi rostro para llorar sin detenerme.

–Perdóname por dejarte…– acarició mi cabello.

– ¡NO ME TOQUES! – sacudí su mano. – Quien sabe a cuantas putas te cogiste por allá…– lloré más. – ¡SUÉLTAME! – lo empuje, le vi sonreír un poco y me sujeto más. – No seas un idiota. – me queje llorando.

–Te amo ___... – me susurró. Lo mire con mis pestañas húmedas y la rabia estaba desapareciendo. – Realmente me fui porque pensé que no me querías ver ni en pintura… pero me doy de cuenta que me equivoque…– sorbí mi nariz, parecía una nena cuando están a punto de darle su regalo por el cual peleo tanto. – Dije que saldría del país, pero realmente siempre estuve en mi casa, Ryan era el único que sabía…– sonrió.

– ¡ERES UN IMBÉCIL! – dije empujándolo. Él rió y me soltó. Sequé mis lágrimas.

–Tu una loca. – rió con más ganas.

– ¡TE NECESITE! – le dije quitándole el chiste. – ¡ERES UN IMBÉCIL! ¡CAÍ EN DEPRESIÓN! – le grité.

– ¡¿DEPRESIÓN?! – me miro con su ceño fruncido como si no me creyera. – ¡¿DEPRESIÓN ES IRSE DE VIAJE A AUSTRALIA?! – dijo mostrando un poco de rabia.

– ¡AL MENOS ÉL HIZO ALGO PARA AYUDARME! – le restregué en la cara.

– ¡ERES UNA LOCA! – me gritó molesto pero a la vez divertido, se dio la vuelta dándome la espalda y lo escuche suspirar espesamente y pasar las manos por su cabello. Camine con rabia hasta él y lo empuje con todas mis fuerzas haciendo que se pegara contra la pared. Sonreí y antes de que me viera me coloqué sería, él se dio la vuelta tocando su frente y mirándome furioso. – No me eh equivocado en lo que eh dicho. – dijo molesto.

–PÚDRETE. – le dije y le hice la puñeta. Él abrió sus ojos.

–Vuelve hacer eso. – dijo acercándose demasiado a mí para intimidarme. Lo mire a los ojos. Estaba muy cerca, así que subí mi mano con cuidado y la puse frente a su rostro haciéndole la puñeta. – ¡TE VAS ARREPENTIR! – me dijo y me levanto del suelo, di un gritó de sorpresa y comencé a golpearlo.

– ¡SUÉLTAME INFELIZ!

– ¡LOCA! – me gritó. Y me pegó contra la pared. – ¡¿NO TE ENSEÑARON A RESPETAR?! – me miró con su ceño fruncido.

– ¡MUÉRETE! – le dije y le di una bofetada, él abrió más sus ojos, le había golpeado duro, su mejilla estaba roja y la palma de mi mano ardía.

– ¡ESTAS LOCA DE REMATE! – me gritó y me empujo fuerte, golpeé mi espalda contra la pared.

– ¡MARICÓN! – le grite. – ¡ME GOLPEAS COMO MUJER! – le dije con rabia.

– ¡¿CÓMO DIJISTE?! – tomo el cabello de mi nuca en su puño, incliné mi rostro un poco hacia atrás, y a pesar de tener tacones continuaba siendo más baja que él.

–MARICÓN. – le dije lentamente y con mi mano libre le di otra bofetada dejándole la otra mejilla roja. Luego tome su cabello con rabia y lo halé. Él gruño y nuestras miradas chocaron.

Fue en un par de segundos cuando sus labios se encontraban sobre los míos. Su agarré se suavizo un poco pero tomo más mi cabello, yo continué halándole en cabello y pegándolo a mí, realmente extrañaba sus besos, sus manos, su cuerpo, todo. Él me golpeó contra la pared y le halé más el cabello. – Joder nena…– gruño, le volvía loco que le tomara el cabello de la nuca. Sus manos bajaron por mi espalda y apretaron mi trasero, gemí, él mordisqueó mis labios y yo halé su cabello y enrolle mis brazos alrededor de su cuello.

Nos movimos hasta la cama donde caí, bueno me empujo él, y sin pensarlo se tiró encima de mí, se colocó entre mis piernas y mi vestido quedo enrollado en mi cadera, mis piernas descubiertas, él halo mi cabello y me hizo inclinar mi rostro hacia atrás, dejándole así mi cuello libre ante él. Su mano izquierda paseaba por mi pierna sin delicadeza y llegaba a mi trasero descubierto y lo apretaba. – Cargas hilos ¿eh? – dijo con voz ronca. Mi cuerpo se estremeció y asentí perdida en las sensaciones. – Lencería. – dijo halando un poco la tela para dejarla caer luego contra mi piel.

Él dejo mi cuello y bajo apretó mis senos por encima de la tela del vestido y luego se encontró dando besos en mi entrepierna, jadeé, tome su cabello para traerlo de vuelta arriba pero fue imposible, sus dedos juguetearon un rato sobre la tela de mi ropa interior y luego la hicieron a un lado, espere sus dedos rosar mi intimidad pero en lugar de eso sentí sus labios, jadeé y halé su cabello. Gemí y mordí mis labios, él con su mano derecha apretó su agarré en mi cadera y metió más su rostro en mi intimidad. Jadeé y me retorcí. Su lengua jugueteaba dentro de mi intimidad, chupaba y mordisqueaba. Mientras su lengua estaba en mi clítoris, sus dedos se introdujeron en mi intimidad, jadeé y halé más su cabello. – Justin. – gemí. Él movió más su lengua y sus dedos.

–Joder nena…– dijo colocándose de rodillas sobre la cama quedando entre mis piernas frente a mí. Quito la chaqueta de su traje con desesperación y comenzó a desabrochar la correa de su pantalón y los botones. Me acomodé más arriba y le sonreí. – Estas jodidamente buena. – mordió sus labios. Yo mordí los míos provocándolo más. Él sonrió mientras negaba con un movimiento de cabeza, sabía lo que hacía.

– ¡¿JUSTIN?! ¡¿ESTÁS POR ALLÍ?! – escuche la voz de una mujer. Abrí mis ojos y él se quedó quieto, se dio la vuelta y miro hacia la puerta de la habitación yo me senté de golpe y acomode mi pantis (hilo). – Necesito hablar contigo.

– ¡Viniste con una mujer! – Le dije molesta en susurró y lo empuje.

–No, no es así. – trato de hablarme en susurró.

– ¡JODER JUSTIN! – me levante molesta  y le di un par de golpes en el pecho.

– ¡Nena no sé quién es! – dijo agarrándome. – De verdad. – me miro a los ojos. – Créeme por una vez en tu vida…

–Es por eso que estoy jodida. – le susurré. – Por creerte siempre.

–Joder nena… la estábamos pasando bien. – me soltó obstinado mientras señalaba la cama.

–En cuanto al sexo siempre es así. – me encogí de hombros. – En cuanto a lo demás… todo es mierda. – lo mire de arriba abajo.

–No seas terca.

–Siempre eh querido conocerte Justin… ¿andas por allí? Me han dicho que te vieron venir acá…– escuche la voz de la chica. Así que Justin no la conocía.

– ¡VEZ! – trato de gritar en susurró. – No la conozco, me quiere conocer. – me miro.

–Más te vale que la sacudas. – lo mire con rabia.

– ¿Estas celosa? – pregunto divertido.

–Puedes morirte aquí mismo y tirártela a ella si sigues así de estúpido. – lo empuje, él rió en silencio.

–Saldré, ve al baño. – le dije mirándole el paquete que se marcaba en su pantalón. Acomode la coleta mientras me miraba en un pequeño espejo frente a mí, el labia rojo se me había caído así que salí sin maquillaje de la habitación dejando a Justin en el baño. – Hola…– mire a la chica que venía de regreso del final del pasillo. – Escuche que buscabas a Justin…– la mire. Era chica, blanca, con pecas en las mejillas, un fucsia en sus labios, pestañas postizas… cabello rubio, con muchas ondas, pero sus cejas eran castañas, así que no era rubia natural.

–Si…– dijo ella sonrojándose.

–Le vi ir tras su amigo. – sonreí. – El novio. – coloqué mi mano en su hombro para dirigirla hacia abajo conmigo.

– ¿Tiene novio? – pregunto pasmada.

Reí y un pequeño pensamiento de maldad me inclinaba a decirle que sí, pero era muy estúpida y se lo creería. – No cariño…– le sonreí. – El novio, el chico que acaba de casarse, del quien Justin fue padrino…– la mire.

Ella sonrió y acomodó el cabello tras su oreja… no iba a negar que era linda la condenada, pero a Bieber ya lo tenía yo. Le sonreí. – Justin es hermoso ¿cierto? – me preguntó embobada. – No me imagino un hombre tan hermoso… Mi primo Ryan nunca me ha permitido conocerlo, pero supe que vendría a la boda y vine para verlo…

– ¿Tu primo Ryan no te contó que a Justin le gustan más los hombres que las mujeres? – dije sorprendida como si sintiera pena por ella y puse la mano en mi pecho. Realmente no podía dejar pasar la malvada idea. Reí dentro de mí.

– ¿QUÉ?

–Bueno no se. – me encogí de hombros. – Es lo que todos dicen…– la mire y le sonreí. – Iré a comer. – le dije y la lleve conmigo hasta el lugar de la comida. La deje a un lado y fui hasta donde estaban los novios, los recién casados. – ¡CHICOS! – les grité y extendí mis brazos a los lados para abrazarlos a los dos. – ¡FELICIDADES! – le dije sonriendo y luego le di un abrazo por individual. –De verdad les deseo lo mejor. – puse mis manos en mi pecho mirándolos con felicidad.

– ¿Dónde estabas?  Te estaba buscando. – me miro Fabiana.

–Estaba hablando por celular…– me encogí de hombros.

– ¿Con quién? – escuche detrás de mí y abrí mis ojos. – Yo te estaba buscando. – me gire a ver a Lucky. Le sonreí y luego mire a Fabiana que me sonrió no muy satisfecha.

–Mi madre. – dije encogiéndome de hombros. – Eh venido rápido porque muero de hambre les sonreí a los tres. Lucky sonrió y asintió.

Camine hasta la mesa vacía la más lejana. Y me senté junto a Lucky. Nos trajeron de comer y comí con placer, nos mantuvimos en silencio hasta que él hablo. – Tiene un olor a chico…– me miró un poco serio pero sonreía.

–Es porque abrace a Ryan…– me encogí de hombros. – Bueno eh abrazado muchas personas que conozco…– dije sin darle importancia.

De lejos vi llegar a Justin, él se colocó un poco serio al ver a Lucky allí, me encogí de hombros y deje de mirarlo antes de que Lucky se diera de cuenta. – ¿Estas aburrida? – me preguntó, negué con un movimiento de cabeza aunque realmente lo estaba, quería ir a bailar y todo lo demás.

Vi que la chica se acercó a Justin y los dos sonreían, él le acomodó el cabello detrás de la oreja mientras me miraba, fruncí mi ceño y él se encogió de hombros, estaba vengándose. Paso su mano por su rostro, y se olio los dedos disimuladamente mientras me guiñaba el ojo. Sonreí al recordar que sus dedos habían estado dentro de mí, volteé a mirar a otro lugar sonrojada completamente. Las horas pasaron lentamente, pero la tarde comenzó  a caer y el sol se apresuraba en ocultarse, mire el reloj de la mano de Lucky, 6:30, suspire. ¿No me sacaría a bailar? Su celular sonó y desperté del sueño mental en el que estaba para mirarlo. Contestó rápidamente y luego colgó. – Deberíamos irnos…– comentó.

– ¿Qué? – lo mire sin entender.

–Bueno me han llamado, debo irme, no puedo dejarte acá. – se encogió de hombros. – ¿Cómo te irías?

–De la misma forma en que vine…– lo mire intentando no ser grosera con él.

–Bueno, pero…– suspiró. – Deberíamos irnos…– se colocó de pie y me tomó del brazo.

–No iré a ningún lado contigo. – lo mire molesta y soltándome de su agarre.

–___ por favor…– dijo suspirando fastidiado.

–No, por favor tú. – lo mire con ganas de matarlo. – Puedes irte, te dije que intentaría esto… pero no funcionara si quieres mandar en mí.

–Está bien… no peleare contigo. – suspiro. Se inclinó y dio un beso en mi frente. – Disfruta…– dijo en sarcasmo ya que todo lo que había hecho era estar sentada.

–Con gusto. – le sonreí y deje que se fuera. Me acomode en la silla. Luego de un momento largo buscando con la mirada, lo conseguí a Justin bailando felizmente con la chica, suspiré… ya parecía haberse olvidado de mí, le era tan fácil. Fabiana se acercó casi que corriendo y riendo, se había escapado de los brazos de Ryan y se sentó a mi lado.

– ¿Te la pasas bien? – me preguntó sonriendo casi que en gritos por debajo de la música de fondo.

–Estupendo. – le sonreí.

–Eh visto que has llegado sin maquillaje ahora. – sonrió, ya estaba pasada de copas, pero aun en sus casillas. – Ya sé por qué has llegado así. – rió y se acostó un momento en mis piernas.

–No sé a qué te refieres…– dije indiferente.

–Justin tenía, bueno aún tiene la pintura labial en su camiseta. – rió. Abrí mis ojos. – Ve que si se. – se burló.

Asentí dándole la razón, ella sabía ya que el rato en que me perdí había sido con él. – No importa lo que haya pasado…– la mire y luego mire a la pista de baile. – Ve como se divierte…– lo mire con nostalgia, él reía y bailaba con ánimo.

–Es porque estabas con el apático de Lucia.

–Lucky. – le corregí sonriendo cansada.

–Como se llame, me vale mierda, tu novio favorito para mí siempre será Justin. – se encogió de hombro y suspiro mientras lo miraba. – Es idiota y ridículo… pero tiene buen corazón, aunque a veces se pase de amoroso. – dijo mientras él le decía algo al oído a la chica y ella asentía sonriendo. – Pero te ama… ese idiota donde vaya y haga lo que haga te ama. – suspiro. Sin más decir se levantó de la silla y se fue corriendo a brazos de Ryan, sonreí con un poco de ánimo, realmente estaba muy cansada.

Bostece cinco horas después y continué  mirando a Justin quien baila y bromeaba con la chica, sonreí al verlo, se veía tan tierno… tan feliz… suspire. Tome el último trago de mi octava copa de wisky y cerré mis ojos, a pesar de todo continuaba siendo un poco amargo. Sorbí mi nariz, si continuaba allí sentada terminarían sola llorando, mire a mi alrededor, todos se divertían, sonreí sin animo para mí misma, quizás… fuera sido mejor irme con Lucky.

Me puse de pie y me maree un poco. Fruncí mi ceño por lo rara que me sentía, camine entre las personas y logre salir de la multitud, camine el largo camino hasta la casa y entre, subí a la habitación a donde había llegado, donde me había arreglado con Fabiana, suspire al ver todas las cosas, me dio nostalgia, a pesar de todo, Austin continuaba en mi corazón. Tome una bolsa, metí mi ropa con la que había llegado esta mañana, me coloque mi sobretodo encima del vestido, tome mi cartera, mi celular y salí de la habitación, baje con cuidado los escalones hasta llegar a la parte de abajo.  Salí de la casa y fui caminando hasta la salida mientras llamaba un taxi. Vi a Justin sonreír y llegar hasta su auto, él no me había visto aun, pero… la chica rubia… la que había pasado toda la tarde con él… estaba riendo, Justin le dijo algo que hizo que ella tapara su cara como si se sonrojara. Él le abrió la puerta como todo caballero, cosa que no hacia conmigo, paso por delante de su auto y subió, lo puso en marcha rápidamente. Camine lentamente, no me decepciono, para nada, por alguna razón lo esperaba, a cualquier chica que él le hablara caía sobre ese hechizo del que no podía librarse. Pero si me dolió, me dolió el hecho de que era noche buena, el hecho de que al mirar a mi alrededor caí en la cuenta que estaba sola, un frió entro a mi cuerpo a pesar de estar cubierta, una tristeza me invadió, y termine de salir del lugar, el taxi no duro mucho en llegar, así que me fui sin despedirme, sin decir nada, regresaría a mi departamento, y si Lucky no estaba molesto por como lo había tratado hoy… intentaría las cosas. Pasaría al plano de besos… y luego al siguiente plano si todo salía bien…

Navidades sola, ¿QUIÉN LO DIRÍA?, yo esperando pasarla de fiestas, lo mejor del mundo, y la pasare en mi departamento, sola, quizás viendo Tv, o durmiendo, pues estaba cansada, pero no era el caso, el caso es que pensé que las cosas entre Justin y yo se arreglarían.

¿Quedarme Sola?
¿Quedarme con Austin?


Eso era lo que me cuestioné una y otra vez camino a mi departamento.

miércoles, 13 de enero de 2016

CAPITULO 34 ~PARTE 2~


Brinque en mi lugar y abrí mis ojos cuando unos golpes se escuchaban sobre la puerta, mi madre termino de colocar el sándwich sobre el plato y me miró con los ojos abiertos, nos mantuvimos en silencio mientras tocaban fuerte y desesperadamente la puerta. –   ¿Abro? –   me susurró mi madre desde la cocina.

– ¡___ ABRE SOY YO, JUSTIN! –   mi corazón se encogió. Mire a mi madre y le negué rápidamente con  un movimiento de cabeza. Mi madre no me prestó atención y se apresuró rápido a ir hasta la puerta. Mordí mi labio queriendo salir corriendo y detenerla, pero solo di un suspiro de inconformidad. –   Hola Señora. –   le escuche decir, escuche a mi madre responderle e invitarle a pasar, volteé los ojos, no entendía porque tanto apreció hacia él. –   ___... –   me miró, me mantuve quieta y mantuve mi respiración por un momento al verlo con la misma ropa de la mañana, algo despeinado y sus puños cerrados, su cara demacrada… solté la respiración que contenía. –   ¿Estás bien? –   comentó moviéndose de su lugar y caminando hacia mí. Asentí sin mirarle a la cara.

– ___. –   llamó mi madre, la miramos. –   Acá dejo tu cena, tengo que irme, Frank me ha escrito. –   sonrió, la mire confundida, sabía que Frank odiaba los móviles como para comunicarse por mensaje, él solo utilizaba llamadas. –   Cuídala. –   le dijo a Justin mientras tomaba su chaqueta y salía del departamento. Cerro la puerta tras de ella y me quede sentada allí con ganas de matarla (solo un dicho) por esto que hacía.

Me mantuve en silencio mirando la Tv,                Justin permanecía de pie frente a mi cama. –   ___... –   Me llamo, suspire y apreté mis labios, lo quería, lo necesitaba, pero no quería aceptarlo. –   No te sientas mal por lo sucedido…–  dio unos pasos hacia mí. –   Todo estará bien…–  llego hasta la horilla de mi cama. –   Por favor… dime algo…–  soltó un suspiró. Apreté mis labios, no quería, sentía rabia y dolor por dentro, pero no podía meterme a la mente que esto era su culpa, la culpa era de la mujer esa, ella era quien debía pagar todo, aunque en parte ella entro en mi vida por culpa de Justin. –   No me tengas así…–  sorbió su nariz, lo miré un momento, tenía su nariz roja, estaba evitando llorar. –   Perdóname por no venir antes. –   me miró, deje de mirarlo. –   Te busque en el hospital y no supe que estabas acá hasta que tuve que amenazar a un Doctor para que me pusiera cuidado y me dijera que había sucedido contigo…

– ¿Qué hiciste qué? –   lo mire.

– Lo siento, estaba desesperado, tú no contestabas, nadie contestaba. –   agarró el cabello de cabeza como si aún permaneciera preocupado. –   Y fuera llegado antes. –   continuó. –   Pero los chicos me mantuvieron sedado.

– ¿Qué? –   lo mire sorprendida.

– Es que. –   soltó una bocana de aire. –   Estuve a punto de matar a la desgraciada esa. –   su cuerpo se tensó. –   Te juro que si ellos no estaban en casa ella ahora mismo esa perra estuviera muerta. –   derramó unas lágrimas, deje de mirarlo no quería verle llorar, terminaría yo llorando. –   Perdóname, te juro que la matare. –   sacó un arma de atrás de su espalda y la colocó en la mesita de noche, abrí mis ojos.

– ¿Qué haces con eso?

– La matare si se cruza en mi camino. –   sorbió su nariz y se arrodillo en el suelo quedando al lado mío.

– No quiero que mates a nadie Justin…–  lo mire un poco asustada.

Él sonrió como si su mente estuviera en otro lugar. –   Estuve a punto de usarla en el hospital. –   me confesó.

– ¿Te has vuelto loco? –   lo mire.

– Es que nadie me daba razón. –   se excusó. Suspire. –   Sabes que cuando estoy contigo no la utilizo, trato de ser la mejor persona para que estés conmigo…–  me miro, apreté mis labios y las lágrimas me traicionaron humedeciendo mis mejillas. –   No llores. –   seco mis mejillas él llorando.

– No seas estúpido y no me digas que no llore cuando tú lo haces. –   lo mire con rabia.

– No estés molesta conmigo ___–  me susurró tomando mi mano. –   Créeme a mí también me duele como a ti…–  negué con un movimiento de cabeza. –   Debemos superar esto ___. –   apretó mi mano. –   Sabes que podemos salir de esta, podemos intentarlo luego…–  me miró, sonreí sin ánimo. –   Sabes que es verdad. –   sonrió aun con sus lágrimas cayendo. –   Hagámoslo, salgamos de esto.

– Justin… no es tan simple…–  suspiré. –   Verte… acá, esta noche, y pensar como estábamos anoche. –   sorbí mi nariz mientras derrama algunas lágrimas. –   Sabes, estoy hecha pedazos, necesito curarme, necesito arreglarme, me siento muy herida…–  deje de mirarlo. –   Yo necesito un tiempo. –   lo mire y tragué saliva. Él suspiró, se puso de pie y se sentó en la orilla de mi cama.

– No sé qué hacer ___. –   lo vi derramar algunas lágrimas y girar su rostro en otra dirección. –   Creo que estoy intentando todo con mi corazón. –   dejo salir aire. –   Pero… si tú aun te mantienes tan cerrada…. –   me miró. –   No puedo hacer nada contra de eso. –   mordió su labio inferior. –   ¿Quieres que salga de tu vida por completo? –   mordí mis cachetes y apreté mis dedos, no le respondí, no le mire. –   Tu solo dime que tengo que hacer y lo haré. –   sorbió su nariz y secó sus mejillas con el dorso de su mano. –   Solo dime que quieres que haga ___... –   lo miré, entendía que era un momento fuerte, me dolía a mí, y por lo que veía a él… pero realmente necesitaba arreglarme, reparar mis pedazos rotos.

– Necesito un tiempo Justin…–  susurré sin mirarlo.

– Prométeme que regresarás y te daré el tiempo que quieras. –    dijo soltando todo el aire dentro de él. Yo negué con un movimiento de cabeza, no podría prometerle eso. –   ¿Aún me amas? –   Asentí y sequé mis lágrimas. Respire profundo. –   Entonces tienes todo el tiempo que quieras. –   dijo y se puso de pie, lo mire. –   Regresa cuando me necesites ___... –   me miró a los ojos y miro a otro lado al derramar una lágrima, la seco y volvió a mirarme. –   Te estaré esperando esta vez. –   apretó sus labios, asentí. Tomo su arma y se la acomodó detrás en su espalda bajo su camiseta.

– ¡ESPERA! –   lo detuve agarrando su mano, me miró. –   Quédate esta noche. –   dije y derrame unas lágrimas. –   Por favor. –   le suplique. Él asintió y deposito su arma otra vez sobre la mesita de noche. Se sentó en la cama y yo me acomode para sentarme también. –   Lo siento. –   lloré. –   Realmente quería tenerlo. –   comencé a llorar, él me abrazo. –   Las palabras que dije ayer estando molesta contigo, fueron mentiras, de verdad quería tenerlo. –   lo abrace, él me apretó más fuerte.

Allí nos encontrábamos los dos llorando. Él, porque lo estaba sacando por un tiempo de mi vida, yo… por la pérdida que había tenido. Y aunque quisiera que él no saliera de mi vida… no quería ser lastimada nuevamente. Quería realmente ser feliz. –   Todo está bien. –   me dijo tomando mi mejilla y mirándome a los ojos aun así de cerca. –   No fue tu culpa. –   mire esos ojos claros, estaba sufriendo. Se fue acercando más a mí y estuve a punto de cerrar mis ojos para recibir su beso cuando él se detuvo. –   Te buscare la cena que tu madre te dejo. –   se levantó de la cama y camino hasta la cocina, lo mire sin entender, ¿realmente había aceptado irse de mi vida? –   Ten. –   me entregó el plato con el sándwich. –   ¿Puedo hacerme uno? –   me miro. Asentí secando mi rostro.

– Te haría uno pero. –   levante mis manos mostrándome. –   no puedo.

– Está bien. –   sonrió él, como si todo estuviese bien. Fruncí mi ceño algo extrañada, espere que su sándwich estuviera listo para que comiéramos juntos. –   ¿Subo? –   preguntó cuándo le señale la cama y asentí ante su pregunta. –   ¿Te gusta esa película? –   me preguntó mirando la Tv.

– Algo. –   respondí mientras daba un mordisco al sándwich, realmente no sabía de qué se trataba la película. –   Justin…–  dije sin mirarlo.

– Dime. –   contestó.

– Yo…–  suspiré. –   De verdad lo siento, por todo lo que está pasando…

– Está bien. –   me dijo. –   No te preocupes.

Comimos en silencio, él lavo los platos, camino hasta el diván. –   Dormirás conmigo. –   le dije arreglándome en la cama. Él asintió. Llego hasta la cama, quito sus zapatos y su camiseta quedando solamente en guardacamisa. –   Crees que…–  suspiré y mordí mis labios, estaba loca por lo que estaba a punto de decir. –   Puedes ayudarme a tomar una ducha…–  lo miré. Él abrió sus ojos, vi sus labios abrirse por la sorpresa. –   Tú… tampoco te has duchado. –   le sonreí, él asintió sonriendo un poco.

– Pondré a llenar la tina con agua tibia. –   me dijo y lo vi caminar hasta el baño.

Escuche la ducha botar el agua, suspire y me moví poco a poco hasta la horilla de la cama quedando sentada, suspire y mire a Justin quien salía del baño. –   Lo siento por pedirte esto. –   le dije apenada. –   Pero mi madre se a escabullido para dejarnos solos. –   él sonrió. – Ya te eh visto desnuda. –   se encogió de hombros, voltee mis ojos y sonreí.

– Pero esta vez…–  suspire. –   Mejor pon a calentar el agua de la ducha normal. –   le sonreí.

– ¿Por?

– Es que… estoy… aun…–  pensé en cómo decirlo. –   Aun estoy sangrando. –   baje la mirada.

– No te preocupes por eso. –   se fue al baño y cerro la llave de la tina y puso a calentar el agua. –   Es algo que todas las mujeres ven. –   dijo refiriéndose al periodo, asentí sonrojada. –   No seas tonta. –   se acercó a mí.

– Ven, ayúdame a levantarme. –   le dije sonriendo, él se acercó rápidamente a mí y me ayudo, caminamos hasta el baño y allí dentro… nos quedamos un momento en silencio. –   Vamos ayúdame. –   lo anime. –   No es como si no me hubieras visto antes. –   le dije, él sonrió, me ayudo a quitarme la pijama y luego la ropa interior aunque me sentí muy avergonzada al ver que el despegaba la toalla sanitaria de la pantis, me miró con asco en forma de broma, pero eso me hizo reír hasta hacerme doler más el abdomen. Me ayudo a entrar al baño y me metí bajo el agua caliente que caía mientras él quitaba su ropa. Cuando entro lo mire y me sonroje, sonreí y voltee a otro lado.

– No es como si no me hubieras visto antes. –   repitió mis palabras, comencé a reírme.

Él se acercó y sentí sus manos es mi espalda, me estremecí. Él suspiró y me abrazó, beso mi hombro y nos quedamos un momento allí esperando que el agua nos mojara completamente, él se separó de mí y tomo el jabón, comenzó por mi espalda, luego mis brazos y así sucesivamente, no tuvo una erección y tampoco demostró ganas de tenerla, solo estábamos… tomando un baño.

– Listo. –   susurró él cuando terminamos de ducharnos. Fruncí mi ceño por un dolor repentino y me aferre a sus hombros, él tomo mi cadera. –   ¿Qué pasa? –   me dijo. Negué con un movimiento de cabeza, realmente no sabía, lo tome fuerte hasta el punto de clavar mis uñas en su piel. Incline mi rostro hacia el suelo y vi unos coágulos de sangre, abrí mi boca botando mi respiración. Gemí por el dolor que sentía en mí vientre. Justin miro a donde yo miraba. –   Oh por Dios nena, vamos al médico. –   me sostuvo, negué con mi cabeza.

– Debía pasar, el doctor dijo. –   dije con los ojos cerrados mientras pasaba el dolor. –   Debo… acostarme. –   le miré. Él asintió, me vale con agua y luego salimos del baño. Me enrollo en una toalla y se colocó una alrededor de su cadera. Me tomó en sus brazos y me llevo hasta la cama, me dejo allí y fue hasta mi closet, lo mire sin saber qué hacía. –   Toma. –   me entrego mi ropa interior y una toalla sanitaria, arregle todo como iba y luego el me ayudo a colocármela, así mismo fue con la pijama. Luego él fue al baño, y regreso en bóxer, sonreí.

– Puedes pasarme mi cartera. –   le dije sentada en la orilla de la cama, él se volteó y le vi un momento el trasero.

– ¡HEY! –   me pilló, reí y me encogí de hombros. Me entregó mi cartera saqué el tratamiento que había enviado en doctor y la recetas de cómo debía ser, había una para el dolor, saqué la capsula y Justin fue por un vaso de agua, sonreí cuando me entrego el vaso de agua, bebí la capsula y luego le entregué el vaso, él aprovecho de asegurar la puerta del departamento y apagar las luces, cerró la ventana y apago la Tv, yo me acomode en la cama y me acosté, él hizo lo mismo y se metió debajo de las sabanas a mi lado, suspire. –   ¿Quieres que te abrace? –   me pregunto.

Asentí, él se pegó más a mí y me abrazo, suspiro y deposito un beso en mi cabello. –   Justin…–  susurré. Cerré mis ojos.

– Dime. –   dijo él sosteniéndose sobre su brazo y me miro en la oscuridad, aunque las luces de afuera, como la de la luna, alumbraba un poco.

– Bésame. –   dije mirándolo a los ojos, él sonrió, y se inclinó para así depositar sus labios sobre los míos y darme un suave y rico beso. Él se fue a separar y enrolle mis brazos en su cuello, él sonrió.

– Estás loca… puedes provocarme con esos besos y no podemos…


– No seas un idiota y contrólate. –   sonreí, él rió con su rostro metido en mi cuello, me dio un par de besos más y luego se arregló para abrazarme.

domingo, 10 de enero de 2016

CAPITULO 34 -CAPÍTULOS FINALES-

Fui a sentarme en la cama cuando tres golpes sonaron sobre la puerta, fruncí mi ceño, de seguro se le había olvidado algo a Justin, suspiré y me levante, camine hasta la puerta y la abrí. Abrí mis ojos. –   ¿Qué haces aquí? –   fruncí mi ceño al ver a Susana.

–  ¡ERES UNA PERRA! ¡¿CREES QUE NO SE QUE JUSTIN PASO LA NOCHE CONTIGO?!

– Sí, paso la noche aquí. –  dije tranquila encogiéndome de hombros. –  Y te recomiendo que te vayas yendo…–  la mire con rabia. –  No querrás que te rompa la nariz nuevamente ¿o sí?

– VENGO A DECIRTE QUE NO QUIERO QUE TE ACERQUES A ÉL. –  me miro con rabia, sonreí.

– Cariño… él es el que viene hasta acá. –  me encogí de hombros. –  No puedo hacer nada al respecto.

–  ¡ERES UNA MALDITA!

– Gracias. –  sonreí como si me sintiera orgullosa de serlo. Ella gruño y se lanzó hacia mí pero antes de que pudiera tocarme la empuje, tan fuerte que fue a dar al suelo. Escuche la bocina del auto de Lucky y entre al departamento, tome mi celular lo guarde en mi bolsillo y tome las llaves, salí y cerré la puerta con seguro, ella se estaba levantado del suelo me miro con rabia tenia algunas lágrimas en su rostro.

–  ¡ERES UNA PERRA! –  se lanzó otra vez hacía mí. La volví a empujar esta vez más fuerte y la mire cuando se encontraba en el suelo.

– Cariño, un perro nunca deja su hogar así le den comida en la calle. –  le guiñe el ojo y camine hasta las escaleras, vi venir a Lucky y le sonreí.

–  ¡___ CUIDADO! –  gritó él. Abrí mis ojos y me volteé a ver, yo estaba unos escalones abajo, así que ella estiro su pierna proporcionándome una patada en el estómago, grite y caí dando vueltas por las escaleras. –  ¡___! –  vi a Lucky venir hacia mí, me dolía respirar, me dolía todo el cuerpo, Lucky llego a mí. –  ¿Estás bien? –  Me pregunto.

Comencé a llorar cuando sentí un dolor fuerte en vientre. –  EL BEBE. –  dije desesperada tocando mi vientre y llorando. Vi de reojos a Susana correr y montarse en su auto. Mi vientre se sentía como si estuvieran desgarrando la piel del lado de adentro, grité del dolor. Lucky me tomo en sus brazos y me llevo hasta su auto subimos y él puso en marcha el auto a toda velocidad.

–  ¡ESTARÁ TODO BIEN! –  le escuche decir a lo lejos, me sentía aturdida, mire a los lados, las gotas de sudor corrían por mi cara, un dolor de cabeza y todo se colocó borroso. –  ¡YA VAMOS A LLEGAR ___! –  escuche muy lejos, me recosté completa en el asiento de atrás y apreté mi vientre por el dolor.

Desperté sudada en la cama del hospital, fruncí mi ceño, toqué mi vientre que dolía un poco, aun todo se veía borroso, mire mi mano tenía unas vías. –  ___. –  escuche, todo hacía eco, fruncí mi ceño. Me mire, estaba en una bata de paciente, fui a mover mis piernas y sentí un dolor y ardor en mi intimidad. –  ¿Cómo te sientes? –  volví a escuchar, esta vez no hacía casi eco la voz y estaba enfocando más mi vista, mire a mi derecha y veo a Lucky con su nariz roja, sonreí un poco. Él sonrió, y una pequeña lágrima salió de su ojo izquierdo y la seco rápidamente, en ese momento supe que algo pasaba.

–  ¿Qué pasa? –  susurré. –  ¿Está todo bien? –  lo miré.

Su sonrisa desapareció y negó con un movimiento de cabeza y sus lágrimas salieron otra vez. –  Perdiste el bebé. –  tomó mi mano.

– No…–  susurre con un hilo de voz cuando mis lágrimas comenzaron a salir. –  NO…–  alce la voz. –  ¡NO! –  grite llorando y tocando mi vientre. Comencé a moverme hacia todos los lados, ignorando el dolor que sentía en mi cuerpo y en intimidad. Lucky tomo mis brazos. –  ¡NO ES CIERTO! –  lloré.

Él sorbió su nariz. –  Lo siento. –  apretó sus labios. Vi entrar a una enfermera.

– Debes calmarte…–  me dijo ella. –  Colocaré esto para el dolor. –  mostró una inyección y la colocó en la vía que tenía en mi mano izquierda.

Trate de calmarme, continué llorando en silencio. Vi entrar a mi madre corriendo a la habitación. –  ¡MI NIÑA! –  comenzó a llorar y me abrazo, lloré, era lo que necesitaba a mi madre. –  ¿POR QUÉ NO ME HABÍAS CONTADO? –  lloró.

– Lo iba hacer mamá…–  lloré.

– Este chico me avisto… y yo no lo podía creer. –  seco mis lágrimas mientras las de ellas seguían saliendo. –  Estará todo bien mi niña–  negué con un movimiento de cabeza, Lucky salió de la habitación a recibir una llamada. –  Eres joven, puedes intentarlo cuantas veces quieras… lo lograras…–  me dijo ella acariciando mi cabello y depositando un beso en mi frente. Trate de calmarme, lo que mi madre decía tenía razón, pero ya me estaba ilusionando con la idea de ser mamá.

– Fue esa desgraciada mamá. –  sequé mis lágrimas con rabia. Ella me miró sin saber a quién me refería. –  La novia de Justin… ella, fue hasta la casa y me empujo por las escaleras…–  lloré. –  Me las va a pagar esa perra. –  derrame unas lágrimas y las seque con rabia.

Me mantuve quieta, llorar no me ayudaría de nada, y lo que la enfermera había inyectado había calmado mi dolor en mi intimidad. Cerré mis ojos y suspire.

– ___. –  escuche, abrí mis ojos al escuchar su voz.



*FABIANA*

–  ¡NO! –  grite y comencé a llorar, corrí hasta donde estaba Ryan, en la habitación de Justin ayudándolo a empacar.

–  ¡¿QUÉ PASA?! –  salió Ryan corriendo de la habitación para encontrarme en el pasillo.

–  ¡LA MAMÁ DE ___ ME LLAMO!

–  ¿QUÉ PASO? –  salió Justin de la habitación con sus ojos abiertos.

– ___ perdió el bebé. –  dije llorando mientras los miraba a los dos. –  La tiene en el hospital central.
Justin no dijo nada, su cara dejo de mostrar alguna expresión, entro a su habitación y luego salió con las llaves de su auto y su celular en la mano. –  ¡JUSTIN! –  lo llamó Ryan, Justin no le prestó atención y salió de la casa sin cerrar la puerta.



*___.*

– ___. –  escuche, abrí mis ojos al escuchar su voz. Me gire para verlo, Justin estaba en la entrada de la habitación con su rostro pálido y decaído, camino rápidamente hacia mí y me abrazo. No me moví no hice nada.

Él se separó un poco de mí. –  Perdí al bebé. –  dije haciendo puchero y derramando unas lágrimas. Él asintió y comenzó a llorar. –  Lo siento. –  le dije apretando mis labios para no llorar más.

– No lo sientas linda. –  beso mi frente y seco mis lágrimas.

– Dile ___... –  escuche la voz de Lucky, Justin se enderezó y lo miró.

–  ¿Qué? –  Justin lo miró y me miro. –  ¿Qué me vas a decir? –  Se secó sus lágrimas. Mi mamá me tomo la mano y me dio un suave apretón dándome fuerzas.

– Fue Susana…–  lo miré su rostro se tensó.

– ___ iba bajando las escaleras de su departamento y ella le dio una patada en el estómago haciendo que ___ cayera por las escaleras. –  le dijo Lucky, Justin me miro, apreté su mano para que se quedará conmigo.

–  ¡LA MATARÉ! –  gruño Justin, me soltó y sin despedirse o decir algo salió de la habitación llevándose todo por delante, suspiré me sentía preocupada pero no sabía porque.



*JUSTIN*

Baje corriendo del auto y abrí la puerta de la casa con rabia. –  Justin. –  escuche a Fabiana. –  ¿Cómo esta ella?

–  ¿Justin? –  Dijo Ryan, pero continué caminando.

–  ¿Dónde está Susana? –  gruñí.

– En su habitación…–   dijo Fabiana, camine con rabia llevándome todo por delante, abrí la puerta de su habitación ella abrió sus ojos asustada.

–  ¡ERES UNA MALDITA PERRA! –  le grité y la tome por el cuello.

–  ¡JUSTIN! –  chilló ella.

–  ¡ERES UNA HIJA DE PERRA! ¡MATASTE MI HIJO! –  la pegué contra la pared haciendo que golpeara su cabeza.

–  ¡PERDÓN JUSTIN! –  dijo llorando.

–  ¡JUSTIN SUÉLTALA! –  escuche a Khalil. Y me tomó por los brazos.

–  ¡LA VAS A MATAR! –  escuche que dijo Ryan ayudando a Khalil.

–  ¡ESO ES LO QUE QUIERO! –  les grite, la solté para soltarme del agarré de los chicos, empuje  a Khalil que cayó contra una mesa y Ryan cayó sobre la cama. Susana había salido corriendo, pero no duro mucho para que yo la alcanzara, la halé por el brazo y la lancé contra la pared, ella cayo sentada en el suelo llorando. –  ¿CREES QUE ESTOY JUGANDO?

– PERDÓN JUSTIN. –  lloró. –  NO QUERÍA HACERLO. –  chilló.

–  ¡LO HICISTE! –  le grité y volví agarrar su cuello con mi mano la subí arrastrándola por la pared, ella agarraba mi brazo para que la soltará. Presione más su cuello y luego la sacudí contra la pared para que se golpeare nuevamente. –  ¡¿QUÉ PENSABAS QUE HACÍAS?! –  le grite y le di una cachetada. Ella pataleaba y palmeaba mi mano, yo sabía que le faltaba poco para desmayarse o tal vez morirse.

–  ¡JUSTIN! –  gritaron los chicos, Khalil se vino contra mi junto a Ryan.

–  ¡JUSTIN SUÉLTALA! ¡LA VAS A MATAR!

–  ¡ME INTERESA UNA MIERDA! –  la presione más, ella tosía.
Khalil me empujó con fuerza haciéndome tambalearme y soltarla, ella cayó en el suelo arrodillada, gruñí porque Ryan me tenía sujetado junto a Khalil y Chas, pero la mire cuando se estaba levantando y me moví con todas mis fuerzas y alcé mi pierna dándole una patada en el estómago cerca de las costillas. La vi volar un poco antes de caer en el suelo con sus brazos tendidos, y sangre en su nariz y boca, Christian corrió a donde ella estaba y le vi tocar su pulso en el cuello, lo vi relajarse, no la había matado.

–  ¡CÁLMATE! –  me gritó Ryan mientras Chas y Khalil me mantenían agarrado por los brazos.

–  ¡ERA MI HIJO! –  les grité a todos. –  ¡ESA DESGRACIADA LO MATÓ! –  comencé a llorar, y caí al suelo, los chicos soltaron mis brazos sabían que ya mi furia estaba calmada y que me había derrumbado.

Escuche a Fabiana llorando y la mire, ella corrió hacia mí y se lanzó abrazarme, la apreté fuerte, ella era como una hermana, a veces como mi madre, así que su abrazo me estaba calmando más que otra cosa. –  Estará todo bien Broth. –  dijo Ryan palmeando mi hombro. Fabiana se separó de mí y Ryan me dio la mano para ponerme de pie.

– Toma para el dolor de cabeza. –  Christian me entregó una capsula con un vaso de agua. La tome y la metí a mi boca, tome unos tragos de agua y le entregue el vaso.

– Quiero matar esa desgraciada…–  dije llorando.

– Eso no arreglara nada Justin…–  me detuvo Ryan. Mire a Christian y fruncí mi ceño.

– Yo no dije que me dolía la cabeza…–  lo mire.



*FABIANA*

– Yo no dije que me dolía la cabeza…–  dijo él, fue a decir otra cosa pero cayó dormido y Ryan lo sujeto antes de que cayera al suelo. Khalil y Chas lo ayudaron a cargarlo hasta su habitación.

– No debiste darle una de esas pastillas. –  Dijo Ryan cuando regresaba a la sala.

– Estaba muy alterado, por más mierda que sea esa mujer no quiero que él la mate. –  dijo Christian.

–  ¿La defiendes? –  lo mire.

– No, pero no quiero que Justin caiga en la cárcel por matarla. –  dijo mirándome y yéndose a donde estaba ella.

–  ¿Qué haremos con ella? –  preguntó Chas mirando a todos.

– Llevarla a su casa y dejarle una advertencia por si piensa denunciar. –  comentó, los demás asintieron.



*___.*

– Ella deberá tomar este tratamiento por tres días seguidos, para que su vientre se limpie por completo. –  le escuche decir al Doctor cuando salía del baño de la habitación porque me estaba cambiando de ropa. Era de noche, mi madre se había encargado de ir a mi departamento y buscarme un vestido, algo ligero para irme a casa. Suspire y los mire a los tres, Lucky, mi mamá y el Doctor. –  Debes permanecer dos días en reposo para que todo en tu vientre vuelva a su lugar me miro. –  asentí, Lucky me tomo por la mano y luego me rodeo la cintura con su brazo para ayudarme a caminar, cada paso que daba sentía dolor en mi intimidad y mi cuerpo. –  Por la patada y los golpes de la escalera no tuvo fractura alguna, serán solo hematomas. –  le dijo a mi mamá ella asintió. –  Bueno, cualquier novedad… vuelvan a venir. –  sonrió el Doctor.

– Muchas gracias Doctor. –  dijo Lucky con un apretón de mano, el Doctor asintió. Mi madre tomo mi bolso donde estaba la ropa que traía de esta mañana. Salí de la habitación y Lucky se detuvo un momento, fruncí mi ceño. –  Espera acá ya vuelvo. –  dijo, asentí y me quede de pie allí con mi madre. Lo vi casi que corre hacia una habitación y luego de un momento lo vi salir con una silla de ruedas, sonreí, era tan tierno. Suspire. –  Siéntate, te llevare hasta el auto. –  dijo sonriéndome. Mi madre me ayudo a sentarme y Lucky me llevo hasta el auto, mire alrededor un par de veces, o mejor dicho casi siempre di un suspiro de decepción y me resigne a irme al departamento. –  Él no ha venido desde ahora en la mañana. –  me dijo en un susurró, asentí, llegamos al auto y me ayudo a pasarme de la silla de ruedas al auto.

– Fuiste exagerado. –  le dije sonriendo. –  Pude haber caminado eso…–  entre por completo al auto en el asiento de adelante.

– No ibas a poder. –  sonrió. Sonreí y mi madre subió al auto.

– Me quedare esta noche contigo. –  me dijo mi madre, asentí. Fuimos en silencio hasta llegar a la casa.

Lucky bajo del auto y luego como siempre abrió mi puerta, baje y camine lentamente hasta las escaleras, di un suspiro al saber que ahora me tocaría subirlas. Mi madre se apresuró a subir para abrir la puerta. –  Te subiré. –  dijo Lucky, lo mire sin entender, se inclinó un poco y paso su brazo por detrás de mi pierna y luego se enderezo manteniéndome en sus brazos, sonreí. Subió poco a poco las escaleras conmigo en sus brazos luego llegamos  al departamento pasamos y me dejo sobre la cama, asentí ante su mirada de “¿está todo bien?” él respiro profundo y dejo un beso en mi frente sonreí. –  Ya es tarde…–  comentó, asentí. –  Debería irme…–  miro a mi madre y luego a mí. –  Te dejare en buenas manos. –  sonrió.

– Gracias…–  lo mire y tome su mano. –  Gracias por todo.

– No hay de qué. –  sonrió. –  Me estas escribiendo cualquier cosa, si me necesitas en un segundo estaré aquí, ¿okey? –  me miró y asentí sonriendo un poco.

– Okey. –  dije en un suspiró.

– Buenas noches, descansa…–  me dio un beso en la frente.

– Igual, cuídate. –  le sonreí. Se dio la vuelta, le vi despedirse de mi madre y luego salir del departamento. Suspiré, él era tan bueno…

– Justin…–  susurró mi madre. –  Él quizás no sabe que estas acá en casa…–  la mire. –  Le puedo avisar por ti.

– No mamá. –  la mire, ella frunció un poco su ceño. –  Está todo bien así, no importa. –  suspire. –  Ayúdame a cambiarme, me colocare una pijama. –  le dije, ella asintió y busco mi pijama, yo me senté en la orilla de la cama y quite mi vestido con un poco de dolor en el cuerpo. Mi madre me ayudo a colocarme el mono y la camiseta de tirantes, mire al suelo un momento, era extraño como la noche anterior acá mismo Justin estaba sentado mientras sentía los movimientos en mi vientre.

– Acuéstate y descansa…–  dijo mi madre. –  o ¿quieres algo de comer? –  preguntó y asentí sonriendo. –  Te haré un sándwich. –  dijo yendo a la cocina asentí sonriendo.

Me recosté a las almohadas quedando un poco sentada, cerré mis ojos y sequé rápidamente unas lágrimas que venían saliendo. Suspire y trate de no pensar más en lo sucedido. Me mantuve con los ojos cerrados mientras escuchaba las voces de una película que pasaban en la Tv.


Brinque en mi lugar y abrí mis ojos cuando unos golpes se escuchaban sobre la puerta, mi madre termino de colocar el sándwich sobre el plato y me miró con los ojos abiertos, nos mantuvimos en silencio mientras tocaban fuerte y desesperadamente la puerta.

sábado, 9 de enero de 2016

CAPITULO 33 -CAPÍTULOS FINALES-


*JUSTIN*

–   ¡¿Y QUIEN DEMONIOS ERES TU?! –   le grite desesperado al estúpido que no me dejaba a solas con ___.

–  El padre del bebé que ella tendrá. –  me dijo muy calmadamente, mi corazón se detuvo, la miré a ella tratando de ver sus ojos, necesitaba que ella me dijera que eso no era así, ella no pudo haberse entregado a otro hombre que no fuese yo… él puso su brazo por encima de sus hombros y la llevo con él, bajaron las escaleras y se dirigieron al auto que estaba estacionado a la orilla de la calle.

Me mantuve recostado a la pared viendo cómo se iba, el auto tomo rumbo a algún lugar que yo no sabía, muy fácil podía seguirlos pero… debía aclarar mi mente, sentía dolor, tristeza, rabia… no sabía que creer o que pensar, me deje caer poco a poco por la pared hasta llegar al suelo y quedarme allí sentado, sequé unas lágrimas que me traicionaron.

Era imposible que esto estuviera pasando, ella me amaba, ella no podía irse de brazos con otro… ella era mía… golpeé el suelo con mi puño cerrado, y luego di otros golpes seguidos, era un idiota ¡UN TREMENDO IDIOTA! Por haber creído en Susana, por no saber si creer o no creer en ___... Por qué realmente estaba deseando con todo mi corazón que ese bebé fuera mío y no de otro.



*___.*

–  ¿Ves que todo se encuentra bien? –  dije sonriendo de regreso a casa después de pasar todo el día juntos en un parque.

– Me quedare con esta ecografía. –  dijo sonriendo.

– No te encariñes tan rápido. –  dije riendo.

– No será mío pero…–  suspiró. –  ya me siento papá. –  dijo y rió.

– Lo sé. –  suspire. –  esa sensación se da al ver la ecografía en vivo. –  reímos juntos.

– Lo importante es que los dos estén bien. –  dijo y me guiño, sonreí y asentí. –  Me preguntaba si…–  suspiró. –  Olvídalo.

– No, dime. –  dije queriendo saber de qué se trataba.

– Olvídalo ___. –  dijo sonriendo.

– No lo haré. –  dije y cruce mis brazos.

– No lo sabrás igual.

– Recuerda que estoy embarazada. –  dije sonriendo. –  Debes decirme todo.

–  ¡Por Dios! –  dijo y comenzó a reír. –  No puedo creer que hayas utilizado ese pretexto. –  continuó riendo. Reí.

– Anda… vamos, dime. –  insistí.

– Bueno. –  suspiró. –  Me preguntaba si podíamos pasar Nochebuena juntos. –  dijo y tenso su mandíbula.

– No. –  dije mirándolo sería.

– Bueno yo…

–  ¡MENTIRA! –  dije riendo. –  Por supuesto que sí. –  palmeé su hombro. –  No tengo con quien pasarla, estaba esperando que dijeras eso. –  dije riendo.

–  ¿En serio?

– Bueno, mi madre me había dicho que si no tenía con quien pasarla fuera hasta su casa…–  lo mire. –  Pero tenía esperanza de tener otra cosa que hacer.

– Bueno. –  sonrió. –  Veré que planeare para Nochebuena. –  dijo y detuvo el auto, ya estábamos en casa. –  ¿O ya tienes algo planeado? –  me preguntó.

– Oh no, no, por supuesto que no, piensa, y dime que quieres que hagamos luego. –  dije sonriendo.

– Perfecto. –  dijo él sonriendo. Bajo del auto paso por al frente y luego abrió mi puerta, sonreí. –  No podré venir más tarde. –  me sonrió. –  Pero escribe cualquier cosa, ya es de noche y quede en una cena con unos amigos ya sabes de

– Hey. –  lo interrumpí. –  No me des explicaciones. –  sonreí. Él sonrió asintiendo. –  Gracias por hoy. –  dije.

– De nada. –  suspiró. –  ¿Te veré mañana? –  me miró a los ojos.

– Claro. –  me encogí de hombros inconscientemente.

– Hasta entonces. –  saco la manos de sus bolsillos y tomo mis brazos, me puse nerviosa, pensé que me besaría. –  Buenas Noche Señorita Jess. –  sonrió. Sonreí sonrojándome, él se inclinó y deposito un suave beso en mi mejilla. Se separó, asentí y di unos pasos hacia atrás, él comenzó a caminar hasta la puerta de su auto y yo camine hasta el comienzo de las escaleras que daban con la entrada de mi departamento. Él termino de subir a su auto y yo subí las escaleras, llegue al pasillo que a unos escasos metros daba con la puerta de mi departamento, pero cuando enfoqué la mirada no podía creer lo que estaba viendo.

Abrí mi boca soltando el aliento. Camine despacio y poco a poco parpadeé un par de veces, esto no podía ser, no… podía creerlo. Llegue hasta mi puerta y me detuve a mirarlo, mi corazón trataba de dar vuelta y hacerme compadecer de él, me coloque de cuclillas y vi el rostro de Justin, caía hacia un lado, sus ojos estaban cerrados, veía algunas ojeras… suspiré, vi una de sus mejillas húmedas, no pude evitar derramar una por él, la sequé rápidamente y me enderece, lo mire, de seguro se había quedado dormido allí esperando. Estaba en el suelo con una pierna estirada y otra doblada, su espalda descansando sobre la pared, sus brazos cruzados frente a su pecho. Apreté mis labios y abrí la puerta de mi departamento y entre, cerré la puerta tras de mí.

Realmente se lo merecía por ser tan imbécil, mi cuerpo se estremeció y unas lágrimas cayeron ¿por qué no podía ser fuerte frente a él? ¿Por qué no podía ser cruel? Lo amaba, y odiaba eso, porque yo no podía dejar de amarlo de un día a otro, no podía dejar de quererlo así de la nada, porque fuera lo que fuera, me sería difícil sacarlo por completo de mi corazón.

–  ¡JODER! –  chille contra mi almohada cuando me sentía mal por dejarlo allí afuera. Habían pasado solo tres horas desde que llegué a casa. Golpeé mi cama y gruñí. –  ¡QUE ESTÚPIDA ERES! –  me dije a mi misma, me senté en la cama enfadada conmigo misma, aun no me había cambiado de ropa, mantenía mi sobretodo puesto, mis zapatos, todo. Así que mire a mi alrededor, tome una almohada y un cobertor, camine de mala gana hasta la puerta, abrí de mala gana haciendo un poco de ruido y viéndolo a él levantar su rostro con sus ojos entrecerrados, la furia desapareció, no del todo pero se calmó, era débil frente a él, fruncí mi ceño. Tire sobre sus piernas el cobertor junto la almohada. –  Por si te vas a quedar allí toda la noche. –  dije y cerré la puerta para no verlo más.

–  ¡___ ESPERA! –  escuche que dijo. Me mantuve pegada de espaldas sobre la puerta, mordí mi labio para no ser tan débil. –  Te estaba esperando. –  susurró. Escuche un golpe suave sobre la puerta, su frente. –  No me iré de acá hasta no hablar contigo. –  escuche que sorbió su nariz. –  Necesitamos hablar, necesitamos arreglar esto. –  volvió a golpear suave la puerta. –  No dejes que esto se vaya por la borda.

Abrí la puerta y casi él se me viene encima porque se encontraba apoyado sobre la puerta, él abrió sus ojos por la sorpresa. –  ¡YO NO TIRE ESTO POR LA BORDA! ¡FUISTE TU AL DECIDIR QUEDARTE ESA NOCHE ALLÁ Y ROMPER LA PROMESA DE REGRESAR ESA MISMA TARDE! –  dije furiosa y sequé con rabia mi mejilla.

– ___... –  susurró.

–  ¡¿NO LO VES?! –  golpeé la pared con la palma de mi mano. –  ¿CUÁNTO MÁS NECESITAS PARA SABER TODO EL DAÑO QUE ME HACES? ¡ME  JODES JUSTIN! ¡ME JODES HASTA LA MIERDA! ¡ME HUNDISTE EN TODA TU MIERDA Y ME DEJASTE AHÍ! –  mi puños se fueron contra su pecho. Él tomo mis manos y yo gruñía de la rabia. Me llevo hacia adentro del departamento y metió con él la almohada y el cobertor. Lo vi cerrar la puerta con seguro y mirarme un poco preocupado.

– Lo siento ___... –  tragó saliva.

–  ¡SIENTES UN COÑO! –  dije y gemí. –  ¡¿PUEDES SENTIR MI CORAZÓN EN ESTOS MOMENTOS?! –  Lloré. –  ¡¿CREES QUE TODA ESTA MIERDA ME HACE SENTIR BIEN!? –  grité con dolor en mi garganta. –  ¡ERES UN IMBECIL! –  lo empuje en su pecho. Él se quedó quieto, esta vez no agarro mis manos. –  ¡ME ARRASTRAS CONTIGO A TU INFIERNO! –  golpeé esta vez con los puños su pecho. –  ¡¿Y SABES QUE?! –  lo mire a los ojos. –  ¡NO QUIERO ESTAR MAS EN TU VIDA! ¡NO TE QUIERO EN MI VIDA! ¡PROMETI NUNCA IRME DE TU LADO! ¡¿ADIVINA QUÉ?! ¡PUES IGUAL QUE TU ROMPO ESA PROMESA! ¡ME LARGARÉ JUSTIN! –  no deje de golpear su pecho. –  ¡DESEARÍA NUNCA HABER IDO A ESA MALDITA FIESTA DONDE TE VI POR PRIMERA VEZ! –  grite llorando, sentía mi pecho lleno de presión a punto de explotar.

– No digas eso. –  negó él con un movimiento de cabeza.

–  ¡DIGO LO QUE QUIERO! ¡ESTOY HARTA! ¡ESTOY HARTA DE TI! ¡DE TU MIERDA! ¡DE TUS PROBLEMAS! ¡¿CREES QUE NO TENGO PROBLEMAS?! –  lloré. –  ¡ESTOY EMBARAZADA! ¡Y ES UNA PORQUERÍA! ¡NO QUIERO! ¡NO QUIERO TENERLO!

–  ¡PERO ESE NIÑO ES MIO TAMBIEN! ¡NO PUEDES DECIDIR SOBRE ESO TU SOLA! –  me dijo alzando su voz y haciendo puchero con rabia.

–  ¡¿AHORA SI LO ES?! –  reí con ironía. –  PENSE QUE TU NOVIESITA TE HABIA DICHO QUE ES DE OTRO. –  lo mire a los ojos con rabia. –  ESTE BEBE. –  toqué mi vientre. –  NO ES TUYO. –  dije lentamente mirándolo a los ojos.

–  ¿ES CIERTO? –  me miro, vi su corazón romperse frente a mí, sus ojos se oscurecieron.

–  ¡POR DIOS! –  bufé. –  ¡LO ESCUCHASTE ESTA MISMA MAÑANA DE SU BOCA!

– ___ dime la verdad…–  pronunció en voz baja.

–  ¡ES LA VERDAD! –  sequé mis mejillas.

–  ¿Por qué no puedo creerlo? –  me preguntó, sus ojos estaban vidriosos, tragué saliva.

– No te costó mucho hacerlo cuando ella te lo dijo. –  dije y me di la vuelta para no mirarle y dirigirme a mi closet.

– No le creí, solo me confundió…–  susurró detrás de mí.

– Me acosté con él por despecho. –  me di  la vuelta para mirarlo, él se detuvo con sus ojos abierto. –  ¿Feliz? –  lo mire a los ojos esta vez sin derramar ninguna lágrima. –  Este bebe no es tuyo Bieber. –  pronuncie lentamente mirándolo a los ojos.

– Tú no hiciste eso. –  comenzó a llorar. –  No lo hiciste. –  dio unos pasos hacia atrás, lo había herido por completo mis ojos se colocaron vidriosos y mi furia seso. –  No. –  escuche su dolor desgarrar su voz. Tragué grueso manteniéndome quieta donde estaba. –  Tú…–  susurró. Llego a las sillas que estaba alrededor de la mesa en la cocina. Se sentó mirando a la nada. –  Tú eras mía…–  decía sin mirarme, toco su pecho. –  Tú eres mía ___... –  me miró un momento, tense mi mandíbula para no derrumbarme junto a él. –  Yo, realmente quería que ese bebe fuera mío, algo que nos uniría de por vida…–  bajo la mirada al suelo mientras lloraba. –  No hiciste eso. –  negaba con un movimiento de cabeza. Mi corazón se rompía al verle así, pero necesitaba que él se sintiera un poco como yo me sentía por dentro. –  No hiciste eso. –  decía, tratando de convencerse más a él que a mí. –  ¡NO! –  gritó dando con su puño un golpe sobre la mesa y haciéndome brincar en mi lugar. –  ¡NO! –  volvió a gritar y al mismo tiempo dando otro golpe. Me miró, mi piel se erizo, una sensación de miedo me invadió el cuerpo. –  ¡TU NO HICISTE ESO! –  se puso de pie y camino hacia mí.

–  ¡ALEJATE! –  le grité asustada.

–  ¡TU NO TE ACOSTASTE CON ÉL! –  dijo llorando y tomándome por los brazos. –  ¡NO LO HICISTE! –  me sacudió.

–  ¡JUSTIN! –  grité asustada, momentos antes había dicho que no quería estar embarazada, pero en estos momentos me preocupaba que me lastimara a mí o al bebe.

–  ¡DIME QUE NO FUE ASÍ! –  gruño y apretó su agarre en mis brazos.

–  ¡ME ESTAS LASTIMANDO! –  le grite mientras comenzaba a llorar asustada. Él abrió sus ojos y me soltó, caí al suelo y de rodillas fui hasta cerca de la puerta. Me coloque de pie y al tratar de abrir no recordaba que él había pasado seguro. Me mataría aquí mismo. Pensé mientras comencé a llorar desesperada.

– ___, mírame. –  dijo llegando a donde yo estaba, me gire para verle y asegurarme de que no se acercara a mí. –  No quiero lastimarte. –  él continuaba llorando. –  Dime que no es cierto nada de esto…–  gimió, yo no lloraba, ya él se había calmado.

– Lo único que te puedo decir es que él bebe no es tuyo. –  dije sin mirarlo. Él cerró su mano en un puño y golpeo la pared detrás de mí. Dejo allí su mano y su brazo estaba cerca de mí. Comencé a temblar.

Tomó mi rostro entre sus manos mientras lloraba y trataba de calmarse. Baje la mirada. –  Dímelo mirándome a los ojos y te dejare en paz. –  susurró pegando su frente contra la mía, mis lágrimas me traicionaron y humedecieron mis mejillas. –  Dímelo y me borró de tu mapa ___... –  insistió, su voz era ronca, su dolor salía en cada palabra. –  ¿Te acostaste con él? –  peguntó a duras penas, no lo mire a los ojos, no respondí. –  Dime.

– Lo hice Justin. –  traté de no llorar, yo misma lo estaba echando de mi vida con una mentira.

– No…–  susurró. –  Mírame, mírame a los ojos y dímelo. –  alzó mi rostro y me obligó a mirarlo, apreté mis labios intentando no romper en llanto y derrumbarme ante él que posiblemente era mi todo. –  Dímelo ___, y Justin Bieber desaparecerá de tu vida como si jamás lo hubieses conocido. –  vi su lágrima caer por su mejilla. –  Dímelo. –  insistió, esta vez un río inundó sus mejillas. –  Anda dímelo. –  su voz era más ronca y su dolor estaba en todos lados, en su mirada podía ver lo que sufría, aunque no era más que mi sufrimiento. –  ¿Lo hiciste? ¿Te entregaste a él? –  preguntó nuevamente, me dolía verle así, y cedí estúpidamente mientras miraba sus ojos.

Negué con un movimiento de cabeza y las mejillas húmedas. –  No. –  susurré.

Él comenzó a llorar más, su mano se fue hasta atrás de mi cabeza y me apretó a él, me abrazo, gemía, como si su dolor fuera muy grande, como si alguien se hubiese muerto. Yo me sentía mal por él, pero mal por mí, me había vuelto vulnerable otra vez ante él. –  Lo siento nena. –  pronunció llorando y aferrándose a mí. –  Perdóname por ser un maldito imbécil. –  gimió. Guarde silencio mientras evitaba llorar más. Se separó un poco de mí para mirarme a los ojos. –  ¿Me perdonas?

– Justin…

– Seré lo mejor, esta vez lo haré…

– Terminaras en sus brazos…–  dije sin ánimo de volver a una relación con él. –  Y aunque tú digas que no será así…–  respire profundo. –  No puedo volver contigo…

–  ¿Lo quieres?

– Me has lastimado demasiado. –  baje la mirada y me aleje de él. –  Aun mantengo en pie la idea de darme una oportunidad con él…

– Pero me amas…

– Lo hago. –  acepté. –  Pero no puedo permitir que llegues cuantas veces quieras. –  comencé a llorar. –  Me lastimes y te marches…–  trague saliva. –  Quiero querer a alguien más, quiero sentirme bien, no por unos días o unas semanas, quiero ser feliz por más de un mes o tres meses…

–  ¿Entonces si te perdí? –  me miró con las lágrimas saliendo de sus ojos. Me limite a no decir nada sino encogerme de hombros. –  Podemos con esto ___... puedo hacerte feliz por más de tres meses si me lo propongo. –  seco su mejilla pero sus lágrimas continuaban saliendo. –  Tu eres mi vida ___... –  Baje la mirada y no dije nada. –  Podemos irnos ahora mismo de este país, podemos ir a otro lado del mundo, alejarnos de esto, de las cosas que nos afectan…–  sonreí sin animo. –  Hagámoslo nena…

– Ya hable con él. –  lo miré, sabía que me refería a Lucky. –  Él ha aceptado… ser el padre del bebé…

–  ¡NO DEJARE QUE OTRO CUIDE A MI HIJO! –  alzó la voz. –  ¡NINGUN OTRO QUE NO SEA YO! ¡POR DIOS ___ SOY SU PADRE! –  rompió en llanto y cayó de rodillas frente a mí. –  No me apartes de él… si quieres… te puedo dejar, aunque me duela en mi alma pero no me apartes de él también…

–  ¡Justin no lo entiendes!

–  ¡¿QUE NO ENTIENDO?! –  se puso de pie nuevamente. –  ¡¿EL HECHO DE QUE ESTAS TAN MOLESTA QUE TOMAS DECICIONES ERRADAS?! –  secó sus mejillas. –  ¡ESTOY AQUÍ ROGANDOTE PORQUE TE AMO! ¿Eso no significa nada para ti? –  me miro a los ojos.

– Él se ha encariñado Justin. –  sonreí nuevamente sin ánimos. –  Se ha comportado como un padre para el bebé.

–  ¡¿CREES QUE NO QUIERO DARLE MI AMOR Y MI VIDA A ESE BEBÉ?! –  dijo alzando su vos. –  ¡ESTOY AQUÍ POR USTEDES DOS! ¡LOS AMO! ¡LOS QUIERO EN MI VIDA! –  sus ojos estaban traicionándolo con derramar lágrimas. –  Sabes que eres lo único que tengo…–  bajo su voz. –  Los chicos son mis hermanos… pero tú… tú eres mi vida, ustedes lo son. –  dio un paso hacia adelante y colocó su mano en mi vientre, me tomó por sorpresa y me quede paralizada. –  Nena, dame la oportunidad…–  me miro a los ojos. –  Estás muy molesta y lo entiendo. –  sorbió su nariz. –  Pero danos la oportunidad de estar los tres juntos. –  di un paso hacia atrás, estaba a punto de ceder, no podía ser tan estúpida. Él dio el paso hacia mí quedando cerca otra vez.

– Creo que es tarde. –  dije con la mirada abajo. –  Puedes quedarte y dormir en el diván si quieres. –  me di la vuelta y me dirigí al baño, cerré la puerta y comencé a caminar de un lado a otro sin saber qué hacer. Tome mi cabello y suspiré, trate de calmarme, era una decisión errada, lo sabía, pero quería dejar de sufrir. Baje la tapa del inodoro y me senté allí, mordí mis labios pensando que podía hacer, dejar que se quedará en mi vida… o darme la oportunidad de querer  a otra persona.

Quite mi ropa y deje todo en el cesto de ropa sucia, colgué mi sobre todo en un gancho dentro del baño y tome mi pijama, un mono y una camiseta de tirantes. Recogí mi cabello en un moño desordenado y salí del baño. Todo estaba en silencio, Justin estaba sentado en la orilla de mi cama, tragué saliva, él se giró un poco para verme, sonrió sin ganas, yo hice una mueca. Su mirada viajo hasta mi vientre, sus ojos brillaron al ver el pequeño bulto allí, me cubrí y me di la espalda arregle las sábanas de la cama y me metí en ellas. –  ___... –  Susurró. Cerré mis ojos, estaba a punto de ceder completamente si él decía algo más que llegara a mi corazón. Le vi levantarse, dirigirse hasta quedar frente de mí y sentarse en el suelo dejando su espalda recostada a la cama y por ende dándome la espalda a mí. –  ¿Por qué me dijiste eso? ¿Por qué dijiste que te habías acostado con él?

– Quería que supieras cuanto duele que la persona que amas se entregue a otra…–  le respondí y me mantuve mirando sus cabellera clara.

– Duele, él solo pensarlo

– Imagínate verlo. –  le interrumpí.

– Perdóname. –  volvió a decir. –  Quiero hacer las cosas bien. –  suspiró. –  Ese día no supe como termine allí…

– Igual estuviste con ella ¿sabes? Me quede esperándote. –  sonreí con mis ojos vidriosos. –  No fue nada lindo saber que no vendrías y luego enterarme que estabas con ella.

– Quiero tener una familia contigo ___. –  pronunció, abrí mis ojos un poco. –  Estoy ilusionado con la idea de ser papá. –  sorbió su nariz, estaba llorando. –  Estoy ilusionado con vivir contigo el resto de mi vida… deseo ser ese hombre que te haga feliz, no tres meses sino más, ser esa persona que estará contigo, en las buenas y en las malas…–  guardo silencio un momento y continuó. –  Este bebe nos une ___... –  escuche su aliento salir. –  Déjame estar con ustedes…–  se volteó para mirarme, apreté mis labios, había dado en el clavo.

–  ¿Quieres sentir? –  le pregunte y me desarrope mostrando mi vientre. Sus ojos brillaron, tragué saliva y me maldije por ser tan estúpida y vulnerable con él. Él asintió y emocionado se colocó de pie y se sentó en la orilla de la cama, extendió su mano y yo la tomé la coloqué en el lugar donde se movía, apreté mis labios cuando sentí el tacto de mano. Me mantuve un momento quieta, no había movimientos, hasta que sucedió, una pequeña ola haciendo mover mi vientre como el mar y los ojos de Justin se llenaron de lágrimas. Tense mi mandíbula para no llorar aunque mis lágrimas amenazaban con salir.

–  ¿Sabes que sexo es? –  me miro con sus ojos brillosos.

Reí mientras negaba con un movimiento de cabeza. –  Esta muy pequeño…–  suspiré.

– Quiero que sea una niña. –  sonrió, hice una mueca parecida a una sonrisa. –  Que sea igual de hermosa que tu…

– Y tenga chicos a su alrededor peleándose por ella…

– Mejor que sea un niño. –  dijo mientras sorbía su nariz y limpiaba su rostro de las lágrimas. Sonreí.

– Que sea un policía…–  dije para molestarlo, sabía que Justin odiaba a todo aquel que fuer oficial policial.

– Mejor que sea niña y yo me la veo con esos chicos. –  sonrió mirándome a los ojos. Desvié la mirada, si lo miraba en este momento terminaría enamorándome de él, más. –  Te amo ___... realmente quiero que estés conmigo siempre…–  me mantuve en silencio. El vientre se volvió a mover y él se quedó en silencio, vi sus lágrimas recorrer sus mejillas, sonreí con lastima.

– Asegúrate de que alguien me golpee por volver a caer en tus brazos y tú me lastimes. –  dije dándome por vencida ante él, él sonrió y sorbió su nariz.

– Golpeare al que trate de intervenir en esto para evitar que tú misma te golpees. –  sonrió sin animo.

– Ven acá Bieber. –  lo llamé hacia mí y sonreí, sus ojos tenían más brillo, tome su camiseta y lo halé hacia mí, él se detuvo un momento antes de besarme.

–  ¿Me has perdonado?

–  ¿Qué crees tú? –  susurré. Él sonrió y su mano dejo de estar en mi vientre y subió a mi cuello, su dedo pulgar acariciaba mi mejilla mientras me besaba, enrolle mis brazos alrededor de su cuello y continué besándolo sin despegar sus labios de los míos se acomodó encima de mí, comenzó a besar y cuello y comencé a reírme porque me ocasionaba cosquillas. Sus manos se fueron por mi abdomen y tomaron mi cadera, rió, por alguna razón nos estábamos riendo de todo. Él fue a levantar mi camisa. –  ¡ESPERA! –  dije y lo empuje quitándolo de encima de mí, tape mi boca y salí corriendo al baño cerrando o tirando la puerta tras de mí, me coloqué de rodillas frente al inodoro para comenzar a vomitar.

–  ¿ESTAS BIEN? –  escuche. –  ¿Nena? –  la puerta del baño se abrió. –  Oh Dios…–  llegó a mí y apartó el cabello de mi cara. Termine de vomitar y baje la tapa del inodoro luego apreté el botón del agua para que bajara todo, descanse mi frente sobre mi brazo, suspire. –  ¿Te encuentras bien?

– No debiste ver eso. –  le dije y me coloqué de pie con su ayuda fui hasta el lavabo, enjuague mi boca, cepille mis dientes. –  Creo que deberíamos dormir. –  dije con un cansancio repentino.

– Vamos. –  colocó su mano en mi espalda y me guió hasta la cama, subí y entre bajo las sabanas. Él se dirigió al diván

– Ven acá. –  dije palmeando la cama, él sonrió. Tomo el cobertor y la almohada, dejo el cobertor en la orilla de la cama y acomodo la almohada, se metió bajo la sábana y me coloqué de espaldas a él para que me abrazara, suspiré enrollada en sus brazos y cerré los ojos quedando derrotada frente al sueño.



La alarma de mi celular sonó y brinque en la cama, abrí mis ojos, mire a mi alrededor no estaba, Justin no estaba, fruncí el ceño y me senté, tome mi celular 8:15am, tenía planeado ir con Lucky a comprar unas vitaminas que el Doctor había enviado para los meses del embarazo.  La puerta del baño se abrió revelando la imagen de Justin que me sonreí, le devolví una pequeña sonrisa. –  Te has despertado temprano…–  comentó.

– Tengo algunas cosas que hacer

–  ¿Puedo acompañarte?

– Iré con Lucky…–  me levante de la cama y me dirigí al baño.

–  ¿Debo aceptarlo, cierto?

–  ¿El qué?

– No dejaras de verlo, aun no me has perdonado por completo. –  le escuche decir desde afuera.

– Estas a prueba. –  sonreí porque él no me veía. Abrí la ducha, me bañe, lave mis dientes, sequé mi cabello y salí enrollada en una toalla. Tome unos jeans claros del closet, una camiseta fresca y mi ropa interior, fui al baño, me vestí y salí, él permanecía sentado en el diván, quieto sin decir o hacer nada. Tome unas sandalias bajitas y me las coloque. Fui a la cocina prepare unas tortillas rápidamente, una para mí y tres para Justin. –  Ven. –  le llame y me senté en la mesa, él no decía nada, sabía que no le gustaba la idea de que yo continuara con Lucky, pero no podía botar a Lucky cuando él era quien me había apoyado todo este tiempo.

Terminamos de comer y lave los platos y los vasos. –  ___... –  susurró, lo miré. –  ¿Aun me amas? –  me preguntó mirándome a los ojos, sonreí un poco.

– Lo hago. –  me encogí de hombros, él sonrió un poco.

– Yo también te amo y demasiado…–  sonrió. Me acerqué a él y le di un pequeño beso, él dejo caer sus manos en el centro de mi espalda y me mantuvo allí con él, lo abrace y él soltó un suspiro, se estaba aliviando. –  Todo estará bien. –  comentó y deposito un beso en mi hombro, asentí. Me separó un poco de mí. –  Iré a la casa de los chicos a sacar todas mis cosas y la llevare a mi casa…–  asentí. –  No quiero tener ningún otro problema contigo nena…–  me miró a los ojos.

– Está bien. –  acaricie su nuca. –  Ve tranquilo…–  suspiré. Él sonrió y me dio otro beso esta vez emocionado. –  Anda ve…–  sonreí y lo acompañe a la puerta, la abrí y él salió, antes de irse se devolvió y me dio otro beso, reí. –  Estás loco. –  dije riendo.

– Por ti. –  grito cuando iba bajando las escaleras.

Suspiré y cerré la puerta tras de mí. Fui hasta la cama y la arregle, arregle cualquier otra cosa desordenada. Mi celular sonó y conteste la llamada que decía que era Lucky. –  ¿Hola?

– Hola linda, ¿Estás lista?

– Sí, claro.

– Ya voy a llegar.

– Te espero. –  colgué.


Fui a sentarme en la cama cuando tres golpes sonaron sobre la puerta, fruncí mi ceño, de seguro se le había olvidado algo a Justin, suspiré y me levante, camine hasta la puerta y la abrí. Abrí mis ojos. –  ¿Qué haces aquí? –  fruncí mi ceño.